El tema de la tertulia de ayer era "La estulticia", y yo presenté este trabajo que espero os guste:
USTED Y LA ESTULTICIA.
La prueba de que
es una característica muy abundante entre los seres humanos, es la cantidad de
sinónimos que tiene la palabra que la define, veamos: Estulticia, necedad, estupidez, sandez, tontería, bobería,
disparate, imbecilidad, idiotez…
Usted…
¿Se ha dado cuenta de que tiene un dedo condicionado? No puede sentarse ante la
televisión sin que su índice vaya derecho al botón número cinco del mando a
distancia. Le interesan sobremanera las andanzas de cierta señora
semianalfabeta, esa que dice “Yo por mi hija maaaato”, y de sus cómplices, los listillos
entrometidos y sabihondos y las gritonas a las que se les hincha la vena del
cuello cuando comentan, enardecidas, los chismes íntimos de cualquier famosillo…
En fin, que si alguno de estos lamentables sujetos se presentara a unas
elecciones, usted, por supuesto, lo votaría. Faltaría más.
Usted
se siente fatal cuando alguien de su entorno pulsa el botón número seis del
televisor. “Ya están éstos con la murga de la política”, murmura para sí y
cambia de canal a la primera oportunidad. Porque le tienen sin cuidado los
problemas que afectan a la ciudadanía; salvo que le toquen a usted el bolsillo.
Y entonces alardea de criterio político aduciendo que “todos los políticos son
iguales” o que “todos han venido a forrarse”.
Usted, cuando
vota, se deja cautivar por las arengas de algunos candidatos, solo si sus
propuestas son facilonas, cuando no hacen análisis más o menos profundos. Le
molesta tener que pensar en reivindicaciones, desigualdad de género, impuestos
directos e indirectos y todo ese “rollo”. Es más fácil - ¿verdad?- echarle la
culpa de todo a “esos negros que vienen en las pateras a quitarnos el trabajo”.
A
mí me parece muy bien que a usted le guste el fútbol. Pero, me mosquea que esté
convencido de que cuando gana su equipo favorito, usted también gana algo,
además de legítima satisfacción. Y no digamos nada si es en un trofeo
internacional y ve subir la bandera española. Llora de emoción, ¿verdad? Y en
cambio, no le preocupa lo más mínimo que en nuestro país haya más o menos
empleo, vivienda, buena sanidad y educación. Ni se escandaliza del chorro de
millones que se manejan alrededor de esos chicos riquísimos que deberían jugar
solo por afición.
Usted,
cuando conduce, siempre tiene razón. Si alguien se detiene delante, usted le
pita y lo insulta; pero si se detiene usted y le pitan, es capaz de bajarse del
coche y liarse a bofetadas. Ah, y habla por el móvil mientras conduce “porque
le da la gana”.
Cuando
sale de su ciudad, usted va tirando colillas en playas y bosques, y deja tras
de sí un reguero de basura.
Así
que permítame que le diga que no es usted un vulgar humano necio, estúpido,
bobo, idiota, imbécil… No, usted es algo mucho más peligroso. Es usted un abominable
Homo Estultus, y con su actitud irresponsable me está perjudicando a mí y nos está
perjudicando a todos. Que es peor un memo que un malo.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
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