Ayer fue otra vez 25 de mayo. Por la mañana, en la Plaza 25 de Mayo, la Alcaldesa de Alicante, doña Sonia Castedo, inauguró una placa explicativa que se puso debajo del rótulo del recinto, y que decía así:
EL 25 DE MAYO DE 1938
LA CIUDAD DE ALICANTE
SUFRIÓ EL BOMBARDEO DE LA
AVIACIÓN ITALIANA FASCISTA
CON EL RESULTADO DE MÁS
DE 300 VÍCTIMAS CIVILES.
ESTA PLAZA SE DEDICA A SU MEMORIA.
Por fin, la dichosa palabra está a la vista. Por culpa de la palabra "fascista" a poner o no en el monumento de Elena Albajar, propuesto por la Comisión Cívica de la Memoria Histórica después de un concurso en cuyo jurado había un representante del Ayuntamiento, el monumento aún no se ha instalado en el lugar preparado para él en el pavimento de la plaza. No voy a detenerme en analizar culpabilidades. Solo diré, como dije a la tarde ante las fosas de los muertos, que las rivalidades políticas deben dejarse a un lado ante el luto por la muerte de 300 personas de las que no tenemos por qué saber su ideología particular, y que pertenecen a todos los alicantinos, sean del color que sean. Me indigna, como me indignaba antes, que por una palabra de más o menos el monumento se haya quedado sin poner. Ahora, la Alcaldesa ha hecho unas declaraciones a la prensa de las que creo deducir que se va a poner en la plaza un monumento que no será el de Elena Albajar sino otro. A mí, que soy quizá demasiado pragmático para el gusto de algunos, lo mismo me da. Lo importante es que el monumento sea el mejor posible, el más hermoso, el más impresionante. Así que renuncio desde hoy a entrar en ninguna disputa al respecto. Porque lo importante son los muertos, y los escasos supervivientes y familiares que quedan con vida y que merecen una satisfacción. Mi suegro, por ejemplo, murió el año pasado y se quedó con las ganas de verlo. Los grupos, partidos, grupúsculos, plataformas, comisiones, etc. que se involucren me importan muy poco ante una causa tan noble y universal. Descender a la lucha partidista en esta cuestión me parecería innoble. Que los protagonistas, ya lo he dicho, son y han de ser los muertos.
Por la tarde fuimos al Cementerio Municipal, cuadro 12, donde se encuentran las tres lápidas que recuerdan a los 300 asesinados por la aviación fascista de Franco, así como los memoriales de los fusilados, colocados por la Comisión Cívica. Mis amigos de Alicante Vivo y otros ciudadanos alicantinos escucharon mis modestas palabras que, después de repasar la historia de aquella parcela que bajo nuestros pies estaba llena de fusilados y bombardeados, y manifestar mis temores de futuras rencillas estériles, contaba mi ánimo tras una reñida campaña electoral donde he adquirido cicatrices y enemistades muy dolorosas, y lo utilizaba de ejemplo para resaltar que en una democracia como la nuestra nos podemos enfrentar muy duramente de palabra, por escrito, mediante internet y los medios, pero nunca con pistolas, fusiles o bombas. Mis palabras terminaron con una exortación a que todos los presentes, fueran de la ideología que fueran, se comprometieran a no consentir nunca que en el futuro pueda haber otro cuadro 12 en nuestro camposanto, que nunca más, nunca, ningún alicantino empuñe las armas para matar a otros españoles.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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