domingo, 29 de noviembre de 2009

¡QUE ME EXCOMULGUEN A MÍ TAMBIÉN!


No es que Bono sea mi político favorito, pero me parte el alma verlo lamentarse de que a él lo han excomulgado mientras que a Pinochet no. Eso le pasa, señor Bono, por ser católico y pertenecer a un partido de izquierdas. ¿Es que no sabe que desde que Constantino y Teodosio entregaron el poder religioso a los cristianos, la Iglesia siempre ha estado de parte de los poderosos? ¿Ha visto usted "Ágora"? Pues saque sus conclusiones. Empezaron matando a Hipatia, por ser pagana, sabia y mujer. Quemaron a Giordano Bruno y tantos otros miles de desgraciados disidentes (ellos los llamaban "herejes"). Pasearon a Franco bajo palio. Dieron la comunión a Videla y a Pinochet, entre masacre y masacre. Y ahora excomulgan a todos los diputados que voten a favor de la nueva ley de plazos para el aborto. Pero no dijeron ni "mu" durante los 8 años en que gobernó Aznar sin revocar la anterior ley que permite el aborto bajo determinados supuestos, tan fáciles de acogerse a ellos si se está dispuesta a mentir. Tampoco condenaron a Franco por fusilar a sacerdotes vascos. Ni repudian la pena de muerte. Ni mandan a los misioneros a trabajar por los niños que se mueren de hambre y sida en África, sino a evangelizarlos, a hacerlos fieles católicos, aunque no tengan qué comer. Afortunadamente, los misioneros ven lo que hay y se preocupan de lo que tienen que preocuparse, y piden a las ONG que les manden comida y condones, diga lo que diga ese teólogo abstracto que no se entera de nada y que ahora ocupa la silla de San Pedro.

Como ha dicho recientemente Enrique de Castro, ese cura de verdad que predica la palabra de Cristo y lucha por los pobres (sí, ese al que el cardenal Rouco le quería cerrar parroquia por dar la comunión con rosquillas y enseñar la Teología de la Liberación), la cuestión de cuál es el momento en que el feto se convierte en un ser humano debe ser establecida por los científicos y no por los sacerdotes, no vayamos a repetir la metedura de pata que se perpetró con Galileo. Pero, claro, lo del aborto como crimen es un argumento que justifica muchas cosas, porque, como nunca han condenado la pena de muerte, a los "criminales abortistas" se les podría incluso ajusticiar, y la lucha contra los "asesinos de niños" puede "explicar" cualquier tropelía, desorden, golpe de estado, etc., con lo cual, de rebote, Franco queda exonerado de sus crímenes porque se sublevó contra los izquierdosos que hoy se relamen de gusto asesinando niños de dos centímetros de estatura.

Y hablan del aborto como si los que promueven esta nueva ley sintieran alguna clase de placer fomentándolo; y miran para otro lado cuando el sentido común les dice que esta ley lo que persigue es que ninguna mujer que sufra la desgracia de tener que abortar (que no es plato de gusto para nadie) deba ser castigada; y que la que decida hacerlo, por las causas personales que sea, tenga las necesarias garantías sanitarias, sin que se vea obligada a recurrir a abortadoras clandestinas que pongan en peligro su vida. Eso, creo yo, es defender la vida. Pero no, de eso nada, ellos son partidarios de las políticas represivas, como si se pudiera evitar que las desesperadas aborten, prohibiendo el aborto. Ya se sabe que en épocas de intransigencia las que abortaban se jugaban la vida y la libertad, y, a pesar de ello, seguía habiendo abortos. Según mi opinión, lo que hay que hacer es desarrollar, paralelamente a la ley, una política de educación sexual que ayude a las jóvenes a no sufrir embarazos no deseados; pero la Iglesia siempre se ha opuesto a que a los jóvenes se les hable de sexo. Para la Iglesia, la única manera legítima de evitar el embarazo es la castidad, la renuncia antinatural al sexo; pues que se lo digan a los curas pederastas de EE.UU. e Irlanda. En fin, ¿qué van a opinar sobre la libertad sexual, ni ninguna otra libertad, los herederos de los que se hincharon a quemar herejes y brujas en la hoguera? Mucho me temo que si no queman ya a nadie es porque no los dejan.
Qué lejos queda ya el magisterio de aquel papa bueno, inteligente y reformista que fue Juan XXIII. Desde la sospechosa muerte de Juan Pablo I, la reacción más cerril, a la sombra de Juan Pablo II y los acólitos de Escrivá de Balaguer, se ha adueñado de la Iglesia. El padre Arrupe lloró en su lecho de muerte cuando le impusieron un sucesor dócil al frente de los jesuitas, y monseñor Romero y el padre Ellacuría siguen esperando el reconocimiento oficial de su martirio y su santidad. Recuerdo al papa polaco recriminando en público al padre Cardenal, en Nicaragua, por "hacer política" tomando partido por los sandinistas y predicando la Teología de la Liberación, mientras él consentía que los sacerdotes polacos hicieran política a favor de Lech Walesa. Y ahora, como en la Edad Media, tienen la osadía de excomulgar a los políticos que no les hacen caso. ¿Pero qué se han creído? Los tiempos en que los curas podían inmiscuirse en la política amenazando con castigos metafísicos ya ha pasado, gracias a Dios. Aunque, al parecer, monseñor Camino y sus jefes no se han enterado.

No se preocupe, señor Bono, que con esta Iglesia que nos ha tocado sufrir, estar excomulgado es un honor. De hecho, le envidio, porque a mi me haría mucha ilusión ser excomulgado. Estoy pensando en hacer apostasía y librarme de la vergüenza de pertenecer a una comunidad con semejantes dirigentes; pero no me decido porque no me da la gana rebajarme a pedirles que me borren de sus listas. Si hay otro mundo y Jesús de Nazareth pudiera volver de él, estoy seguro que repetiría su arrebato del templo, cuando expulsó a los mercaderes a vergazos, aunque esta vez lo haría en el Vaticano y sería inmediatamente excomulgado.

En fin, que ojalá me excomulgase el inefable e inaguantable monseñor Camino. Yo, por si acaso, me proclamo solemnemente, y desde hace mucho tiempo, hereje contumaz, apóstata, descreído y felizmente autoexcomulgado.

Miguel Ángel Pérez Oca.

3 comentarios:

Juan José Amores dijo...

Y a miiiiiiiiii.......
¡Por favor!
Que me excomulguen, jajajajajaja

epoca dijo...

La iglesia subvenciona en estos momentos en Ruanda a la guerrilla Huttu, a la que ya apoyo contra los tutsis en anteriores conflictos. Sigue viviendo de nuestros impuestos por la cara, sigue ensalzando a personajes como Sixto IV el que tuvo un hijo con su hermana y que luego quiso poner como principe de Ferrara por lo que provocó una guerra terrible entre vecinos. Pero que mandó contruir la Capilla Sixtina. Lamió el culo del asesino de Franco, apoyó a Pinochet y a la mafia polaca de Walessa, un gran hombre que solo habia leido un libro en su vida, la Biblia. Si tuvieran lo que hay que tener además de verguenza, me excomulgarian a mi tambien. Pero no lo haran por que si asi podran decir que como estoy bautizado, soy cristiano. Bautizado sin mi permiso. Como bautizaron a mis hijos. Lo hizo mi familia sin que yo consintiera, pues solo ellos deben decidir. No me excomulgais a mi. pero yo si a vosotros, desde este momento se acabo mi imparcialidad, sois solo basura vestida de morado y con desodorante de incienso. Como diria un amigop mio: ¡Iros a mamar!
Pero no de mi bolsillo.
Eusebio Pérez Oca

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

No te hagas mala sangre, Eusebio, que no vale la pena, ¿sabes? la tragedia de la Iglesia actual es que ya no tiene ni siquiera enemigos, porque nadie les hace ni puto caso. Cada vez somos más los que nos autoexcomulgamos. En cuanto a lo de vivir a costa de nuestros impuestos, no durará mucho, porque son tan tontos en el fondo que siguen empeñados en mantener el celibato de los sacerdotes y no taradará nada en cerrarse el último seminario, por falta de jòvenes dispuestos a no comerse una rosca en su vida o a "vivir en pecado". Puede que entonces vuelva el verdadero cristianismo.
Miguel Ángel Pérez Oca.