domingo, 10 de junio de 2018

UNA JUGADA MAESTRA.



            Los ha dejado a todos descolocados. Rajoy se ha tenido que ir, y sus adláteres no saben qué decir. Recurren a la vieja táctica del miedo y la descalificación; pero conforme fabrican injurias, los hechos las van desmontando. Se inventaron lo del Gobierno Frankenstein y los pactos secretos con los enemigos de España y los radicales, pero en cuanto se conoció la deslumbrante y mediática personalidad de las nuevas ministras y ministros, los inventos del PP se vinieron abajo. Podemos se ha inventado que en el nuevo Gobierno hay un ministro del PP (Grande Marlaska) y otros de Ciudadanos (¿Duque, Borrell?) sin entender que, en todo caso, la personalidad de esos polémicos ministros más o menos “extrasociatas” son guiños a los electorados conservadores, y no a sus dirigentes. Se le ve demasiado la demagogia apresurada a Pablo Iglesias II y con ella enseña el plumero. Ciudadanos se ha quedado completamente grogui y no acierta a reaccionar. Apostaron por unas elecciones apresuradas en el mejor momento de las encuestas y Pedro Sánchez les ha comido el terreno convocando una moción de censura a la que nadie, salvo los peperos, se podía negar y salir indemne. No hacía falta pactos secretos. ¿Quién se iba a negar a votar en contra del paralítico político señor Rajoy y su tancredismo? Ciudadanos votó en contra y se ha labrado el desprestigio.
Ha sido una jugada maestra de Pedro Sánchez… o de sus guionistas. Porque, la verdad, esto empieza a parecerse a un guión de Hollywood. La reconquista del poder socialista contra los “malos” barones y viejas glorias, por parte del hasta ahora solo guapito Sánchez, ya parece sacada de una película yanqui. Pero lo de ahora todavía es más que eso, ahora ya hemos entrado en el terreno de la superproducción. Esto tiene toda la pinta de un guión merecedor del Pulitzer, largamente meditado y elaborado; aunque se haya desarrollado en pocos días. Alguien ha estado preparando esto para rectificar el pernicioso rumbo al que la política inoperante del ensimismado Rajoy estaba llevando a este país. Si el autor de esta genial maniobra es el mismo Pedro Sánchez, habrá que convenir que nos hallamos ante un genio de la política.
            Y ahora veremos la segunda parte de esta original estrategia. Conforme el nuevo Gobierno vaya adoptando espectaculares medidas progresistas, sus aliados de moción y ya críticos desconfiados, se van a ver ante la disyuntiva de tener que apoyarlas en el Congreso y el Senado o quedar como aliados de los conservadores casposos. Así que don Pedro se va a pasar por el forro su debilidad parlamentaria. Y cuando la tensión estalle y sus viejos aliados boicoteen sus propuestas, lo tiene muy fácil: convoca  elecciones anticipadas, las gana por abrumadora mayoría y se asegura cuatro años de legislatura en posición hegemónica.
            Que no nos engañemos, que no estamos ante una revolución socialista, sino ante un movimiento de las fuerzas más “progres” del liberalismo imperante. Es como cuando en EE.UU. gana el Partido Demócrata: Mayor justicia social, dentro del Sistema Capitalista, que no hay quien tumbe. Y nada más. El apoyo de la Botín a la nueva ministra de Economía es todo un símbolo. Pero, bueno, después de tantos años de Tancredismo de Rajoy y tras la tremebunda experiencia del paranoico Aznar y del amordazado Zapatero, víctima de sus propios barones, este nuevo experimento puede parecernos la hostia democrática. Y no sé si se puede aspirar a más en un país mediano, integrado en la Europa liberal, que por otro lado es la que ofrece mejor vida a sus ciudadanos.
            En cuanto a los catalanes, tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron con alharacas precipitadas que los llevaron a la cárcel y el exilio. No tienen la ley de su lado ni hay forma de modificarla a su favor con la oposición conservadora españolista, así que los más pragmáticos se tendrán que conformar con aceptar las relativas ventajas que les proponga la ministra Maritxel dentro del plan maestro de Sánchez; lo que les permitirá salir del embrollo con la dignidad que la intransigencia paralizante de los viejos peperos hacía imposible. Los demás, los independentistas intransigentes, volverán a ser la minoría ruidosa que siempre fueron: una especie de sardana política dentro de las peculiaridades catalanas.
            En fin, una vez satisfechos los pensionistas, los catalanes, las feministas, los trabajadores, los profesionales de la enseñanza y la medicina, etc. y alejados definitivamente de la caspa retrógrada, ¿Quién quiere hacer la revolución? Ah, Lampedusa…
            Si todo esto le sale bien, Maquiavelo era un mindundi comparado con Pedro Sánchez… o sus guionistas.
            Y hasta los rojos irredentos vamos a acabar alegrándonos de que le salga bien. Si no al tiempo.

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