viernes, 8 de febrero de 2013

EL INJUSTO EMPOBRECIMIENTO DEL DUQUE EM...PALMA...DO.


Me pregunto en qué planeta vive el letrado Mario Pascual, abogado de Iñaki Urdangarín; y me pregunto también de qué planeta proviene este hombre que firma alguno de sus mensajes telefónicos como Duque Em...Palma...Do. Alucino con las consideraciones que hacen el imputado y su abogado para recurrir la decisión judicial de que deben abonar, a medias con el ex socio Diego Torres, una fianza de 8 millones de euros. Dicen estos señores, desde ese raro planeta en el que deben de habitar cuando no visitan los juzgados, que el desembolso de la cantidad exigida supondría un "INJUSTO EMPOBRECIMIENTO" del duque. Vaya por Dios, pobrecito, me lo veo durmiendo debajo de un puente, igual que alguno de los desahuciados que, como ya eran pobres antes del desahucio no han podio experimentar la injusticia del empobrecimiento. Por lo visto, estos señores no llegan a entender que solo faltaba esta frase, que si no fuera trágica al compararla con la realidad del resto de los ciudadanos de este país, resultaría cómica, para que la gente colme su indignación y esté deseando ver al señorito en la cárcel, junto con todos sus cómplices, caiga quien caiga; ya me entienden. En fin, que uno ya se está hartando de tanto  señorito de los que creen que el empobrecimiento solo es injusto si les toca a ellos, de tanta mandanga y tanta desfachatez. En estos años trágicos, todos los ciudadanos estamos sufriendo empobrecimientos injustos; algunos pensionistas, parados, desahuciados, hasta la extrema pobreza y desesperación. Se multiplican los casos de suicidios y enfermedades mentales; y estos privilegiados del estatus se quejan de que como garantía de un juicio que ha de decidir si son o no chorizos y deben estar en prisión, puedan verse con unos millones de menos; millones que, si así lo proclama el juez, habrán sido obtenidos mediante la explotación ilegal del parentesco real o el robo directo a la Hacienda de todos y la fuga de capitales. Ya está bien, que nos van a obligar a recordarles que en este mundo no hay ningún ser humano que esté en posesión de nada más importante que el hecho mismo de ser humano. Así que todos somos, o debemos ser en justicia, IGUALES; que vivimos en una época en que ya no hay, o no deben haber, individuos que antepongan a su nombre los adjetivos de "excelentísimo", "señoría", "ilustrísimo", "majestad", "alteza", "magnífico" y demás ridiculeces obsoletas. Socialmente, por desgracia, todavía no todos somos iguales, pero, ojo, que ya nos hemos dado cuenta de que lo que tienen de más unos cuantos aprovechados, lo tienen de menos el resto de los ciudadanos, titulares, nada más y nada menos que de la Soberanía Popular. Y a esto se le llama robar, aunque no figure en el Código Penal... todavía.
Miguel Ángel Pérez Oca.

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