jueves, 12 de diciembre de 2019

QUALIA.







Era ayer, supongo, la presentación más importante que tendré en mi trayectoria artística, por las implicaciones personales que contenía y por la presencia de gran parte de las personas importantes en mi vida. Era ayer, el momento en el que todo tenía que salir perfecto, después de pruebas y pruebas infinitas. Era ayer,el espacio para hablar del yo profundo, el que sabemos que existe, pero nos es extraño y desconocido.

Fue ayer una presentación compleja, accidentada y surrealista, que marcará, supongo y supongo que para bien, todas cuantas pueda hacer a partir de ahora. Fue una presentación en la que nada salió como se pretendía y en cambio acabo siendo mejor.

A veces pienso, que de alguna forma mis libros están vivos y a través de mi o de otros se manifiestan y quiero creer que ayer Qualia que era, ahora lo sé, tan solo un germen de libro, se manifestó y habló con una voz más profunda de la que yo podía darle. Qualia hablaba  de lo humano, de todo aquello que no puede pesarse ni medirse como la emoción, la pasión, la creatividad, la colaboración y los imanes no se bastaron para ello, ahora me doy cuenta y me avergüenzo de mi vana pretensión, porque hacían falta las manos para componer el discurso. 16 manos, una por cada pieza, dos manos al piano, dos manos, las mías, repartiendo y dando los trozos que compondrían la idea, 20 manos en danza, 20 manos poderosas, amorosas, sensibles que sujetaron lo imposible y hablaron a un tiempo.

No creo que viva nada más emocionante, más complejo ni más poético. Así que, yo al menos, ayer obtuve respuesta al título del libro de Miguel Ángel, magnifico escritor y admirado padre ¿Qué soy yo? yo soy o quiero ser, todo lo que no se puede medir ni pesar y quiero sentir todo lo que no se puede expresar con palabras, como ocurrió ayer, ni más ni menos.

Mil gracias.
                                                                 NATALIA PÉREZ CHAZARRA.

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