Si cada soldado tirara sus armas.
Si cada ciudadano se negara a ser movilizado.
Si cada pueblo depusiera a sus gobernantes cuando declaran
la guerra.
Si a cada niño se le enseñara que la violencia es repugnante.
Si a cada mujer se le reconociera el derecho a negar sus
hijos a la guerra.
Si fabricar y vender armas se considerara un delito capital.
Entonces, quizá, llegaríamos a ser lo que creemos ser.
Leído
(o soñado) no sé dónde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario