lunes, 4 de enero de 2016

A ANA PAULA CID.


El pasado día 1, en el funeral laico que se celebró en el Tanatorio de San Juan, leí el escrito que os pongo a continuación como sincero homenaje póstumo a mi amiga Ana Paula Cid.

ANA PAULA.

Se nos ha ido Ana Paula, pero no su ejemplo ni su presencia en nuestra memoria, que será para toda la vida.
            Hace unos años, participé en un proyecto ilusionante. Se trataba de presentar una candidatura de renovación política en las elecciones municipales, con un programa en cuya elaboración colaborásemos alicantinos independientes. Y se trataba también, por parte de los candidatos, de dignificar la política local, con un PSOE liberado de  las lacras cainitas y las disputas tribales que tradicionalmente habían lastrado su camino y, más aún, de una presunta corrupción que podía conducirlo al desierto. Estaban en el proyecto varios buenos amigos y amigas: Elena Martín, Carmen Sánchez Brufal, Gabriel Moreno, Pablo Rosser, Parodi y… Ana Paula Cid, compañera de mi amigo Mariano Sánchez Soler.
            El proyecto fue derrotado, primero en las urnas, por efecto, quizá,  del inicio de la crisis, y después, con nuestros concejales ya en la oposición, a manos de los hermanastros del propio partido. Ganaron los malos, pero mis amigos y amigas no perdieron, pues nadie puede arrebatar la razón a quien la tiene.
            Ana Paula, además de tener la razón, como van demostrando los hechos, tenía la virtud de ser un ejemplo de consecuencia y honestidad  intelectual, perseverancia y valentía, y tuvo el valor de decir lo que tenía que decirle a quien había que decírselo; y esto le valió, primero, el ostracismo dentro de su partido, como al resto de sus compañeros de proyecto, después la expulsión del mismo y, por último, una denuncia ante los tribunales por presuntas injurias, para vergüenza de los que lo hicieron posible.
            Ahora, cuando tantos de nosotros experimentamos las primeras decepciones de las falsas victorias, se nos va Ana Paula, cuya presencia tanto nos hubiera ayudado a mantenernos firmes en la esperanza de que tiene que venir un tiempo en el que Gandhi prevalezca sobre Maquiavelo y los orcos, viejos y nuevos, se vayan para siempre a su oscuro reino de la mezquindad; y llueva un chaparrón de verdadera libertad, verdadera igualdad y verdadera fraternidad, para que florezca al fin una política decente en nuestro Alicante. Porque, como a Ana Paula le gustaba escuchar en la canción de Pablo Guerrero: “Tiene que llover, tiene que llover, tiene que llover… a cántaros”.
            Gracias por tu ejemplo de honestidad, Ana Paula.
                                                                                                Miguel Ángel Pérez Oca.


P.D.- El día 5-1-2016 se ha publicado este escrito en el diario Información de Alicante, en el espacio de "Cartas de los lectores".

2 comentarios:

marga dijo...

Miguel me ha gustado mucho...lo que dice de Ana Paula Cid

marga dijo...
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