lunes, 9 de junio de 2014

LOS MOLINOS Y TABARCA, REENCUENTRO CON LA ASTRONOMÍA.



Este fin de semana he vuelto a practicar mi vieja afición astronómica. El viernes estuve de nuevo en el Observatorio de Los Molinos, perteneciente a la Obra Social de la absorbida CAM. Son unas instalaciones magníficas, completamente infrautilizadas por culpa de los chorizos que arruinaron la CAM y, encima, se autopremiaron con unas jubilaciones astronómicas (Qué ironía, ¿eh?), y del desinterés del Banco de Sabadell, que ha venido a Alacant a enriquecerse con nuestro dinero, pero al que no le interesa lo más mínimo la labor social de su presa (yo, de momento ya he sacado el poco dinero que me quedaba en la vieja cuenta de mi otrora querida CAM). Allí estaba el magnífico telescopio de 400 mm. muerto de aburrimiento, y las cabañas vacías, en espera de que alguien se decida a aprovechar para el pueblo lo que se hizo para el pueblo (Malditos banqueros, permita Dios que un día os nacionalicen el chiringuito). En fin, lamentable. Yo aproveché para probar unos prismáticos astronómicos 11x80 que me había comprado y que resultaron ser una porquería; así que me volví a casa cabizbajo y meditabundo. Qué cosas.
Menos mal que el sábado y el domingo estuve de nuevo en Tabarca, con los chicos de Centro 14. Estuvimos observando las manchas solares con mi Solarscope, les di mi charla "Imágenes del Universo" en el CEMA, y después de cenar el estupendo pescado que se come en esta isla, observamos con los telescopios de Federico Pastor (el "presi" de la Agrupación Astronómica de Alicante) y del amigo Pepe Tevar, la Luna, Marte, Saturno y algunas otras maravillas celestes. Nos acompañaron unos estupendos monitores (monitor y monitora), el director del Museo, Chema Pérez Burgos y el concejal de junventud, Pablo Sandoval. Los chicos, como siempre, se portaron muy bien.
En cuanto a la isla, con su rara personalidad, con su misterio, con sus chiringuitos, sus gatos y sus murallas, vale la pena que la visitemos de vez en cuando, ¿verdad? Si, además de toda su extraña belleza, tuviera alguna sombra de árbol bajo la que cobijarse uno, sería perfecta. 
En fin, una buena experiencia, después de la triste visita a Los Molinos.
La vida tiene esas cosas.
Miguel Ángel Pérez Oca.

No hay comentarios: