martes, 28 de septiembre de 2021

LO MÁS IMPORTANTE.

 



LA MACETA Y EL VOLCÁN.

Al final de la calle, la vista tropezaba con un terrible y humeante muro negro de piedras andantes que, de vez en cuando, se desplomaban por la pendiente. Entonces dejaban al descubierto huecos de un rojo brillante que, según los vulcanólogos, mostraban el magma a más de mil grados de temperatura. El monstruo avanzaba lentamente, pero inexorable, cada vez más cerca de la plaza desierta que había sido el centro neurálgico del pueblo.

La primera casa ya había sucumbido y se había desplomado como un castillo de naipes. Apenas se veían los restos de una pared verde que antes había sido su fachada.

Ahora, la colada de lava espesa seguía avanzando tenaz, inevitable, a por la segunda casa. Los muros ya se cuarteaban, anunciando el inminente derrumbamiento.

A lo lejos, como si se tratara de los latidos de un corazón inmenso, rugía rítmicamente el volcán, mientras escupía intermitentes bocanadas de fuego y pedruscos incandescentes hacia las alturas. Después, los despojos de las entrañas planetarias, obedientes a la gravedad, iban cayendo en las laderas del cono de detritos. El aire se llenaba de polvo negro que cubría con una pátina oscura todas las superficies horizontales.

Acompañadas de un vehículo de la policía, llegaron las dos furgonetas hasta la esquina de la plaza, donde se detuvieron.

-Esa es la casa – dijo el conductor del primer automóvil al agente.

-Tienen ustedes quince minutos para recoger lo más indispensable - dijo el guardia, bajándose para ayudar a la familia -. La lava ya avanza por el final de la calle y estará aquí dentro de poco.

Y todos se precipitaron a la vieja vivienda. El mayor de los hermanos fue derecho al despacho que fue de padre, a por las escrituras, pólizas de seguro y demás documentos. El pequeño, con el policía y las dos mujeres, subieron a las habitaciones a por ropa y colchones. Después bajaron a la cocina, a por alimentos de la nevera y el horno de microondas. Mientras, la anciana madre dirigía sus pasos cortitos a través del patio.

-Bueno – decía el mayor -, ya tenemos lo más importante. Dentro de un rato, de esta casa no quedará nada. La lucha de padre para dar un futuro a esta familia se la va a tragar ese maldito monstruo… - y un sollozo escapó de su pecho doliente.

-Hala, vámonos - dijo el agente, en tono desolado e imperativo. El estruendo del derrumbamiento de la segunda casa de la calle los dejó a todos sobrecogidos y cubiertos de polvo blancuzco.

-Pero… ¿Y la abuela? ¿Dónde está la abuela? – gritó una de las mujeres.

-¡Madre! ¡Salga usted, que nos vamos! – gritaban todos, con el corazón encogido.

Y en eso, de entre la nube de polvo gris, surgió la figura entrañable de la vieja señora de luto. Llevaba algo abrazado y sonreía con gesto de triunfo. Había salvado lo más importante. El diablo de lava ardiente no podría devorar nunca su maceta de geranios.

 

                                                           Miguel Ángel Pérez Oca.

                                                                  (500 palabras)

                                                                

sábado, 25 de septiembre de 2021

NUESTROS GENIOS.

Gastón Castelló pintando el tríptico de la escalera del Ayuntamiento.

NUESTROS GENIOS

            Sin los monumentos de Bañuls, sin los edificios  de Vidal y sin las pinturas de Gastón Castelló, Alacant no sería Alacant, aunque se llamase igual. En el tránsito del siglo XIX al XX y durante el primer tercio de este último, surgieron en nuestra ciudad un conjunto de personas excepcionales en el arte, en la literatura, en la Economía y el Derecho, como nunca se había dado en nuestra Historia.

            La escuela del pintor Lorenzo Casanova había dado sus frutos en estupendos artistas como Adelardo Parrilla, Cabrera y los escultores Vicente Bañuls (1865-1934) y su hijo Daniel Bañuls (1905-1947). Obras de Bañuls padre son los monumentos a Maisonnave, Canalejas, Chapí, Jorge Juan (en Novelda), los Mártires de la Libertad (destruido por los franquistas) y el conjunto de la “Aguadora” en la fuente de la Plaza de  Gabriel Miró. De su hijo Daniel son, entre otras obras, la fuente de los caballos, en la Plaza de los Luceros.

            Emilio Varela (1887-1951), discípulo de Sorolla, fue un creador excepcional, con un originalísimo manejo del color, que nos dejó paisajes irrepetibles.

            Gastón Castelló, maravilloso dibujante y pintor, nos dejó la estampa de nuestros personajes genuinos. Sus obras son nuestra imagen, sobre todo en el gigantesco tríptico de la escalinata del Ayuntamiento, o los murales de la antigua Estación de Autobuses. Fue un pionero de la construcción de “fogueres” y presidió durante años su Comisión Gestora, pese a haber sido represaliado durante la primera posguerra.

            Un arquitecto imprescindible fue Juan Vidal Ramos (1888-1975), que dio rostro a nuestra ciudad con edificios como el Mercado de Abastos, la Diputación Provincial, el Hospital Provincial (ahora Museo Arqueológico), la Casa de Carbonell, la casa de Lamagniere y la Casa de Socorro.

            Otro gran arquitecto había sido José Guardiola Picó (1836-1909), autor de la Casa de Alberola, con su cúpula de escamas metálicas, en la avenida de Ramón y Cajal, que en la época del “desarrollismo” fue partida en dos para construir en medio una casa “moderna”, en un crimen urbanístico solo comparable a las dos inmensas paredes medianeras del rascacielos de la Rambla.

            El más importante de nuestros músicos fue Oscar Esplá (1886-1976), autor de música sinfónica de fama mundial, como su “Don Quijote velando las armas” o la “Nochebuena del Diablo”.

            El maestro Latorre fue el autor de la música del Himno de Alicante, y don Luís Torregrosa del himno a “Les Fogueres de Sant Joan”.

            Otros músicos destacados fueron  José Juan Pérez, el director Spiteri, José Tomás, y el pianista Soriano.

            En Literatura destaca sobre todos Gabriel Miró (1879-1930), autor de novelas inmortales, como “Las cerezas del cementerio”, ”El Obispo leproso”, “El libro de Sigüenza”, “Años y leguas” o “Figuras de la Pasión del Señor”.

            Carlos Arniches (1866-1943), autor teatral costumbrista, padre de sainetes de ambiente popular madrileño, con su lenguaje castizo; que ya tiene mérito que un alicantino nacido junto al mar y valenciano parlante en familia, fuera “el escritor que enseñó a hablar madrileño a los madrileños”.

            En nuestra ciudad vivió y murió, en 1917, el escritor Joaquín Dicenta, autor del drama social “Juan José”, que durante muchos años se representó todos los 1 de Mayo. Hoy esta obra no sería aceptada por contener un crimen pasional que podría calificarse de asesinato machista. Y es que las mentalidades cambian con el tiempo, generalmente para bien.

            En el terreno académico, tenemos al genial economista Germán Bernacer, profesor de la Escuela de Comercio y Jefe de Estudios del Banco de España, con sus famosos trabajos sobre una “Economía libre, sin paro ni crisis”.

            Rafael Altamira (1866-1951), jurista e historiador del Derecho, fue uno de los fundadores del Tribunal Internacional de La Haya y juez titular del mismo. Estuvo propuesto para el Premio Nobel, pero, desgraciadamente falleció antes de la fecha del fallo. Se le dedicó una calle que la dictadura franquista no se atrevió a cambiar.

            Todos estos eminentes personajes tuvieron un centro de confluencia en el Ateneo Científico y Literario que presidía el también escritor Eduardo Irles.

            Nunca se ha dado, ni antes ni después, una más genial constelación de intelectuales y artistas de primer orden en esta ciudad. 

martes, 21 de septiembre de 2021

EL NUEVO SIGLO

 

Tranvía a vapor y un automóvil ante el Monasterio de la Santa Faz.

SIGLO XX

 

            Lo confieso: me considero un habitante del siglo XX, que hoy vive desterrado en el XXI. Cuando lleguemos al actual siglo y os dé mis razones, quizá me comprenderéis. El caso es que acabado el XIX, con sus avatares y sus aventuras premonitorias, llega al fin la centuria del progreso, de  las fotografías fidedignas y reveladoras, del asombroso cinematógrafo, de la luz eléctrica, tan cómoda, vencedora de la noche, del motor de explosión, de los aviones que colmarían el viejo sueño de volar del mamífero plantígrado homo sapiens, del Arte más revolucionario y desconcertante, de nuestros mejores escritores y músicos; pero también de la creciente contaminación que anunciaba, aun tímidamente, un amenazador y sucio peligro, de las peores guerras tecnológicas, de los fanatismos más crueles y absurdos, de las más grandes y malbaratadas revoluciones, del dolor y las injusticias a la sombra del progreso, del bienestar como objetivo y la democracia auténtica y utópica que se falsea siempre por parte de los verdaderos y seculares poderosos y que nunca llega…

            En Alicante, como en toda España, la absurda Guerra de Marruecos y la resistencia obrera, cada vez más combativa, son los dos pilares de la tensión social. Que ya es un escándalo que los hijos de los pobres tengan que ir a la guerra si sus padres no tienen 2000 pesetas para rescatarlos, mientras los hijos de los ricos, propietarios del botín en disputa – las minas del Rif – se libran de ir a morir a Marruecos. Esa fue la causa de la rebelión obrera catalana, que se conoció como Semana Trágica de Barcelona, y que se saldó con el fusilamiento del pedagogo Ferrer Guardia.

            Pero el siglo se abre a la Historia con un acontecimiento astronómico que se dio por tierras - y cielos - alicantinas. El 28 de mayo de 1900 tuvo lugar un eclipse total de Sol que se vio desde Elche y Santa Pola. Vino aquí un famoso astrónomo francés, Camile Flammarión, del que se dice que prestó más atención a la paella y el vino del Vinalopó que al astro rey. Y los paisanos de Santa Pola presenciaron un nuevo juego, desarrollado por los tripulantes del barco de guerra inglés que trajo a unos científicos. Se llamaba Foot Ball y pocos años después se había extendido por toda la península, como una poderosa epidemia.

            Alacant recibió varias visitas del Rey Alfonso XIII, que venía en su yate Giralda y se iba a Madrid en tren, o venía en tren para embarcarse en su yate Giralda. En alguna de estas visitas lo acompañaba el Jefe del Gobierno don José Canalejas, muy vinculado a esta ciudad. Cuando fue asesinado en 1912, se le erigió el monumento que aún hoy perdura, obra del escultor Bañuls, y se bautizó el paseo continuador del de los Mártires, como Parque de Canalejas.

            La industria se desarrollaba en Alacant vertiginosamente. Así, además de contar con la Fábrica de Tabacos, teníamos fábricas de sacos y de conservas, refinería de petróleo,  cerámicas, fundiciones, imprentas y fábricas de abonos, harinas y tejidos.

            De la mano del potentado Pritz llegó la electricidad en 1912. En 1921 ya había en Alacant 256 automóviles matriculados. Y en 1923 teníamos tranvías eléctricos. Después de la Guerra Europea de 1914 -18 empezaron a llegar los aviones de línea que iban de Francia a Marruecos y Argelia. Uno de sus pilotos era un tal Antoine de Saint Exuperi, el autor del inolvidable Principito.

El 3 de marzo de 1915, el vapor Tiflis explotó y ardió en el puerto, causando la muerte de 4 tripulantes. Alacant vivió horas de terror por el temor a peores explosiones.

            En 1918 había llegado aquí la mal llamada Gripe Española, que mató a 342 alicantinos, entre los 65000 habitantes que tenía esta ciudad.

            Y a pesar del progreso, en 1920 el 43% de la población era analfabeta y en nuestro Instituto de Enseñanza Media estudiaban solo 300 alumnos de toda la provincia.

            Llegaban rumores de la Revolución Rusa y del Fascismo, en medio de una creciente hostilidad entre sindicatos (UGT y CNT) y patronos, con huelgas y enfrentamientos que causaron muertos entre trabajadores y matones de la patronal.

            En 1922 se inauguró el nuevo mercado, que parecía anunciar una época de prosperidad local; pero en Marruecos las cosas iban muy mal, con el Desastre de Annual, en el que el ejército español sufrió una terrible derrota con multitud de muertos, algunos de los cuales eran alicantinos. La situación era muy tensa y al Rey no se le ocurrió otra cosa que apoyar a una dictadura militar, encabezada por el general Primo de Rivera. El Soberano, por lo visto, ignoraba que en la Historia los errores siempre se han pagado caros.

 

viernes, 17 de septiembre de 2021

EL FINAL DEL SIGLO XIX

 


FIN DE SIGLO

 

            Cuando tras el golpe de Pavía de enero de 1874, accedió al Trono don Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón, más conocido como Alfonso XII, volvieron los viejos vicios de la política conservadora. Volvió el sufragio censitario, así que solo votaban los ricos. El Rey, cuando le daba la gana, nombraba nuevo jefe de Gobierno, quien enseguida organizaba elecciones a Cortes que, naturalmente, ganaba, en un sistema de turnos acordado entre los liberales de Sagasta y los conservadores de Cánovas, y los caciques locales. Y al margen quedaban los republicanos “posibilistas” de Castelar y Maisonnave.

            Al nuevo Rey le llamaron el Pacificador, porque nada más ceñir la corona, se produjo la Paz de Zanjón en Cuba y los carlistas fueron derrotados por tercera vez.

            Este rey joven y apuesto, de grandes patillas y porte simpático, contrajo un romántico matrimonio con su bellísima prima Mercedes de Orleans, que muy pronto moriría de tuberculosis, dejando al esposo desolado, triste y contagiado; a pesar de lo cual se apresuró a casarse con  la princesa María Cristina de Absburgo-Lorena, que le dio dos hijas y estaba embarazada cuando, tras una escasa década de reinado, don Alfonso murió de tuberculosis, siguiendo los pasos de su amada Mercedes.

            -Cristinita- le dijo a su esposa en el lecho de muerte -, no te calientes la cabeza, tú de Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas.

            Y por segunda vez en nuestra historia, una María Cristina quedó de regente hasta la mayoría de edad de su heredero o heredera, pues en aquella época no había manera de saber antes del parto cuál iba a ser el sexo del que tenía que nacer. El Rey había tenido dos hijos varones con una actriz, pero como eran bastardos no podían aspirar al trono.

            Por fin, doña María Cristina dio a luz un precioso niño que nació ya rey, con el nombre de Alfonso XIII, y que sería el único monarca de nuestra historia que, al revés que los otros, nació rey y murió siendo ex monarca.

            Durante la regencia de doña María Cristina, en Alacant destacaron dos alcaldes, uno conservador y otro liberal, que llevaron a la ciudad modernizada al umbral del siglo XX.

            Manuel Gómiz “Ansaldo” tenía ya 63 años cuando fue elegido alcalde en 1890. De él fue el proyecto de Ensanche que llevaría a la ciudad más allá de las murallas, que había que derribar. Y a pesar de ser conservador, tenía sentido de la democracia y permitió que en 1891, Pablo Iglesias (el primero de ese nombre, no nos confundamos) diera un multitudinario mitin sobre la jornada de ocho horas, en esta ciudad. Después, harto de los manejos y chanchullos de la clase política alicantina, mandó a sus colegas a la porra y dimitió en 1893.

            El doctor José Gadea, médico eminente, amigo del anterior alcalde y político liberal, fue alcalde en los mandatos de 1893, 1897 y 1901, durante los cuales llevó a buen término el ensanche y demás obras proyectadas por don Manuel Gómiz.

            En 1896, el conservador Barón de Finestrat era el alcalde, a cuyo puesto había accedido en virtud del turnismo acordado entre liberales y conservadores. Cometió el error de creerse que aún estaban en el Antiguo Régimen y quiso subir los impuestos a los comerciantes alicantinos sin buscar su aprobación, lo que provocó un motín que se extendió también entre los obreros. Hubo choques violentos, y el barón tuvo que retirar su proyecto recaudatorio.

            En 1898, España perdió la guerra con los Estados Unidos y nos quedamos sin las últimas colonias ultramarinas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

            Se acercaba ya el siglo XX y la mayoría de edad del rey Alfonso XIII.

 

viernes, 10 de septiembre de 2021

EL SILENCIO DE LAS ESTRELLAS EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID.

 Como podéis ver en la foto de la caseta de Editorial Premium en la actual Feria del Libro de Madrid, mi novela  El Silencio de las Estrellas, Premio de Ciencia Ficción Ciudad del Conocimiento en 2017, ya va por su cuarta edición.



                                                                          👆AQUÍ


martes, 7 de septiembre de 2021

MAISONNAVE.

 


ELEUTERIO MAISONNAVE.

 

            Don Eleuterio Maisonnave y Cutayar es el principal protagonista de la política alicantina en la segunda mitad del siglo XIX. Él fue el primer alcalde de Alacant elegido democráticamente por sufragio universal masculino tras la Gloriosa de 1868. Ministro, periodista, abogado, escritor de ensayos sobre Derecho Mercantil, fundador de partidos políticos en nuestra ciudad y mano derecha, a nivel nacional, del eminente político y orador don Emilio Castelar.

            Nacido en 1840 en el seno de una familia acomodada alicantina, fue director del periódico madrileño “El Globo”, desde donde promovía sus ideales republicanos. Fundó el Partido Demócrata en Alacant, y después sería destacado miembro del Partido Republicano Posibilista, del que llegó a ser diputado a Cortes por Alicante. Contribuyó a preparar la Revolución Gloriosa de septiembre de 1868. Durante la I República fue Ministro de Estado y de Gobernación. Después, en la Restauración Borbónica (Alfonso XII), volvió a ser diputado en varias legislaturas. Fue uno de los impulsores de la Institución Libre de Enseñanza y también fundó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alicante, posteriormente conocida como la Caja de Ahorros del Mediterráneo, recientemente desaparecida, fagocitada por el Banco de Sabadell.

            Era masón, habiendo ingresado a los 36 años en la logia alicantina Constante Alona, donde alcanzó el grado 33 con el nombre simbólico de Pericles.

            Veamos los momentos estelares de su biografía política:

            En octubre de 1869 los republicanos federales alicantinos de Froilán Carvajal se levantaron en armas contra el nuevo rey Amadeo I, llamando al alzamiento al resto de los republicanos. El alcalde de Alicante, Maisonnave, aunque era republicano, manifestó que acataba la Constitución votada por el pueblo, y se puso del lado del Gobierno. Carvajal sería detenido y fusilado en Ibi.

            Tras ser disuelto el Ayuntamiento a causa de la rebelión, Maisonnave volvió a ser elegido alcalde en 1870 y realizó importantes obras públicas en la ciudad.

            Don Amadeo I, hombre demócrata y moderado, no puedo resistir la prepotencia de los políticos españoles, y se marchó a su casa italiana. Las cortes, exasperadas, llegaron a proponer a Espartero que fuera nuestro rey, pero el viejo general, escarmentado de tantos reveses y enfrentamientos, declinó la oferta; y entonces se proclamó la República el 11 de febrero de 1873. En las elecciones a Cortes Constituyentes, Maisonnave fue elegido diputado por Alicante con una amplísima mayoría. Su ideal republicano se había cumplido al fin, dentro de la legalidad.

            En 1873 tuvo lugar en Alcoy la primera revolución proletaria de la Historia, dirigida por socialistas y anarquistas de la I Internacional; y hubo violentos enfrentamientos armados en los que resultó muerto el alcalde republicano moderado Agustín Albors. Finalmente, el levantamiento fue sofocado por el ejército, y Maisonnave, que era Ministro de Estado con el gobierno de Pi y Margall, criticó la actitud débil de su jefe, provocando su caída, y resultando nuevo presidente Nicolás Salmerón.

            Poco después estalló la sublevación cantonalista de Cartagena y varios navíos de guerra vinieron a Alacant con la pretensión de poner la ciudad del lado de la revolución. Maisonnave se presentó en Alicante y organizó la resistencia, ante el bombardeo de la ciudad por parte de la pequeña flota cartagenera, que tras 6 horas de hostilidades se retiró a sus bases. El resultado había sido de 9 muertos (4 de ellos civiles) y 40 heridos. El presidente Castelar felicitó a Alacant por su heroísmo y nombró a Maisonnave Ministro de la Gobernación, desde cuyo puesto intentó mantener el orden constitucional frente a cantonalistas, internacionalistas, carlistas nuevamente sublevados y demás insurrectos.

            Pero la situación se hacía insostenible, y en enero de 1874, el general Pavía irrumpía con sus hombres en la Cortes y las disolvía, dando lugar al retorno de la monarquía borbónica en la figura de don Alfonso XII, en lo que se llamó el Régimen de la Restauración. Y Maisonnave siguió en activo, con su mentor Castelar.

Fallecería en Madrid en mayo de 1890, a la edad de 50 años. Nunca un alicantino había tenido tanta influencia en la política nacional.

viernes, 3 de septiembre de 2021

LOS JUECES Y LA DEMOCRACIA.

 



LOS JUECES DE MONTESQUIEU.

 

            Montesquieu, el filósofo francés de la Ilustración, dejó muy bien definida la  estructuración de los poderes públicos para garantizar la democracia. Todo poder debe proceder del pueblo y debe haber una división de los poderes que garantice que ninguno de ellos prevalezca sobre los otros. Así, es la ciudadanía la que, directa o indirectamente, debe elegir a los titulares de esos poderes, que son: El poder legislativo, encargado de elaborar las leyes; el poder ejecutivo, encargado de ejecutarlas; y el poder judicial, que juzga el comportamiento de los ciudadanos y aplica las sanciones que marca la ley.

            En nuestro país, los ciudadanos elegimos a nuestros representantes en las dos cámaras legislativas, el Congreso y el Senado, que elaboran las leyes y que configuran la mayoría que permita formar el Gobierno que ejecute dichas leyes y que constituye el poder ejecutivo. Pero, a mi juicio, el poder judicial es el que abriga mayores dificultades democráticas: Un Juez es un funcionario que ha accedido a su puesto mediante oposiciones. Su poder no viene del pueblo, sino de los tribunales que lo han examinado para juzgar su capacidad. Entonces, ¿cómo puede un simple funcionario disponer de mi libertad o sancionarme por un delito o falta que, presuntamente, yo haya cometido, si yo no he votado, ni directa ni indirectamente, a los jueces? En esto falla, entre nosotros, la concepción de Montesquieu. Y la exigencia del señor Casado de que los jueces sean los que elijan a los jueces del Consejo General del Poder Judicial es una aberración. De hecho, en Estados Unidos y en otros países son los ciudadanos los que eligen a los jueces. Y eso también crea una problemática a tener en cuenta, si no queremos que la justicia se politice.

            Yo no sé cuál es la solución, pero desde luego si el poder judicial procede de funcionarios que han accedido a él mediante exámenes valorados por sus futuros compañeros de oficio, ¿ dónde queda la democracia, señor Montesquieu ?