Hay
que ser muy torpe para buscarse enemigos gratis. Sobre todo si eres político y
te debes a tus votantes. Pero, claro, la caspa y el pandorgueo se llevan en la
sangre y hay veces que no se pueden evitar. Es como el cuento de la rana y del
escorpión. El arácnido no podía evitar la tentación de clavar su aguijón en la
nuca de la rana que lo estaba ayudando a cruzar el río. “Es mi naturaleza”, se
excusó el bicho mientras se ahogaba junto al anfibio envenenado. Pues eso, que
don Tancredo Rajoy no lo puede evitar y promueve argumentarios que serán las
losas que enterrarán al PP como bajo el pedrusco del Valle de los Caídos. Por si
fuera poco con la corrupción generalizada.
Y
es que hay que ser muy tonto para indisponerse con los pensionistas, principal
coto de caza de los criptofranquistas peperos. Y más aún, si no te pones a la
cabeza de la manifestación y la huelga feminista; recomendando a las féminas
conservadoras hacer una “huelga a la japonesa”. Así solo puedes ponerte en
ridículo. Y después, el muy estólido andarín pretende arreglarlo todo
poniéndose un lacito morado en la solapa. ¡Será tonto…!
En
fin, que sigan así y pronto los veremos partir hacia la Historia con el rabo
entre las piernas. Aunque me temo que la alternativa es Ciudadanos, la
derechona descafeinada en sus formas, pero tan neoliberal como sus abuelitos,
herederos de Fraga. ¿Será que la gente es tonta? Bueno… en Italia y en EE.UU.
lo es, evidentemente.
La
suerte que tienen estos tíos es que la izquierda, profundamente preocupada por
el sexo de los ángeles, anda siempre dividida, discutiendo por chorradas, rehén
de personalismos, sectarismos y anatemas. Ya les pasó en 1939, y siguen en la
misma ciénaga. Porque si estuvieran todos unidos ya habrían podido echar al
bobo y a sus acólitos y presuntos herederos de una santa vez, y hacer algo de
provecho.
Qué
pena.
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