No me va usted a joder uno de los
días más dichosos de mi vida, señor Iglesias. Dice usted que el Gobierno se ha rebajado a
celebrar un funeral de Estado por el viejo dictador, aunque los del otro lado
sostienen que el Gobierno es un profanador. Así que si establecemos el punto
medio que aconseja la prudencia, tendremos la perfección y el equilibrio
aristotélico. Pero usted, erre que erre, propone extrañas objeciones a la
exhumación, que si es electoralista, que si podían haberla aplazado para
después de las elecciones… ¡Sí, y darle otra oportunidad a tribunales y
leguleyos! Y ahora se ha inventado la insidia de que el señor Sánchez sueña con
una coalición con el PP, que es como decir que se entregará a VOX. Ya está
bien, señor Iglesias. Si de verdad es usted de izquierdas, debería haber hecho
como yo el día 24. Debería haberse bebido media botella de Fondillón, o de
Whisky, o de lo que sea, y pasarse la tarde dando saltos de alegría, recordando
a todos los ofendidos, mártires de la libertad pisoteados por el tirano que
yacía en el Valle sobre, justo sobre, su cripta, sobre la cripta de sus víctimas.
Pero no, por lo visto ese acto de justicia le incomoda, quizá porque piensa en
los votos o quizá, sencillamente, porque envidia al señor Sánchez y no soporta
la idea de que dentro de mil años, en los libros de Historia, se dirá que fue
él y no usted quien llevó a cabo la honrosa acción. ¿Es por eso, muchacho? Los
grandes hombres (y mujeres) se han distinguido siempre por la generosidad y la
nobleza, pero ¿sabe qué le digo? Que se le ve demasiado el plumero, y a los
futuros hechos me remito: Va usted a perder muchos votos, por su talante
soberbio, por su actitud rencorosa, por ese limbo indefinible que lo hace
antipático y que muchos captan, aunque no sabrían su porqué. A mí, al menos, no
me engaña. Lo veo venir, encorvado bajo el peso de su soberbia. Y que conste
que lo he votado en otras ocasiones, porque veía en usted un rayo de esperanza.
Ya no. Nunca más, porque ha intentado joderme uno de los días más dichosos de
mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario