jueves, 28 de febrero de 2019

EL VOTO ÚTIL.


Alguien me dijo una vez, lleno de dignidad: "Es que tú practicas el voto útil", reprochando mi pragmatismo. Y yo le contesté: "Y tú practicas el voto inútil". Yo me considero a la izquierda del PSOE y siempre he votado a IU, Podemos, Guanyar... Solo en tres ocasiones voté al PSOE, la primera vez a Felipe González (y me arrepentí enseguida, porque alguien que tiene la cara dura de decir que "hay que ser socialistas antes que marxistas" no es trigo limpio), y las dos veces de Zapatero, que siempre he considerado una persona honesta y un buen político con mala suerte. Y ahora me planteo si debo votar a Pedro Sánchez, como tabla de salvación ante la epidemia de fascismo y neofranquismo en que está cayendo toda la derecha española (¿derechona?). Pedro Sánchez es una especie de héroe de película hollyvoidense, tiene una rara habilidad para caer de pié y se ganó mi simpatía cuando se le intentó defenestrar desde la casta de su partido, que prefería a la Susana andaluza y no le consentía contaminarse, presuntamente, con podemitas e independentistas. Su "no es no" y su renuncia al escaño, negándose a aceptar la abstención que le daría el poder a Rajoy, fue un grito de dignidad y la militancia se lo agradeció en las primarias. Después, se lo jugó todo a una carta, promoviendo una moción de censura para la que no hacía falta negociar ni conceder nada al resto de la izquierda y los nacionalistas, puesto que todo el mundo estaba ya harto del impávido e inoperante Rajoy (don Tancredo). Pero las derechas no se lo han perdonado, no pueden resistir el desahucio fulminante al que sometió al andarín de la barba. Mientras, los independentistas catalanes, sumidos en una vorágine de estupidez supina y sueños tontos en los que ponían unos supuestos derechos por encima de la ley, han crispado la política, hasta acabar prefiriendo desbaratar los presupuestos de Sánchez, en respuesta a su negativa a conceder un referéndum y una independencia imposibles, aunque ello prive el pueblo catalán (y español) de una serie de ventajas sociales. El mundo de la Política está lleno de tontos y de sinvergüenzas, contra los que nos tiene que defender Pedro Sánchez, como única esperanza, mientras el resto de la izquierda se destroza en vanas discusiones sobre galgos y podencos (ahora se han inventado "Unidas Podemos", en fin, antes habían inventado el huevo frito), y los falsarios canallas de la derechona cuentan sus mentiras a tres bandas, compitiendo para ver quien es más facha. ¿Qué podemos hacer? ¿A quién tenemos que votar los que tememos por este sufrido país y este castigado pueblo? El neofranquismo nos amenaza, nos amenaza realmente, el fascismo pone en peligro nuestra libertad, nuestra vida en última instancia. ¿Que nos pasará si las próximas elecciones las gana el Trifachito de Colón? Nos lo jugamos todo y , aunque nos gustaría alguien más a la izquierda, al menos a mí, no nos queda otro camino hacia la salvación que el que nos ofrece el señor Sánchez. No nos queda otra. No podemos hacer otra cosa, como no sea morir como el general Custer, llenos de dignidad ideológica y con el voto inútil en la mano, como una bandera numantina. Vosotros veréis. Yo lo tengo claro. Y no olvidéis que no hay en el Universo cosa más tonta que un pobre votando a la derecha... o a uno de esos partidos de supuesta izquierda dividida en personalismos que no van a comerse una rosca.

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