martes, 26 de febrero de 2013

TODO PINOCHO NECESITA UN PEPITO GRILLO


¡Hay qué risa, lo de Italia! Los italianos, puestos a elegir entre dos payasos, el Berlusconi y el Pepito Grillo, han preferido votar al profesional. El Monti, impuesto por la Merkel y sus banqueros, a la caca, nene, que a éste no lo eligió nadie en su día, y para tecnócratas ya estaban los de Franco... o los de Mussolini. Y la Izquierda "moderada", pues eso, que sube "moderadamente", pero poquito. Ahora el que quiera gobernar ya sabe, tendrá que pedirle permiso a su "conciencia", al Pepito Grillo ese. Muy bien, hermanos italianos, muy bien, son ustedes sabios. Sí, señor.
Aquí también nos hace falta tres cuartos de lo mismo. Aquí nuestro Pinocho particular, señor Rajoy, seguido de su corte de "pinochos" Floriano, Cospedal y todos los demás troleros, con su jeta cementífera y su desfachatez, ya van necesitando que alguien les saque los colores y les llame mentirosos en la cara. Y si no, la izquierda "moderada" del PSOE, que se escandaliza porque uno de sus dirigentes catalanes le ruega al Rey educadamente que abdique por el bien de la Monarquía. La que han armado estos viejos republicanos reciclados. 
Nos hace falta un Pepito Grillo autóctono. Y hay que buscarlo y animarlo a que se presente a unas elecciones que no veo tan lejanas si lo del Bárcenas, Urdangarín, Camps, doña Rita, la Pepa Maca y el Patufet llega a donde tiene que llegar. Porque no creo que las mentiras y las ocultaciones aguanten otros tres años sin oler a podrido.
¿Quién podría ser nuestro Pepito Grillo? ¿Wioming, el Follonero, quizá algún rapero anti sistema? Seguramente, cuando haga falta saldrá del anonimato, como siempre pasa a lo largo de la historia cuando se necesita un símbolo para ir detrás de él a cargarse el "establisment". Porque este sistema ya está caduco, ya no nos sirve a los que pensamos que las personas están antes que los números, que un país son sus habitantes, no sus banqueros y sus empresarios criados de la teta del señor Paquito. Que ya está bien. Que nos hace falta alguien que le pare los pies a la füreresa Merkel. Que les diga a los de la Comunidad Europea que pagaremos cuando podamos, pero que el bienestar de nuestros compatriotas está antes que los intereses de ese grupito que encabeza aquí el señor Botín (qué apellido más apropiado). Y que si no tragan con respetar a las personas más que al dinero, pues que se metan el euro en el culo.
Los islandeses no han necesitado a Pepito Grillo, porque los viejos vikingos tienen todos una conciencia muy desarrollada y juntos saben convertirse en una auténtica conciencia colectiva. Son gente acostumbrada al frío y sin moverse de casa saben ponerle las peras a cuarto a los sinvergüenzas. Aquí, como somos meridionales, salimos mucho a la calle y necesitamos a alguien que lleve la pancarta por el camino correcto.
Bueno, pues eso, que necesitamos a nuestro Pepito Grillo, uno que sepa canalizar las energías dispersas de los del 15M, los antidesahucios, los funcionarios burlados, los sanitarios y enseñantes diezmados, los desengañados de la derecha mentirosa y la izquierda descafeinada, los que ya no pueden más con el bipartidismo, los que no van a seguir jugando al bingo con las listas cerradas, los escandalizados e indignados con tanto chorizo prepotente...
En Italia, también, ha dimitido el Papa, pero aquí no dimite ni Dios...
Qué suerte tienen los italianos.
Así que a ver si tomamos ejemplo.
¡¡¡Pepitoooo!!! ¿Dónde estás, Pepito?
Miguel Ángel Pérez Oca.

EL SORDO.


Esta vez, el tema a desarrollar en la Tertulia de la Bodega Adolfo era "la sordera", así que de eso trata el relato que os ofrezco hoy. Por cierto, las piruletas de pato y el caldo gallego que nos sirvió Víctor estaban de rechupete.


EL SORDO.
Los ciegos dan pena, pero los sordos dan risa. Todos se compadecen de un pobre ciego y no se les ocurre reírse de él cuando tropieza con los muebles o las paredes; pero cuando un sordo confunde una palabra con otra, y responde que no está “gordo” cuando le han llamado sordo, estalla la risa general. Y eso, precisamente, es lo que más me incomoda y me aleja de mis semejantes: sus miradas burlonas, sus conversaciones inalcanzables para mí y que nunca sé si son inocentes o si me critican a sabiendas de que no puedo oírlas. Cómo los odio a todos. Porque mi sordera es total, no oigo nada, absolutamente nada. Estoy sordo como una tapia. Así que no me puedo fiar de nadie, ni siquiera de Leocadia, mi jovencísima esposa. De ella menos que de nadie; porque si quisiera engañarme con algún jovencito, podría citarse con él en mi presencia sin temor a que sorprendiera su lasciva conversación. Por eso, cada vez que la veo platicar con algún hombre joven, se me llevan los diablos. Y por eso, últimamente, he pintado tantos monstruos, tantos demonios y brujas, tanto ser malvado con la boca abierta por donde surgen obscenidades que nunca podré oír. Menos mal que las pinturas son mudas y quienes las contemplan tampoco pueden escuchar los improperios que les dirigen mis monstruos, los monstruos que sueña la razón de este sordo atormentado.
Leocadia, a mi lado, charla sin cesar con los demás pasajeros del coche que nos lleva a Francia. Me solivianta esa conversación generalizada, esas risas que me parecen insultantes y esos comentarios burlones acerca de mi sordera, que yo sospecho o imagino. Sé del movimiento del vehículo porque repercute en mi trasero y en mi espalda, a través del asiento, por no percibo el más leve atisbo del chirriar de las ruedas, el relinchar de los caballos y el restallar del látigo del cochero, que adivino entre mis recuerdos de anteriores viajes, cuando aún no me había atacado la enfermedad.
He conocido a muchos sordos en mi vida, pero los peores fueron siempre los que no escuchaban, no los que no oían. Cuántas veces me he desgañitado en discusiones, intentado que un clérigo obtuso, un señorón abotargado o un lacayo servil entendieran las virtudes de la libertad y la democracia, que procuraba inculcarles mientras ellos hacían oídos sordos a mis discursos. Y ahora siento haber sido tan vehemente en mis opiniones, sobre todo después de que me pusiera del lado de los liberales que forzaron a nuestro rey felón, tonto y sátiro a jurar la Constitución. Bien que se los cargó después a todos, a Torrijos, a Riego, al Empecinado, y me temo que seguirá la purga con artistas, escritores y sabios denunciados por los borregos que adoran las cadenas. Yo desprecio a ese rey fofo y lelo para el que solo los toros y los culos merecen atención. Se deja aconsejar por curas sebosos, toreros ignorantes, chulos de putas, monjas milagreras, leguleyos de tercer orden y nuevos inquisidores; mientras el pueblo padece y las mejores cabezas de España tienen que exiliarse, como yo y como tantos otros.
Ahí delante está la frontera. Los guardias nos han parado y exigen los salvoconductos. Un sargento con cara de mala leche me conmina a no sé qué. Yo niego desde mi sordera y Leocadia le hace un gesto señalándose la oreja derecha. Le está diciendo que soy sordo y el muy cabrón se ríe. Los demás pasajeros también le ríen la gracia. Claro, los sordos damos risa, ¿verdad? Y yo los maldigo a todos, eso sí, en silencio, no sea que me oigan, se enfaden conmigo y me delaten.
A veces creo que preferiría ser ciego a sordo. Al menos provocaría respeto o, incluso, solidaridad. Pero entonces no podría pintar y eso acabaría conmigo. Me moriría de pena sabiendo cuál había sido mi última obra; no como ahora que, aunque viejo y sordo, aún puedo esperar que nazcan nuevos cuadros de la mano de este vuestro servidor Francisco de Goya, pintor loco, exiliado, irascible y quizá cornudo…
¡Maldita sordera! 
Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 20 de febrero de 2013

DEBATE DEL ESTADO DE LA FRUSTRACIÓN.




La mala fe es una característica lamentable del comportamiento político de la Derecha gobernante. No tuvieron ningún inconveniente en mentir, prometer en falso, ofrecer un programa que sabían muy bien que no iban a cumplir. Hicieron creer a un sector mal informado de la ciudadanía que ellos eran la solución contra los presuntos desmanes de ZP y sus muchachos. Y la gente fue llevada a votar en masa al PP como presunta única alternativa a una situación económica y social cada vez más angustiosa. Mentían y sabían que mentían. Pero tenían que hacerlo si querían salvarse, ellos, no su partido. Sacrificaron la honradez, la verdad, la supervivencia decente de su propia formación política, para salvar el pellejo. La cúpula putrefacta necesitaba conseguir la mayoría absoluta como única forma de monopolizar la designación de todos los cargos decisorios y judiciales, y parar así la catarata de denuncias y procedimientos contra la corrupción generalizada que se precipitada sobre ellos. Es decir: necesitaban mandar para tratar de evitar acabar todos en la cárcel, por corruptos o por encubridores. Pero, a pesar de su mayoría absoluta, no lo están consiguiendo. Menos mal. Mintieron al pueblo, a sus votantes, incluso a sus militantes y cargos medios honrados. Porque en su partido, contra lo que nos han hecho suponer sus indignos dirigentes, también hay gente honrada. Es la cúpula corrupta e incompetente la que, como en el Titanic, quería conseguir una barca de salvamento para ellos solitos, cayera quien cayese. Y así han consentido, además de con sus medidas serviles a la banca y a los mandatos de la Merkel, propios de la derecha más ortodoxa y casposa, que su opción naufrague, mientras los casos de corrupción, espionaje y servilismo los acabe ahogando a ellos también. Y eso que se encargaron con su diabólica propaganda de esparcir la mierda a los cuatro puntos cardinales y convencer a muchos de que la corrupción es algo generalizado e inevitable, porque “todos los políticos son iguales”. Y ahora la desconfianza y la frustración se descarga contra toda la clase política, no solo sobre ellos, los compadres de Bárcenas, la Gürtel y demás pelotazos. Y como el PSOE también tiene trapos sucios que lavar, aunque muchos menos e individualizados, pues se han cargado el país y nos han dejado sin alternativas. Como decía mi abuela: entre todos la mataron y ella sola se murió.
Veremos qué nos dice hoy el camarada Rajoy. Cómo nos explica toda la porquería que su partido ha descargado sobre nuestra democracia. Y veremos cómo le responde la oposición, o mejor dicho, las oposiciones. El bipartidismo se esfuma, afortunadamente, pero a lo mejor no nos queda nada con qué sustituirlo. Y es que hace falta un barrido general de dinosaurios y viejos aprovechados con pasados más o menos turbios, y hace falta otro régimen, verdaderamente democrático. No necesitamos para nada una familia privilegiada como símbolo del país, en cuyo seno se dan también casos corruptos que todavía no sabemos hasta qué nivel se extienden. No queremos un sistema de Hondt y unas listas cerradas que premien a los partidos mayoritarios y los fuercen a financiarse de la forma que sea para no perder su preponderancia, porque detrás de esa financiación fraudulenta surgen las oportunidades para la corrupción personal que hoy nos ahoga. No nos apetece estar integrados en un sistema europeo que solo se ocupa de lo económico y lo financiero, pero que no se esfuerza lo más mínimo por homogeneizar y perfeccionar lo social. Hay muchas cosas que no nos interesan en ese paquete político poco democrático en el que se incluye nuestro sistema de gobierno.
Se impone la regeneración. En todos los partidos hay gente honrada y todavía a salvo de tentaciones, sin pasados vergonzosos que ocultar y con espíritu decente y respetuoso, incluso en esa derecha que hoy nos ha traicionado y defraudado, y a pesar de la insolidaridad característica de los conservadores. Que los jóvenes tomen el relevo y nos saquen del estercolero es la única opción.
Sin embargo, en una céntrica plaza de esta ciudad, con un sigilo que la ha mantenido fuera de las noticias de la prensa (que yo sepa), se ha inaugurado un llamado “Foro Esperanza Popular”, con gaviotas y fondo azul en su carátula. Si la Esperanza que figura en ese título es la que yo me temo, no va por ahí el espíritu regeneracionista que nos hace falta. En este país no necesitamos para nada un Berlusconi, ni una Esperanza Aguirre. Estaríamos buenos.
Miguel Ángel Pérez Oca.

viernes, 8 de febrero de 2013

EL INJUSTO EMPOBRECIMIENTO DEL DUQUE EM...PALMA...DO.


Me pregunto en qué planeta vive el letrado Mario Pascual, abogado de Iñaki Urdangarín; y me pregunto también de qué planeta proviene este hombre que firma alguno de sus mensajes telefónicos como Duque Em...Palma...Do. Alucino con las consideraciones que hacen el imputado y su abogado para recurrir la decisión judicial de que deben abonar, a medias con el ex socio Diego Torres, una fianza de 8 millones de euros. Dicen estos señores, desde ese raro planeta en el que deben de habitar cuando no visitan los juzgados, que el desembolso de la cantidad exigida supondría un "INJUSTO EMPOBRECIMIENTO" del duque. Vaya por Dios, pobrecito, me lo veo durmiendo debajo de un puente, igual que alguno de los desahuciados que, como ya eran pobres antes del desahucio no han podio experimentar la injusticia del empobrecimiento. Por lo visto, estos señores no llegan a entender que solo faltaba esta frase, que si no fuera trágica al compararla con la realidad del resto de los ciudadanos de este país, resultaría cómica, para que la gente colme su indignación y esté deseando ver al señorito en la cárcel, junto con todos sus cómplices, caiga quien caiga; ya me entienden. En fin, que uno ya se está hartando de tanto  señorito de los que creen que el empobrecimiento solo es injusto si les toca a ellos, de tanta mandanga y tanta desfachatez. En estos años trágicos, todos los ciudadanos estamos sufriendo empobrecimientos injustos; algunos pensionistas, parados, desahuciados, hasta la extrema pobreza y desesperación. Se multiplican los casos de suicidios y enfermedades mentales; y estos privilegiados del estatus se quejan de que como garantía de un juicio que ha de decidir si son o no chorizos y deben estar en prisión, puedan verse con unos millones de menos; millones que, si así lo proclama el juez, habrán sido obtenidos mediante la explotación ilegal del parentesco real o el robo directo a la Hacienda de todos y la fuga de capitales. Ya está bien, que nos van a obligar a recordarles que en este mundo no hay ningún ser humano que esté en posesión de nada más importante que el hecho mismo de ser humano. Así que todos somos, o debemos ser en justicia, IGUALES; que vivimos en una época en que ya no hay, o no deben haber, individuos que antepongan a su nombre los adjetivos de "excelentísimo", "señoría", "ilustrísimo", "majestad", "alteza", "magnífico" y demás ridiculeces obsoletas. Socialmente, por desgracia, todavía no todos somos iguales, pero, ojo, que ya nos hemos dado cuenta de que lo que tienen de más unos cuantos aprovechados, lo tienen de menos el resto de los ciudadanos, titulares, nada más y nada menos que de la Soberanía Popular. Y a esto se le llama robar, aunque no figure en el Código Penal... todavía.
Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 6 de febrero de 2013

¡ATENCIÓN! SE APLAZA LO DE MARTE.










Por causas ajenas a nuestra voluntad, no podremos disponer del local de JUBICAM  el próximo viernes día 8; así que tendremos que posponer mi charla con exposición Power Point sobre la Oposición de Marte de 2003, que se aplaza al siguiente viernes, día 15.
Os sigo esperando allí, y siento las molestias.
Hasta el 15 a las 7 de la tarde.
Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 5 de febrero de 2013

EL VIERNES, CITA CON MARTE.



El próximo viernes, día 8-2-2013, a las 19 horas, en los locales de JUBICAM, calle de Santiago de Alicante (junto a la antigua Sede Central de la CAM), donde nos reunimos semanalmente los socios de la Agrupación Astronómica de Alicante, presentaré mi trabajo sobre la Oposición de Marte del año 2003.
Se trata de una serie de dibujos que realicé con ocasión de una muy favorable posición de Marte, que estuvo entonces a tan solo 50 millones de km. de la Tierra y que pude observar y dibujar con mi telescopio de 200 mm.
Ahora que el "rover" Curiosity recorre las llanuras marcianas enviando impresionantes vistas de esos paisajes desolados, el tema de nuestro planeta vecino está de nuevo de actualidad. 
También mostraré imágenes y dibujos de otros trabajos de observación; y como siempre habrá un coloquio posterior, hasta que cerremos a las 21 horas.
Estáis todos invitados. 

Miguel Ángel Pérez Oca.

CERTIDUMBRES.



Ayer, en la Tertulia de la Bodega Adolfo presenté mi trabajo titulado "Certidumbres". El tema era "la certeza" y yo aporté este escrito, que es una segunda versión ampliada y perfeccionada de un artículo aparecido en este blog hace ya algún tiempo. Me dio cierta vergüenza oír a Miguel Sarceda leer mis palabras con su magnífica voz, porque no me gustaría que nadie pensara que estoy dándole lecciones de ética. Yo no soy el ser perfecto que se retrata en esta redacción, ni mucho menos, sino que ese ser es el ideal que persigo desde hace muchos años. Ya quisiera yo ser así y permanecer impasible bajo mi particular "árbol del bodi", cuya imagen permanece en mi memoria como un enorme algarrobo que me daba sombra en mi viejo chalet de Los Patos, que ya no es mío, por desgracia. Como digo al final, uno, con frecuencia, confunde las esperanzas, o los deseos, con las certidumbres.
Espero que os guste y que perdonéis mi atrevimiento. 


CERTIDUMBRES.

Cuando me miro al espejo, quisiera tener la certeza de que veo a alguien que…

            Que no tiene nada que reclamar a nivel personal, pero persigue una utopia social que sabe realizable, más aún: obligada, con la que se siente comprometido.
Que no rechaza la acción, pero no permite que ésta le arranque la serenidad. Y aunque en ocasiones se deja llevar justamente por la indignación, mantiene siempre un refugio para la paz en lo más hondo de su espíritu.
Que abomina de la irracionalidad, la injusticia, el autoritarismo y la violencia; que no se justifican en ningún caso por sus motivaciones y sus objetivos, por muy nobles que sean.
            Que no envidia a nadie ni desea ser envidiado por nadie; porque le parece absurdo sentir dolor por causa de las comparaciones.
Que admira a los que saben ser modestos, pacíficos y serenos; tanto más cuanto más valiosas sean sus mentes y sus obras.
Que no conoce a quien sea capaz de ofenderlo, porque es uno mismo el que se ofende, y si no lo hace, nadie puede hacerlo por él.
Que no considera a nadie su enemigo ni desea ser considerado enemigo por nadie; ya que el odio solo produce fatiga y estupor, y distrae de lo verdaderamente importante. Hacer un gran favor a quien nos odia a muerte puede depararnos un placer exquisito.
Que no se siente superior ni inferior a ninguna otra persona, porque no hay un solo ser humano que posea nada que esté por encima del hecho mismo de ser humano. Ser mejor o peor es solo producto de la genética y la suerte, no motivo de orgullo ni de vergüenza.
Que le parecen cómicos, cuando no patéticos, los prepotentes, los que se esfuerzan en representar un papel, los que lucen vistosos uniformes y hábitos, los que se invisten de autoridad y hablan ex cátedra, los que miran a los demás por encima del hombro. Y no ven, o fingen no ver, a aquellos que se ríen a sus espaldas.
            Que no necesita demostrar nada, ni imponer nada, ni dejar constancia de nada que se refiera a sí mismo; ya que no padece ninguna frustración personal, ninguna vergüenza secreta, ningún temor inconfesable.
Que tampoco necesita ocultar nada, salvo que sean otros los posibles perjudicados por su franqueza; en cuyo caso su norma sería la discreción absoluta.
Que no ambiciona nada en el seno de la sociedad: ni la notoriedad, ni el dinero, ni mucho menos el poder.
            Que piensa que tener demasiado, de lo que sea, es una desgracia, pues todo exceso acrecienta la responsabilidad.
            Que intenta pagar sus deudas y cumplir sus compromisos, pero no le preocupa demasiado que los demás hagan lo mismo con él; pues no es una cuestión de toma y daca.
            Que se compadece de los malvados y los avariciosos, porque no reciben amor y no tienen paz; y de los estúpidos, porque desconocen el alcance de las molestias que ocasionan.
            Que ama a todos y a todo, y querría que su amor no tuviera preferencias, aunque inevitablemente las tiene.
            Que prefiere una bella puesta de sol a cualquier deslumbrante espectáculo, el canto de un pájaro a la más famosa de las sinfonías, un hayku al mejor de los poemas, una pequeña iglesia románica a la más monumental de las catedrales, el garabato de un niño a la mismísima Gioconda y cualquier cosa auténtica, hermosa y simple a todo lo barroco y sofisticado.
            Que se siente en paz cuando no lo acosa el gotear de los segundos y cuando se permite intuir que el tiempo no existe; porque no hay mejor situación que la de saberse aquí y ahora.
Que tan solo aspira a saber cada día más de sí mismo y del mundo que lo rodea; y a que lo dejen tranquilo mientras piensa a la sombra de un algarrobo.
            Que desea para todos el equilibrio que busca para sí…

            Sin embargo, reconozco que a menudo los espejos nos devuelven imágenes distorsionadas, que nos llevan a confundir las esperanzas con las certidumbres.                    
Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 4 de febrero de 2013

¡BASTA YA! HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO.



            Ni en la mejor de las películas de Berlanga podríamos habernos imaginado algo así. La realidad, una vez más, supera a la ficción más alocada. Y aún nos piden los figurones paciencia y presunciones de inocencia, y nos prometen enseñarnos su contabilidad y sus declaraciones a Hacienda. Pero, ¿se creen que somos tontos? ¿Es que vamos a creernos que el dinero negro, los sobornos y demás lindezas se declaran a Hacienda y figuran en la contabilidad oficial? No podemos más. La política está podrida, la judicatura está paralítica, la Casa Real ha sido invadida por termitas choriceras, los empresarios prefieren demostrar su patriotismo deslocalizándose en busca de pasta fácil, los obispos defienden el derecho a la vida de los no nacidos, mientras no se ocupan de los nacidos que ya pasan hambre, el paro crece y crece, los bancos se guardan el dinero de todos para ellos solos, los derechos conseguidos con sangre, sudor y lágrimas durante una lucha de siglos, son recortados en nombre de una economía que no entiende nadie (ni siquiera los economistas). Esto se hunde. Y lo peor es que no hay alternativas a la vista, ni siquiera la alternativa de dejarlo todo como está. Porque lo de los sobres y el "yo no he sido" del Jefe del Gobierno han colmado definitivamente el vaso de todo lo soportable.
            ¿Qué deberíamos hacer? Es una lástima que Suárez ya no recuerde que fue el artífice de la Transición, y que Carrillo y Fraga se hayan muerto, dejando solito a Felipe. Porque sería conveniente que los viejos leones dieran un rugido de advertencia, que promovieran la limpieza general, para que los políticos que todavía están limpios hicieran una buena purga en sus partidos, y que todos los chorizos acaben en la cárcel, que se formase un Gobierno de Salvación apoyado por todos los partidos, sindicatos, movimientos ciudadanos, etc., un gobierno que se ocupe de promover por consenso una nueva ley electoral (listas abiertas, ya), una nueva transparencia a todos los niveles, una depuración de duplicidades políticas innecesarias (fuera diputaciones, fuera cargos de enchufe), unos nuevos Pactos de la Moncloa para salir de la crisis dando preferencia a los derechos de los ciudadanos sobre los intereses de los acreedores, que le plante cara a Europa con la autoridad de la voz del pueblo, y que, recuperada la calma, convoque unas Elecciones Generales para un proceso constituyente que contemple, entre otras muchas cosas que es preciso cambiar o superar, la decisión popular sobre la forma del Estado (¿monarquía o república?¿federalismo? ¿y, en su caso, qué clase de república?). Y después de la reforma y de la crisis, cuando la tranquilidad y la Sociedad del Bienestar se hayan recuperado, con los cauces ya abiertos, ya pensaremos en decidir sobre las naciones que constituyen España y cómo quieren integrarse o marchar solas. No antes, en los tiempos revueltos que son la ganancia de los pescadores.
            Ha llegado la hora de salvar los muebles. Es hora de decirle a la Merkel que, contra lo que le dictan sus prejuicios seculares, no todos los españoles somos vagos y ladrones. Que lo que haga alguna familia de zánganos y alguna pandilla de chorizos NO NOS REPRESENTA. Y que ya está bien de abusar en nombre de Europa. Que pagaremos cuando podamos, que primero son nuestros compatriotas y sus derechos… Así, a la islandesa. Que si ellos han podido, ¿por qué no nosotros?
            El pueblo está exento de pecado, así que tiene derecho a echar la primera piedra. Hasta aquí hemos llegado y ya va siendo hora de tomar una determinación, digan lo que digan todos esos mamarrachos que se han creído que son alguien.    
¡GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN, YA!