La
Física actual nos representa un universo que a nivel microscópico tiene un
comportamiento muy peculiar a los ojos de los humanos, acostumbrados a la
realidad cotidiana donde las cosas son lo que parecen. Porque las partículas
subatómicas (fotones, electrones, neutrinos, etc.) nos sorprenden siendo a la
vez partículas materiales y ondas. Incluso se podría postular que todos los
objetos materiales del tamaño que sean tienen a la vez función de partícula y de
onda. Pero lo más curioso es que, cuando se investigan los fenómenos cuánticos,
el hecho mismo de observarlos modifica el comportamiento de lo observado. Y así
hay experimentos en los que un electrón se comporta como una partícula cuando
un detector nos muestra su trayectoria y como una onda si apagamos el detector.
Son paradojas que la Ciencia todavía no ha sabido mostrarnos de tal forma que las
podamos comprender intuitivamente. Pero es así.
En
otro orden de cosas, también podemos ver cómo la intervención de quien se
propone investigar unos hechos para corregir, en nuestro mundo cotidiano, una
falta incrementa los efectos de la falta misma, en lugar de minimizarlos o
anularlos. Veamos por ejemplo el caso de nuestra amiga Marisol Moreno, la
concejala alicantina acusada de haber divulgado por los medios informáticos
frases que podrían constituir, a juicio de la Fiscalía y la Judicatura,
injurias a la Corona. Estos hechos se produjeron hace ya varios años,
coincidiendo con la muerte de un elefante inocente por un disparo de arma de
fuego realizado por don Juan Carlos de Borbón, en un desafortunado viaje a África.
La difusión de las palabras de Marisol, en medio de una nube de protestas
indignadas por parte de animalistas de todo el mundo, fue muy limitada y a
estas alturas ya estaba completamente olvidada. Pero Marisol accede este año al
puesto de concejala de Alicante por votación popular, y sus enemigos políticos
sacan del pasado aquellas frases y las denuncian a los jueces. Y éstos examinan
la conducta pasada de Marisol y al intentar corregirla y sancionarla, la
modifican y la magnifican. Nunca se habían leído tan repetida y machaconamente
los famosos y presuntos insultos al Rey y su familia por todos los medios de
prensa, televisión, etc. Nunca las presuntas frases delictivas habían tenido
tamaña difusión, y así el presunto daño que el juez de turno quería evitar y
corregir se ha multiplicado exponencialmente. De manera que el mayor difusor de
la presunta injuria es, precisamente, el Juez que la pretende combatir. Se
trata de una paradoja que parece (y no sé si es) cuántica. En cuanto a los
denunciantes, habría que analizar su intención: Si lo que les interesara es
preservar de injurias la figura del Rey, lo mejor que podían haber hecho sería
callarse y no sacar del pasado algo que ya está olvidado. Pero, claro, a ellos,
a los “indignados” denunciantes, el Rey les importa un bledo. Ellos lo que
quieren es perjudicar a sus enemigos políticos de la Izquierda, caiga quien
caiga, sobre todo en las proximidades de unas Elecciones Generales.
He
aquí pues un fenómeno cuántico que en lugar de afectar a la física involucra a
la política y a la justicia: El que juzga un hecho, en este caso, lo altera y
le da la difusión que querría reprimir. Entonces, juzgar a Marisol ¿no sería
una ingenuidad?
¿Qué
le parece a usted, señor Juez? ¿No sería mejor dejar las cosas como están?
Aunque a buenas horas lo haría, ahora que el asunto se ha extendido de forma
imparable. Me pregunto algo que me preocupa desde mi más completa ignorancia
legal: Al publicar el proceso por injurias y darle la inevitable difusión ¿no
se está convirtiendo usted en involuntario cómplice de un presunto delito cuya
sustancia reside, precisamente, en su difusión?
Y
perdóneme, porque yo entiendo algo de Mecánica Cuántica, pero de leyes, ni
idea.
Miguel
Ángel Pérez Oca.