El tema de la tertulia de ayer era "Si te vas de la tierra al mar". Este fue mi trabajo:
EL CAMINO ROTO.
Queridísimo
nieto Mohamed: Que Alá el Clemente y Misericordioso esté contigo. Me dice tu padre que te vas a ir de nuestra
tierra al mar en busca de mejor fortuna, y un temor profundo anega mi vieja alma.
Si piensas arriesgarte en una de esas frágiles pateras, toma al menos las
precauciones que te aconsejo. Debes comprarte un buen chaleco salvavidas.
Llévate una linterna resistente al agua. Hazte con una buena mochila con
provisiones y ropa. Yo pienso que deberías buscar plaza en una de esas lanchas
rápidas que ofrecen los narcotraficantes por un precio muy elevado. Ya sé que
ese medio es mucho más caro, pero es seguro. Con esta carta te mando unos
dineros que son bien poco, pero constituyen
los ahorros de toda mi vida.
Verás:
Yo pretendo que Alá, bendito sea su Nombre, me perdone un viejo pecado. Porque
no quisiera que la venganza divina por mis faltas cayera sobre ti, que ya sabes
lo que dice el Corán de la Ley del Talión: hombre por hombre, mujer por mujer…
hijo por hijo… y quizá nieto por nieto. Te explicaré: Hace muchos años, nuestro
país era una colonia francesa y los jóvenes nativos queríamos liberarlo del
yugo extranjero. Éramos nacionalistas y nuestro objetivo era una Argelia libre.
No habíamos aprendido aún que lo importante no son las naciones sino las
personas. Si hubiéramos exigido de nuestra metrópoli convertirnos en provincia
autónoma, en la que se respetase nuestra lengua, religión y costumbres, ahora
tú serías ciudadano francés y podrías irte a trabajar a París sin ningún
problema. Pero nosotros, los patriotas, queríamos un país independiente y lo
conseguimos tras un baño de sangre. Ahora, una vez vistos los resultados, cuando
compruebo que los jóvenes de hoy tienen que jugarse la vida en el mar, víctimas
de la miseria y la corrupción de nuestros políticos, veo el error que cometimos;
que cometen todos los nacionalistas engañados por unos líderes que prefieren
ser cabeza de ratón que cola de león.
Yo
luché por la libertad de mi patria, por implantar una nueva bandera, porque mis
gobernantes fueran de mi raza y mi religión. Maté a varios militares franceses.
Puse una bomba en un café europeo y provoqué la muerte de cuatro hombres, una
mujer y una niña. Mis compatriotas me consideraron un héroe y cuando salí de la
cárcel todos me aclamaban. Pero pronto vi que mi crimen había sido inútil. Y
ahora tú te vas de la tierra al mar confirmando mi error y mi locura. ¡Malditas
banderas, malditos himnos, maldito patriotismo! Como alguien dijo: El nacionalismo
es el refugio de los miserables.
Por
eso te pido que aceptes mi dinero, con el ruego de que no corras peligros inútiles.
Te
quiero, querido nieto, que Alá el Clemente y Misericordioso te proteja y me exija
a mí, exclusivamente, el pago de mis muchas deudas.
(Esta
carta fue encontrada dentro de una bolsa de plástico, flotando cerca del lugar
donde había naufragado una patera, cuyos 50 ocupantes perecieron ahogados.)
Miguel
Ángel Pérez Oca.
(500
palabras)
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