martes, 9 de noviembre de 2021

2º TRABAJO PARA LA TERTULIA GENERACIÓN 21

 Este es el trabajo que leí el pasado día 4 en nuestra Tertulia Generación 21. Espero que os guste. El tema era Lluvia.


LLUVIA MANSA.

            Txirimiri la llaman los vascos; calabobos, la gente de aquí. Es esa lluvia mansa de gotas diminutas que apenas nos golpean al caer, pero que terminan empapándote si te descuidas. Lluvia mansa, la que cae esta noche sobre el puerto de Alicante; y nosotros, los perdedores de esta guerra infame, no le prestamos atención porque estamos acostumbrados a lluvias peores, a lluvias de bombas y obuses, en el frente, o incluso en nuestras casas, cuando los “fachas” italianos se ejercitaban en el oficio de matarifes aéreos sobre nuestras ciudades. También nos vamos haciendo a la idea de la lluvia de balas que nos atravesarán y nos dejarán clavados contra un paredón de fusilamiento, cuando esos malnacidos nos lleven a sus prisiones. ¡Perra suerte y maldita lluvia mansa que baja por las mangas de mi tabardo como lágrimas contenidas a malas penas! Porque los barcos de rescate ya no van a venir. Los franquistas no los dejan pasar porque nos quieren exterminar a todos. Dicen que lo que nos van a hacer se llama genocidio. Pero nadie lo denunciará. Francia e Inglaterra ya han reconocido a Franco. Y el pusilánime de Azaña ha dimitido. Y el gobierno de Negrín se habrá marchado en avión. Y Casado, el golpista iluso, que creía que se podía negociar con la bestia, dicen que se ha ido en una fragata inglesa. Hace solo unas horas partieron de aquí los dos últimos barcos, el Stanbrook y el Marítime. El capitán del primero es el único hombre decente de esta triste despedida. Se marchó con la nave llena hasta los topes. En cambio, el del Maritime, solo admitió a bordo a 30 dirigentes políticos, previo pago del pasaje. Y ahora, veinte mil desgraciados, que no somos jefes ni tenemos influencia, aguardamos la muerte en este puerto sin barcos, mientras la lluvia mansa nos cala hasta los huesos…

            Está amaneciendo. El loco que se había encaramado a la farola para ver venir la flota salvadora, se ha tirado desde lo más alto y se ha estrellado contra las rocas. Aquí abajo, un señor bien vestido, que dicen que era alcalde en un pueblo de Valencia, se ha fumado un puro y, después, se ha degollado con su propia navaja de afeitar. Ya son varios los suicidas. Cerca de aquí, dos amigos han contado hasta tres y se han disparado, cada uno en la frente del otro. La República ha muerto con ellos… Y no son más porque a la mayoría nos faltan redaños para morir antes que rendirnos.

            Deberíamos montar las pocas ametralladoras que nos quedan y ponernos a disparar contra los italianos que vigilan desde la Plaza del Mar. Ellos nos devolverían el fuego y nos matarían a todos, y moriríamos gloriosamente. Pero entre nosotros hay mujeres y niños.

            Ya es de día y unos soldados franquistas nos gritan para que formemos en filas de a cuatro. Nos van a llevar al Campo de los Almendros. Todavía llueve mansamente. Ahora sí, la guerra ha terminado.

                                                                       Miguel Ángel Pérez Oca.

                                                                              (500 palabras)

1 comentario:

el sindrome de ulises el blog de eusebio perez oca dijo...

Genial, impresionante. Gracias.
Eusebio Pérez Oca