AL LIBRO DE ALICANTE LE FALTAN VARIAS PÁGINAS.
¿Por
qué dos ciudades separadas por varios kilómetros y varios siglos ostentan el
mismo nombre? ¿Qué pasó desde la ruina de la ciudad romana de Lucentum, en la
actual Albufereta, al nacimiento de la Medinalakant árabe en lo que hoy
llamamos la Vila Vella? Porque el nombre es el mismo: Lucentum o Lucentia
significa Ciudad de la Luz, y Medinalakant es Ciudad (Medina) Lakant (de
Lucent). Eran épocas oscuras. Desde la caída del Imperio Romano con la deposición
de su último emperador Rómulo Augústulo, por el bárbaro Odoacro, en el año 476,
hasta la llegada de los árabes en el 711, por aquí no hubo nadie que supiera
leer y escribir; y entonces ¿cómo se iba a redactar una crónica? Por eso al
libro de Alicante le faltan varias páginas. O sea dos siglos y medio de
silencio.
Sabemos
que los godos estuvieron por aquí, aliados de Roma, entre el año 416 al 451
expulsando a Alanos y Vándalos, y que volvieron el 507, una vez caída Roma,
para fundar su reino en Hispania, con capital en Toledo. Hubo una guerra civil
entre los godos, que disputaban dos reyes, Agila y Atanagildo. Y los
bizantinos, súbditos del emperador Justiniano, de Constantinopla, vinieron aquí
el 551 para ayudar a Atanagildo, y después se quedaron y no querían marcharse
hasta que el rey godo Suintila los expulsó el año 625. Así pues estas tierras
del Levante fueron romanas, visigodas, bizantinas, otra vez godas, hasta que en
el 711 llegaron los árabes; aunque nuestra terreta siguió bajo el mando del conde
godo Teodomiro, que se convirtió en tributario, en virtud del tratado de Aurariola
(Orihuela), donde se menciona a Lakant como una de las ciudades pertenecientes
al Señorío de Tudmir (Teodomiro), hasta que al fin dicho tratado fue revocado
en el 779 por Abdelrramán I, que derrocó al hijo de Teodomiro.
Qué
lío, ¿verdad? El caso es que Lucentum se convirtió en una ruina, quizá arrasado
y saqueado por los bárbaros, o a causa de la gran crisis económica provocada
por la caída del imperio o por los cambios socioeconómicos, falta de esclavos y
predominio de las villas rurales, en manos de nobles hispano-romanos, sobre las
ciudades decadentes. Las causas, seguramente, son muy complejas. Sin embargo se
han encontrado lápidas con inscripciones paleo cristianas muy cerca de
Lucentum, quizá pertenecientes a una iglesia goda o bizantina. Y en el subsuelo
del Archivo Municipal, en la calle de Labradores, se han hallado varias tumbas
tardo romanas. Si allí había un cementerio, ¿dónde estaba la población que lo
surtía? Y en el barrio de Benalúa, en el paraje que se conocía como Els
Antigons (los antiguos) también se encontraron importantes restos romanos con
mención a Lucentum. Y después, la medina árabe, que ocupaba el actual barrio
viejo de Alicante, desde la Concatedral de San Nicolás a la Basílica de Santa
María, recibía por los musulmanes un nombre que se deriva claramente de
Lucentum.
¿Qué
pasó por estas tierras en esos dos siglos y medio? “Aixó es un misteri” que
diría mi abuelo.
Pero
está claro que no se perdió el nombre. Y eso significa que estas tierras siguieron
estando pobladas y mantenían la vieja denominación, LQNT, con las vocales y
desinencias que exigiera la lengua y la cultura dominantes.
Después
vendrían tiempos más cultos, y eruditos escribanos conocedores del arte de
narrar y dar razón de los acontecimientos, nos irían contando la historia de
esta tierra de brisa y de luz que se despereza al sol, codiciada por todo aquel
que viene de lejos.
Que es sin disputa Alacant,
la
millor terra del mon.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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