Ayer, el diario INFORMACIÓN de Alicante me publicó este escrito en su sección Cartas de los Lectores:
DE NUEVO COMO EL STANBROOK
Cuando
veo en la televisión las espeluznantes noticias de Afganistán tengo una extraña
sensación de dejá-vu. Me acuerdo (porque ya soy viejo) de la retirada de los
americanos de Vietnam, cuando escapaban desde el tejado de la embajada en
helicópteros, dejando abandonados a sus colaboradores nativos, destinados a ser
apresados y quizá ejecutados por el Vietcong. Ahora, en el aeropuerto de Kabul,
pasa lo mismo. Y también ocurren los actos heroicos, los rasgos de generosidad,
que me recuerdan a la gesta del Stanbrook, en el puerto de Alicante, el 28 de
marzo de 1939. Entonces, un capitán heroico, el galés Archibald Dickson,
arriesgó su vida y sus intereses comerciales admitiendo a bordo de su barquito
Stanbrook a cerca de 3000 refugiados españoles que huían de los talibanes de
entonces, los franquistas machistas, homófobos, fanáticos religiosos y
asesinos. Los llevó al exilio y les salvó la vida y la libertad. El otro día, la estampa alucinante de la
bodega de un avión de carga americano con capacidad de unos 100 pasajeros
atestada con cerca de mil desesperados, me recordó al Stanbrook y su estupendo
capitán. El comandante de ese avión, que partió de Kabul con la fuerza justa
para despegar con su valioso y pesado cargamento humano, se convirtió, para mi
gusto, en un héroe como Dickson. Ojalá todos los héroes fueran como ellos. Y
una reflexión final: Nosotros, precisamente, no tenemos derecho a permanecer
indiferentes, pues nuestra historia se parece mucho a la de Afganistán.
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