EN EL MUNDO DE LOS SUEÑOS.
(3ª parte de la trilogía “Isadora”)
Isa ha llegado a
su casa de la roca y observa, intrigada, que la casita de don Jorge está
cerrada. A la mañana siguiente recibe la visita de Pepiño y Pepiña. Ambos visten
de luto.
-¿Que
no sabe lo que ha pasado? – contesta, a la gallega, Pepiña, ante las preguntas
de Isa.
-Que
se nos murió don Jorge – dice Pepiño, estrujando su boina entre las manos.
-Fuimos
a despertarlo y no respiraba… Se había muerto mientras dormía, con una sonrisa
en los labios. Debía estar soñando algo muy hermoso… - dice Pepiña.
-Ahora,
los abogados están arreglándolo todo, porque nos nombró herederos universales
en su testamento. Era un hombre bueno.
-Pero
le ha dejado a usted dos cosas, doña Isabel – concluye Pepiña.
-Sí
– dice Pepiño -, le ha dejado a usted el telescopio y un ejemplar de su último
guión.
Y
le da un volumen encuadernado con gusanillo. En la tapa se puede leer el
título: ISADORA.
-Hace
un mes, vinieron dos americanos a visitarlo. Uno era un famoso actor y
director… Clint Eastwood, creo que se llama. Y el otro, el productor de una
película que están rodando en Santiago. Le pidieron que les escribiera un guión
y él les contestó que ya estaba retirado, pero que lo escribiría porque
últimamente tenía unos sueños muy bonitos, que le habían dado buenas ideas…
-Bueno, pues luego
le traeremos el telescopio.
Y
se van para abajo, mientras Isa se sienta en la terraza y ojea la obra póstuma
de George Kaplan.
Se
trata de una rara historia: Un hombre tiene, desde hace varias noches, unos
sueños maravillosos, y se muere repentinamente mientras duerme. Así que nunca
se va a despertar. Y queda atrapado en el mundo de los sueños con la mujer que
ama y le acompaña en sus aventuras oníricas. Es un relato muy libre, nada
comercial, que nunca será película.
A
media tarde, Pepiño y Pepiña suben el telescopio. Y esa noche, Isa contempla
Saturno, con sus anillos y satélites, mientras las lágrimas recorren sus
mejillas.
-Querido
George, ya sé que me amabas, y ahora sé que me soñabas y que quizá habitas
conmigo el mundo de los sueños, para siempre…
Isa
reflexiona sobre el paso del tiempo, mientras echa de menos los comentarios y
la sonrisa de don Jorge al lado del telescopio. Si hubieran coincidido en otra época,
quizá habrían llegado a buscar juntos el arte del amor.
Ya
es noche cerrada. Isa guarda el telescopio en la casa, bajo su funda de
plástico, y se dispone a dormir. Pero don Jorge no se marcha de su cabeza y le
cuesta conciliar el sueño…
Es
ya muy tarde, cuando Isa…dora, que ahora vuelve a tener 20 años, se levanta y
sale desnuda a lo alto de la roca. Por el camino ve subir a un hombre joven y
atlético, que corre hacia ella.
-Vendré
todas las noches a verte, George, y haremos del sexo un arte.
Y
se imagina la cama sobre la roca, bajo las estrellas.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
(500 palabras)
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