martes, 23 de enero de 2018

OTRO VIEJO POEMA.


LO PERDIMOS TODO. 

Lo perdimos todo, absolutamente todo. 
Perdimos nuestros tesoros y nuestras posesiones. 
Perdimos nuestros proyectos y nuestros objetivos. 
Perdimos el orgullo y la complacencia. 
Perdimos nuestra autoridad y el respeto de los serviles. 
Perdimos la razón de nuestras razones. 
Perdimos normas y dogmas, responsabilidades y servidumbres. 
Perdimos todas las palabras que se escriben con mayúscula. 
Perdimos la fascinación por lo caro y lo raro. 
Lo perdimos todo, incluso nuestras debilidades. 
Y nos quedamos desnudos, como larvas trémulas. 

Entonces comprendimos que nuestra desnudez era lo único 
           que habíamos poseído siempre. 
Y cuando quisimos mirar a través de nuestra piel traslúcida, 
           vislumbramos un inmenso y enigmático espacio interior:
           todo un Cosmos de amor infinito, 
           con sus galaxias y estrellas. 
Y nos dimos cuenta, al fin, de que nunca habíamos sido tan libres 
           y, por lo tanto, tan ricos. 


                                                Miguel Ángel Pérez Oca

EL OCASO DE DULCINEA.



El tema para la Tertulia de ayer era "El ocaso de Dulcinea", y yo agarré el rábano por las hojas y escribí esto, que me parece más interesante que dedicar un relato a la pobre Aldonza Lorenzo. 

EL OCASO ANTES DEL ALBA.

            Imaginaos que un militar manco y aficionado a escribir novelas, llamado Miguel de Cervantes, está preso en Argel. Las condiciones de su prisión son inhumanas, aunque aquellos que estén dispuestos a abjurar del cristianismo y hacerse musulmanes, pueden alcanzar inmediatamente la libertad. El imán de la prisión quiere convencerlo de que se convierta en un renegado, pero él se niega y defiende su honor a toda costa. Ha enfermado de gravedad, su vida peligra, pero persiste en su actitud insobornable, más que por fe, por un empeño de dignidad. Su mal se agudiza, pero el imán le niega todo auxilio y don Miguel muere en la más triste de las condiciones… Su futura obra literaria permanecerá inédita. Nunca podremos haber leído el Quijote. Nunca la campesina Aldonza Lorenzo, vulgar moza de El Toboso, podrá ser doña Dulcinea, y así  tendrá su ocaso antes incluso de que le llegue el alba. Triste, triste. Nunca sabremos que la más grande obra literaria de todos los tiempos no ha llegado a escribirse nunca. Y sin embargo, no notaremos su falta… ¿O sí? ¿Habrá un vacío metafísico en nuestras conciencias de lector? ¿De alguna manera sospecharemos que un fanático nos ha robado un tesoro de valor incalculable?
            A mi lado, otro Miguel agoniza sin las debidas atenciones médicas. Es un humilde cabrero, pero también el mejor poeta de cuantos he leído. Él sí que ha enfermado realmente, y de tuberculosis nada menos, que a estas alturas de 1942, podría curarse con buenos cuidados y medicinas. Pero el sacerdote de esta prisión, padre Vendrell, de acuerdo con el consiliario Almarcha, ha decidido negarle toda ayuda mientras no reniegue de su comunismo y vuelva al redil católico, del que, según ellos, nunca debió apartarse.
No vivirá mucho tiempo. Quizá muera esta misma noche. Hace horas que no le oigo respirar. A su temprana edad ya es autor de una obra extraordinaria; su Elegía, su Niño Yuntero, sus Vientos del Pueblo son monumentos imperecederos, pero… es solo un joven de 32 años. ¿Qué versos encendidos, que obras deslumbrantes podría dar al mundo si se le permitiera vivir muchos años? ¿Llegaría a ser tan famoso como Machado? ¿Ganaría algún día el Premio Nobel? Pero se va a morir en la podredumbre, quizá en el olvido decretado por una Dictadura abyecta, sostenida por criminales y fanáticos, por militares traidores y curas corruptos, y por burgueses adocenados, cobardes y casposos. ¡Malditos sean todos ellos!
            Miguel se muere. Y su obra futura morirá antes de nacer. Sus Dulcineas alcanzarán el ocaso antes del alba. Y muy pocos sabrán que nos han robado una obra excelsa, que hemos sido despojados de las poesías más hermosas que nunca conoceremos.
Si yo fuera poeta, en lugar de pobre maestro anarquista condenado a muerte, me esforzaría en escribir una elegía a Miguel y a su obra nonata, una elegía a esta época asesinada, la de una República que guardaba la esperanza de un futuro libre y justo.
Quizá la titularía “El ocaso de Dulcinea”… Quizá.
           
           
                                                                Miguel Ángel Pérez Oca.

                                                           (500 palabras, sin título y firma.)

domingo, 21 de enero de 2018

SOY AIRE, UNA VIEJA POESÍA.

Una amiga que aprecio y admiro mucho me ha pedido poesías mías para hacer un recital en mi nombre. Yo ya le he advertido de que soy escritor de prosa y no me considero poeta, pero, mirándolo ben, he encontrado unas cuantas. Os voy a poner una de hace unos cuantos años, que es de las que más me gustan, y me decís que tal puede quedar en ese recital que creo inmerecido. ¿Vale?



SOY AIRE

Un día fui estrella
y ahora soy aire.
Como tú, como todo cuanto vive en este mundo.
Soy aire, evanescente y mudable,
transparente y leve.
Brisa y vendaval,
nube y arco iris.
Aire, solo aire, todo aire.
Nunca fui tierra ni polvo al que hay que volver.
No.
Porque siempre, siempre he sido aire.
Tan relativo como el tiempo,
tan mudable como sus instantes,
tan leve como la memoria,
tan inseguro como los sentidos,
tan maravilloso como toda la vida que nace del aire y vuelve al aire.
Es el milagro del ser vivo y consciente, que somos tú y yo.
¿Sabes?
Las hojas verdes hacen del aire la urdimbre de su materia orgánica
y nos devuelven el oxígeno para que respiremos.
Y ese es el portento del que piensa y siente sin dejar de ser aire.
Lo sé.
Sé que fui astro y soy viento,
que he sido hoja tierna, flor colorida, mariposa bella, diligente hormiga,
quizá serpiente, gacela, lobo, ser humano; muchas veces.
Y volveré a ser cambiante y multiforme, eternamente distinto:
Como una flor, un pez, un insecto, una alimaña, un filósofo de nuevo…
Porque soy la vida.
 Y soy aire, brisa, huracán, nube y arco iris.
Y un día,
que adivino tras un remoto horizonte,
regresaré a las estrellas.
          
                                                     Miguel Ángel Pérez Oca.


miércoles, 10 de enero de 2018

DE LA PÁGINA WEB DE PREMIUM EDITORIAL.

El silencio de las estrellas, de Miguel Á. Pérez Oca, I Premio de Novela de Ciencia Ficción Ciudad del Conocimiento, disponible desde hoy en versión digital en Amazon Kindle por 2,99 €.
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Una obra impactante y de lectura breve que plantea cuestiones morales como la soledad del ser humano como especie en el universo y respuestas documentadas a la paradoja de Fermi. Ciencia ficción en la línea Arthur C. Clarke con altas dosis de aventura sintetizadas en una novela muy adictiva.
Avanzado el siglo XXI, la carrera por la conquista espacial se reaviva tras el hallazgo del fósil de un ser primitivo en la superficie de Marte. Tanto es así…
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martes, 9 de enero de 2018

EN EL LADO OSCURO DE SHACKLETON.

El tema de ayer era "El lado oscuro", y yo presenté este trabajo que espero os guste y os haga pensar en los nacionalismos, patriotismos, banderitas e himnos y demás zarandajas inútiles y muchas veces sangrientas.





Hay un cráter en la Luna, llamado Shackleton en honor al famoso explorador austral, que está en el mismo Polo Sur de nuestro satélite. Su excepcional posición hace que en su fondo no dé nunca la luz del sol. Esa zona, siempre sumida en las tinieblas, es conocida como “el lado oscuro” y es la ideal para montar allí la primera colonia lunar, por una razón evidente: Todo el fondo del cráter de 30 kilómetros de diámetro y 5 de profundidad, está cubierto de hielo. Durante millones de años, los cometas han estado estrellándose en la superficie lunar y esparciendo allí el hielo de agua del que están compuestos. Este hielo se ha sublimado al calor del sol y escapado al espacio exterior, excepto en Shackleton, donde el frío y la oscuridad eternos han preservado el preciado sólido, que podría surtir de agua, oxígeno e hidrógeno a un habitáculo permanente…

            En el fondo del Lado Oscuro se ha abierto una compuerta y ha surgido de ella un pequeño vehículo de seis ruedas con un único tripulante, embutido en su escafandra de astronauta. Jordi tiene que darse prisa para llegar al emplazamiento del telescopio de 12 metros de diámetro, justo en el borde del cráter. Allá arriba siempre da la luz del sol y una pantalla de cerámica protege al enorme aparato de acabar achicharrado. El mecanismo se ha detenido, y conforme avanza el Sol por el horizonte sobrepasará la protección y fundirá su delicada óptica. El vehículo aparca a la sombra del observatorio y Jordi se apresura a destornillar una tapa y cambiar la pieza averiada.
            -Vale, Jordi, ese trasto ya funciona otra vez – le dicen desde la base.
            Jordi conecta el ordenador de su vehículo al telescopio para comprobar su funcionamiento correcto. Bajo un cielo cuajado de estrellas, rodeado por la desolación, su vista se fija en el globo de la Tierra, que parece apoyarse en el horizonte. Apunta el objetivo del instrumento al planeta azul. La Península Ibérica está libre de nubes. Y Jordi reflexiona sobre la maravilla y la insignificancia de nuestro mundo en medio del Cosmos. Por supuesto, no se ven las fronteras inventadas por el ser humano. Anoche, el Telediari Catalá le informó de la marcha del eterno problema de su país. Desde la capital de la República, Ciutat Puigdemont (antes conocida como Girona), el Molt Honorable President Capdepera se lamentaba de que el Condado de Barcelona había proclamado unilateralmente la independencia. Los dirigentes barcelonistas quieren separarse de Catalunya, transgrediendo la Constitució Catalana de 2025, y se quejan de que, durante el referéndum ilegal que han montado, han sido agredidos salvajemente por los Moços d’Esquadra que intentaban confiscar las urnas.
            Jordi mira al firmamento, sobre su cabeza, y piensa que algún día los nacionalismos serán considerados como delitos de insolidaridad. Se encoge de hombros, sube a su vehículo y regresa a la base lunar donde le esperan sus camaradas de varios países y razas.
Desde el Lado Oscuro de Shackleton no se ven las fronteras.
                                                               
                                                                    Miguel Ángel Pérez Oca.


                                                           (500 palabras, sin título ni firma. )

martes, 2 de enero de 2018

HOY EN EL DIARIO INFORMACIÓN DE ALICANTE.


Hoy me han publicado como "carta destacada" el texto que os pongo a continuación. Ya me diréis qué os parece. Yo, siempre complicándome la vida... pero por causas nobles.

SANTA BÁRBARA Y SUS FANTASMAS.

Mira que les he dado la lata. Pero por lo visto mi escala de valores no es la suya. Se lo dije mil veces a Miguel Valor, cuando mandaba el PP, y otras mil a los compañeros de Guanyar, cuando el tripartito recientemente finiquitado: La plataforma más elevada del Castillo de Santa Bárbara tiene un pretil muy bajo, de unos escasos 50 cm. Es una zona peligrosa donde un niño, o incluso un mayor despistado, podría caer al vacío y matarse. Colocar allí una baranda metálica sería muy barato. Pero ni unos ni otros me han hecho caso. ¡Estos políticos! Un día de estos, por desgracia, un niño podría matarse allí y su fantasma perseguiría a nuestros ediles que, estoy seguro, colocarían de inmediato la barandilla post mortem. Entretanto andan enzarzados en profundas discusiones sobre si Nicolás Peris, alcaide castellano de esa fortaleza, que murió defendiéndola del rey aragonés Jaime II, merece o no una calle. Porque, claro, era castellano y los nacionalistas de aquí se sienten obligados a ver un traidor en cualquiera que intentase dejarnos como murcianos en lugar de valencianos. Yo, que soy ciudadano del Planeta Tierra y mi pueblo es la clase trabajadora de toda la Humanidad, considero que el que piense que ser valenciano es mejor que ser murciano es un racista… o un fantasma.

Miguel Ángel Pérez Oca.


(Publicado en el diario Información de Alicante el 2-1-2018)

lunes, 1 de enero de 2018

DE LA PÁGINA WEB DE EDITORIAL PREMIUM. EL AÑO EMPIEZA BIEN.

Un buen año para la Ciencia Ficción en Premium Editorial.
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El silencio de las estrellas ha sido la novela más vendida de Premium Editorial en 2017. La segunda edición sigue vendiendo ejemplares y dando a conocer a un numeroso público la nueva ciencia ficción española.
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En la imagen, Miguel Ángel Pérez Oca y Zoilo Andrés firmando sus obras El silencio de las estrelllas y El nuevo orden de las cosas en el XII Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas que tuvo lugar en octubre. #novela #cienciaficcion #elsilenciodelasestrellas #elnuevoordendelascosas#hesperidesnet