martes, 7 de febrero de 2012

¿CONQUISTO MALLORY EL EVEREST?





Es una vieja cuestión. En 1924 los alpinistas británicos Mallory e Irvine partieron desde su campamento base (en la foto) a la conquista del Everest, la montaña más alta del mundo. Nunca regresaron, pero, ¿llegaron a la cima? He seleccionado esta historia para mi intervención en las Tertulias de la Bodega de Adolfo. Mi afición al montañismo queda patente.










EN LA CIMA DEL MUNDO.
-¿Por qué quiere usted subir a esa montaña? – le había preguntado un periodista.
Y George Mallory había respondido: “Porque está ahí”. Y ahí estaba al fin, después de varios intentos fallidos. Le iba a costar la vida, pero no podía volverse atrás, porque la cima del mundo, la cima del Everest, estaba ahí, casi al alcance de sus botas.
Hacia tan solo una hora - aunque le parecía un suceso remoto, perdido ya en la lejanía de los tiempos - que su compañero Irvine se había despeñado por un precipicio de roca y hielo y ahora yacía en el fondo del glaciar, roto e inalcanzable. Él había intentado evitar el desastre lanzándose a la ladera opuesta de la arista Noreste y clavando su piolet en la nieve blanda, pero la cuerda de cáñamo, helada y quebradiza, se había partido contra unas rocas afiladas como cuchillos.
Ahora Mallory estaba solo, estaban solos los dos, la cima y él. Y sabía que iba a morir congelado o despeñado. La cuestión era si la muerte le llegaría antes o después de coronar la cumbre. Sentía cómo la congelación se apoderaba de sus dedos hasta hacerle casi imposible manejar el piolet, y los pies ya aran dos carámbanos dentro de las botas. Sus pulmones apenas podían extraer oxígeno de aquel aire sumamente enrarecido; pero sus piernas todavía le impulsaban poco a poco, con pasos lentos y rotundos hacia una cima cuyos penachos de nieve en polvo se perdían sobre los valles vertiginosos.
Y al fin se vio en la cima, en la mismísima cima del mundo. Ya no había nada más alto que él en todo el planeta. Miró a su alrededor a través de sus gafas medio empañadas por su propio aliento congelado. A sus pies le rendían pleitesía los demás gigantes, el Nanga Parbat, el Canchenjunga, el Lotse, el Annapurna, hermanos menores del gran Chomolungma, el señor de los dioses, que los ingleses llamaron Everest.
No pudo tomar ninguna fotografía de aquel momento, pues la cámara la llevaba Irvine y se había despeñado con él. Sacó de su bolsillo un retrato de su esposa y lo enterró en la nieve, a sabiendas de que los vientos acabarían exhumándolo y llevándolo Dios sabe a dónde. Solo si volvía vivo al campamento base, podría enterarse el mundo de que el Everest había sido conquistado. Y esa esperanza le daba sus últimas fuerzas y alimentaba su voluntad. Pero su cuerpo había llegado a tal estado de extenuación que dudaba mucho que fuera capaz de desandar lo andado, él solo, por aquella nieve blanda y traidora y aquellas rocas negras y cortantes, azotadas por el helado ventarrón del Himalaya. Volvió sobre sus pasos cada vez más lentamente, más vencido, más débil, dejando sola a la cima en su tremenda inmensidad...
Mallory e Irvine no regresaron nunca al campamento base. El Everest fue conquistado oficialmente en 1953 - veintinueve años más tarde - por el neozelandés Hillary y el sherpa Tensing, que usaron botellas de oxígeno. En 1999 se encontró el cuerpo de Mallory a 500 metros de la cumbre; tenía una pierna rota y no llevaba consigo la fotografía de su esposa que quería dejar en la cima del mundo.





Miguel Ángel Pérez Oca.

1 comentario:

eusebio perez oca dijo...

Yo crteo que Mallory no murio en el Everest. Más bien se escapó. Era trosquista, naturista, alpinista y soñador. Quizas desde la altura de las Franjas Amarillas donde se encontró su envoltura humana o quizas desde la propia cumbre, vió la mierda del puto mundo en que vivimos y decidió seguir hasta conseguir algo inutil pero que deseaba. Llegar. ¿Llegó? No lo se. Pero se fue. Dejo allá abajo la basura cotidiana. Quizas la foto de su amor estuvo en la cumbre o se la llevó el viento de entre sus manos. Todo un simbolo. El mundo siguio entre mierda. Las ideas de un mundo mejor, más justo de Mallory tambien vuelan mas alto que el propio Chomolugma. Pero mientras no tomen tierra y se vuelvan realidad.....no haremos nada. Banderita y banderolas han poblado la cumbre del pico 14, número previo a su bautizo occidental. Las banderitas han ensuciado la zona más pura de la tierra. Alguna vez, algún loco conquistador de lo inutil ha llegado allí. Y ha traido la dignidad de aquellos que saben que solo tienen una salida digna. Estar un momento, unos minutos por encima de mucha, muchisima mezquindad. Sin pretender ser mejores que los que andan o se arrastran por el suelo llano. En ese momento, como otros similares que experimentamos alguna vez en la vida y no todos, son ellos mismos. Malloru dejo su envoltura en el Everest. Muchos dejan su mierda en toda la historia.