Ayer tuvimos una tertulia extraordinaria dedicada a don Miguel de Cervantes y mister William Shakespeare, que murieron el mismo día (23 de abril de 1616), pero que no era el mismo porque en Inglaterra regía todavía el Calendario Juliano, mientras que en España ya nos regíamos por el nuevo Calendario Gregoriano.
El trabajo a presentar debía tener una extensión máxima de 100 palabras, y yo presenté este:
DUELO.
Un príncipe
angustiado, un mercader celoso, dos amantes adolescentes, reyes, brujas, hadas
y princesas lloran junto a una tumba. Representan la grandeza y las debilidades
del alma humana. “¿Queda alguien por venir?”, pregunta Desdémona. “Solo falta
un caballero cuyo padre también ha muerto hoy”, le contesta Dulcinea.
Y
cabalgando un rocín flaco, lanza en ristre, se acerca un hombre viejo, con
armadura oxidada y un bacín en la cabeza. Le acompaña un labriego gordo, de rostro
ingenuo, que va a lomos de un pollino. Sus almas son las nuestras, porque ambos
forman el mejor retrato que jamás nos han hecho.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
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