El pasado día 1, en el funeral laico que se celebró en el Tanatorio de San Juan, leí el escrito que os pongo a continuación como sincero homenaje póstumo a mi amiga Ana Paula Cid.
ANA PAULA.
Se nos ha ido
Ana Paula, pero no su ejemplo ni su presencia en nuestra memoria, que será para
toda la vida.
Hace
unos años, participé en un proyecto ilusionante. Se trataba de presentar una
candidatura de renovación política en las elecciones municipales, con un
programa en cuya elaboración colaborásemos alicantinos independientes. Y se
trataba también, por parte de los candidatos, de dignificar la política local,
con un PSOE liberado de las lacras
cainitas y las disputas tribales que tradicionalmente habían lastrado su camino
y, más aún, de una presunta corrupción que podía conducirlo al desierto.
Estaban en el proyecto varios buenos amigos y amigas: Elena Martín, Carmen
Sánchez Brufal, Gabriel Moreno, Pablo Rosser, Parodi y… Ana Paula Cid, compañera
de mi amigo Mariano Sánchez Soler.
El
proyecto fue derrotado, primero en las urnas, por efecto, quizá, del inicio de la crisis, y después, con
nuestros concejales ya en la oposición, a manos de los hermanastros del propio
partido. Ganaron los malos, pero mis amigos y amigas no perdieron, pues nadie
puede arrebatar la razón a quien la tiene.
Ana
Paula, además de tener la razón, como van demostrando los hechos, tenía la
virtud de ser un ejemplo de consecuencia y honestidad intelectual, perseverancia y valentía, y tuvo
el valor de decir lo que tenía que decirle a quien había que decírselo; y esto
le valió, primero, el ostracismo dentro de su partido, como al resto de sus
compañeros de proyecto, después la expulsión del mismo y, por último, una denuncia
ante los tribunales por presuntas injurias, para vergüenza de los que lo
hicieron posible.
Ahora,
cuando tantos de nosotros experimentamos las primeras decepciones de las falsas
victorias, se nos va Ana Paula, cuya presencia tanto nos hubiera ayudado a
mantenernos firmes en la esperanza de que tiene que venir un tiempo en el que
Gandhi prevalezca sobre Maquiavelo y los orcos, viejos y nuevos, se vayan para
siempre a su oscuro reino de la mezquindad; y llueva un chaparrón de verdadera libertad,
verdadera igualdad y verdadera fraternidad, para que florezca al fin una
política decente en nuestro Alicante. Porque, como a Ana Paula le gustaba
escuchar en la canción de Pablo Guerrero: “Tiene que llover, tiene que llover,
tiene que llover… a cántaros”.
Gracias
por tu ejemplo de honestidad, Ana Paula.
P.D.- El día 5-1-2016 se ha publicado este escrito en el diario Información de Alicante, en el espacio de "Cartas de los lectores".
2 comentarios:
Miguel me ha gustado mucho...lo que dice de Ana Paula Cid
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