sábado, 17 de enero de 2015

SOBRE LA BLASFEMIA.

Sidi Ifni, 2007.- Con unos amigos musulmanes a los que respeto y aprecio.

REFLEXIONES ACERCA DE LA BLASFEMIA.
No me gusta la blasfemia, como no me gustan las palabras malsonantes u ofensivas, insultos, “tacos” y demás, vayan dirigidas a quien vayan, y se las merezca el receptor o no. Creo que hay muchas formas de expresar el rechazo hacia algo o alguien sin necesidad de caer en el mal gusto. Y digo todo esto a sabiendas de que, según mi opinión, la blasfemia es imposible, en el sentido de que se entiende por blasfemia una expresión ofensiva para la divinidad. Sin embargo, dudo mucho de que, en el caso de que Dios exista y, tal como lo describe nuestra Teologia Judeo-Cristiana, como el Ser Supremo, Creador del Universo e Infinitamente Poderoso, Sabio y Bueno, dudo mucho, digo, que se sintiera ofendido por los insignificantes ruiditos emitidos por unos infusorios pobres, ignorantes, débiles y malintencionados como nosotros que, además, supuestamente, somos sus hijos. ¿Os ofenderíais vosotros de los insultos de una hormiga o de una bacteria? Porque el hecho de ofenderse es reflexivo. No ofende quien realiza el acto de ofender, sino el que decide ofenderse.Contrariamente a lo que de pequeño me decían los frailes de mi colegio, la ofensa a Dios no es infinita por el hecho de que Dios sea infinito, sino que, en todo caso, sería infinitesimal, cercana a cero, dada nuestra desproporcionada pequeñez e insignificancia. Si eso es así, o al menos eso pienso, y dado que no creo en absoluto en la existencia del Dios personal de las religiones del Libro, ¿por qué siento rechazo por la blasfemia? No porque ofenda a Dios, desde luego, si no porque hiere la sensibilidad y, por tanto, hace sufrir a los creyentes que la escuchan o leen. Y fastidiar a alguien sin razón es un acto de incivismo. Por eso es por lo que rechazo la blasfemia, sea contra el Dios que sea, o contra la figura sagrada que sea. Todo ser humano se merece un respeto, estemos o no de acuerdo con sus creencias.
Por eso, y aunque respeto al máximo la libertad de expresión, no apruebo la conducta de algunos humoristas que no tienen reparos en insultar o faltar al respeto a los creyentes que se sienten ofendidos con sus gracias. Naturalmente, eso no justifica en absoluto el proceder del fanático que ejerce la violencia, institucionalizada o no, contra el blasfemo. En ese sentido “Je suis Charlie” y los ejecutores de sus dibujantes y humoristas son unos asesinos terroristas de la peor especie. Proceden de una vieja práctica religiosa en la que la blasfemia se castigaba con la muerte; pero estamos en estos tiempos, en los que la libertad de expresión es, y debe ser, un derecho sagrado universal, por encima de cualquier creencia.
Yo recomendaría a los creyentes que, si les ofende un chiste blasfemo de alguna revista irrespetuosa, simplemente, no la compren ni la lean; pero dejen que cada cual ejerza su derecho al mal gusto. Allá cada cual con su conciencia. Y a los humoristas blasfemos les rogaría comedimiento, prudencia y, sobre todo, caridad y solidaridad con los que pueden sentirse dolidos por unos chistes cuya gracia es más que cuestionable y, sobre todo, innecesaria.
Ya sé que con este artículo me he debido ganar la antipatía de gentes de los dos bandos, de los que queriendo ofender a un Dios en el que no creen, ofenden a sus creyentes, y de los que creen que ofendiéndolos a ellos están ofendiendo a Dios.
Por otro lado, propongo una reflexión sobre la divinidad que, al menos, debería despertar la sana duda que siempre tendría que flotar sobre nuestras creencias no demostrables. ¿Habéis pensado alguna vez que las virtudes que los creyentes atribuyen a Dios son incompatibles entre sí? Si Dios es infinitamente bueno, ¿por qué ha creado este Mundo lleno de dolor? Si no ha podido o no ha sabido evitarlo es que no es infinitamente poderoso ni sabio. Si no ha querido, es que no es infinitamente bueno. Confieso mi ignorancia al respecto - ni soy ni quiero ser teólogo - pero nadie, con sus dogmas, va a impedirme que piense en libertad sobe este asunto o cualquier otro, ¿verdad? Nadie tiene derecho a impedir mi libertad de pensamiento y expresión, ni aunque fuese un humorista de Charlie Hebdo, que no es el caso, en absoluto.
Pero insisto, la blasfemia, en todo caso, es un acto de mal gusto y de insolidaridad.
Eso es lo que creo.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

La blasfemia es simplemente gratuita. Lamentablemente los que más "blasfeman" son aquellos que lo hacen contra las creencias de los demás. Las creencias propias son las "únicas" respetables....salvo para las personas libres. Solo desde la libertad se puede ser respetuoso con las creencias ajenas. La persona atada a una religión o un pensamiento no acostumbra a respetar el distinto. Yo entiendo la "blasfemia" como una provocación. Solo cuando me acosa un blasfemador de signo opuesto hago uso del mal gusto o simplemente digo la verdad. Mi verdad, claro. Hace unos días un amigo común alardeó en un correo electrónico de haber hecho una investigación para localizar los datos de determinada persona dedicada al asesinato bajo un uniforme militar. Era aviador agresor. Alemán. Esta investigación tuvo lugar gracias a los extraordinarios archivos del ejercito alemán. Yo alabé estos archivos y los de otros países que he usado para buscar datos sobre ciudadanos fallecidos o desaparecidos en la última Guerra Mundial. Lamenté el hecho de que en mi país no se posean archivos de esta índole dado el carácter sectario de los gobernantes actuales y la complicidad con los traidores genocidas del franquismo. No he recibido respuesta de esta persona. Me considerará un blasfemo. Y es que es muy difícil ser libre y no ser blasfemo. La persona libre delinque a los ojos del pusilánime, del beato, del alineado y del alienado....Mi ejercicio de libertad de bañarme en pelotas en una zona autorizada es vista como algo pecaminoso por los talibanes de siempre. El ser demócrata y no olvidar la democracia me pone en aprietos cuando hablo de los que durante años e incluso hoy en día me impiden ejercer la libertad más elemental. El problema es que, a pesar de ser comedido, solo por tener criterio propio hay quien me considera blasfemo. De existir un ser infinito la blasfemia no le afectaría. Afecta a seres finitos y cortos de mente. Yo soy un defensor a ultranza de los derechos del ser humano. Más del cincuenta por cien de esa humanidad es del sexo opuesto al mio.....¿No es una blasfemia permanente la existencia de monjas católicas? ¿o el uso de burkas e incluso de velos obligatorios para cubrir la cabeza de las mujeres en muchas civilizaciones? Recordar al "gran sabio" Imb Batouta, juez islámico que viajó al sur de las islas de las Especies donde ejerció su función. La mayor parte de las condenas a muerte en nombre de su dios fue para las mujeres que solo usaban falda corta. No solo fueron obligadas a ser musulmanas por que lo eran sus maridos si no que debieron vestir con la cabeza tapada y el resto del cuerpo también. Los hombres no. Yo nací hace sesenta años, en tiempos del Enano Asesino. ¡Ves, ya he blasfemado! y sin decir nada falso. Al nacer se me obligó a ser bautizado en una religión que no profeso. Ni esa ni ninguna. Hace poco me puse en contacto con el secretario del delegado provincial de la Secta cristiana. Ellos le llaman obispo. Pretendía que me informara sobre la forma de no figurar en sus listados. Esos que les sirven para recibir parte de mis impuestos y para hacerse con la propiedad de múltiples edificios intestados, como la Mezquita de Cordoba, robada con esta argucia legal auspiciada por en hombre de la cara de palo y el bigote fascista llamado Aznar. Famoso por su actuación sobre Irak por todos conocida. ¡No puede ser, seguro que hay gente que lea esto y piense que soy un blasfemo!. Pero es que la libertad me hace usar palabras a las que no tengo por que renunciar. Si yo tuviera que ser correcto con todas las creencias del Mundo mundial.....no comería carne de cerdo, ni otros tipos de carne, no iría al cine ni cantaría. No habría dibujado caricaturas de alcaldes ni otro tipo de personas, no follaría, no bebería alcohol, no pensaría, no nada de nada. Lo lamento. BLASFEMO LUEGO EXISTO. Y hoy por hoy no renuncio a existir. Pero seguro que algún mal nacido piensa que estoy de más. ¡En ese me cago!.

Eusebiet dels Coyons.

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Verás, Eusebio, a mi no me gusta nada la violencia, ni siquera la verbal, y pienso que una blasfemia es una forma de violencia verbal que se ejerce sobre la gente creyente en cualquier religión. A lo mejor algunos fanáticos merecen ser provocados y ofendidos, pero a hacer pública una blasfemia se ofende también a la buena gente pacífica que no se lo merece.
Se puede combatir la violencia y el fanatismo de muchas maneras, pero no con la violencia y siempre dentro de las leyes. En eso se basa nuestra superioridad sobre los fanáticos.
Ofender a los miembros pacíficos de toda una religión sería caer en un comportamiento xenófobo y ponerse a la misma altura que los malos.
Nosotros debemos estar por encima de eso, ¿no te parece?

Anónimo dijo...

¡¡Por supuesto!!. Pero no es ese el problema. Lo que ocurre es que los fanáticos de las religiones o las ideologías convierten en blasfemos a los que piensan. Recordemos a Giordano Bruno. A Galileo, a tantos y tantos. Mira Hipatia o Miguel Hernandez. Se puede ser el más correcto del mundo que siempre habrá un mal nacido que repetirá aquello del cardenal Richellie: "Dame dos lineas escrita por un hombre y encontraré razones para condenarlo".
No es cuestión de ofender. Es cuestión de ser libre. El hombre hace las leyes a su comodidad con el fin de perpetuar su poder. Las religiones son un instrumento más de esa manipulación y el respeto a las creencias ajenas no puede limitar e derecho a las propias. La violencia es execrable. Pero ¿quien ejerce más violencia, el que protesta o el que impone leyes injustas?. Es el caso de la actual ley Mordaza. El caso es que todos somos blasfemos para algún poderoso. Yo o cualquier otra persona lo es si viaja a un país con la libertad limitada. Y países de estos hay una mayoría.

Eusebiet d´Alacant

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

A mí no me importa ser blasfemo para los fanáticos y los que se aprovechan de la religión o la ideología para mangonear. A esos, que los zurzan. Pero si me importa herir la sensibilidad de personas honradas y pacíficas a las que debo respetar. Por eso nunca sería un dibujante de El Jueves o Charlie Hebdo.
Aunque, como dijo Voltaire, "no estoy de acuerdo con lo que hacen pero daría mi vida porque lo pudieran seguir haciendo". Es omplicado, lo sé, y las fronteras son difusas; pero por nada del mundo querría ofender a mis buenos amigos de Ifni, que son buenos musulmanes y buenas personas.

Anónimo dijo...

El problema no son los ciudadanos normales que han nacido y viven bajo la losa de unas costumbres ancestrales. A ellos les ha llegado el "Dios" dinero bajo el aspecto correspondiente a la zona en que viven o al de las personas con que conviven. No olvidemos que la blasfemia es el malnombrar a dios o a determinadas divinidades. El problema es quien endiosa a su "personaje" particular y lo convierte en intocable. Al sacralizarlo todo lo que sea cuestionar a esa "divinidad" es blasfemia. Pero siempre detrás está el dinero, el poder. Yo también tengo amigos musulmanes a los que no renuncio y que no han dicho nada a favor de las actitudes radicales de nadie. El problema es el de los hipócritas que se sirven de los dioses para mantenerse. En este momento vemos a mucho taliban rasgarse las vestiduras al ver como el dios Poder se les puede escapar de las manos. Ya han puesto todas sus armas apuntando al pueblo para conminarlo a arrepentirse. Todo lo que se diga o que se intente contra su "capital" es blasfemia. Ahora juegan a ser demócratas pero ni lo son ni lo han sido. Hablan de la posibilidad que el partido Syriza ha propuesto de revisar la deuda e intentar renegociarla como si fuera un pecado blasfemo. Eso lo hacen dirigidos desde la Alemania que después de meter dos veces al Mundo en terribles guerras, no solo no ha pagado sus destrozos si no que se le perdono la deuda externa en el año 1953 y en el 1961. Eso y no tener ejercito fueron el milagro alemán. Pero el pueblo griego no ha asesinado a millones como ellos. ¿Ves? este comentario puede ser una blasfemia para los ultraliberales. Le religión forma arte de la cultura de los pueblos y la cultura de un pueblo es la de su clase dominante. ¿Que culpa tiene el pueblo?. A veces la de ser demasiado tolerante con los que mandan. Pero el pueblo es victima por activa o pasiva. Y yo siempre estaré con las victimas.

Eusebiet.

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Modestamente, creo que te vas por las ramas. Yo, en este artículo, he hablado de la blasfemia religiosa, a cuento del asesinato de los humoristas de Charlie Hebdo, y del respeto que debemos tener a todos los grupos étnicos, religiosos etc. si no queremos caer en la xenofobia. Los problemas griegos, el capitalismo rampante y los falsos demócratas son otros temas que no tienen que ver, creo yo, con el que estamos tratando. Se deben tratar, naturalmente, pero no creo que este artículo sea el terreno adecuado.