ANATEMA MEDIÁTICO.
En el palacio
de cristal del valle secreto de Shangri-La, allá donde trabajan los
laboratorios que buscan el gen de la inmortalidad, solo para millonarios; allá
donde se organizan las guerras productivas y la industria armamentística; allá
donde se deciden los números de la próxima crisis y se planifican las hambrunas
y las epidemias mortales, con el objeto de limpiar el Tercer Mundo de
poblaciones indeseables; allá donde se acuerda comprar y ocultar las patentes
de energías limpias y baratas; allá donde se inventan razones para no frenar el
calentamiento global, mientras se adquieren paraísos en zonas frescas y
exclusivas para los elegidos; allá donde se fabrica la post-verdad y se adoctrina
a los pueblos para que no se opongan a las directrices de la élite; allá donde
se preparan y financian las campañas electorales que darán el triunfo a los
políticos sumisos, aspirantes a privilegiados; allá es donde se ha reunido el Santo
Oficio Mediático Mundial.
-¡Anatema! – ruge
el Gran Inquisidor - ¡Anatema a Maduro y sus secuaces! Hay que impedir que la
herejía anticapitalista vuelva a medrar
en el mundo.
-Estoy
asombrado – objeta el director de un periódico conservador español y tertuliano
televisivo habitual -, porque, aquí entre nosotros, habrá que reconocer que esos
bolivarianos se están enfrentando a la oposición violenta de la derecha con
medios muy moderados. Sus elecciones, desde los tiempos de Chávez, siempre
fueron limpias, y los cabecillas convictos de las algaradas han sido devueltos
a casa, en arresto domiciliario, una vez pasados los comicios de la nueva Asamblea
Constituyente…
-Pues por eso
mismo – le interrumpe el Gran Inquisidor -. Es muy peligroso para nosotros que
ganen limpiamente. Hay que coordinar las acciones de la prensa para socavar el
prestigio de esos herejes populistas. Hay que falsificar los telediarios,
mostrar escenas de violencia y achacarla siempre al gobierno, mover todos los
títeres, conseguir que la palabra Maduro sea sinónimo de dictador…
Y entonces
habla Roberto Belarmino, filósofo y estratega del Santo Oficio, clonado a
partir de unos cabellos extraídos de la tumba de un famoso inquisidor del siglo
XVII de su mismo nombre:
-Acosando sin tregua
a los revolucionarios les provocaremos una actitud defensiva, cada vez más
cerrada, que los conducirá inevitablemente al totalitarismo. Y así se habrá malogrado
su revolución y tendremos argumentos reales para combatirlos y
desprestigiarlos. Tenemos muchos ejemplos de esta maniobra maquiavélica: Robespierre,
Stalin, Castro…
Todos callan,
admirados de la sagacidad de Belarmino, excepto el tertuliano español, que pregunta:
-¿Y si nos responden
con el absolutismo machista saudí, el racismo religioso de Israel o la chulería
xenófoba de Trump, qué debemos decir?
-Nada –
proclama Belarmino -. Lo que no sale en los medios, no existe.
-Muy bien –
concluye el Gran Inquisidor -, pues: ¡Anatema a toda revolución! Y ya saben
ustedes lo que tienen que hacer.
Todos recitan
el lema de la organización:
-¡”Verdad
y mentira es lo mismo,
si está en juego el Capitalismo”!
-¡Amén!
Y se marchan a
sus respetivos países y a sus respectivas redacciones.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
2 comentarios:
Roberto Belarmino fue hecho santo por el mismo papa, Pio XI, que bendecía los aviones y las bombas que martirizaron Alicanta ¿Cuando pedirá la Iglesia Católica perdón por su apoyo y colaboración con el terrorismo fascista-cristiano?
Eusebiet
Es lamentable y tristemente cierto: el cielo no se si existirá, pero el infierno sí.
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