sábado, 29 de octubre de 2011

5 MILLONES DE PARADOS. ESTO SI QUE DA MIEDO.




Uno de cada cuatro trabajadores españoles está en el paro. Cuando se acaben los subsidios, una de cada cuatro familias españolas pasará hambre, perderá su casa y sus derechos constitucionales. Y, mientras, los esfuerzos de los dirigentes europeos van encaminados, obsesivamente, a que los bancos acreedores cobren las deudas de los arruinados. Los estados, en particular el español, no podrán responder a sus compromisos, peligrarán las pensiones, se arruinarán las prestaciones en Sanidad y Educación. Pronóstico: Hundimiento del Estado y estallido social. Y uno oye en las tertulias de la radio las propuestas de los políticos y no ve en ellas nada más que cataplasmas y parches, remiendos y zurcidos. El PP sigue con su obsesión de culpar a Zapatero de esta catástrofe planetaria y el PSOE de Rubalcaba no se moja el culo y se entrega a la confección de preciosas y progresistas cataplasmas. Y en cuanto alguien se atreve a proponer alguna medida radical, se le acusa de demagogo. Se trata, por lo visto, de defender el Sistema Capitalista cueste lo que cueste... PUES, NO. No, señor. Aquí de lo que se trata es de aceptar de una puñetera vez que EL CAPITALISMO HA FRACASADO, ES INVIABLE, INJUSTO, CRUEL, DISCRIMINATORIO (en favor de los ricos, naturalmente), MONSTRUOSO E IRRACIONAL. Prima arbitrariamente el dinero sobre el trabajo, que es como decir que el título de propiedad es más importante que la finca.

Si al otro lado del vetusto "Telón de acero" pervivieran regímenes comunistas, uno podría presentar esa alternativa a la crisis. Pero el famoso telón es ya solo un recuerdo, justamente fracasado. Porque un comunismo deseable hoy, debería ir acompañado, como condición indispensable, de una verdadera democracia. Si algún grupo político fuera capaz de plantearse así el cambio necesario, la gente desesperada podría votarlos y las innovaciones revolucionarias podrían enfocarse desde la democracia; pero la resistencia a ultranza de los poderes del dinero, la castración ideológica de los grupos políticos y la desinformación, mezquindad y miedo colectivos ocasionarán una hecatombre, una catástrofe que terminará, me temo, en alguna forma de totalitarismo, ya sea fascista o estalinista.

Como siempre, acabarán triunfando los malnacidos, con el auxilio indispensable de los tontos.

Que Dios nos pille confesados.

Miguel Ángel Pérez Oca, el atribulado.

martes, 25 de octubre de 2011

UNA DE MIEDO.



El otro día, en la Tertulia de la Bodega de Adolfo, José Luis Ferris nos desafió a escribir un relato de terror en tan solo 26 líneas. Yo presenté el mío que os adjunto.
Dos puntualizaciones: En primer lugar, felicitar al amigo Ferris por su reciente nombramiento de director del Instituto de Cultura Alicantina Juan Gil Albert.
En segundo lugar una reflexión: Tal como está el mundo es muy difícil escribir un relato que cause más terror que un Telediario.
En fin, ahí va el cuento.-

EL HOMBRE DEL RINCÓN.
“María, hermana… ¿Estas ahí, María?... Bueno, espero que cuando vuelvas a casa escuches este mensaje que te dejo en el contestador. Me está pasando algo muy extraño, ¿sabes?… ¿Te acuerdas que te dije que me iba una semana a descansar a la casita de la playa? Pues el sábado, cuando llegué, me encontré a todo el pueblo invadido por una plaga de mariposas negras… No sabría decirte a qué especie pertenecen esos insectos. Son como polillas negras y tienen una picadura muy molesta… En el pueblo se decía que aparecieron después de que un meteorito muy brillante cayera en el mar en la noche del jueves. Pero creo que la gente tiene mucha fantasía y que los dichosos bichitos no eran más que una de esas plagas que provoca el cambio climático… En fin, que cerré todo y me fui con el coche a ver si encontraba un lugar más cómodo. En ningún otro pueblo de la costa había mariposas negras; pero me fastidiaba que unos insectos estúpidos me condicionasen las vacaciones. Así que esta mañana he decidido dejar el hotel donde me hospedaba y volver al pueblo. Ya no hay en él mariposas negras, pero sus calles están desiertas, demasiado tranquilas… Y cuando he entrado en la casita… ¡He visto al hombre del rincón! Entre la chimenea y la ventana hay un hombre de espaldas, como empotrado en el rincón, con la cabeza baja y los hombros encogidos. Le he gritado, he intentado tirar de él con todas mis fuerzas, pero parece estar pegado a las pareces. Respira, pero no se mueve ni reacciona a mis gritos y golpes. He salido despavorido a coger mi pistola de la guantera del coche, sin la que no me habría atrevido a entrar de nuevo en casa para llamar a la policía. Me han dicho que “llegarán enseguida”........... ¡María! El hombre se ha movido, ha levantado la cabeza… Al separarse del rincón han surgido muchas mariposas negras que ahora vuelan por toda la estancia. Se está girando y vuelve su rostro hacia mí… ¡Dios mío!¡El hombre del rincón es papá! Ya sé que murió hace años, pero está aquí y se me acerca con lágrimas en los ojos y un insoportable gesto de reproche en su pálido rostro... La casa está llena de mariposas negras... Me cuesta mucho pensar…...... María....” (piiiiiiiiiiiiii..........).

Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 24 de octubre de 2011

ETA YA NO MATA.






Hace años, mi suegro se pasó varios meses sentándose todos los días sobre una bomba de ETA. Trabajaba en la RENFE y todas las mañanas iba con su bocadillo a desayunar con sus compañeros de la consigna. Había allí una maleta voluminosa presuntamente abandonada por alguien. Y Manolo, mi suegro, la utilizaba de asiento. Un día se recibió en la estación una llamada indicando que la tal maleta estaba llena de explosivos prontos a ser activados. Los artificieros, por medio de un robot, se llevaron la maleta a un descampado y la hicieron estallar, con un estruendo que se oyó a muchos kilómetros de distancia. Mi suegro no pudo dormir en muchas noches.
Ahora, la ETA ya no mata, o al menos eso han dicho ellos, enfundados en la capucha bajo la boina. Y nos lo han dicho como quien hace un regalo, como quien nos perdona la vida. Y piden, o exigen, a los gobiernos español y francés que negocien soluciones a “las consecuencias del conflicto”. En la manifestación abertzale del otro día había quien pedía amnistía. Y es que para ellos, una vez que han perdonado la vida a sus futuras víctimas, aquí no ha pasado nada y “pelillos a la mar”. Pues, no, señor, que las heridas que han dejado son muy profundas y que a ellos se les podría sacar de la cárcel, pero a los muertos no se les puede sacar de las tumbas. Si han decidido no matar es, sencillamente, porque ya no pueden hacerlo, porque nadie quiere ya ser su jefe con una vida media en libertad de unos pocos meses y porque ven que les conviene más tratar de conseguir poder mediante las urnas que mediante los tiros, y los demócratas les han obligado a elegir. Y que conste que de “conflicto” nada, ¿eh? Aquí ha habido una banda de asesinos enfrentados a un estado de derecho que los ha perseguido dentro de la ley votada por el pueblo, y no otra cosa. Por eso, durante un tiempo, su estrategia consistió en asesinar militares, a ver si los animaban a dar un golpe de Estado que trajera una nueva dictadura contra la que estuviera justificado luchar. Casi lo consiguen los angelitos. Afortunadamente, ya no abundaban los Tejero, Milans del Bosch y Armada, y ya había en este país hombres como Gutierrez Mellado y Sabino Fernández Campo.



Si los etarras se hubieran disuelto durante la Transición, cuando se decretó la amnistía, se les recordaría ahora como luchadores antifranquistas, como a los maquis, pero contra la democracia legal no hay lucha que valga, que pueda ni deba ser justificada.
Tengo varios amigos vascos a los que felicité el día del comunicado, y todos me respondieron de la misma manera: con cautela, con desconfianza. Vamos, que no estamos para echar a doblar las campanas, que no nos debemos dejar llevar por la euforia, el optimismo y la alegría que nos debiéramos merecer. Porque hay que esperar, a ver si es verdad, a ver si se disuelven de verdad, a ver si entregan las armas de verdad, a ver si piden perdón por todas las atrocidades de asesino en serie que han cometido, de verdad.
Me pregunto cómo el nacionalismo, el mal entendido patriotismo, puede llevar a determinada gente a tal estado de paranoia colectiva que justifique los asesinatos, las extorsiones y la violencia generalizada. Cómo pueden creer que la Patria (o Dios, en otros casos) puede justificar una sola muerte violenta y cruel. Esa gente está enferma y tiene que curarse, ellos sabrán cómo. Pero que no pretendan que nos olvidemos de todo y nos tomemos juntos unos chupitos. Faltaría más.
Miguel Ángel Pérez Oca.

LOS IDIOTAS, EL TRANSVASE DEL EBRO Y EL SEÑOR GONZALEZ PONS.




Vamos a ver. El otro día el maravilloso señor González Pons, el del verbo florido, se atrevió a decir que no hay ningún idiota que quiera que siga el gobierno socialista. O sea, que llamó idiotas a todos los votantes del PSOE. Y es que estos señoritos de la derecha se creen que el pueblo es eso, idiota. De la misma manera que hasta hace poco tiempo suponían que la gente es idiota cuando consiguieron ganar elecciones en Murcia y en Valencia a base de reclamar un transvase desde el Ebro a los secarrales de Valencia y Murcia. En el mapa, y eso lo saben hasta los idiotas, el Ebro está arriba y nosotros, valencianos y murcianos, abajo, pero en la realidad toda la costa, como es evidente, está al nivel del mar. Para hacer un transvase de más de 600 km. desde el Ebro hasta aquí y traer miles de metros cúbicos de agua, haría falta una serie de obras gigantescas consistentes en estaciones de bombeo y depuradoras que costarían un ojo de la cara (a los idiotas, claro), que harían que el precio del agua se pusiera por las nubes, aunque el agua fuera a unos pocos metros sobre el nivel del mar. Además habría que salvaguardar el nicho ecológico del Delta y, para mayor INRI, en los tiempos de sequía general, cuando más nos hiciera falta, no sobraría agua de la cuenta del Ebro para transvasar. Se trata de una obra faraónica y descabellada, económicamente imposible, y estos tíos lo saben, lo saben muy bien, pero se han dedicado a alimentar la catalanofobia con el rollo de que todo era culpa de los catalanes y de que las desaladoras eran peligrosas y dañinas y tal y cual, y consiguieron que algunos, en su seca desesperación, se lo tragaran; los suficientes para que ellos ganaran otra vez las elecciones con nuevas y más gordas mentiras. Ahora, cuando piensa que va a ganar las Generales, Rajoy ya no incluye el transvase del Ebro en su programa, porque piensa que ahora que va a mandar él no le conviene comprometerse con algo que no podrá hacer. Pues, mire usted, señor González Pons del verbo florido y la mirada pícara: Ahora deberíamos todos los idiotas que pensamos votar a la Izquierda y todos los no idiotas a los que ustedes engañaron con la desvergüenza que les caracteriza, exigirles que ahora no se vuelvan atrás y construyan ese puñetero transvase. ¿Qué es imposible? ¿Y se enteran ahora? Ustedes mintieron, como mienten en tantas cosas, porque creen que los que los votan (no los que votan al PSOE), son idiotas. Tratan a su electorado como a retrasados mentales… y a lo mejor hasta ganan, no hacen el famoso transvase y nadie se lo tiene en cuenta. Entonces sí que habría que pensar quiénes son los idiotas.
A partir del 20 de noviembre, si todo sale tan mal para España como me temo, voy a dedicarme a gritar con toda la fuerza de mis idiotas pulmones:
¡TRANSVASE DEL EBRO YA!
Y es que los hay idiotas.

Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 22 de octubre de 2011

GADAFI, SIC TRANSIT GLORIA MUNDI.






Lo han matado como a un perro. Y no es que no lo mereciera, es que los que lo han hecho no merecían mancharse las manos y la conciencia de ese modo brutal. Yo hubiera preferido que lo juzgaran, escuchar cómo respondía a los fiscales, saber cuántos de sus hoy enemigos "demócratas" habían sido hasta hace muy poco cómplices de sus atrocidades. Quizá por eso tenía que morir, para que su silencio de cadáver violentado ocultase para siempre la calaña de alguno de sus sucesores. Y para que no pudiera denunciar a voz en grito cuáles han sido los verdaderos intereses de los paladines internacionales del pueblo libio, que con sus aviones y cohetes han defendido cuidadosamente los campos petrolíferos que fueron su baza y su perdición. No es la primera vez que ocurre. Así murieron Nerón, Calígula, Cómodo, Hitler, Mussolini... Reinar sobre la sangre y la arbitrariedad tiene esas cosas, aunque algún tirano se muere en la cama y ahora reposa bajo la cruz más grande del mundo. Y es que un sabio oriental dijo una vez que si no hubiera injusticias no sabríamos apreciar la justicia verdadera. El terrible reportaje de su muerte violenta pone los pelos de punta. Después, ya en el suelo de un almacén de carne, con la sien agujereada, casi desnudo, lo podemos ver rodeado de libios dichosos, armados con teléfonos móviles con los que lo fotografían para su posteridad doméstica. Esos aparatitos versátiles han sido las armas que de verdad lo han matado. Porque ahora, con la informática y la comunicación instantánea a disposición de todo el mundo, ser un tirano va a resultar todavía más difícil. Aunque cuando digo "tirano" me refiero a esos histriones que oprimen a sus pueblos a la manera antigua, como sátrapas, como viejos emperadores romanos. No solo lo tienen muy difícil en estos tiempos, es que están completamente obsoletos. Ahora los tiranos permanecen en el anonimato y reinan en las bolsas, las multinacionales y los mercados. Nadie sabe cómo se llaman, mientras disponen de vidas y haciendas, porque no requieren pompas ni ceremonias. Nos los podríamos cruzar tranquilamente por la calle, en vaqueros y camiseta de marca, mientras pasean distraídamente hacia el puerto, camino del yate. A ésos ningún pueblo los va a masacrar, aunque en el fondo sean más peligrosos que Gadafi. Porque nadie debería nunca ser masacrado, ni siquiera el coronel libio, ni mucho menos sus víctimas.


Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿A QUIEN VOTO, EH?






Ayer me publicó el Diario Información de Alicante una carta al Director titulada "Los indignados y las urnas", en la que exponía mis reflexiones sobre la manifestación mundial del sábado anterior. La limitación del texto a 15 líneas, exigida en las normas de la publicación, me impidió desarrollar el tema como a mi me hubiera gustado. Así que ahora os pongo el texto en toda su extensión. Me gustaría recibir pareceres de los lectores.


LOS INDIGNADOS Y LAS URNAS.
El pasado sábado volvió a estar la Puerta del Sol llena a rebosar de quincemayistas y simpatizantes. Y en Alicante, según los arganizadores, se congregaron 25000 manifestantes. Y no solo hubo manifestaciones multitudinarias en este sufrido país, sino en todo el mundo desarrollado. Basta ya de recortes, de desahucios y de corrupción, gritaban los chicos de la Democracia Real Ya. Y cada vez convencen a más gente; aunque hay quien dice que éste es un movimiento emocional, al que le falta pensamiento, coordinación y programa, como diría Anguita. Porque lo triste, para mi, es que si esta gente se presentase a las elecciones arrasaría y evitaría el desastre que se avecina si la derecha consigue el poder absoluto en nuestro país, pero no se presenta. Es verdad que dicen algunas tonterías, como estas perlas leídas ayer en dos pancartas: “Si la Monarquía es de los mercados la República será para el pueblo” (Alemania, Francia, Italia, EE.UU., Portugal, Irlanda y Grecia, la pobre Grecia, son repúblicas, que yo sepa, y también, como nosotros, sus pueblos son víctimas de los mercados, ¿no es así?). “Es vuestra crisis – decía otra pancarta- no nuestro problema” (Que le digan a los parados de quién es el problema). También dicen que en cada embajada española debe haber solo un embajador y un consul, que hay que disolver el Senado y otros disparates acordados en asambleas mediante el voto a mano alzada y agitada. No hablan de acabar con el capitalismo, que eso sí me gustaría, y manifiestan un dudoso desprecio por los partidos y los políticos en general. Yo creo que en algunas cosas andan muy equivocados. Yo me pasé 30 años de mi vida bajo la dictadura franquista y sé lo que cuesta la libertad; también sé que los partidos y los parlamentos son indispensables, aunque de vez en cuando hay que darles un poco de zotal para desinfectarlos de corrupciones y adocenamientos. Que ya lo dijo Curchill: “La democracia es el menos malo de los sistemas políticos”. Por otro lado, los quincemayistas están ganando la adhesión de los votantes potenciales de la izquierda, y en las próximas elecciones generales, como en las anteriores municipales y autonómicas, le van a hacer un involuntario favor a la derecha, cuyos votantes siguen impasible el ademán, dispuestos a hacerse con el poder y tomarse la revancha del franquismo sobre aquellos progresistas que desautorizaron la frase del Generalito: “Está todo atado y bien atado”. Bueno, pues os lo confieso, no sé a quien voy a votar el 20-N. Desde luego no a los señoritos que con todo el poder del Estado en sus manos nos van a sodomizar a la gente de a pie, mucha de la cual, para mayor INRI, les habrá votado, por aquello de a ver si con el cambio va todo a mejor (y una m...). El PSOE, a pesar de Rubalcaba, que me parece un tío estupendo y perfectamente capacitado para capitanear la singladura a través del actual temporal económico, está rodeado de adocenados y tontilocos, como esa Leire Pajín que tuvo no sé si la desfachatez o la ignorancia supina de ir a tomar posesión del Ministerio de Sanidad con una pulserita mágica en la muñeca, sancionando (quiero creer que inconscientemente) el timo esotérico y anticientífico. En cuanto a los de Izquierda Unida, con el simpático compañero Cayo Lara a la cabeza, vuelven a gritarnos que votar al PP y al PSOE es lo mismo. Ellos saben muy bien que no, que no es lo mismo, que a pesar de todo en el partido socialista hay gente progresista y en la derecha están los señoritos de siempre, y que sus sensibilidades sociales son muy diferentes. Pero, bueno, pensará Lara, unos pocos escaños para mi partido bien valen unas cuantas mentiras y la pérdida de muchos escaños para la suma general de la Izquierda a la que digo pertenecer. Además, cree que va a poder capitalizar las consignas de los quincemayistas, por mucho que lo echen a patadas de sus acciones contra algún desahucio. No escarmientan, y con su pan se lo coman. Y, para terminar, me acuerdo de los nacionalistas cada vez que me entero de que unos cuantos argelinos se han jugado la vida en una patera; riesgo que no hubieran tenido que correr si hubieran seguido siendo franceses y hubieran luchado, eso sí, por una amplia autonomía dentro del estado galo, sin banderitas ni himnos, y sin gobernantes corruptos de partido único. En cuanto a los ecologistas, me remito al Congreso Escéptico celebrado recientemente en Alfaz del Pi y a la magnífica ponencia sobre los transgénicos y los "alimentos naturales” que nos impartió J.M. Mulet. Así que ¿a quien puñeta voto? Porque no votar o votar en blanco, como recomiendan muchos quincemayistas, también es contribuir al triunfo de los triunfantes (en este caso, el PP). Es desesperante. Porque yo a quien votaría, si se presentaran a las elecciones, sería a los del 15-M, a pesar de su inexperiencia y su ingenuidad manifiesta, a pesar de su visión romántica de los cambios necesarios. Y los votaría porque solo ellos podrían cambiar las cosas realmente putrefactas de esta crisis a la que no se admite, por parte de los poderes fácticos económicos y políticos establecidos, otra solución que no sea la neoliberal, la que preconiza el Fondo Monetario Internacional y todos esos economistas pandorgos y cerriles que nos van a llevar al despeñadero. Solo los chicos y chicas del 15-M podrían frenar el ascenso imparable de la vieja derechona de charanga y pandereta. Pero ellos no quieren mojarse el culo, les parece indigno presentarse a unas elecciones y se conforman con hacer manifestaciones y acampadas, y alzar pancartas pretendidamente ingeniosas que demuestran lo listos que son. Y mira que les ha dicho Hessel, el padre del movimiento: “Que se involucren en la política para poder cambiarla desde dentro” y que “si no les gustan los partidos, deben involucrarse en ellos para cambiarlos”. Sí, señor, cómo se nota que es un viejo sabio, lleno de experiencia, como nuestro Sampedro. Porque solo con manifestaciones y pancartas no van a poder cambiar el mundo. Y el mundo debe ser cambiado, necesita urgentemente ser cambiado o se hundirá en la locura que lo está envenenando y matando de hambre a la mitad de su población. Pero el mundo se cambia mediante la revolución o las urnas. La revolución suele traer sangre y totalitarismos; así que permitidme que me quede con las urnas. Y es por eso que me gustaría que los indignados se animasen a hacer política de verdad, en España y en el resto del mundo. Yo, ya lo he dicho, los votaría, y conmigo, estoy seguro, la multitud progresista que le está viendo las orejas al lobo y se retuerce de miedo e impotencia. Pero me temo que eso de involucrarse en la política lo ven muchos de estos inteligentes y románticos chicos como muy cansado, o como muy vulgar. Lástima.

Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 11 de octubre de 2011

PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA, ¡QUÉ RISA!




Qué risa, qué jolgorio, qué recochineo. ¿Pues no van y le dan un Premio Nobel de Economía a... dos economistas? Pero si creíamos que no había ni uno que valiera un pimiento. ¿Dónde estaban los señores Sargent y Sims antes de que estallara la crisis? ¿Por qué les dan nada menos que el Premio Nobel si no fueron capaces de predecirla ni de dar fórmulas para evitarla? Ni ellos ni ningún otro mal llamado "economista" del Mundo Mundial. Es para morirse. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Y eso que han confesado que no tienen ni idea de cuáles son las causas de las crisis y que están estudiándolo, claro, para poder predecir ésta a toro pasado. Pero seguro que la próxima les pilla otra vez en el water, y sin papel higiénico. Venga ya. Lo menos que podía haber hecho el comité encargado de esta pantomima es dejar desierto el dichoso premio, y seguir así todos los años que hagan falta hasta que un economista de verdad (o un albañil, chófer de autobús, cabrero o tenedor de libros) dé la solución a estas catástrofes endémicas del puto Capitalismo liberal y de mercado. Vaya mierda de "ciencia". Y es que la solución es bien sencilla, basta con leer un poquito a Marx, cerrar todas las bolsas y meter en la trena a los especuladores esos de los "mercados" que nos están sodomizando a todos. Pero, claro, para eso habría que reconocer que el Capitalismo no sirve... bueno, sirve a los que están forrados gracias a él, y son los que pagan a los economistas, pero no sirve a la gente de a pie. Entonces, ¿qué hacemos, tomamos el Palacio de Invierno o nos reímos de estos laureados con premios Nobel, y todos sus colegas, que no tienen ni pajolera idea de lo que se traen entre manos?

Es que da risa y, a la vez, ganas de llorar. Vamos que, con la que está cayendo van y le dan un Premio Nobel a dos presuntos, solo presuntos (que viene de presumir) economistas.

Que les den... (un Premio Nobel, no, por supuesto).

Miguel Ángel Pérez Oca, el ignorante, palurdo y analfabeto que no entiende la excelsa ciencia de los augustos economistas.

lunes, 10 de octubre de 2011

ARPÍOS VS. MAGUFOS



¡Qué gozada! ¡Qué día el del 8 de octubre de 2011! Más de cien "arpíos" (socios de A.R.P. Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico), o sea, los escépticos, los temidos y formidables escépticos, se reunieron los días 7, 8 y 9 de octubre en el CONGRESO ESCÉPTICO 2011, subtitulado, con recochineo, "antes del fin del mundo" en el Albir (Alfaz del Pi) para desarrollar una serie de ponencias, cada cual más interesante. Antes que nada, y tras la bienvenida del Alcalde y la Concejala de Cultura de Alfaz del Pi, Andrés Carmona Campo, filósofo, profesor de instituto y magistral ilusionista nos demostró con sus increibles trucos de magia que es posible hacer creer a quienes no estén en el ajo que existen los superpoderes y las facultades "paranormales". Los ilusionistas honestos siempre dejan claro que no poseen esos poderes y que todo lo que hacen es cuestión de habilidad. Por esa razón han sido llamados para asistir a muchos experimentos parapsicológicos con el fin de descubrir las maniobras de los falsos videntes, adivinos,etc. En todos los casos, EN TODOS, los pretendidos magos fueron descubiertos. Consecuencia: está claro que los poderes parapsicológicos NO EXISTEN.




Felix Arés de Blas, divulgador científico y Presidente de A.R.P. nos habló de las decisiones políticas que nuestros gobernantes adoptan en muchas ocasiones sin detenerse a investigar con seriedad sus consecuencias.




J.M.Mulet nos habló de las injustificadas alarmas que provocan palabras como "artificial", "conservantes", "colorantes" y, sobre todo "TRANSGÉNICOS". Casi todos los alimentos que ingerimos desde hace miles de años son artificiales en su origen. Una vaca que dé enormes cantidades de leche todos los días, una gallina que ponga todos los días huevos estériles, unos perros de razas tan diferentes como un Chiguagua y un Gran Danés, el trigo, los fresones, son todos ellos productos "transgénicos" en el sentido de que su genoma se ha alterado hace siglos mediante selección artificial, cruces, ingertos, etc. La única diferencia con los modernos transgénicos es que ahora, los cambios del genoma se hacen con todo el conocimiento científico. Es decir que antes se hacían a lo bruto, dando palos de ciego, y ahora se sabe lo que se quiere y cómo conseguirlo. Gracias a los transgénicos se puede alimentar a mucha gente del tercer mundo. En cuanto a lo natural y lo artificial: una seta venenosa es natural, el arroz transgénico con vitamina B y resistente a las plagas es artificial. ¿Qué prefiern ustedes comerse, una paella de arroz gtransgénico o una seta venenosa? La única plaga (E.Coli) que se ha producido ultimamente ha sido en un cultivo "natural" de gérmenes de soja (sin colorantes ni conservantes). Pues eso. La pega de los transgénicos son las prácticas monopolísticas de las multinacionales que los producen; pero eso pasa también en la minería, los combustibles, la industria farmacéutica, etc. Vivimos por desgracia en un mundo capitalista.



Varias ponencias (Ismael Pérez Fernández y Javier Armentía) y mesas redondas se dedicaron a fomentar el escepticismo frente a las intoxicaciones en los medios, en la Red y en la información general. El resultado de la credulidad en determinadas tonterías ha tenido a veces consecuencias catastróficas para la Humanidad. Por ejemplo: el Nazismo, con sus falacias sobre la raza Aria.



Al final, Eugenio Fernández nos habló del fin del mundo, de los distintos fines del mundo posibles: Extinción solar, pandemia universal, guerra neclear, envenamiento del medio, todos más o menos posibles y más o menos remotos en el tiempo futuro. Pero desde luego, no porque lo hayan predicho los mayas, Nostradamus y demás falsos profetas, que jamás han acertado. La prueba es que todavía estamos aquí.



Y se cerró el congreso con una actuación musical a cargo Sacha Marquina Reyes, que nos deleitó con canciones de tinte escéptico y humorístico, digno colofón a la reunión, que se cerró definitivamente en una estupenda cena de gala en un hotel de el Albir.



Todavía, el domingo 9, hubo quines se quedaron para recibir unas cuantas lecciones de ilusionismo impartidas por Andrés Carmona Campo.



Ya sé que si el Congreso hubiera sido de creyentes en los OVNIS, la Astrología o los poderes paranormales, los participantes hubieran sido más de 100, pero eso es porque el homo sapiens es menos "sapiens" de lo que pretende, desgraciadamente.



Salud y escepticismo.



Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 4 de octubre de 2011

UN BARRIO EN EL CIELO






Ahí va el último relato de la Tertulia de la Bodega de Adolfo. Va de un barrio...











UN BARRIO EN EL CIELO.
En el barrio todos nos conocíamos. Yo era allí un niño feliz. Jugaba en la plaza con otros muchachos, a la sombra de unos árboles frondosos bajo los que se amparaban los bancos de hierro y madera donde los viejos se contaban batallitas de una guerra lejana. A su alrededor, los comercios, modestos y fiables, acompañaban a la pequeña iglesita blanca coronada por una espadaña con su campanita de agudos sones. Don Fadrique era el párroco, amigo de todos, fueran o no sus feligreses. Enfrente estaba la sucursal de la Caja de Ahorros, con sus estirados empleados que venían a trabajar desde el centro, y se marchaban en el autobús azul, sin mirar ni saludar a nadie. Eran los únicos extraños que acudían al barrio a trabajar. Los vecinos, por el contrario, solían marchar fuera de él a sus quehaceres cotidianos; los hombres a la cercana fábrica de repuestos industriales y las mujeres, en el autobús, a servir a algunos señoritos de la ciudad, como chachas o cocineras, o a las fábricas de tejidos. La escuela de niños y la contigua de niñas eran regentadas por don Rosendo y doña Finita, que estaban casados y ocupaban la modesta vivienda del piso superior del inmueble, detrás de la iglesia. La frutería de la señora Pepita, gorda, chistosa y amable, era parada obligatoria de la pandilla a la que la dueña obsequiaba con alguna manzana, melocotón o cualquier otra fruta y unos caramelos. En el taller de Tancredo “el Manitas”, donde se reparaban muebles, aparatos eléctricos y utensilios de cualquier clase, nos abastecíamos de listones y clavos con los que nos fabricábamos espadas y fusiles para nuestras imaginarias batallas en lo que llamábamos “El Campo”, unos solares abandonados, poblados de malas yerbas, que separaban el barrio de la ciudad, lejana y misteriosa.
Un día vinieron unos obreros con picos, palas y una espectacular maquinaria pesada con la que empezaron a excavar un enorme agujero en el centro de la plaza, que fue nuestra distracción por unos meses. Don Rosendo nos informó, orgulloso, que el barrio iba a tener parada de metro. Y a partir de entonces, los empleados de la Caja y las mujeres que trabajaban en la ciudad ya no utilizaron más el autobús azul, sino que bajaban las misteriosas escaleras, por las que los domingos descendíamos también nosotros, con nuestros padres y hermanos, en busca de emociones capitalinas.
Poco a poco, la ciudad fue acercándose al barrio y las torres de cemento y cristal nos arrebataron el campo de nuestros belicosos juegos. Más tarde, se inauguró muy cerca un centro comercial y la señora Pepita cerró su frutería. La gente compró coches y televisores, y se acostumbró a tirar las cosas viejas, y Tancredo se marchó a trabajar a otra ciudad. Don Fadrique se murió y don Rosendo y doña Finita se jubilaron, y la iglesia, la escuela y otras casas del barrio, fueron derribadas para construir unos enormes bloques de viviendas en cuyos bajos se instaló un nuevo y moderno templo, que solo abría los domingos, cuando venía a decir misa un cura joven que tocaba la guitarra. Yo ya me había hecho mayor, me había casado con la mujer de mis sueños y tenía dos hijos varones. Y el barrio fue cambiando conmigo hasta hacernos irreconocibles, el barrio y yo. Pasó mi vida, como un tren a toda velocidad por un andén desierto. Mi amadísima mujer falleció y mis hijos se fueron a Barcelona, y yo me quedé solo y jubilado, con los restos de mi barrio donde ya no conocía a casi nadie.
Hoy la plaza ya no tiene árboles, sino marquesinas metálicas, y en su centro han puesto un adefesio abstracto de hierro oxidado que nadie sabe qué representa. Mi vieja casa de planta baja sobrevive sola entre torres de cemento llenas de gente extraña. No quise venderla a la constructora, aunque me ofrecían una fortuna, y ha quedado como último testimonio de un barrio del que solo queda el nombre en su parada de metro.
Los domingos acudo a la nueva iglesia y le rezo a un Dios que no sé si existe, y le pido que, si hay un cielo para la buena gente, me devuelva allí mi viejo barrio para que pueda vivir en él, con los míos, por toda la Eternidad.


Miguel Ángel Pérez Oca.