200 PALABRAS INÚTILES PARA UN ECLIPSE.
Miro cómo la sombra de nuestro
mundo oscurece el brillo argentino de la Luna, y me pregunto dónde está la
verdad; desde luego no en la carroza fúnebre de la muerte, con sus penachos y
sus gualdrapas negras que nos espantan. Tampoco, evidentemente, en un paraíso blando,
perfumado y florido de eterna Primavera, donde el león y la gacela juegan al parchís.
En el fondo, todo eso son mentiras, invenciones de esos brujos astutos que nos
asustan y nos prometen premios y castigos metafísicos para dominarnos y que les
permitamos beneficiarse de sus ocultos privilegios, su soberbia casposa, sus
vicios inconfesables y su oscurantismo egoísta y abyecto. Nosotros, en
realidad, somos algo así como gusanos de la tierra húmeda o como minúsculas
orugas que intentasen comprender el Teorema de Pitágoras o el Principio de
Arquímedes; aunque nuestras incógnitas se llaman Consciencia, Tiempo, Vida,
Nada, Amor, Carne y Hambre de Saber, y nuestras inútiles herramientas: una Relatividad
y una Mecánica Cuántica irreconciliables, que alimentan fantasías sobre quién
sabe qué clase de Universos Paralelos, Supercuerdas multidimensionales y vertiginosos
agujeros de gusano.
¡Ah, si los gusanos comprendiesen
los agujeros de gusano y nos mostraran su significado cósmico!
¿Soñarán las orugas con mariposas
metálicas?
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