jueves, 26 de enero de 2017

CAMINOS QUE SE UNEN.


También para la Tertulia de ayer, presenté este poema que había compuesto en el 2001 para la boda de mi hija Natalia con Toni. No es nuevo, pero me pareció que su argumento encajaba perfectamente con el tema propuesto, "El mar y la soledad":

  CAMINOS QUE SE UNEN
(En la boda de Natalia y Toni)
                           
Yo navegaba en la mar              
entre las olas y el cielo,                   
sumido en mi soledad,                    
en un silencio de hierro.             
Mi universo era de sal,          
de peces y malos vientos,       
de faros, de lejanías               
y de rumbos más que inciertos.
                           
Vivías tú en la montaña,
muchas millas tierra adentro,
y, muy triste, suspirabas
en tus vacíos silencios.                                     
Tu universo era de rocas,                                           
de arbustos, prados y abetos,
de rebaños y cosechas
y de caminos sedientos.

Solo una cosa tenían
en común dos universos:
Por la noche las estrellas,
que presentían lo nuestro,
allá en lo alto lucían,
adornando el firmamento.

Un día fuiste a la playa
y ese día llegué a puerto,
y el amor nos presentó
en una calle del pueblo.

Y entonces una palabra
nació de los dos silencios.
Y nuestras dos soledades,
a partir de aquel momento,
ya no fueron soledades
ni rumbos ni vericuetos,
que formaron las dos juntas,
en un milagro de acierto,
un Universo común
 y una vida en su comienzo.
                        
 Y una vereda perdida
y un rumbo en el mar abierto
se unieron como en un río
que ha de llevarnos muy lejos.

No volveré a navegar
solo y triste con el viento.
Jamás volverás a estar
silenciosa, tierra adentro.
Porque el amor se comparte,
como el agua en un desierto,
cuando dos almas se abren
y se conocen dos cuerpos.

                      Miguel Ángel Pérez Oca                             
                      (28-4-2001)

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