miércoles, 27 de agosto de 2008

RESPUESTA A DON TOTE.

El otro día se publicó en el diario INFORMACIÓN de Alicante la carta de un lector al que le parecía "un absurdo" que algunos perdiéramos el tiempo en solicitar que nuestro Ayuntamiento retirase las distinciones concedidas en su día al dictador Franco. Parece que la mentalidad de algunas personas de la derecha es tan cortita que si se ocupan de un tema ya no pueden pensar en otros; porque yo me pregunto qué pérdida de tiempo puede suponer exigir esa reparación histórica que nos impide, según el comunicante, pensar también en cosas mas inmediatas, como si lo cortés quitara lo valiente, o como si nuestro cerebro de rojillos con limitaciones mentales no nos permitiera preocuparnos por las cosas inmediatas, que nos preocupamos, vaya que si nos preocupamos, y a la vez defender nuestra dignidad histórica.
Bueno, pues le he contestado al señor Tote, y hoy me publica la carta el diario INFORMACIÓN. Ahí va:

RESPUESTA A DON TOTE MARTINEZ PRATS.

Me imagino, señor Martínez que sí será usted partidario de que se quiten de las calles de Euzkadi los rótulos dedicados a los asesinos etarras, ¿verdad? Porque la dignidad de las víctimas así lo requiere, me dirá usted. En cambio retirar las distinciones auto concedidas en su día a un Dictador que había provocado una guerra con más de 600.000 víctimas y una posguerra preñada de fusilamientos, cárceles, exilios, censuras y represalias, es una pérdida de tiempo, según usted. ¿Por qué? ¿Porque las víctimas de Franco eran menos dignas que las de la ETA? ¿Porque eran “rojos”? Hay unas cosas que se llaman decencia histórica, justicia histórica y memoria histórica, que son muy importantes, aunque a usted le parezcan una pérdida de tiempo y un “absurdo”. Seguramente, si su padre o su madre o un tío o abuelo hubieran sido fusilados en los años 40, o no hubieran podido ejercer su título académico, después de sufrir años de cárcel, no le parecería a usted tan absurdo que muchos alicantinos no queramos tener como hijo predilecto de nuestra ciudad, o alcalde honorario o lo que sea, a aquel militar fascista que cometió un delito de alta traición, castigado en los códigos penales de la época con la pena de muerte. Y no me hable de que debemos ocuparnos de cosas mas importantes que la dignidad, que hay tiempo para todo, porque la misma energía se gasta en decir que sí que en decir que no. Así que sus argumentos, permítame que se lo diga, me parecen sospechosamente tendenciosos. Claro que debemos ocuparnos de los problemas graves e inmediatos, pero eso no nos debe hacer perder la conciencia histórica, ni mucho menos al amor a la democracia, incompatibles con una dictadura fascista.
Allá usted si no lo quiere entender.
Afectuosamente,
Miguel Ángel Pérez Oca.

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