lunes, 31 de octubre de 2016

PALABRAS DE PEDRO SÁNCHEZ.



Lo que dijo Pedro Sánchez en la entrevista que le hizo Ébole ayer me ha dado mucho que pensar. Qué lástima que no tuviera el valor de decirlo cuando aún era tiempo de imponerse a los "poderes fácticos", a los Felipes-Guerra ga-gá y a las Susanitas, y haber forzado un gobierno alternativo de izquierdas. Aunque supongo que los mandamases no lo hubieran consentido y el PSOE hubiera saltado por los aires antes que dejar que se aliara con Podemos. Por otro lado, tras las primeras elecciones de diciembre, se notaba demasiado que Podemos quería forzar unas segundas, a ver si había suerte y "sorpasso" y el Gobierno se lo llevaba Pablo Iglesias. Pero en ese caso, tampoco hubieran sido posibles alianzas con el PSOE, o a Pedro le hubieran dado "matarile" todavía antes. Ahora, quizá, si Pedro sabe maniobrar y conquistarse a la militancia, será posible salvar a la Democracia, al PSOE y a los votantes de la verdadera izquierda... Lo que está claro es que con la izquierda dividida no hacemos nada. Por cierto, lo de que Catalunya es una nación sería una perogrullada si no fuera por el empecinamiento de la derecha pepera de buscarse enemigos para forzar situaciones imposibles y líneas rojas, y forzar así su dominio a base de dogmas, como la vieja Iglesia. Hacen lo mismo con los vascos y con los "radicales populistas" de Podemos.
Como no nos espabilemos, Rajoy y sus muchachos tienen cuerda para rato, con todos esos pobres de derechas que los votan porque son más tontos que Abundio, y más cobardes y egoístas que el malo de la película.
Lo dicho: Si la izquierda no se une no se comerá una rosca. Lo vengo diciendo desde hace muuuuuucho tiempo. Pero los sectarios no escuchan.

jueves, 27 de octubre de 2016

ACEPTACIÓN.



Influido, seguramente, por el ambiente político que se respira hoy en este país, y como continuación del artículo precedente, he presentado en la Tertulia este trabajo sobre el tema propuesto, que era "Aceptación". Seguro que os resulta familiar, ¿verdad?

LA HORA DE LA ACEPTACIÓN.
            El abuelo tiene muchos años, tantos que le permiten gozar de una perspectiva histórica lo suficientemente amplia como para juzgar muchas cosas. Luchó en la Guerra Civil, combatió en el Maquis francés contra los nazis, sufrió un largo exilio lejos de sus hijos y no volvió a España hasta que murió el dictador. En su juventud fue testigo de los enfrentamientos entre los partidarios de Prieto y los de Largo Caballero en el seno del Partido Socialista, su partido de siempre, cuyas crisis actuales no le sorprenden lo más mínimo y se las toma con filosofía; aunque a veces le indignan las manifestaciones simplistas y demagógicas de los actuales políticos de la izquierda y la derecha.
            -Entonces nos enfrentábamos con pasión y sin ocultar nada. Al pan le llamábamos pan y al vino, vino… - me dice a menudo – Y no como vosotros, siempre cautelosos y maquiavélicos, con el discurso prefabricado a base de argumentario.           
El abuelo se sienta en su mullida butaca, frente al televisor, y se entretiene limpiando su vieja pipa de espuma de mar, que no usa ya por prescripción facultativa.
            -¿Qué te han parecido mis declaraciones de hoy en la tele, abuelo? – le pregunto.
            Y él me mira con sus viejos ojos descoloridos, que ya han visto tantas cosas.
            -Me han parecido una mierda – me responde. Y yo, desde mi soberbia de flamante dirigente de la nueva política, me siento herido, aunque ya me lo esperaba.
            -Mira, muchacho – prosigue -, perdóname, pero me cabrea la gente como tú. Parecéis loros con la lección aprendida. Hacéis juegos malabares con las palabras para no decir nada que os comprometa… A ver, cuando esa periodista tan valiente te ha dicho: “Pero, señor diputado, sobre este asunto, ¿cuál es su opinión personal?”. Tú te has evadido con citas a no sé qué filósofo y al final te has escudado con el argumento fácil de que se hará lo que acuerden los militantes en una próxima asamblea… ¡Coño! Eso no es lo que te ha preguntado. Eso ya lo sabemos, pero la periodista te ha pedido tu opinión personal y tú te has escurrido como una anguila. Y todos los políticos de ahora sois así de demagogos, y se os ve el plumero. Me enfadé mucho cuando mi candidato decía que votaría NO a facilitar la investidura del Jefe del Gobierno, que NO se aliaría con partidarios de la consulta catalana y que NO habría nuevas elecciones… Pero, ¿cuál era, entonces, su alternativa? – Yo le doy la razón con un gesto mudo pero elocuente, aunque reconozco que los demás, a la izquierda y la derecha, son igual de manipuladores; y él se me enfrenta iracundo – Vale, y en este caso de hoy, ¿cuál es tu opinión? ¡Porque ese rollo de la alianza secreta entre malos y traidores no me lo trago!
            Empiezo a argumentar complicadas frases evasivas, que él me corta enseguida.
            -¡Déjate de rollos conmigo, Maquiavelo de vía estrecha! Y dime la verdad.
            Yo admito que el caso tiene un análisis muy complejo, pero que lo que más conviene a los míos es explotar la consigna más simple, contundente y maniquea…
            -Sí, merluzo, pero ¿cuál es tu opinión? Dímela sin tapujos. ¡La tuya, coño!
            Y yo bajo la cabeza y reconozco cuál es la que proclamaría si de mí dependiera.
            -¿Y por qué no lo dices en público, abiertamente?
            -Porque, si después mi partido adopta otra posición, podría costarme el cargo…
            -¡Malditos hipócritas! Pero al día siguiente de que vuestra dirección tome una decisión firme, todos coincidiréis con ella, ¿verdad? Por eso la gente ya no cree a los políticos, ni nuevos ni viejos. Pues, mira, yo te exijo que seas honesto y le digas a esa periodista cuál es tu verdadera opinión. Y déjate de pamplinas para crédulos.
            Me marcho de casa del abuelo muy afectado. El viejo tiene toda la razón. Y pienso que ya es hora de que alguien diga la verdad al pueblo. Estoy dispuesto a aceptar mi condición de poseedor de un criterio personal. Es la hora de la aceptación.

            A la puerta del Congreso me espera de nuevo la periodista. Hincho el pecho y me dirijo a ella, aceptando al fin confesarle la verdad, mi verdad.     

                                                                                                         MAPérezOca.

domingo, 23 de octubre de 2016

MENTIRAS POLÍTICAS.


            Todos nuestros políticos actuales mienten como cosacos (con perdón de los cosacos). Mentía Pedro Sánchez cuando nos decía que votaría NO a la investidura de Rajoy, que no se aliaría con los partidarios de la consulta catalana y que no quería que hubiera nuevas elecciones. Mentía porque al menos una de las alternativas que nos proponía era imposible, dado que se excluían mutuamente. Pero también mienten los actuales rectores del PSOE cuando nos dicen, unos, que hay que abstenerse por el bien del país que necesita estabilidad, y otros, los que persisten en el No para no darle el poder a Rajoy. Los de la abstención no la predican en busca de la estabilidad, los del No no lo hacen por no darle el poder a los corruptos de PP. Ambos se mueven buscando la supervivencia de su partido, porque saben muy bien que unas próximas elecciones le darán más poder todavía a Rajoy que, incluso, podría alcanzar la mayoría absoluta con la ayuda de Ciudadanos; lo que hace inoperante ese NO que se predica con cara de falsa honestidad. Que Iceta nos reconozca que el No de los socialistas catalanes es un intento de recuperar protagonismo en su autonomía. Que los que propugnan la abstención reconozcan también que lo hacen en busca del mal menor PARA SU PARTIDO, porque saben que en unas próximas elecciones el PSOE podría sacar todavía menos votos que la última vez, y que cuatro años de concienzuda oposición le podrían devolver el prestigio perdido.
            Pero también mienten Bescansa, Pablo Iglesias, Errejón y Echenique, cuando nos hablan de que la abstención del PSOE va a suponer el nacimiento de la Gran Coalición. Eso, más que una exageración, es también una mentira, porque tanto PSOE como Ciudadanos van a tener que demostrar que hacen oposición al PP si no quieren desaparecer dentro de cuatro años. Lo que pasa es que Podemos querría merendarse al PSOE y ostentar el monopolio de la oposición de izquierdas. Se les ha notado demasiado cuando, después de las elecciones de diciembre de 2015 soltaron su discurso de “las manos manchadas de cal viva” y las exigencias de ministerios; pero también tuvieron la culpa del desacuerdo ciertos barones (y dama, sobre todo la dama Susana) del PSOE, imposibilitando cualquier intento de Pedro Sánchez de llegar a un acuerdo con podemitas y nacionalistas. Ambos cortaron los puentes con una sarta de mentiras justificadoras que han hecho posible el  increíble ascenso del PP, que ha sabido movilizar a los mezquinos de este país, a los que no afecta la corrupción por encima del miedo a perder las migajas del señorito.
            Que la derecha miente no nos debe extrañar, porque está en su naturaleza. No se pueden defender los privilegios de unos pocos con el voto de la gran mayoría de los explotados sin mentirles descaradamente. Así que no hace falta analizar con demasiado detalle las mentiras del PP, siempre retorciendo los argumentos para justificar sus apaños y corruptelas. En cuanto a Ciudadanos, la simple proclama de que pertenecen a una nueva forma de hacer política ya es una gran mentira. Son los alevines de la derechona de siempre, eso sí, recién duchados.
            Pero, ¿es que nadie va a salir a la palestra a decirle al pueblo la verdad? La verdad es que las élites de cada partido buscan el poder por encima de todas las demás consideraciones. Que los argumentarios son fórmulas para engañar a los presuntos votantes y a los honrados militantes de toda la vida, que las verdades molestan y escuecen porque dejan a los ambiciosos con el culo al aire y que uno, cada día, se descubre más incapaz de militar en ningún partido liderado por mentirosos. 
            Esa es la verdad.  

miércoles, 12 de octubre de 2016

HAIKU

Para las hojas
que vuelan en Otoño,
¡No hay fronteras!

MI AMIGO MOHAMED ESTÁ EN LA CÁRCEL.

Tengo un amigo en la cárcel y no sé qué hacer por él. Por esa razón, en la pasada Tertulia del día 10 puse este trabajo que también he enviado a la prensa y voy a mandar a todos mis amigos.
Difundid esta noticia, por favor. Que se acabe la injusticia que sufren los jóvenes de Ifni que reclaman la nacionalidad española.
Gracias.




Imágenes de la represión sobre la población de Ifni en los disturbios de hace unos años.


UN OTOÑO SIN FRONTERAS.
            Mi amigo Mohamed Derbal está en la cárcel. Está preso en Marruecos, condenado a varios meses de prisión por haberse manifestado con otros jóvenes ifneños y ocupado el viejo edificio español de la Pagaduría para reclamar que se les conceda la nacionalidad española. Mi amigo Mohamed quiere ser de los nuestros, pero no le dejan. Y eso que su abuelo era sargento de nuestro ejército y participó con otros bahamaraníes de Ifni en lo que se llamó, por parte de los fascistas sublevados contra la República legítima, “Glorioso Alzamiento Nacional”. A aquellos pobres habitantes de los páramos ifneños les comieron el coco con promesas de botín y consignas de ir a Europa a salvar a España de los “ateos comunistas enemigos de Dios”. Dieron su sangre y muchos de ellos su vida, en la creencia de que eran españoles de pleno derecho, habitantes de la provincia española de Ifni. Pero cuando a Franco le convino pactar con Hassan II la entrega del territorio, en l969, consumó la traición a sus antiguos esbirros, negándoles la nacionalidad de la que, según los franquistas, “se habían beneficiado provisionalmente”. En el colmo de la desfachatez, se les dio 3 meses para presentarse en una de las nuevas comisarías de policía marroquí para manifestar que no querían ser súbditos del rey alauita y poder reclamar la ciudadanía española. No fue nadie, pues ¿quién se atrevería a cometer tamaña insolencia y arriesgarse a ser convencido a bofetadas, o algo peor, de que debía mantener su patriotismo impuesto? Así que los baamaraníes, habitantes seculares de Ait Ba Amarán (Ifni para los españoles) pasaron a ser  marroquíes, muchos de ellos a su pesar. Y es que cuando el coronel Capaz, en nombre de la II República Española, tomó posesión del territorio, en 1934, no lo hizo negociando con el gobierno de Rabat, sino con los notables del pueblo local, que nunca se sintió integrado en Marruecos. La historia se repetiría años más tarde, en 1975, a la entrega vergonzante del Sahara, con la triste ventaja para los saharauis de su notable superioridad numérica. Los  ifneños, en cambio, al ser tan pocos, nunca han tenido eco en los medios, ni España ni Argelia los han protegido, ni siquiera en los disturbios de hace unos años, cuando las protestas de los jóvenes de Ifni, ciudad de poco más de 20.000 habitantes, hicieron caer sobre ellos a más de 7.000 policías y soldados. Entonces, mi amigo Mohamed tuvo que permanecer escondido para evitar represalias, y después intentó alcanzar Canarias con una patera, siendo capturado por nuestra policía y devuelto a  su patria forzosa.
            Yo lo conocí en un viaje que hice en 2007 al lugar donde había cumplido mi servicio militar en 1966. A regañadientes, pues sabía que la razón era de ellos y no nuestra, vigilé durante 17 humillantes meses aquella frontera injusta que todos sabíamos que iba a desaparecer en breve. Entonces, Mohamed no había nacido aún y su abuelo debía ser un militar retirado, convencido de que había dado su sangre por España, cuya nacionalidad se había ganado a pulso. Pero hoy su nieto reclama en vano la deuda contraída por el odioso dictador con su abuelo, y en vano manifiesta su derecho a ser español, y ha acabado en la cárcel, sufriendo sabe Dios qué insoportables vejaciones.
            Y España calla, no vayan a salir perjudicados sus intereses comerciales con Marruecos; tal como calla la injusticia saharaui. Y yo, que no reconozco más patria que el planeta Tierra, ni más pueblo que la Humanidad trabajadora, que me asquean las palabras-trampa escritas con mayúscula, como Honor, Fe, Patria, Himno, Bandera…; yo, que me declaro incompatible con todo lo sagrado, porque estimo que esa calificación es un invento de los poderosos que se nutren de nuestra cándida sangre; yo no sé cómo ayudar a mi amigo Mohamed Derbal, como no sea denunciando los hechos en público y deseándoles, a él y a sus compañeros, que este Otoño, devenido Primavera, les depare un glorioso y justo mundo sin fronteras y sin cárceles para presos políticos.

            Ya sé que eso es una utopía y que pasarán siglos hasta que la Tierra sea un lugar decente, si alguna vez lo es; pero la esperanza es libre. ¿No creen?