martes, 21 de julio de 2009

¡IMPACTO EN JÚPITER!





Exactamente 15 años después de los impactos del cometa Shoemaker-Levy sobre Júpiter, un aficionado australiano ha logrado fotografiar un nuevo impacto sobre el planeta gigante. Júpiter es un gigante planetario 1.000 veces más grande que la Tierra. La huella del impacto, que es la manchita negra que se puede apreciar en la parte superior, cerca del polo Sur, es del tamaño de nuestra Tierra. Ni que decir tiene que si ese asteroide o cometa hubiese impactado con nuestro mundo hubiera provocado una catástrofe terrible. Por eso es conveniente estudiar los cielos en busca de amenazas como esta. Después dirán que la Astronomía no sirve para nada.

Os pongo tres imágenes de los dibujos que hice en 1994 sobre los impactos del Shoemaker-Levy y la foto oficial del impacto de hoy.

Miguel Ángel Pérez Oca.

domingo, 19 de julio de 2009

HACE YA 40 AÑOS QUE ESTUVIMOS EN LA LUNA.



Yo tenía 4 ó 5 años. Todavía no iba a la escuela, pero ya sabía leer y escribir. Mi padre me llevaba a la Biblioteca de la Caja de Ahorros del Sureste de España (hoy C.A.M.) y el bibliotecario, amigo suyo, ponía sobre una silla tres tomos de la Enciclopedia Espasa, para que alcanzase la altura de la mesa, y me daban algún libro con muchas ilustraciones, para que me distrajese mientras ellos leían prensa francesa con el fin de intentar enterarse de lo que realmente pasaba en aquella triste y casposa España de Franco. Recuerdo que ese día tenía delante de mí un libro que me parecía muy grande, pero que seguramente era de un tamaño normal - el pequeño era yo -. Se traba de la novela "De la Tierra a la Luna" de Julio Verne. Al abrir las primeras páginas, observé una ilustración que me llenó de asombro, en la que se vehía una especie de tren en forma de bala de cañón que volaba por el espacio, camino de una Luna enorme y misteriosa. Ese ha sido el dibujo que más me ha influído en toda mi vida. Fue tal la impresión que me produjo, que me propuse leer el libro, y haciendo un gran esfuerzo, lo terminé en varias semanas de visitas a la biblioteca, ante la sorpresa y el regocijo de mi padre y el bibliotecario. Como es natural, dada mi temprana edad, me salté capítulos enteros, que trataban de balística y otras cuestiones científicas que no era capaz de entender; pero la aventura de Ardan, Nicholl y Barbicane ha permanecido para siempre en mi memoria. Desde entonces fui un entusiasta seguidor de los progresos de la Astronáutica, y después astrónomo aficionado, acérrimo partidario de que, antes o despues, el ser humano pondría su pie en la Luna. Por entonces hubo mucha gente que sonreía maliciosamente cuando me atrevía a exponer mis ideas al respecto. Ninguno, después, reconoció su error. Justo 20 años después de aquella primera lectura de mi vida, en la noche del 20 de julio de 1969, estaba yo en mi casa, frente al televisor en blanco y negro, acompañado de mi hermano, hermana y madre, a los que había forzado a permanecer despiertos, para que no se perdieran ver en directo el momento histórico más impartante de la Historia de la Humanidad. Jesus Hermida, desde Huston, nos iba relatando lo que pasaba y que apenas se podía adivinar en unas borrosas imágenes trasmitidas en directo desde el Mar de la Tranquilidad. Armstrong decía frases ininteligibles en inglés mientras descendia por la escalerilla. Después se le unió Aldrin. Plantaron la bandera, instalaron instrumentos científicos y aguantaron estoicamente el rollo político del marrullero presidente Nixon, que a pesar de haber recortado el presupuesto de la NASA no perdía ocasión de ganar posibles votos. En realidad, la profecía de Julio Verne ya se había cumplido en las navidades de 1968, cuando el Apolo 8, con los astronáutas Borman, Lovell y Anders rodearon la Luna, sin descender a ella; que es lo mismo que hacían los personajes en la famosa novela, a bordo de la bala hueca disparada por el gigantesco cañón Columbia desde Florida. Mucho tiempo después he tenido ocasión de hacer amistad con el doctor Luis Ruiz de Gopegui, que por entonces era el director de la NASA en España y jefe de la antena de Fresnedillas, por la que se manenía el contacto con el Aguila y el Columbia cuando la rotación terrestre ocultaba la Luna a los observatorios americanos. Cuando alguien sugiere que los americanos jamás estuvieron en la Luna, como ahora se ha puesto de moda entre esotéricos y demás ralea, Gopegui se ríe con sorna y dice que él sabe muy bien a qué punto del Mar de la Tranqilidad apuntaba su antena cuando hablaba con los astronautas. Es curioso, pero los mismos tontos que creen en los OVNIs, las psicofonías, las Caras de Belmez y demás sandeces, son los que dudan de que la teconología y el arrojo de unos cuantos americanos hubieran hecho posible, hace 40 años, la más grandiosa hazaña de exploración hecha jamás por el Homo Sapiens. Y es que, como dijo Galileo: "El número de los necios es infinito". Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 13 de julio de 2009

¡QUÉ FRASE!



He oído en la radio una frase que me ha impactado. No sé quién es el autor, pero me ha dejado meditabundo y patitieso. Ahí va:
SI EL UNIVERSO FUERA TAN SENCILLO QUE SE PUDIERA COMPRENDER, NUESTRAS ESTRUCTURAS MENTALES SERÍAN TAN SIMPLES QUE NO LO PODRÍAMOS COMPRENDER.

Y ahora uno de Einstein que todavía está por ver:

LO MÁS INCOMPRENSIBLE DEL UNIVERSO ES QUE EL UNIVERSO ES COMPRENSIBLE.
¿Tenemos o no un horizonte mental tras el cual ya no podemos entender nada? ¿Somos, quizá, como una gallina que quisiera aprender a multiplicar? La pobre tiene el cerebro tan pequeñito... ¿Qué tamaño debería tener nuestro cerebro para que pudiéramos entender el Universo? Quizá, para comprender un Universo infinito hace falta un cerebro infinito...
Creo que voy a tomarme un Martini rojo, con su limón y su hielo, y a fumarme una pipa, mientras oigo a Pavaroti cantando su "Caruso". No me queda más remedio.
Coño, esa frase me ha hecho polvo.
Os deseo un verano fresquito, rodeados de amor, salud y cuestiones comprensibles.
Miguel Ángel Pérez Oca.

domingo, 12 de julio de 2009

LA PALMERA DEL FOC VISTA POR MI AMIGO EMILIO ALFARO.







El doctor Emilio Alfaro trabaja en el Instituto de Astrofísica de Andalucía y es Presidente de la Sociedad Española de Astronomía. Hace poco me invitó a dar una conferencia sobre "Personajes e Ideas en la Revolución Copernicana" en la sede de ese organismo científico, en Granada, y en las pasadas fiestas de Sant Joan estuvo en Alicante con su hijo y nos fuimos a ver la Cremá desde la zona del puerto. Cuando estalló la Palmera del Foc en la alto del Benacantil, Emilio estuvo sacéndole fotos con su teléfono móvil. Después vimos la cremá de las hogueras de la Plaza del Mar y del Puerto, con sus lamentables penachos de humo negro y sofocante, debido a los materiales plásticos empleados en la construcción de los monumentos, que deberían estar prohibidos. En fin, ayer, mi amigo me mandó las fotos que había sacado de la Palmera. No tienen la calidad de una máquina fotográfica de las buenas, pero constituyen una secuencia perfecta de la evolución de ese tradicional suceso pirotécnico. Se nota que Emilio, dada su profesión, es un excelente observador.
Os pongo las fotos.
Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 8 de julio de 2009

CONFERENCIA SOBRE EL DOCTOR BALMIS.




El próximo viernes, día 10 de julio de 2009, a las 19 horas, en el local provisional de la Agrupación Astronómica de Alicante, sito en los locales de JUBICAM, en la calle Santiago, nº 4 (esquina con el Edificio Central de la CAM en calle San Fernando), durante la reunión habitual de los viernes, daré una conferencia titulada: "El doctor Balmis y la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna". El doctor Balmis es un gran desconocido entre los alicantinos, siendo como es nuestro paisano más ilustre. Se puede decir de él que redimió a España de sus pecados coloniales, cuando salvó millones de vidas al llevar la vacuna de la viruela a la América hispana, Filipinas y China., mediante el ingenioso y revolucionario método de ir vacunando durante el viaje a unos niños por el sistema "brazo a brazo". Era un científico admirable, que hizo importantes descubrimientos en el campo de la Botánica y la Medicina. Está considerado en México como un héroe nacional, mientras la mayoría de los alicantinos ignora quién fue. Os invito a que nos acompañéis en nuestra reunión de los viernes, en la que, por una vez no hablaremos de Astronomía. La entrada es libre, con la única limitación de la capacidad, más bien modesta, del local. Allí nos veremos. Hasta el viernes. Miguel Ángel Pérez Oca.