jueves, 30 de noviembre de 2017

MI NUEVO ESTUDIO.


Ya he terminado las reformas en mi casa y he instalado mi estudio en la gran habitación del fondo, donde hace años dormían mis tres hijas. Allí voy a tener espacio y luz suficiente para escribir, pintar, dibujar, leer y ocultarme dentro de mi mismo. Podéis venir a verme cuando queráis y nos tomaremos un café o un vermout, según la hora que sea. Os espero.
La gata al pie de la caja es Kenia, que ya está mejor. Y es que el estudio, además de mi refugio, es también la casa de Kepler y Kenia.


martes, 28 de noviembre de 2017

KENIA


El tema para esta Tertulia era "Reina" y yo he relatado en mi trabajo lo que le ha ocurrido a mi gatita Kenia. Espero que os guste:

LA REINA DE LA CASA.
            Siempre había estado en segundo lugar. Cuando, por las mañanas, les ponía el pienso, ella se sentaba a una distancia prudencial del comedero hasta que Kepler, el grandullón de 8 kilos, terminaba su pitanza. Después se acercaba poquito a poco y comía a pequeños y crujientes bocaditos. Kepler, el grandote, me ha tomado como su trono y en cuanto me siento en el sofá a ver la tele, él salta a mi regazo y se repantinga en espera de mis caricias en el lomo rotundo de color canela. Kenia, la pequeña y prudente Kenia, jamás osaría usurparle el puesto al jefe de la pareja felina. Ella se conforma con acercarse por el reposabrazos y darme un masaje gatuno en el hombro, mientras ronronea. Entre los gatos también hay machismo.
            Kenia es una gatita preciosa, de raza siamesa impura, con el lomo gris perla y la cabeza y las patas negras. La encontramos hace diez años a la puerta de un garaje, expuesta a ser aplastada por los coches de entraban y salían. Tenía un acusado estrabismo en el ojo izquierdo y seis dedos en la mano derecha. Seguramente era el desperdicio desahuciado de una camada perfecta. La acogimos y la llevamos al veterinario, que le amputó el dedo sobrante y le recetó unas vitaminas que, al fortalecerla, le corrigieron el defecto ocular. Es muy habladora; se pone delante de mi y maúlla, esperando que le conteste, y así entablamos largas conversaciones de maullidos.
            Pero recientemente, Kenia se nos puso mala. Empezó a adelgazar y el pelo se le volvió crespo y extraño. Se pasaba el día en mi butaca del estudio con la cabeza gacha, pero con los ojos muy abiertos. Una mañana descubrí que había orinado sangre y apenas se movía. La llevamos al veterinario, que le puso inyecciones de cortisona.
            -Si no reacciona – nos dijo – esta gata se os muere.
            Al regreso a casa, la puse en mi regazo bajo la mirada ofendida del grandullón Kepler. La acaricié en el lomo crespo y oscuro y ella me miró a los ojos, le costaba levantar la cabeza, pero se puso a ronronear. Dicen que el ronroneo es la forma de expresar gratitud que tienen los gatos, tan parcos en expresiones. Y yo, incapaz de hacer nada más por ella, seguí acariciándola mientras dos silenciosas lágrimas humedecían mis mejillas y se ocultaban en mi barba. Lloré un rato y me prometí que si Kenia se salvaba sería en adelante la reina de la casa. Por mucho que Kepler protestara.
            Esta mañana la he visto avanzar por el pasillo, con sus andares ondulantes de siempre. Kepler estaba devorando su pienso y ella, arrogante por vez primera en su vida, lo ha apartado con indiferencia y se ha puesto a comer con ansia. Y Kepler no se ha atrevido a impedirlo. He observado que está engordando de nuevo y sé que se pondrá bien.
            Ahora sí, ahora es la reina de la casa.

                                                                                   Miguel Ángel Pérez Oca


                                                                                          (500 palabras)

domingo, 26 de noviembre de 2017

MI AMIGO IWATA.



Acabo de enterarme de que mi amigo Iwata Ideaki, investigador japonés interesado en la Historia de Aicante y en las embajadas japonesas que por aquí pasaron en los siglos XVI y XVII camino de la Santa Sede o de regreso de ella, acaba de fallecer después de una delicada intervención quirúrgica. He enviado a su familia esta carta para que, según las costumbres japonesas, la depositen junto a sus cenizas.
Os la pongo aquí como homenaje a su persona:

Querido y recordado amigo Iwata:
                                                                   Todavía conmocionado por la noticia de tu muerte, me permito dedicarte unas letras que espero alguien lleve junto a tus cenizas. Apareciste en mi correo de Internet un día de hace unos pocos meses. Habías leído mi libro “ALICANTE, BIOGRAFÍA DE UNA CIUDAD” y te había interesado el capítulo dedicado a las noticias sobre una embajada japonesa que en 1584 pasó por Alacant, procedente de la Corte y camino de Roma. Ibas a venir a Alacant y me invitabas a comer en un restaurante japonés de la Plaza de Gabriel Miró. Me regalaste un precioso libro sobre esa embajada, propiciada por los padres jesuitas y los señores de unas tierras cercanas a Nagasaki. Me aclaraste que los integrantes de dicha embajada eran unos jovencísimos caballeros que tenían la intención de hacerse sacerdotes católicos y que después, a su regreso, lo pasaron muy mal al enfrentarse a un poder político que recelaba de la influencia religiosa occidental. Tu interés despertó el mío y seguí investigando en los cronistas alicantinos, hasta descubrir, en la Crónica de Bendicho, que, años después, varios integrantes de una segunda embajada pasaron, a su regreso de Roma, también por Alacant, protegidos por los frailes franciscanos. Sin duda se trataba de la famosa embajada de Hasekura Tsunenaga que, según la versión histórica oficial, regresó por Barcelona y Sevilla, dando origen al apellido “Japón” que aún pervive en tierras andaluzas. Este descubrimiento alteraba de alguna manera la versión oficial y constituía una importante aportación a tan histórico suceso. Volviste a mi tierra y tuve el gusto de acompañarte al Archivo Municipal donde pudiste fotografiar el ejemplar que allí se guarda de dicha crónica. Después me hiciste el honor de aceptar la invitación a comer en mi casa un arroz preparado por mi esposa. Nos trajiste fresas y tu bondadosa compañía. Ahora, hacía un tiempo que no sabía nada de ti, y ayer me enteré de tu muerte. No soy hombre de fe y sin embargo te deseo lo mejor. Sé que el tiempo es una ficción de nuestro modesto cerebro tridimensional y que más allá del tiempo y del espacio los seres y sus obras perduran. Estoy, en estos momentos, admirando una lámina en papel de arroz de la “Ola” de Katsusika Hokusai y te veo en la barca con el monte Fuji al fondo, en el horizonte marino. Vas a tu viaje con la serenidad de un caballero japonés y yo te saludo, te añoro y te pido reserves un sitio para mí junto a los peregrinos embajadores cuyo estudio nos hizo tan felices.
         Amigo Iwata, tu compañía me ha enriquecido y te doy las gracias.
                                                       Miguel Ángel Pérez Oca.

                                                                  26-11-2017. 

viernes, 24 de noviembre de 2017

NUEVAS ILUSTRACIONES SOBRE MI NOVELA "EL SILENCIO DE LAS ESTRELLAS".

viernes, 24 de noviembre de 2017

NUEVAS ILUSTRACIONES SOBRE MI NOVELA "EL SILENCIO DE LAS ESTRELLAS".

A lo largo de mi novela, la Gran Nave adopta dos configuraciones en las que cambia la disposición del colector de protones. En la etapa de aceleración hasta alcanzar velocidades relativistas, el colector de protones está situado a proa y el propulsor a popa. En la posterior etapa de frenado, hasta ponerse en velocidades que permitan abordar el sistema de la estrella visitada y sus planetas, el colector sigue a proa, pero el resto de la nave ha invertido su posición, quedando el propulsor también a proa. Esto vale también para el regreso a la Tierra. Ahí van los dibujos definitivos:



martes, 14 de noviembre de 2017

DEMASIADOS PAYASOS.

                                                                En el Congreso.

El tema de la Tertulia de ayer era "El Circo" y yo aporté el trabajo que os pongo aquí. Espero que no os deprima demasiado.

UN CIRCO CON DEMASIADOS PAYASOS.

            El viejo político se sienta en la última fila del hemiciclo, casi oculto por una de las columnas que sostienen la galería de invitados. Es uno de los diputados más veteranos. Su mirada escéptica delata su condición de testigo de la decadencia de un sistema que reclama una urgente renovación, impedida a duras penas por los adocenados líderes, que no consienten la más mínima alteración de un Status Quo que les favorece. Desde allá arriba ha sido testigo de los más tremendos conflictos y las más soporíferas rutinas. Y ahora, hastiado y convencido de una triste realidad, contempla los debates con la más completa, rotunda y burlona desconfianza.
            Una señora catalana, desde la tribuna, reclama la independencia retorciendo el lenguaje con absoluta impavidez. Acude a legitimidades que, según ella, están por encima de la ley. Habla en nombre de la totalidad de un pueblo del que solo cuenta con el voto de su tercera parte.
Interviene después un flamante y fotogénico secretario general de la vieja izquierda moderada, con pretensiones de representar a la única y genuina izquierda. Sus opiniones están fabricadas ex profeso para la situación, repletas de  lugares comunes y contradicciones, destinadas más a los medios de difusión que a los diputados.
            Más tarde sube al estrado una jovencísima representante del partido de la nueva izquierda. Se le nota demasiado que defiende determinados argumentos con la sola intención de desacreditar a sus hermanos y competidores de la izquierda de siempre. En lo que respecta a Catalunya, intenta nadar y guardar la ropa, para no perder votos por un lado ni por otro.
            Después ocupa la tribuna el novedoso portavoz de una nueva derecha tan antigua como el mundo, campeón de una dialéctica que se esfuerza por ser convincente y renovadora, pero que el viejo político está ya cansado de escuchar en boca de todos sus predecesores liberales.
Les replica a todos el taimado Jefe del Gobierno, con su cachaza característica y su tendencia a mirar para otro lado y esperar a que los asuntos se resuelvan solos. Utiliza un lenguaje para gente simple, unos argumentos pueriles adobados con  menciones a la Democracia y a la Libertad, palabras que, según el viejo político, están ya totalmente amortizadas, desgastadas en las bocas de tantos manipuladores.
            Y murmura para sí: “Nadie habla con sinceridad. Este circo ya tiene demasiados payasos”.
            Y recuerda una anécdota de Estanislao Figueras, presidente de la I República, que acosado por la enésima guerra carlista, la rebelión de los cantonalistas y la mezquindad de quienes obedecían a intereses inconfesables, se dirigió a sus ministros con una frase contundente: “Señores, estoy hasta los cojones de todos nosotros”; después salió del Congreso, tomó una calesa, se dirigió a la Estación de Atocha y, sin tomarse la molestia de dimitir, compró un billete para Francia y se marchó de España sin despedirse.
            El viejo político, con gesto de resignado hastío, se levanta de su escaño y abandona el hemiciclo para siempre.
                                                                                              Miguel Ángel Pérez Oca.
                                                                                             
                                                                                                     (500 palabras)
           


sábado, 11 de noviembre de 2017

OTRAS IMÁGENES DE MI NOVELA.

Por cierto, antes de que mi amable lector me las pida, también os pongo unas ilustraciones sobre mi visión de los "musicales" (habitantes del planeta C, descendientes de los extinguidos del planeta D) y una ilustración, que no es mía, de una nave de exploración.







viernes, 10 de noviembre de 2017

LA GRAN NAVE.

A petición de un lector, he puesto aquí un esquema de la Gran Nave que aparece en mi novela "El Silencio de las Estrellas":