miércoles, 25 de febrero de 2015

CUANDO NACE LA ESPERANZA.




Hoy, en el diario Información de Alicante, ha aparecido este artículo mío que espero os guste. Aunque sospecho que no complacerá a todos, es la pura verdad, lo que siento en el alma.
Ahí lo tenéis:

EL NACIMIENTO DE UNA ESPERANZA.
            Es hermoso ver un nacimiento, de un ser vivo, de una idea, de una esperanza… Ver cómo lucha por salir a la luz, cómo salva los obstáculos que intentan impedir su desarrollo. Y ayudar a su gestación, dentro de nuestras posibilidades, sin ánimo de protagonismo alguno, si no poniendo los intereses del pueblo por encima de los propios. Es hermoso, muy hermoso.
            Hace tan solo unos meses me invitaron a participar en las primeras asambleas de Guanyem Alacant, y acudí sin hacerme demasiadas ilusiones. Por aquellos días también había ido a una asamblea fundacional de Podemos, y había estampado mi firma de apoyo a ese movimiento que se ofrecía como renovador de una vida política que me parece, a mí y a muchos otros, anquilosada, corrompida y nunca desarrollada hasta sus últimas consecuencias democráticas. Pasar de una dictadura a una democracia sin romper nada es casi imposible, a menos que se esté dispuesto a sumir muchos pecados originales. Por eso, una vez completado el ciclo histórico correspondiente y en plena crisis decepcionante y reveladora de esos defectos congénitos, se impone un cambio profundo. Y ese cambio solo lo puede dar una izquierda que haya estado ausente del amañado bipartidismo de la llamada y ya excesivamente larga Transición.
            Mucha gente, incluidos muchos periodistas, no han sabido comprender el proceso de gestación de este movimiento imparable de la nueva Izquierda. Aquí todo ha surgido de abajo hacia arriba. Por mucho que Guanyem estuviera en principio promovida por personas de IU, esa no fue nunca “la marca blanca” de esta formación política. Desde un comienzo hubo en sus asambleas, estrictamente democráticas y abiertas a todos, personas de muy variados orígenes, incluido de Podemos, o como yo, rigurosamente independientes, aunque con objetivos comunes: Devolverle la voz al pueblo, al que se privó de ella en la victoria franquista de 1939, y solo se le devolvió con ciertos condicionamientos (monarquía no refrendada, bipartidismo asegurado por astutas leyes y sistemas electorales, listas cerradas, etc.) en el 78.
            Ha sido muy hermoso ver cómo la criatura nacía y se desarrollaba, espontáneamente, desde asambleas libres y democráticas, donde aún se está gestando un programa, unas candidaturas abiertas y libres, ajenas a las siglas. Donde al fin están confluyendo fuerzas tan imprescindibles para este movimiento popular como Izquierda Unida y Podemos, junto a muchos otros partidos y organizaciones ciudadanas de parecido signo.
            Y es de lamentar que el personalismo y los dogmas de Compromís impidan la confluencia, al menos en el ámbito local, de esta fuerza con el resto de formaciones populares dispuestas a dar un vuelco a la marcha política de esta ciudad y este país.
            La responsabilidad histórica de Compromís puede llegar a ser muy grave; y por muchos argumentos exquisitos que esgriman sus intelectuales, no nos van a convencer de que aquí, en la ciudad de Alicante, lo más probable es que no saquen suficientes votos para tener una concejalía y, consecuentemente, los pierdan para las fuerzas progresistas, regalándolas a la Derecha y haciendo posible que se repita la penosa situación de hace 7 años, cuando con una mayoría de votos de Izquierda, su división dio a la Derecha la mayoría de concejalías. Puede ser que una grave miopía política les impida ver la realidad, pero me temo que son otras las razones: los protagonismos propios de una visión obsoleta de la vieja política.
           

                                                                     Miguel Ángel Pérez Oca.

No hay comentarios: