LA ÚNICA VERDAD.
Así que este es el tiempo.
¿Y he de decirle que pase?
¿Para qué?, si ya pasa, si no
hay quien lo detenga.
Y el espacio, esa totalidad
que me rodea hasta un infinito que me
empeño
en intuir…
¿Qué es el espacio, sino lo
otro, lo que no soy yo?
Todo lo que no soy yo.
Y yo, ¿qué soy?
Soy un espejo donde se
refleja un desconocido.
Soy un punto donde se centra
un mundo que no tiene centro ni
límites.
Soy una ilusión de alguien que
no sabe si existe.
¿O no soy nada de eso?
Pues, ¿qué mundo es este cuyas
noticias imprecisas me llegan a
través
de los sentidos?
¿Y si los sentidos se lo
inventan y se burlan de mí?
¿Y si el tiempo no pasa más
allá de los relojes?
¿Y si el espacio no tiene un
lugar donde existir?
¿Cómo podría saberlo?
¿Qué soy? ¿Qué es todo? ¿Qué
es lo que no se manifiesta?
Te vi marchar y no sabía a dónde
ibas.
Veo tu ausencia y no sé nada
del vacío que dejaste.
No sé si estás en algún lugar
del pasado, del presente, del
futuro…
o de otro espacio de
dimensiones insólitas.
Tampoco sé por qué digo estas
cosas.
La única verdad ya la dijo un
griego hace algo más de dos
milenios:
“Solo sé que no sé nada”.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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