En la Milla Real de Edimburgo.
En las Tierras Altas.
Un gaitero.
En el Lago Ness.
En los jardines del Palacio Real de Holyrood, de Edimburgo.
Abadía de Melrose.
TAN LEJOS, TAN CERCA.
Andaba yo por
las “Highlands” de Escocia, por entre unas impresionantes montañas nevadas y unas
ásperas tierras desiertas y verdes cuyos céspedes y líquenes, sobre un suelo de
turba y charcas de agua negra, producen ese aspecto salvaje y exótico que
sobrecoge a quien contempla el paisaje con los ojos de un mediterráneo como yo.
En la lejanía, sobre una atalaya donde los viajeros admiraban el insólito panorama,
sonaba una gaita mercenaria que tocaba “Amacing Grace”. Frente a mí, en un
suave collado entre dos peñas inmensas, unas entrañables ovejas de carita negra
y lomos blancos como la nieve masticaban su ración de yerba salvaje. Más
arriba, un grupo de vacas peludas autóctonas hacía lo propio. Todo ello bajo un
sorprendente cielo azul que llenaba de luz aquel mundo habitualmente gris,
húmedo y melancólico…
Y entonces
sonó mi teléfono móvil. Sentí la vibración en mi bolsillo izquierdo, mientras
la familiar melodía me sacaba de mi ensimismamiento. Era mi amigo Adolfo
Celdrán que me llamaba desde Alicante.
-¿Qué tal te
va ese viaje por Escocia? – me preguntó a modo de saludo.
-Bien… Muy
bien, gracias. Estaba contemplando este paisaje tan distinto del nuestro,
camino del lago Ness… - y de pronto recordé la fecha - Hoy es el día de la
investidura, ¿verdad? ¿Qué tal va la cosa?
Y Adolfo se
mantuvo en silencio unos segundos, al otro lado de las ondas. Por un momento
adiviné su sonrisa.
-Mira, estoy
en el Salón Azul del Ayuntamiento. El alcalde saliente está leyendo las
papeletas… Escucha – y debió girar el teléfono hacia la presidencia del acto,
porque hasta mi llegó una familiar voz pronunciando el recuento: “dieciocho,
diecinueve, veinte…”. Y al final, el resumen: “Veintiún votos para Gabriel Echévarri,
del PSOE, y ocho para Asunción Sánchez Zaplana, del PP”.
-¿Ha dicho
veintiuno? – pregunté sorprendido.
-Si,
veintiuno, porque también han votado los de Ciudadanos a favor del tripartito.
Han dejado solos a los del PP, que se lo han ganado a pulso.
Allá lejos, la
gaita seguía obsequiándome con sus notas felinas. El Sol, en todo lo alto,
brillaba como nunca por estas tierras.
-¿Y las
concejalías?
- Bueno,
Guanyar ha obtenido las áreas de responsabilidad que más os importan. Pavón se
queda de Vicealcalde y asume Urbanismo y Patrimonio, Marisol va a Juventud, Víctor
a Medio Ambiente y Limpieza, Dani a Cultura, Julia a Participación Ciudadana,
Nerea a Vivienda y Acción Social… Los de Compromís se quedan con Memoria
Histórica, Educación, Empleo y Sanidad… Y las demás para el PSOE: Fiestas,
Comercio, Turismo, Economía... Bien, muy
bien.
-A ver si
nadie mete la pata y salvamos Alicante de especuladores ladrilleros, políticos corruptos
y demás fauna de mezquinos e indolentes.
-Eso es lo que
hace falta. Hasta pronto, Miguel
-Hasta pronto,
Adolfo. Y muchas gracias por acordarte de mí en estos momentos.
La gaita,
incansable, seguía tocando y todo parecía igual que hacía un rato, pero para mí
era muy distinto. Tan lejos, tan cerca. Alicante volvería a ser una tierra de
libertad, cultura y progresismo, como lo había sido desde que se proclamó “La
Pepa” y después la República, desde Maisonnave, Lorenzo Carbonell, Lassaletta… Y
ahora tendría de nuevo la oportunidad de convertirse en una de esas patrias
que, como Escocia, están llenas de gente que ama su historia y se siente
orgullosa de ser quien es.
Y una lágrima
de emoción y alegría me sorprendió cruzando mi mejilla y perdiéndose en mi
barba.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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