Eclipse del 4-1-2011. Fotografía de Antonio Soler.
Me
debato entre el temor, la esperanza y la incertidumbre. Tengo la sensación de
que está amaneciendo con un sol extraño, no sé si luminoso u oscuro, no sé si blanco
de esperanza o negro de horror. Una vez, desde nuestras playas, tuve la ocasión
de contemplar un amanecer que coincidía con un eclipse de sol. Aquí en mi
tierra, el eclipse era parcial y, curiosamente, en lugar de ver salir la
familiar esfera de todos los días, fueron dos puntas luminosas las que rompían
el horizonte. Fue un amanecer extraño, pero todos sabíamos que en unas decenas
de minutos la Luna dejaría de interponerse entre nosotros y el Sol y la esfera
luminosa brillaría en lo alto con todo su habitual esplendor. No es así en esta
ocasión histórica. El terror recorre Europa después de los atentados de París,
porque los adocenados europeos hemos visto la tragedia terrorista en nuestro
suelo, en medio de nuestros lujos y nuestros oropeles, mientras que cuando
estas tragedias han ido ocurriendo en el Medio Oriente o en África, las hemos
contemplado como un espectáculo lejano y molesto. Ahora nos amenazan, y en
lugar de comprender mejor a los millares de fugitivos que llaman a nuestras
puertas pidiendo asilo contra la barbarie, dificultamos más todavía su acogida
con argumentos tan pobres como que entre ellos pueden venir también los
asesinos. Dudamos de los musulmanes en general, de todo aquel cuya piel sea
morena, ante la remota posibilidad de que pudiera ser un fanático amenazante. Y
en lugar de hacer autocrítica para averiguar cómo los países más poderosos de
la Tierra hemos llegado a esta situación mundial, queremos resolverlo
machacando con bombas el territorio de origen, aunque por cada integrista
muerto haya cientos de personas inocentes que pagarán su desgracia como daños
colaterales. Ya se ha hecho antes, cuando el obtuso Bush contestó al ataque de
las torres gemelas invadiendo un país islámico, Afganistán, gobernado por
integristas, pero que no tenía mucho que ver con el tema. Después, cuando le
tocó a Madrid, el Bush español de turno, un tal Aznar, se empeñó en aprovechar
el rédito electoral del suceso, atribuyendo el atentado de Atocha a la ETA, y
eso, descubierto a tiempo, le costó perder las elecciones. Afortunadamente,
otro gobernante más honesto que él, Zapatero, tomó el relevo y mantuvo a su
país fuera del conflicto internacional. Ahora se repite la historia y, en lugar
de repasar los errores cometidos, ver cómo se puede trabajar en los guetos
islámicos franceses para evitar el surgimiento de peligrosos conversos, y en
lugar de ayudar a los pueblos del tercer mundo a desarrollarse sin
frustraciones e iras, y en lugar de ahogar económicamente a los dirigentes del
llamado Califato cortando de raíz los apoyos económicos, la venta de armas y la
compra clandestina de su petróleo, nos ponemos los europeos a cantar la
Marsellesa y aprobamos, otra vez, los dichosos bombardeos que no resuelven
nada. En última instancia, el origen de toda esta tragedia que nos amenaza de
forma inminente es el asqueroso e irracional Sistema Capitalista, que fija sus
objetivos en las riquezas de los países subdesarrollados, para rapiñarlos en lugar
de ayudarlos a que se desarrollen, y se niega a devolver a la población europea
la amenazada sociedad del bienestar, que está perdiendo en su artificial crisis
económica. En su loca carrera por profundizar cada vez más la brecha social de
la desigualdad, promueven los guetos donde los jóvenes ignorantes, desocupados
y pobres son presa fácil de los reclutadores de suicidas. Antes, frente a la
amenaza del comunismo, los mismos explotadores capitalistas ponían coto a sus
espurias ambiciones y consentían ciertos beneficios para el pueblo trabajador
de aquí y de allende. Ahora, caído el muro, parece que ya no temen a nada. Sin
embargo, el nuevo enemigo es más peligroso que el anterior, que al final se
desmoronó sólo por su incapacidad de competir con el boyante bienestar
occidental. En cambio, el enemigo actual es el viejo y destructivo integrismo
de la Edad Media musulmana, el mismo que destruía a la maravillosa civilización
musulmana de Al Ándalus en nombre del Alá terrible que adoraban Almorávides y
Almohades. Es el viejo fanatismo religioso al que no le importa nada el confort
de sus fieles sino el sacrificio sangriento, la muerte pretendidamente
justiciera y terrorífica cuya última meta es la conversión total a un mundo
donde el placer, la belleza y el gozo de la vida son pecados que se castigan con
la violencia extrema.
Si nuestros magnates no son capaces
de ofrecer a los pueblos pacíficos de los países pobres y a los habitantes
pacíficos de nuestros guetos sociales del paro y los recortes una alternativa a
la desesperación y a la violencia, nos anegará la sangre de la venganza
fanática que ellos mismos, nuestros ricos locales, con su egoísmo habrán
fomentado. Aunque a ellos, seguramente,
les importa muy poco, porque siempre habrá algún paraíso fiscal donde esconder
sus tesoros y donde construir sus palacios. Incluso las guerras favorecen sus
ambiciones, porque el negocio de las armas produce pingües beneficios, como la
compra de petróleo barato y otros negocios inconfesables. Por cierto, ¿saben
ustedes que el Estado Español vende tanques a la Arabia Saudí wahabita? Pues eso.
1 comentario:
Hoy, por fin, se ha sabido algo mas sobre la mierda de la guerra que azota Oriente Medio. Dos aviadores rusos han muerto acribillados cuando descendían en paracaídas después de que su avión fuera abatido. Ahora sabemos que Turquia está apoyando a los "rebeldes" que luchan en Siria. Turquia es de la OTAN......¿la Otan apoya la actuación de Turquia en este conflicto?. Turquia, Qatar, Kuwait, Arabia Saudi,..... Resulta curioso que el petroleo que sacan los "rebeldes" se canaliza vía Turquia a Europa. El otro día antes del partido de fútbol entre los mercenarios que viven de trabajar en dos equipos que llevan nombre de ciudades españolas, se hablaba de seguridad. Hablar de seguridad ante un hecho multitudinario como es un partido de fútbol, es hablar de miedo. Nos metían el miedo y tras los mandamases de los os equipos habían dos palabras que resumian la verdad. Uno de los equipos, el de la capital del "país" serparatista esta sufragado por "QATAR". El otro, el de la capital centralista lleva otro nombre. El de un patrocinador indispensable: "EMYRATE". Hablamos de Kubait. ¿A que jugamos?. Todo esto me suena a NEGOCIO DESCARADO. No lo del futbol, no. Todo. Lo malo es que juegan con materia sensible. Los negocios son como guerras. Mejor dicho: son guerras. Y para seguir la tradición las guerras tiene bajas. ¡Cuanto miserable!.
Eusebiet de Lesbos.
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