FIN DE SIGLO
Cuando
tras el golpe de Pavía de enero de 1874, accedió al Trono don Alfonso Francisco
Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón,
más conocido como Alfonso XII, volvieron los viejos vicios de la política
conservadora. Volvió el sufragio censitario, así que solo votaban los ricos. El
Rey, cuando le daba la gana, nombraba nuevo jefe de Gobierno, quien enseguida
organizaba elecciones a Cortes que, naturalmente, ganaba, en un sistema de
turnos acordado entre los liberales de Sagasta y los conservadores de Cánovas,
y los caciques locales. Y al margen quedaban los republicanos “posibilistas” de
Castelar y Maisonnave.
Al
nuevo Rey le llamaron el Pacificador, porque nada más ceñir la corona, se
produjo la Paz de Zanjón en Cuba y los carlistas fueron derrotados por tercera
vez.
Este
rey joven y apuesto, de grandes patillas y porte simpático, contrajo un
romántico matrimonio con su bellísima prima Mercedes de Orleans, que muy pronto
moriría de tuberculosis, dejando al esposo desolado, triste y contagiado; a
pesar de lo cual se apresuró a casarse con
la princesa María Cristina de Absburgo-Lorena, que le dio dos hijas y
estaba embarazada cuando, tras una escasa década de reinado, don Alfonso murió
de tuberculosis, siguiendo los pasos de su amada Mercedes.
-Cristinita-
le dijo a su esposa en el lecho de muerte -, no te calientes la cabeza, tú de
Cánovas a Sagasta y de Sagasta a Cánovas.
Y
por segunda vez en nuestra historia, una María Cristina quedó de regente hasta
la mayoría de edad de su heredero o heredera, pues en aquella época no había
manera de saber antes del parto cuál iba a ser el sexo del que tenía que nacer.
El Rey había tenido dos hijos varones con una actriz, pero como eran bastardos
no podían aspirar al trono.
Por
fin, doña María Cristina dio a luz un precioso niño que nació ya rey, con el
nombre de Alfonso XIII, y que sería el único monarca de nuestra historia que,
al revés que los otros, nació rey y murió siendo ex monarca.
Durante
la regencia de doña María Cristina, en Alacant destacaron dos alcaldes, uno
conservador y otro liberal, que llevaron a la ciudad modernizada al umbral del
siglo XX.
Manuel
Gómiz “Ansaldo” tenía ya 63 años cuando fue elegido alcalde en 1890. De él fue
el proyecto de Ensanche que llevaría a la ciudad más allá de las murallas, que
había que derribar. Y a pesar de ser conservador, tenía sentido de la
democracia y permitió que en 1891, Pablo Iglesias (el primero de ese nombre, no
nos confundamos) diera un multitudinario mitin sobre la jornada de ocho horas, en
esta ciudad. Después, harto de los manejos y chanchullos de la clase política
alicantina, mandó a sus colegas a la porra y dimitió en 1893.
El
doctor José Gadea, médico eminente, amigo del anterior alcalde y político liberal,
fue alcalde en los mandatos de 1893, 1897 y 1901, durante los cuales llevó a
buen término el ensanche y demás obras proyectadas por don Manuel Gómiz.
En
1896, el conservador Barón de Finestrat era el alcalde, a cuyo puesto había
accedido en virtud del turnismo acordado entre liberales y conservadores.
Cometió el error de creerse que aún estaban en el Antiguo Régimen y quiso subir
los impuestos a los comerciantes alicantinos sin buscar su aprobación, lo que
provocó un motín que se extendió también entre los obreros. Hubo choques
violentos, y el barón tuvo que retirar su proyecto recaudatorio.
En
1898, España perdió la guerra con los Estados Unidos y nos quedamos sin las
últimas colonias ultramarinas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Se
acercaba ya el siglo XX y la mayoría de edad del rey Alfonso XIII.
2 comentarios:
Excelente estos artículos, creo que son 36, que periódicamente publicas en tu blog sobre la historia de Alicante.
Es una bonita, instructiva y amena forma de conocer nuestra historia a través de sus acontecimientos.
¡Enhorabuena!
Al final serán 50. El último se titulará "Y hasta aquí hemos llegado". Después quizá presenta algunos sobre temas locales antiguos y actuales. Ya veremos. Gracias por leerme, Paco.
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