LOS HALCONES DEL 25 DE MAYO.
Hoy, día 30, a las 11,30 h., la Comisión Cívica de la Memoria Histórica
conmemorará, en la Plaza del 25 de Mayo, el terrible bombardeo aéreo que sufrió
Alicante el 25 de mayo de 1938; conmemoración que se ha aplazado al día 30 para
no coincidir con la campaña electoral. Fue éste uno de los bombardeos más
sangrientos de nuestra Guerra Civil, con más de 300 muertos, hoy enterrados en
el cuadro nº 12 de nuestro Cementerio Municipal. En la actualidad solo quedan,
como testimonios del luctuoso suceso, las 3 lápidas colocadas allí en 1995, la
tumba del niño Lorencito Sanz Valenti en un panteón familiar, la vitrina puesta
hace unos años en la rotonda de nuestro Mercado, con un reloj que quedó parado
por efecto de las explosiones y la sirena de alarma que aquel día no sonó, unas
rejas dobladas por impactos de metralla en lo que entonces era la Lonja de
Verduras, y el Memorial instalado por la Comisión Cívica en el suelo de la plaza,
frente a la puerta del Mercado, dedicado a las víctimas.
El mes pasado
estuve en Mallorca y quise visitar los lugares desde donde partían los macabros
aviones que en aquellos años aterrorizaban al pueblo alicantino.
El puerto militar
de Pollensa ha debido sufrir pocos cambios desde 1936, aunque hoy, a diferencia
de entonces, alberga hidroaviones benéficos, dedicados a la extinción de
incendios. En la guerra acogía a los Cant Z 506 y los Dornier “Wal” de Ramón
Franco, así como a los “Zapatones” de la Legión Cóndor. Aquellos aviadores, convencidos
sin duda de que eran héroes del aire, solían venir a bombardear de noche, dado
que su escasa velocidad - 180 km. / h. - los hacía vulnerables incluso a la
obsoleta artillería antiaérea con la que contaba nuestra capital. Yo me los
imagino cenando tranquilamente en el bar de la base, antes de partir hacia la
costa republicana. Cuando se acercaban a su objetivo, si había suerte y eran
detectados, sonaban las sirenas de alarma, y el pueblo aterrorizado se
precipitaba en los refugios subterráneos, como los que recientemente han sido
restaurados en las plazas de Séneca y Balmis. La gente se arremolinaba en las
estrechas escaleras, con caídas, golpes y contusiones, mientras las bombas de
aquellos desalmados rompían la noche y mataban a los rezagados.
El
aeródromo de Son Sant Joan, convertido hoy en aeropuerto internacional, está ya
irreconocible; aunque en su zona militar, donde ahora maniobran los
helicópteros de rescate, todavía queda una vieja torre de control, ya
inservible y en estado ruinoso, que muy bien pudo ser la del modesto campo de
tierra desde donde despegaban los Savoia “Sparviero” y “Pipistrello”,
trimotores de la aviación mercenaria italiana, conocidos como “Falchi delle
Baleari”. Éstos solían bombardear de día, sobre todo los “Sparviero”, uno de
los aviones más rápidos de la época, que volaban a más de 400 km./h.,
inalcanzables para los cazas republicanos de fabricación soviética “Chato” y
“Mosca”, de los que, solo en ocasiones, se disponía en el aeródromo de Rabasa. Y
si eso ocurría, los espías de la “5ª Columna” informaban del “peligro” al mando
de Palma.
Aquella
mañana del 25 de mayo de 1938, como otras muchas, los aviadores fascistas italianos,
al mando de los capitanes Zigiotti y De Prato, desayunarían café con leche y
bollería en su cantina, para partir luego a bombardear la ciudad inerme de
Alicante y asesinar a 300 personas civiles, ancianos, mujeres y niños, y
volverse después, indemnes como siempre, a comerse unos “spaghetti” o una
paella en algún restaurante de la isla, tan tranquilos, como si la guerra no
hubiera hecho de ellos unos repugnantes asesinos en masa, por mucho uniforme de
aguerrido aviador que llevasen.
La
guerra es el acto colectivo más horroroso de la Historia Humana. Y es
conveniente que no lo olvidemos, como no debemos olvidar nunca a nuestros más
de 500 paisanos muertos bajo las bombas de los aviadores franquistas, hace tres
cuartos de siglo. Le Memoria Histórica es imprescindible a la hora de construir
el futuro sobre los cimientos de un pasado que no debe repetirse.
Miguel Ángel Pérez Oca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario