Lo presenté ayer en la tertulia porque trata de la tierra y el mar.
CAMINOS QUE SE UNEN
(En la boda de Natalia y
Toni)
Yo navegaba en la mar
entre las olas y el
cielo,
sumido en mi soledad,
en un silencio de
hierro.
Mi universo era de
sal,
de peces y malos vientos,
de faros, de lejanías
y de rumbos más que
inciertos.
Vivías tú en la montaña,
muchas millas tierra
adentro,
y, muy triste, suspirabas
en tus vacíos
silencios.
Tu universo era de
rocas,
de arbustos, prados y
abetos,
de rebaños y cosechas
y de caminos sedientos.
Solo una cosa tenían
en común dos universos:
Por la noche las estrellas,
que presentían lo nuestro,
allá en lo alto lucían,
adornando el firmamento.
Un día fuiste a la playa
y ese día llegué a puerto,
y el amor nos presentó
en una calle del pueblo.
Y entonces una palabra
nació de los dos silencios.
Y nuestras dos soledades,
a partir de aquel momento,
ya no fueron soledades
ni rumbos ni vericuetos,
que formaron las dos
juntas,
en un milagro de acierto,
un Universo común
y una vida en su comienzo.
Y una vereda perdida
y un rumbo en el mar
abierto
se unieron como en un río
que ha de llevarnos muy
lejos.
No volveré a navegar
solo y triste con el
viento.
Jamás volverás a estar
silenciosa, tierra adentro.
Porque el amor se comparte,
como el agua en un
desierto,
cuando dos almas se abren
y se conocen dos cuerpos.
Miguel
Ángel Pérez Oca
(28-4-2001)
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