lunes, 30 de agosto de 2021

LA GLORIOSA.

 


LA GLORIOSA

 

            En la segunda mitad del siglo XIX Alacant ya era una ciudad importante. En 1877 tenía 35.000 habitantes y al finalizar el siglo, 50.000. Nos dice don Nicasio Camilo Jover que sus calles céntricas estaban adoquinadas. Había alumbrado de gas. Contaba con 3.900 edificios, 6 iglesias, un instituto de 2ª Enseñanza, catorce escuelas, un observatorio astronómico, una biblioteca pública, un teatro, dos cuarteles, dos hospitales, una casa de expósitos y maternidad, una fábrica de cigarros donde trabajan más de 4.000 mujeres, una casa de baños, una plaza de toros, un trinquete, tres paseos “lindísimos”, siete fuentes monumentales y nueve de vecindad, tres fondas, numerosas casas de huéspedes, un casino, seis cafés, dos molinos harineros a vapor, dos litografías, cinco imprentas, tres gabinetes fotográficos, una fábrica de nitrato de potasa, otra de espejos, una fundición de hierro, una aserrería, varios comercios de quincalla y bisutería, tiendas de modas, talleres de varias industrias, almacenes de muebles de lujo, fábricas de curtidos, alfarerías, el ferrocarril, el muelle que se internaba ya 625 metros en el mar, estaciones telegráficas, varios periódicos, una sucursal del Banco de España, consulados, aduana, y en verano numerosos viajeros que acudían a sus playas y encontraban en la bahía siete cómodos establecimientos de baños.

            Se cuenta que el famoso escritor danés Hans Christian Andersen pasó por Alacant y se hospedó en la  Fonda del Bossío, frente al Teatro Principal, desde donde podía oír “el reflujo del mar” en “una noche de verano como no la había experimentado nunca”.

            Las viejas murallas iban siendo derribadas, dando lugar a la posibilidad de crear nuevos barrios, como San Blas y Benalúa, y el puerto iba creciendo con la prolongación del muelle de levante y la construcción de un contramuelle, separado de éste por una bocana; y ya se pensaba en construir un segundo muelle de levante que cerrase y protegiese definitivamente la instalación y diese un mayor calado a los atraques de grandes barcos.

            En 1861, Narcis Monturiol probaba en nuestro puerto, ante las autoridades del Gobierno, su submarino Ictíneo, 8 años antes de que Julio Verne publicara su novela “20.000 leguas de viaje submarino”.

            Instituciones importantes que aún hoy perviven fueron el Ateneo y  la Logia Masónica Constante Alona. Florecieron partidos políticos, como el Demócrata, de Eleuterio Maisonnave y Aureliano Ibarra; incipientes sindicatos y mutualidades obreras; nuevas ideas que anunciaban el fin del régimen personificado en doña Isabel II, que se defendía con la represión de conocidos liberales, como Tomás España y Aureliano Ibarra, encarcelados por sus opiniones.

            Y al fin, el 18 de septiembre de 1868 estalló la revolución conocida como La Gloriosa, que empezó con el pronunciamiento de la Armada en Cádiz. En Alacant hubo un intento de levantamiento el día 21 con la construcción de barricadas frente al Teatro Principal, que fue sofocado rápidamente por el ejército en un breve tiroteo; pero el 29, al conocerse la victoria revolucionaria en la batalla del Puente de Alcolea, huyó el Gobernador Civil y el Ayuntamiento, de color conservador, cedía sus poderes a una Junta Revolucionaria provisional, mientras de Madrid llegaba la noticia: la Reina había marchado al exilio. Y los revolucionarios, capitaneados por el general Prim, se apresuraron en buscar un nuevo rey democrático para España; y lo encontraron en la persona del príncipe italiano Amadeo de Saboya. Amadeo I sería un buen rey, cargado de buena voluntad, pero su reinado se inició en circunstancias trágicas: Cuando llegó a España no estaba su amigo el general Prim para darle la bienvenida, pues acababa de ser asesinado.

Alicante, con el resto de España, veía con cierta esperanza, no exenta de temores, cómo nuestro país entraba en una nueva era. ¿Acabaría triunfando la Democracia?

domingo, 29 de agosto de 2021

TIEMPO SALVAJE.

 

Ayer, día 28 de agosto de 2021, el diario INFORMACIÓN de Alicante, me ha publicado este escrito de opinión en su sección de Cartas de los Lectores.

 

TIEMPO SALVAJE

 

            Un hombre riñe con su esposa y se venga asesinando al hijo común, un niño inocente, de dos años de edad. Varios “tíos muy machotes” discuten con un muchacho y entre todos lo matan a palos al grito de “¡Maricón!”. Otra pandilla se sienta a consumir en la terraza de un bar, después intentan largarse sin pagar, el dueño los persigue reclamando el pago de la cuenta y acaba en el hospital lleno de golpes y heridas. Los talibanes se hacen dueños de Afganistán, sembrando el terror y sojuzgando a las mujeres, ponen un plazo improrrogable hasta final de agosto para abandonar el país a los soldados y funcionarios occidentales, que intentan llevarse también a sus colaboradores locales, pero una facción islamista todavía más bestia, pone dos bombas suicidas entre la multitud que intenta huir y mata a un considerable grupo de fugitivos, soldados americanos e incluso, se dice, algún talibán. En Colombia, bajo las mafias del narcotráfico, no se puede vivir. La Manga del Mar Menor se llena de peces muertos, envenenados por la agricultura industrial de tierra adentro. El Capitalismo está acabando con el clima y huracanes, inundaciones y sequías acaban con la vida plácida de los Homo Sapiens que han dado al dinero la categoría de deidad. ¿Adónde vamos? ¿Nos estamos suicidando? Mientras los clubes de futbol fichan a los virtuosos del balón por cientos de millones de euros. ¡Estamos locos!

 

                                                                                  Miguel Ángel Pérez Oca

                                                                                 

martes, 24 de agosto de 2021

LA REINA VIENE EN TREN.

 


EL TREN DE LA REINA.

 

            Nuestro poeta Vila y Blanco describe así la llegada a Alacant del primer tren procedente de Madrid, en el que viajaba el marqués de Salamanca, artífice del grandioso proyecto, acompañado de notables, periodistas y señoras de la alta sociedad madrileña: “Alicante vio aproximarse por primera vez a sus muros, precedidas de una airosa columna de vapor blanco, aquellas máquinas vivientes, sin que nadie, al parecer, les diera impulso, encadenadas unas a otras, deslizándose rápidas sobre la vía, y asemejándose por sus ondulaciones a una serpiente que de vez en cuando rasgaba el viento con silbidos agudos…” Fue el 4 de enero de 1858 y este tren inaugural había tardado tan solo 17 horas en ir desde la Capital del Reino hasta nuestra ciudad.

            La inauguración oficial de la línea férrea, con la Familia Real a bordo, se haría el 25 de mayo y a doña Isabel II la acompañaban su esposo don Francisco de Asís y el Príncipe de Asturias, futuro Alfonso XII. Alacant se había engalanado para el acontecimiento con profusión de gallardetes, colgaduras, guirnaldas, tronos, arcos de triunfo y demás pompas. Esperaban en el andén de la estación el Obispo de pontifical, el clero en pleno con sus mejores galas, maceros, timbaleros y clarines, militares con uniforme de gala, ediles de etiqueta, financieros fumando puros, cañonazos de ordenanza, campanas al vuelo, etc. etc. etc.

            Ante la entrada de la iglesia de San Nicolás, la Reina y su familia se arrodillaron sobre almohadones de terciopelo delante del abad que, vestido con capa pluvial, les dio a besar una cruz. Tras hacerlo, la Reina le dijo al abad: “Désela también a besar al niño”, refiriéndose al Príncipe, a la vez que lo hacía el endeble don Francisco de Asís; lo que dio lugar a jugosos y discretos comentarios. Después entraron en el templo bajo palio “cuyas varas llevaban ocho canónigos”.

            Durante su estancia en Alacant, la Familia Real moró en el edificio del Ayuntamiento, cuyo salón principal se había habilitado al efecto. Y cuando la Reina se asomó al balcón consistorial, la recibió el pueblo alborozado y animado por 24 bandas de música. A los alicantinos siempre nos ha enardecido el ruido.

Al día siguiente fueron a visitar el Monasterio de la Santa Faz y otros conventos y templos de la ciudad y por la noche hubo banquete y fuegos artificiales, y después una función de teatro; y la juerga acabó a las tres de la madrugada, hora en la que confío que las bandas enmudecieran y dejaran dormir tranquilos a los egregios huéspedes.

El día 27 fueron a visitar hospitales y la Fábrica de Tabacos y por la tarde recibieron a “jóvenes bellísimas” procedentes de diversos pueblos de la Provincia que les presentaron sus productos típicos. Después hubo toros y visita a once buques de guerra fondeados en nuestra rada, que les dedicaron una atronadora salva de cañonazos. Para acceder a la embarcación que los llevó a la flota se había construido ex profeso la Escalera de la Reina que aún hoy podemos admirar en nuestro puerto. Y al regreso a tierra, un espectáculo de danzas y de nuevo fuegos artificiales.

            Por fin, el día 28, la Reina y su familia, que me imagino agotada y aturdida de tanto cañonazo, música de bandas, petardos y demás ruidosos agasajos, se embarcó en el navío Rey Francisco de Asís, y se fueron rumbo a Valencia.

            Y Alacant quedó silencioso, agotado de tanta fiesta, con su nuevo tren y la resaca consiguiente; y los tinteros de los escritores locales quedarían secos después de describir tantas maravillas llenas de candor provinciano.

            Agotador, sería el adjetivo adecuado

domingo, 22 de agosto de 2021

EL STANBROOK EN AFGANISTÁN

 


Ayer, el diario INFORMACIÓN de Alicante me publicó este escrito en su sección Cartas de los Lectores:

DE NUEVO COMO EL STANBROOK

             Cuando veo en la televisión las espeluznantes noticias de Afganistán tengo una extraña sensación de dejá-vu. Me acuerdo (porque ya soy viejo) de la retirada de los americanos de Vietnam, cuando escapaban desde el tejado de la embajada en helicópteros, dejando abandonados a sus colaboradores nativos, destinados a ser apresados y quizá ejecutados por el Vietcong. Ahora, en el aeropuerto de Kabul, pasa lo mismo. Y también ocurren los actos heroicos, los rasgos de generosidad, que me recuerdan a la gesta del Stanbrook, en el puerto de Alicante, el 28 de marzo de 1939. Entonces, un capitán heroico, el galés Archibald Dickson, arriesgó su vida y sus intereses comerciales admitiendo a bordo de su barquito Stanbrook a cerca de 3000 refugiados españoles que huían de los talibanes de entonces, los franquistas machistas, homófobos, fanáticos religiosos y asesinos. Los llevó al exilio y les salvó la vida y la libertad.  El otro día, la estampa alucinante de la bodega de un avión de carga americano con capacidad de unos 100 pasajeros atestada con cerca de mil desesperados, me recordó al Stanbrook y su estupendo capitán. El comandante de ese avión, que partió de Kabul con la fuerza justa para despegar con su valioso y pesado cargamento humano, se convirtió, para mi gusto, en un héroe como Dickson. Ojalá todos los héroes fueran como ellos. Y una reflexión final: Nosotros, precisamente, no tenemos derecho a permanecer indiferentes, pues nuestra historia se parece mucho a la de Afganistán.

 

                                                                                

viernes, 20 de agosto de 2021

QUIJANO.

 

QUIJANO, UN POLÍTICO EJEMPLAR.

            En la Plaza de España de Alicante, entre la Plaza de Toros y el cuartel de la Guardia Civil, hay unos jardines rodeados de verja, con un monumento en su centro, una especie de obelisco, rodeado de estatuas. Es una tumba, y en su interior reposan los restos de don Trinitario María González de Quijano, que fuera Gobernador Civil de Alacant los últimos 24 días de su vida. Curiosamente, la tumba, rodeada de esculturas alegóricas y nombres de localidades alicantinas, no ostenta ningún símbolo religioso, ni cruz siquiera. Quizá don Trino era masón, además de un ciudadano ejemplar.

            Nacido en Guetaria en 1808, era un liberal, partidario de Espartero, de limpísima trayectoria. Había sido militar de caballería, intendente de Rentas de Navarra durante la Guerra contra los carlistas y Gobernador Civil de Canarias, hasta que, a la caída de Espartero en 1843, fue destituido y puesto en una lista negra. Fue detenido para ser deportado a Filipinas, pero una carta dirigida a la Reina lo impidió, y sus enemigos se tuvieron que conformar con desterrarlo a Navarra.

            Al regreso de Espartero, fue nombrado Gobernador Civil de Alicante, en unos momentos de gran tribulación para nuestra ciudad, donde desde el 10 de agosto se estaban dando los primeros casos de una terrible epidemia de Cólera Morbo. Don Trino vino a Alacant en un coche de caballos a todo correr, y en una vertiginosa cabalgada de 32 horas se plantó aquí dispuesto a combatir el virus con la energía y la entrega que le caracterizaban. Entonces, Alacant contaba con 18.000 habitantes, de los que 8.000 habían huido a pueblos cercanos o casas de campo. Ni que decir tiene que los fugitivos eran los más ricos del lugar, que se podían permitir alquilar una casa lejos de la peste o que eran propietarios de fincas rurales. Los que quedaron, 10.000, eran los más pobres, y se vieron privados de medicamentos, alimentos e incluso de consuelo espiritual, dada la fuga general del clero, encabezado por su Obispo. De esos 10.000 se infectaron 6.000, de los que morirían 1.964 en los 47 días que duró la epidemia. O sea, el 20% de la población expuesta a la enfermedad. Terrible, ¿verdad?

            Don Trino, nada más llegar, desempeñó una labor incansable, ordenó los servicios públicos, publicó un bando por el que se obligaba a los dueños de bares y cafés a tener a disposición de los enfermos, día y noche, depósitos de horchata de arroz; a los farmacéuticos, medicinas gratis; y se amenazaba a los especuladores y aprovechados con terribles castigos. Organizó expediciones por las huertas de la provincia para traer alimentos a la población. Se enfrentó al Obispo fugitivo conminándole a regresar a Alacant y hacerse cargo, con sus sacerdotes, de la feligresía doliente. Algunos clérigos obedecieron, pero el Obispo Felix Herrero no le hizo el menor caso.

            Quijano se dedicó a atender personalmente a los enfermos, pagando de su bolsillo las medicinas y alimentos de los más necesitados. Algunos morían en sus brazos. Según nos cuenta Nicasio Camilo Jover, en su Reseña Histórica: “…su presencia sola volvía la vida a los moribundos, y su nombre servía de consuelo a los que sufrían horribles tribulaciones… su corazón era todo amor…”

            A menudo marchaba a caballo a las poblaciones donde también había llegado la epidemia, como Alcoy, Cocentaina y Monforte.

            Su labor llegó a oídos de la Corte y la Reina le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica, pero él no acudió a recogerla porque estaba muy ocupado atendiendo a los enfermos. El poeta local Juan Vila y Blanco, en un libro que publicó pasada la epidemia lo llamaba “Ángel de salvación”.

            Pero el día 14 de septiembre, cuando se disponía a montar a caballo para marchar a Castalla, sufrió un desmayo y tuvieron que llevarlo a su lecho, presa de grandes temblores y una fiebre altísima. Se había contagiado, hacía días que estaba enfermo.

            Y aún tuvo el coraje de decir: “Sé que voy a morir, pero me voy contento porque seré el último de la procesión”.  Y efectivamente, fue el último. Murió el 15 de septiembre de 1854 y fue la última víctima de la epidemia.

            Cuando ahora, aquejados de una pandemia mucho menos letal que aquella, y con más medios y vacunas para combatirla, vemos a ciertos políticos queriendo sacar provecho de la desgracia en vergonzosos enfrentamientos, todos deberíamos recordar a don Trino Quijano, que está enterrado en la Plaza de España de Alacant y fue conocido como Ángel de Salvación. El sí fue un gran político, un político ejemplar.

martes, 17 de agosto de 2021

ORGÓN

 

Hace unos cuantos años, mantuve una disputa intelectual con una amiga psicóloga acerca de la obra de Wilhelm Reich que, ahora, muchos años después, se reproduce con otro querido amigo. Entonces publiqué el artículo que a continuación reproduzco y que apareció en una prestigiosa revista escéptica. 

 

 ORGON, EL DISPARATE  COSMICO DE WILHELM REICH


         No he podido terminar de leer “La Superposición Cósmica”, de Wilhelm Reich. ¿Qué queréis que os diga? Es demasiado para mí. Uno se acostumbra a lo largo de la vida a escuchar con indulgencia las más peregrinas opiniones. Pero las pretensiones científicas de ciertos “genios” pueden con mi paciencia. Que le vamos a hacer.

         Y el caso es que hubo un primer Reich que merece todos mis respetos. Me refiero al freudo-marxista, empeñado en demostrar que la moral sexual es una superestructura ideológica impuesta por las clases dirigentes para controlar a las clases explotadas. Esta imposición antinatural reguladora del derecho al placer sería la causa de los desequilibrios psicológicos que azotan a nuestra sociedad. El amor libre, la desprejuiciada expresión de la líbido, en detrimento de ordenancistas imposiciones familiares, sería el remedio contra la violencia y los desatinos de la historia. Con ese Reich yo podría convivir, aunque mantuviera con él ciertas discrepancias respecto a sus ideas freudianas. Pero un día, nuestro hombre descubre la “Energía Orgón” y se lanza a predicar una ciencia “nueva” donde la elucubración más disparatada sustituye al rigor del método científico, dando como resultado un conjunto de despropósitos sin la más mínima justificación ni parentesco con la realidad.

         La frontera entre los dos Reich yo diría que está constituida por la aparición, en la mente del brillante psicoanalista, de una muy grave paranoia. La ironía de la situación estriba en que su obsesión mitificadora del orgasmo quizá viene a corroborar sus primeras y más o menos válidas teorías. Él es otra de las víctimas de la imposición moral, de la tiranía ordenancista sobre el sexo que debería ser libre. Otra ironía: La hipócrita sociedad americana utilizó los disparates “orgónicos” del segundo Reich para castigar al primer Reich marxista. Su muerte en la penitenciaría de Lewisburg, bajo la acusación de estafa por la comercialización de “acumuladores orgón”, es otra muestra de que empezó teniendo razón.

         La pseudofísica que Reich pretende descubrirnos en la “Superposición Cósmica” no tiene el más mínimo soporte científico. El método científico, hijo de Galileo, Francis Bacon y Descartes, consiste en esencia en que el investigador debe estar en condiciones de demostrar fehacientemente lo que afirma haber descubierto. La fantasía humana puede crear muchas teorías, pero, para comportarse conforme a las reglas de la ciencia, dichas teorías deben ser sometidas a reiteradas pruebas de laboratorio, antes de confirmarse como descubrimientos o leyes de la Física, la Química o la Biología. Reich no hace eso. Reich inventa una realidad a su gusto, de la misma manera que los psicoanalistas en general han hecho desde Freud. Pero, claro, el mundo mental difícilmente puede someterse a los experimentos de laboratorio, y el estudioso del espíritu humano tiene que trabajar con hipótesis más o menos aventuradas y confiar en que los resultados clínicos las avalen. Pero Reich se mete en el mundo de las ciencias físicas, donde la comprobación es exigible por ser posible. Un  físico solo puede afirmar algo cuando lo ha comprobado experimentalmente; dado que la física permite dicha comprobación.

           Después de una introducción razonable, en la que examina la integración del hombre en la naturaleza, y la afortunada metáfora de “la pradera” y “el escenario”, para describir el comportamiento natural y el impuesto culturalmente, el autor desprecia la moderna física, burlándose de su paulatina evolución, para, según dice, “partir de cero”. Mandemos a paseo cuatro siglos de ciencia y saquémonos de la manga una nueva idea de energía basada en el orgasmo, nos dice Reich, y que opera tanto en el hombre como en el resto del Cosmos. Todas las pulsaciones, expansiones y contracciones, temblores, choques, etc. no son más que orgasmos cósmicos. Bueno, si él lo dice... Me recuerda el panpsiquismo de Giordano Bruno, que le llevaba a creer que los planetas eran seres vivos que giraban alrededor del Sol por propia voluntad, en busca de su calor y su luz.

         Reich se mete en harina y comienza a describir sus “experimentos”. Dice: “En una cámara totalmente obscura, forrada en el interior de hojas metálicas especialmente dispuestas para la observación de la energía orgón, se notan unidades luminiscentes de energía orgón progresando a través del espacio con un movimiento cicloidal alargado”.  Nos habla luego de un “oceano de energía orgón primordial desprovisto de masa”. “Cuando dos unidades primordiales de energía orgón desprovistas de masa se superponen, etc. etc. etc.” Y todo esto, acompañado de afirmaciones como “Partimos de la suposición...”, “Parece lógico suponer...” y así. 

         La Física actual, la que, para bien o para mal, ha hecho posible la bomba atómica, los aceleradores de partículas, la comprensión del mecanismo de las estrellas, etc. nos dice que una unidad de energía, un cuanto, un fotón, no tiene masa, y no puede, de ninguna manera, desplazarse por el espacio siguiendo un “movimiento cicloidal alargado”. El único camino para una partícula sin masa, es decir, de energía pura, es la geodésica, el camino más corto entre dos puntos en la curvatura del espacio-tiempo ; la línea recta, vaya, para nuestro mundo habitual euclidiano, y su única velocidad posible, la de la luz, es decir : 300.000 km. por segundo en el vacío. Para visualizar las partículas subatómicas con masa, mejor dicho, los trazos que dejan al desintegrarse en una “cámara de niebla o burbujas”, se necesitan gigantescos aceleradores y cantidades ingentes de energía. Difícilmente se podrían observar “unidades orgón” en una cajita oscura forrada de placas metálicas. Si ese método infinitamente más barato que los aceleradores, fuera posible, los gobiernos no se gastarían la millonada que cuesta uno de esos aparatos.

         Cuando dice Reich que “la masa emerge de ese sustrato desprovisto de masa” olvida la ecuación de Einstein: E= MC2. Se necesitan enormes cantidades de energía para obtener una brizna de materia. Esas concentraciones de energía creadora solo se dieron en la naturaleza cuando el Big Bang. Es absurdo creer que las “partículas sin masa” revolotean plácidamente uniéndose unas con otras en orgasmos productores de materia dotada de masa. Tenemos evidencias suficientes para saber que después del Big Bang ya no se creó materia en el Universo, sino que ésta evolucionó desde los primeros leptones creados (electrones, kuarks, etc.) por la ingente acumulación primaria de energía, para constituir mesones y bariones (protones, neutrones...), formando átomos de hidrógeno y helio, que por nucleosíntesis estelar y explosiones de supernova dieron lugar al resto de los elementos. Esta concepción está siendo comprobada todos los días, tanto en laboratorios como mediante la observación astronómica, sin que un solo fallo en las predicciones haga dudar de su validez. Lo del orgón, por el contrario, no da lugar a ningún fenómeno verificable ni observable, salvo en la calenturienta mente de su creador y sus presuntos seguidores.

         La creación de vida a partir de una “límpida solución de agua bionosa de gran poder orgonótico, mediante congelación, que da unas formas orgánicas dotadas de todos los atributos de la materia viva”, suena a novela barata de ciencia-ficción, o a burla, o a desvarío de una mente enferma. El experimento de S.L. Miller en los años cincuenta, que le valió el Premio Nobel, consistía en bombardear con descargas eléctricas una sopa primordial de compuestos similares a la atmósfera primitiva de la Tierra. Se obtuvieron aminoácidos, componentes fundamentales de la vida; pero todavía a una gran distancia de lo que es un organismo vivo, capaz de preservar una estructura y de reproducirse. Si alguien nos dice que en lugar de ese complicado y costoso experimento, bastaría con congelar en nuestra nevera una “solución de agua bionosa”, tendremos que preguntarnos cómo nadie ha obtenido todavía el Premio Nobel con tan fáciles medios.

         Incapaz de seguir el hilo de tan disparatada exposición, ojeo al azar el libro en busca de algún argumento que tenga un mínimo de lógica. Resulta penoso el intento de explicar la evolución de las galaxias mediante la energía orgón. Hoy día sabemos, gracias al efecto Doppler, cuál es el movimiento de las galaxias, que no coincide en absoluto con el remolino descrito por Reich. También sabemos que las galaxias no evolucionan de una forma característica en otra, sino que existen varias clases determinadas por su origen o accidentes gravitacionales aleatorios. De nuevo se vuelve a la afirmación gratuita de la creación de materia a partir de partículas energéticas sin masa. Así, por las buenas.

         La peregrina forma de explicar la aurora boreal no resiste la comparación con las modernas explicaciones comprobadas por la técnica espacial, la observación radioastronómica, etc. Hoy sabemos fehacientemente que las partículas ionizadas que conforman el viento solar resbalan sobre los cinturones Van Allen que siguen las curvas del campo magnético de la Tierra, entrando en colisión con su atmósfera en las zonas polares, donde excitan masas de aire que emite luz fluorescente, de la misma manera que hacen los tubos de neón. No hay ningún misterio en la aurora boreal, como no lo hay en el arco iris, los relámpagos o cualquier otro meteoro.

         Que la energía orgón tenga un “típico color azul” demuestra que Reich no tiene ni idea de lo que es el color. Confunde colores con pigmentos y afirma que las hojas amarillas se tornan verdes al adquirir mediante la función clorofílica la energía orgón, que es de color azul. Claro, el amarillo mezclado con el azul da verde. ¡Por favor! Un poco de formalidad. El color es la forma que tiene nuestro cerebro de identificar las distintas longitudes de onda de las radiaciones electromagnéticas, dentro de la gama visible. Un color lo que nos revela es la cantidad de fotones por segundo que inciden en nuestro ojo provenientes de una fuente dada. Se llama frecuencia a la cantidad de cuantos de luz que transporta una radiación en un tiempo dado. Se corresponde a la inversa con la longitud de onda, que es la distancia entre dos crestas consecutivas de una onda luminosa; es decir, entre dos fotones consecutivos. Así, a mayor cantidad de fotones, a mayor energía, más frecuencia y menor longitud de onda. Las emisiones de luz visible más energéticas, las que transportan más fotones por segundo, se ven de color violeta. Las menos energéticas, se ven rojas. Y entre los dos extremos está toda la gama de los colores. Así que una energía “típicamente azul” debería ser siempre de la misma intensidad. No podríamos hablar de “solución orgón muy excitada o poco excitada”, porque al ser siempre azul, su “excitación” sería siempre la misma. Y sin un incremento de la excitación, ya me diréis que orgasmo vamos a tener.

         En cuanto al funcionamiento de los huracanes, Reich ignora una explicación tan sencilla como es el ya viejo y conocido “Efecto Coriolis”, que es el mismo que hace que los grandes remolinos de toda especie, especialmente los meteorológicos y marinos (anticiclones, borrascas, corrientes marinas) giren en una u otra dirección según estemos en el Hemisferio Norte o Sur, debido a la rotación de la Tierra. Son ganas de buscarle cinco patas al gato. No digamos nada del follón que se arma con las coordenadas ecuatoriales, la eclíptica, el plano galáctico, etc., ¡negando nada menos que la gravedad! Y vuelta a liarse con la aurora boreal y la superposición cósmica del orgón para explicar algo tan sencillo como que la inclinación del ecuador de la tierra no coincide, ni tiene por qué coincidir, con el plano galáctico ni con la eclíptica. En la época de los viajes siderales, cuando las órbitas se calculan con tal precisión que se puede viajar a través de todo el Sistema Solar aprovechando el tirón gravitacional de los distintos planetas, como hizo el Voyager II, negar la gravedad es muy grave, mentalmente grave. Dice Reich -¡Agarráos!-: “La envoltura orgón ecuatorial representa el agente motor físico de los planetas. Los planetas giran sobre sus ejes norte-sur y son arrastrados, como balones por las olas... El Sol no ejerce ninguna “atracción” sobre los planetas. Se mueve sobre el mismo plano, en la misma dirección, llevado como los planetas por la corriente de energía orgón ecuatorial”. ¡Para morirse! Hacer caso a Reich significa retroceder hasta la teoría del Ímpetu de Filopón (Siglo IV), despreciando a Newton, a Einstein y a las misiones espaciales de la NASA.

         No puedo más, os lo confieso. Soy incapaz de seguir torturando mi sentido de la lógica hasta este punto. Creo que un engendro pseudocientífico como este no merece ninguna atención, ni siquiera el esfuerzo gratuito de confeccionar esta crítica. La inoperancia supina de estas teorías se manifiesta en su incapacidad para desarrollar una tecnología o una explicación válida de los fenómenos del mundo que nos rodea. Y que no se diga que la persecución política ha silenciado los logros de la ciencia orgón. Como bien saben (sabemos) todos los marxistas, los imperativos económicos privan sobre la superestructura ideológica. Si de estas teorías se derivaran posibles consecuencias económicas evaluables, sin duda se habrían aplicado, aunque probablemente de forma espúrea, privando a Reich de su paternidad. Pero eso no se ha dado, ni se puede dar. Estamos ante otra locura de las muchas que fabrica la mente humana cuando no se somete a las reglas de la lógica y el rigor experimental.

         Para terminar, mi perecer particular es que estamos ante la obra de un paranoico. Don Quijote confundía molinos con gigantes; Reich confunde el orgasmo con el Big Bang. No es de extrañar, por otro lado, dado que vivió en una época en que otro paranoico fue capaz de contagiar a varios millones de compatriotas, convenciéndoles de que la solución de sus problemas pasaba por el exterminio de la raza judía. Algunos paranoicos son una suerte para la humanidad; como Dalí, cuyos sueños disparatados produjeron una bellísima obra artística. Pero el caso de Reich es peligroso, porque sus desvaríos proceden de una persona que previamente se había ganado el prestigio intelectual con sus importantes trabajos en el campo de la psiquiatría; lo que lo convierte en un riesgo de contagio para personas poco informadas en Ciencias. Sus descabelladas ideas, aunque obsoletas, sirven para alimentar la molesta corriente de pseudociencia que hoy llena las farmacias de pulseras magnéticas y productos homeopáticos y las calles de tiendas donde se venden horóscopos, amuletos, magnetizadores de agua y demás zarandajas. A las clases dominantes les interesa tener toda la información, porque la información es poder. Así que les conviene que el pueblo no instruido pierda el tiempo con engañosas representaciones de una presunta realidad que los aleje de la verdadera información. Tristemente, las ideas de Reich han acabado sirviendo a las clases que pretendía combatir.

         Es una pena.

                                                                  Miguel Angel Pérez Oca.

                                                                   

martes, 10 de agosto de 2021

¡VUELVE, ESPARTERO!

 


Diez años se pasó Espartero en Inglaterra, primero como exiliado, después como Embajador de España en Londres, mientras gobernaban en España los “moderados” de Narváez. Los liberales no dejaban de lamentar haberse prestado a apoyar el golpe que acabó con su regencia. Porque estos diez años de conservadurismo fueron de innegable progreso económico que benefició a los comerciantes, industriales y alta burguesía en general; pero no todos los estratos de la sociedad  salieron ganando. Los obreros, los campesinos y los artesanos, siguieron suspirando por la vuelta del general como jefe de un gobierno que se ocupara de todos los españoles, como predicaban los progresistas.

            En 1845 el muelle del puerto ya se había alargado hasta 368 metros, con una farola de 35 metros de altura, obra del ingeniero Elías Aquino. Y el 30 de septiembre de ese año se inauguraba el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza.

            En enero de 1846 se empezó a construir el Teatro Principal, obra del arquitecto Emilio Jover. En la actualidad sigue siendo nuestro más importante coliseo. Y en ese mismo año volvió a iniciarse el proyecto de ferrocarril Madrid-Alicante; y se abrían dos carreteras a Valencia, una por la costa y otra por Alcoy. También se proyectó un alumbrado público de gas, aunque se pospuso su instalación por su elevado coste.

            En 1847, el arquitecto don Emilio Jover realizó un proyecto para construir una Plaza de Toros en el Barrio de San Antón. La obra se realizó en un año y todavía está hoy en servicio. También se estaba desarrollando un proyecto para convertir el puerto en una dársena cerrada.

            En 1848 se realizó el primer plan urbanístico de la ciudad.

            En 1849 vino a Alacant, como Gobernador Civil, el ilustre poeta don Ramón de Campoamor. El paseo que hoy lleva su nombre, se debe a su iniciativa, sobre terrenos   desamortizados que habían pertenecido a los Capuchinos. Y también, en combinación con el financiero don José de Salamanca se comenzó a trabajar en el tendido de la vía de ferrocarril a Madrid, cuyas obras comenzaron en 1853 en el Llano del Espartal.

            La clase trabajadora, alejada de la política por el sufragio censitario, carecía de sindicatos, aunque empezaban a proliferar mutualidades y una creciente conciencia social que, de momento, se concretaba en la añoranza de Espartero como único líder de progresistas y trabajadores.

            El 27 de junio de 1854, los generales Dulce y O’Donell se levantaron contra el gobierno del “moderado” Sartorius, hombre autoritario y corrupto, que se había granjeado la enemistad, incluso, de su jefe político Narváez.

            En Alacant la crisis estalló el día 17 de julio, y la gente se echó a la calle al grito de “Viva a Libertad”. El Gobernador civil huyó a Madrid, y el Gobernador Militar se unió al pronunciamiento. Y entonces ocurrió la desgracia: al llegar la noticia de las algaradas y manifestaciones a la Fábrica de Tabacos, las cuatro mil cigarreras que trabajaban en ella quisieron lanzarse a la calle para participar en ellas, y hubo tal aglomeración en la escalera de acceso a la calle, que ésta cedió al peso de tanta gente y se derrumbó sobre el patio, resultando muertas por aplastamiento quince operarias y heridas otras muchas. Se diría que el Destino se había cobrado la deuda que las cigarreras habían contraído en el incendio de 1844, en el que todas habían resultado ilesas.

            Al fin la Reina cedió, destituyó a Sartorius y aceptó nombrar Jefe de su Gobierno al general Espartero.

            El gran defecto del sistema constitucional de 1812 era que seguía dando al Rey --o la Reina- el poder de nombrar Jefe de Gobierno, sin contar para nada con el Parlamento. Por eso la época está plagada de generales gobernantes, de alguno de los cuales se rumoreaba que la influencia sobre la Soberana obedecía a motivos más eróticos que políticos.

            Lo primero que hizo Espartero al tomar posesión de su cargo, fue nombrar Gobernador Civil de Alacant a un hombre de su mayor confianza: don Trino Quijano, cuando empezaban a llegar noticias de una temible epidemia de Cólera Morbo en nuestra ciudad.

miércoles, 4 de agosto de 2021

¡FAZ DIVINA, MISERICORDIA!

 


¡FAZ DIVINA, MISERICORDIA!

 

            20 de mayo de 1844, tan solo 73 días después del fusilamiento del coronel Boné y sus hombres. Eran las 8 de la mañana, y tres mil cigarreras estaban accediendo a los talleres de la Fábrica de Tabacos, en el Barrio de San Antón, dispuestas a comenzar una nueva jornada de trabajo, cuando se oyeron gritos procedentes de los almacenes.

            -¡Fuego! ¡Fuego!

            Y en unos minutos las gigantescas llamas envolvían las instalaciones fabriles.

            Las cigarreras se apresuraron a desalojar los talleres y bajar la gran escalera hacia la salida. Hubo un clamor general que salía a la vez de sus tres mil gargantas:

            -¡Faz Divina, misericordia!

            Y justo cuando la última mujer cruzó el umbral, y se puso a salvo en el exterior, la escalera, entera, se derrumbó. El gran edificio, antiguo Palacio Episcopal y entonces Fábrica de Tabacos, era ya una gigantesca pavesa, presa de las llamas, que llenaban todo Alacant de un fuerte olor a tabaco quemado.

            No había muerto ninguna cigarrera, lo que se atribuyó a un milagro de la Santa Faz.

            -¡Faz Divina, misericordia! – seguían gritando las cigarreras, arrodilladas en el suelo de los jardines, a prudente distancia del incendio.

            Sin embargo no se suele contar que dos mozos del almacén, que intentaban salvar unos fardos, murieron sepultados por la techumbre que se derrumbó de pronto. Y hubo varios operarios más que sufrieron heridas y contusiones. Por lo visto, la Santa Faz solo se ocupó de las mujeres de la fábrica.

            Todos los intentos de sofocar el incendio fueron vanos. Ni la acción de los bomberos echando agua, ni la de los militares, a cañonazos, pudieron frenar el progreso de las llamas que durante todo el día y la noche siguiente redujeron el edificio a un montón de escombros.

            El Estado, titular del Monopolio de Tabacos, sufrió grandes pérdidas, pero más grave fue la ruina de muchas familias alicantinas, cuyos únicos ingresos provenían del trabajo de la madre y, en muchos casos, las hijas, hermanas, esposos y toda la familia.

            Rápidamente se procedió a reconstruir el edificio bajo la dirección del arquitecto don Emilio Jover; y a partir de entonces y hasta épocas recientes, todos los 20 de mayo se organizaba en la fábrica una gran fiesta, y se engalanaban los talleres con altares dedicados a la Santa Faz, en cuyo monasterio se celebraba una misa solemne, que dio origen al magnífico orfeón compuesto por las mejores voces del personal tabaquero.

            En la actualidad, desaparecida Tabacalera y cerrada la nueva fábrica de tabacos instalada por una empresa inglesa en las afueras, siendo además el tabaco un artículo con muy mala prensa, esta tradición de siglo y medio ya solo queda en la memoria de unas cuantas viejecitas y veteranos operarios jubilados.

            Resulta sospechoso el escaso margen de tiempo habido entre los fusilamientos de los mártires y el incendio. Nunca se pudieron averiguar las causas del siniestro ni si este fue accidental o provocado.

            En la actualidad, la vieja fábrica del barrio de San Antón es un centro cultural denominado “LAS CIGARRERAS”. 

martes, 3 de agosto de 2021

REPORTAJE SOBRE MI OBRA LITERARIA

 Si queréis ver las dos partes de un excelente reportaje sobre mi obra literaria que ha realizado mi querido amigo Javier Jerez (con María José), podéis entrar con estas claves:

https://youtu.be/uVuJYZEYdFM  

https://youtu.be/vDUaD2D6Kvw

Y me decís que os parece, por favor.

Un abrazo,

MAPérezOca.

lunes, 2 de agosto de 2021

PINTANDO A LA VIEJA PANDILLA

Esta mañana me he levantado nostálgico y me he sentado delante del ordenador para hacer una combinación de dos viejos dibujos míos en la que aparezco pintando a mi veja pandilla: Jose Lillo, Guillermo, Jose Martí, Teto, Juanmi, Juanito "Ferrari" y Julio. Si conocéis a alguno de ellos, decidles que entren en este blog para ver mi dibujo, por favor. Yo no tengo la dirección de todos. Gracias.