He aprovechado que estaba presente el Cónsul de Italia en Alicante para entregarle una copia del texto que he leído y que os pongo a continuación. Me gustaría que el Gobierno Italiano acusara recibo de estas palabras, sobre todo las referidas a Tullio de Prato, el bombardero que acabó de General. Al fin y al cabo el pueblo italiano, como el español, fue víctima del fascismo y no se le guarda rencor en absoluto. Pero me gustaría comprobar que nuestra repulsa al totalitarismo es unánime.
Ahí va mi intervención:
Buenos días
a todos y todas. En nombre de la Comisión Cívica de Alicante para la
recuperación de la Memoria Histórica, me complace manifestar nuestra
satisfacción por la presencia en este acto, organizado por primera vez por
nuestro Ayuntamiento, de la Vicepresidenta de la Generalitat Valenciana Mónica
Oltra, de la Consellera de Justicia Gabriela Bravo, del Alcalde de Alicante
Gabriel Echevarri, de la Concejala de Memoria Histórica y Democrática María
José Espuch, del Vicealcalde Miguel Ángel Pavón, del Portavoz Natxo Bellido y demás
componentes de nuestra Corporación Municipal, así como del señor Cónsul
Honorario de Italia, de los compañeros de las Marchas de la Dignidad que han
querido estar hoy con nosotros y de todos vosotros, amigos y amigas, que hemos
venido a esta plaza para rendir homenaje y respeto a las trescientas víctimas
del bombardeo del 25 de mayo de 1938 por la aviación fascista a las órdenes del
General Franco, así como al resto de los 500 muertos habidos en los 71
bombardeos que sufrió Alicante a lo largo de nuestra terrible Guerra Civil del 36
al 39. Y, sobre todo, para comprometernos, una vez más, a que estos crímenes no
se olviden nunca, con el fin de que jamás se vuelvan a repetir, ni en esta ni
en ninguna otra parte del mundo.
Nuestra
Comisión Cívica lleva ya muchos años luchando por mantener presente y fomentar
la Memoria Histórica con esos fines. Para que la Historia nos sirva de guía
hacia la paz. Para que la Justicia Histórica prevalezca. Para que los muertos
inocentes reciban el recuerdo y el homenaje de merecen. Y para ello nos hemos
embarcado en aventuras en las que, afortunadamente, hoy contamos con ayuda de las
autoridades locales y autonómicas que, en otras épocas, se habían mostrado
reticentes a colaborar con nuestra labor. Colocar el memorial que hoy preside
esta Plaza del 25 de Mayo nos costó un largo periodo de desacuerdos e
incomprensiones por parte de un Ayuntamiento cuyos titulares solo accedieron a
regañadientes a nuestras justas pretensiones. Afortunadamente, estos son otros
tiempos y otras personas dirigen nuestro municipio y nuestras instituciones
autonómicas y la tarea, espero, va a ser más fácil para nosotros, que vemos con
satisfacción como se institucionalizan estos actos a los que asistimos ya como
satisfechos colaboradores.
Hay todavía
pendientes muchas acciones de justicia histórica, como la instalación del
monumento de Eusebio Sempere en nuestro puerto, en memoria de los últimos
republicanos que esperaron en vano los barcos del exilio, el memorial del Campo
de los Almendros, primer campo de concentración de estos demócratas, el cambio
de denominación de ciertas calles con títulos franquistas, en cumplimiento de
la Ley de la Memoria Histórica, el hermanamiento de nuestra ciudad con Cardiff,
patria del heroico capitán Dickson, del Stanbrook, y el bautismo del paseo
elevado del puerto a su nombre, la realización museística y de recorridos de la
memoria, el mantenimiento de grafitis, refugios antiaéreos y demás recuerdos
históricos de la Guerra Civil. Todo lo iremos haciendo entre todos. Y que sepa
nuestro Ayuntamiento que, para eso, siempre nos tendrá a su disposición.
Solo me
queda hablar hoy de un tema que recientemente nos ha conmocionado e interesado
sobremanera, por lo significativo y ejemplar, a todos los niveles, de la
noticia. Gracias a las investigaciones de mi hermano Eusebio, hemos podido
conocer las circunstancias biográficas de uno de los dos capitanes que
dirigieron el bombardeo de esta fecha que hoy conmemoramos en su 78
aniversario. El capitán Tullio de Prato, jefe de la 10ª escuadrilla de la Aviación
Legionaria Fascista Italiana, al mando de tres aparatos Savoia SM 79
“Sparviero” que, junto a otra escuadrilla mandada por el capitán Zigiotti, provocó
más de 300 muertos en esta misma plaza y otros lugares de Alicante, tiene una historia
muy curiosa. Estuvo dos veces en nuestra Guerra, de marzo a mayo de 1937, y de
0ctubre del 37 a junio del 38. Intervino como copiloto en el Bombardeo de
Guernika, en uno de los tres aviones italianos que participaron en dicha acción
criminal junto a la Luftwafe. También participó, ya como jefe de escuadrilla,
en los sangrientos bombardeos de Barcelona, y finalmente vino en varias
ocasiones a bombardear Alicante, la más terrible de todas el 25 de mayo de
1938. Combatió en la II Guerra Mundial en los cielos de Albania y Libia, y fue
después piloto de pruebas en la fábrica Regianne, donde le sorprendió la caída
de Mussolini. Pero lo que más llama la atención de su biografía es que De
Prato, lejos de ser depurado por el nuevo gobierno democrático y expulsado,
cuando menos, del Ejército por sus crímenes de guerra, se mantuvo activo,
siendo ascendido a Teniente Coronel en 1947, a Coronel en 1958 y a nada menos
que General de Brigada en 1960. Estaba en posesión de tres medallas al valor
militar “por la afirmación de los ideales fascistas” y de la Cruz de Hierro nazi.
Murió en 1981 como un honorable militar retirado, sin que nadie le recriminara
su pasado de bombardero de civiles no combatientes, de ancianos, mujeres y
niños que no se podían defender de sus bombas.
España fue
usada por los aviadores italianos y alemanes como banco de pruebas de sus
prototipos, a costa del asesinato de ciudadanos españoles que sirvieron de conejillos
de indias. Mi madre, de 98 años, superviviente de este bombardeo, todavía tiene
pesadillas. Ella también fue un conejillo de indias de gente como Tullio de
Prato.
Que conste
aquí que no guardamos rencor alguno al pueblo italiano, hermano nuestro en tantas
cosas. Ellos fueron, como nosotros, víctimas de nuestros respectivos gobiernos
fascistas. Y ahora que el Estado de Derecho nos rige a ambos pueblos, es tiempo
de recapacitar sobre la impunidad de ciertos criminales de guerra. Porque tan
criminal como Tullio de Prato fue el americano que echó la bomba de Hiroshima,
o el inglés que bombardeó Dresde, o el alemán que arrasó Coventry… o el ruso
que hoy bombardea ciudades sirias de donde huyen los refugiados que tantos
problemas ocasionan a ciertos políticos europeos. Hay que gritarle al mundo que
un aviador que mata a madres y niños es un asesino, tan asesino como Jack el
Destripador.
Por eso, le
ruego al señor Cónsul de Italia que traslade al gobierno de esa nación querida
y hermana nuestro estupor por el trato que recibió el carnicero de Alicante. Ya
sé que no podemos echar la primera piedra, que en nuestras ciudades, incluida
Alicante, aún hay calles con nombres de indeseables fascistas; pero sería bueno
conocer la opinión de los actuales políticos italianos al respecto. Saber que
comparten nuestra repulsa y que, juntos, nos vamos a esforzar para que, tanto en
nuestra Europa como en todo el Mundo, no se vuelva a amparar y mantener en la
impunidad a los criminales de guerra.
Muchas
gracias.
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