lunes, 25 de abril de 2011

UN FANTASMA EN ALICANTE.















Ahí va otro cuento de los que he escrito para la Tertulia de la Bodega de Adolfo.
El tema del "carril bici" es polémico, así que... ¡A opinarrrrr!
ya me diréis.

EL FANTASMA.

Cuando aparecía en una estancia, todos huían despavoridos. Cuando recorría los pasillos del Ayuntamiento, arrastrando sus penas y sus tremendos conflictos, se oían pisadas y suspiros prudentes de quienes se escondían a su paso, para no ser abordados por él. Su visión, la sola sospecha de su presencia, alborotaba la serenidad de los ciudadanos y de las buenas gentes, que hubieran preferido no enfrentarse jamás a tamaña prueba de entereza. Y él lo sospechaba aunque intentaba aparentar ignorancia. Se acercaba a los grupos con una sonrisa amable e ingenua pintada en el rostro y veía como todos los presentes se desparramaban de inmediato en distintas direcciones, dando por terminada cualquier reunión. Y de nuevo se encontraba solo, centrífugo y repelente, como le corresponde a un fantasma.
En vista de que todo el mundo huía de él, pero no queriendo abandonar su terruño, decidió habitar para siempre en el Castillo de Santa Bárbara. Habitar en un castillo es propio de fantasmas, y él lo era, o así decían de él sus convecinos.
Y en vano intentaba trabar conversación con los “guiris” visitantes de la fortaleza o con los viejecitos del Imserso que ascendían allá arriba utilizando los ascensores o los autobuses, después de recorrer la ciudad. Se acercaba a ellos y les hablaba de cualquier cosa, pero al poco tiempo ya se había ganado el rechazo general. Y es que resultaba demasiado evidente que era un fantasma.
-Pero, ¿cómo lo saben, si mi especto es de lo más corriente? – se preguntaba justo en el centro de la plataforma artillera que forma el macho del castillo, mientras observaba horrorizado como los grupos de vejetes y turistas eludían su presencia y deambulaban evitando cruzarse con él, con las espaldas pegadas a las viejas almenas.
Entonces, un extraño viejo con turbante y calzones bombachos se le acercó levitando a dos dedos del suelo empedrado, y le increpó, como si hubiera podido leerle el pensamiento:
-Pero, hombre, ¿es que te crees que a los fantasmas se les conoce por el atuendo?
-Pues, no… - respondió él, y le preguntó a su vez, intentando trabar la conversación que tanto anhelaba: –. Y usted, ¿también es un fantasma como yo?
-¡De eso nada! – respondió un tanto ofendido el viejo - Yo soy un espectro, que no es lo mismo. Soy el espectro de la Cara del Moro – y miró a los turistas de soslayo - , pero ellos no lo saben.
-¿Y yo? ¿Por qué a mí sí que me ven todos como un fantasma?
-¡Pues porque haces fantasmadas, gilipoyas! O ¿a qué viene ese rollo que te traes con el carril bici? ¿Has visto muchos ciclistas usándolo? ¿Y cuántas viejecitas se han roto ya la crisma al tropezar con los poyetes? Pues, eso, que parece mentira que seas concejal, coño.
Y el fantasma, avergonzado, bajó la cabeza, mientras el viejo y patriarcal espectro de la Cara del Moro lo consolaba en vano.
-Venga, venga, no te apures, muchacho, que no estás solo. En esta ciudad hay muchos fantasmas como tú. Fíjate si los hay que se dice que en Alicante tenemos dos castillos porque en uno solo no cabrían todos los fantasmas.

Miguel Ángel Pérez Oca.



miércoles, 20 de abril de 2011

UN CUENTO SOBRE UN PÁJARO.



De nuevo en las Tertulias de la Taberna de Adolfo nos hemos puesto deberes. Esta vez se trataba de escribir una narración sobre el tema "Pájaros" y éste es el que he escrito. A ver si os gusta.

ARQUEOPTERIX.
Ponía huevos en su nido construido en las ramas de los árboles, y tenía plumas, pero no era propiamente un pájaro, sino más bien un animal trepador que vivía en una selva de coníferas, rodeado de gigantescos dinosaurios y pequeños roedores vivíparos. Sus largos brazos acabados en garras se abrían desplegando abanicos de plumas azuladas cuando quería saltar de un árbol a otro y planeaba así en busca de comida o para huir de algún enemigo peligroso; pero eso no era volar. En su mundo no había flores, la Naturaleza aún no las había inventado, y sin embargo los helechos frondosos, las enormes secuoyas y las cascadas que se despeñaban sobre el mar desde lo alto de los acantilados constituían un mundo que a nosotros nos hubiera resultado hermoso y fascinante.
A ella no le impresionaba nada tanta belleza. Su pequeño cerebro instintivo no hubiera sabido moverse en otro ambiente que en ese en el que su especie se había desenvuelto durante miles de generaciones. Pero aquel día…
Allí estaba la criatura diabólica, algo más grande que ella, cubierta de una pelambrera fea y rala, con su larga cola desnuda y sus afiladas garras y dientes. Su mirada era malvada y astuta, muy inteligente. Se acercaba trepando rápida y silenciosa por la rama en cuya punta ella descansaba. Cuando advirtió su presencia ya era tarde para defenderse. Hubiera debido lanzarse, planeando, hacia otro árbol vecino a donde no pudiera alcanzarla; pero su árbol era el último sobre el acantilado. Si se lanzaba al vacío descendería a velocidad creciente sobre el mar, donde moriría ahogada o devorada por algún monstruo nadador. Dudó unos instantes. El diabólico ser peludo ya se abalanzaba sobre ella y no le quedó más remedio que saltar hacia atrás.
Si la comparamos con la mayoría de sus congéneres, era una hembra robusta, de poderosa musculatura pectoral que la convertía en la más audaz y poderosa saltadora de su clan. Pero de eso a ser capaz de realizar un verdadero vuelo y regresar a la costa describiendo un amplio círculo en el aire, había un trecho que le parecía insalvable e insólito para el férreo instinto que guiaba todos sus actos. Abrió sus brazos y desplegó sus plumas en un acto de instintiva supervivencia y comenzó a planear sobre las aguas turbulentas. Atrás había quedado la criatura asesina, frustrada en su empeño de convertirla en su almuerzo. El mar se acercaba peligrosamente y ella, haciendo un esfuerzo para el que no estaba acostumbrada, batió sus rudimentarias alas en un intento desesperado. El resultado fue un vuelo horizontal que la sorprendió gratamente. Parecía que allí, tan cerca de los acantilados, las corrientes de aire ascendente iban a ser sus aliadas. Y de pronto, una brisa poderosa la lanzó hacia arriba, sobre los acantilados, sobre los enormes árboles, incluso sobre las montañas, cerniéndose así sobre un paisaje que nunca había imaginado. De vez en cuando batía las alas y dominaba el vuelo cada vez con mayor seguridad en sus movimientos. A sus pies, el mundo jurásico desarrollaba su drama: Un carnívoro gigante perseguía a los grandes herbívoros, los pequeños roedores se disputaban los frutos duros de las coníferas, un lejano volcán esparcía su cabellera de gases amarillentos contra el cielo azul donde reinaba una Luna mucho más grande y cercana que la actual. Realmente, era la dueña del mundo, un verdadero pájaro volador, y la supervivencia de su especie estaba asegurada. Los polluelos que la esperaban en el nido tenían futuro.
Ciento cincuenta millones de años más tarde, un descendiente de la abominable criatura peluda, que ahora camina erguido y cubierto de trapos, portando sobre los hombros una gran cabeza dotada de aquellos mismos ojos malvados e inteligentes, ha decidido que el ave primera se llamó Arqueopterix, que quiere decir “Ala Antigua”. A ella, mientras volaba sobre la selva jurásica, aquel nombre no le hubiera dicho nada.
Miguel Ángel Pérez Oca.

FIRMANDO LIBROS, QUE ES GERUNDIO.



Todo el que quiera que le firme y le dedique uno de mis dos últimos libros: "25 de Mayo. la tragedia olvidada" (2ª edición) y "La Cruz ausente", o cualquier otro, o simplemente hablar un rato conmigo y hacerme compañía, puede pasarse el sábado día 23 por la LIBRERÍA TEOREMA, de San Juan, a partir de las 10,30 horas, o de 18 a 20 horas en el puesto de ECU que se monta a la entrada de EL CORTE INGLÉS.



Venga, a ver si nos vemos y "tenim una xarraeta".



Miguel Ángel Pérez Oca.

domingo, 17 de abril de 2011

LO QUE HAY QUE TRAGAR.


Ese es el título del libro de Gustavo Duch, prologado por Federico Mayor Zaragoza: "LO QUE HAY QUE TRAGAR. Minienciclopedia de política y alimentación" (Los libros del lince - 2010 - Tercera Edición). Creo que es una lectura indispensable para todo el que se inquiete por cuestiones como la alimentación ecológica, la agricultura sostenible y la soberanía alimentaria. Cuando me invitaron a participar en su presentación, yo no tenía idea de estas cuestiones, pero leyendo el libro de Duch, ameno y lleno de sentido del humor, fácil de leer y sin embargo riguroso y fundamental, comprendí que no podía dejar de recomendar su lectura. Mi intervención, el pasado día 16 en el Club Información de Alicante, versó sobre el entorno global de estos fenómenos, enmarcados en otro más universal y peligroso: la marcha suicida del Capitalismo neo liberal, desbocado ante la falta de alternativas y críticas, hacia un desastre humano, económico y ecológico que se me antoja inminente. Afortunadamente, el pueblo sigue teniendo algo que decir, desde nuestra postura de consumidores. El consumidor, si sabe defenderse, tiene la sartén por el mango en esta sociedad eminentemente consumista. Las multinacionales viven de vendernos sus porquerías, pero nosotros podemos negarnos a comprarlas. Para eso están los canales alternativos, otra forma de entender la agricultura (que no es más que la tradicional de toda la vida, anterior al cultivo industrial, los pesticidas y los transgénicos) y otro concepto de consumo fuera de las grandes superficies explotadoras del agricultor atado a los métodos capitalistas. Se impone la organización de los consumidores y la acción política coordinada. La cuestión, según entiendo yo, es quién llegará primero a su meta, el capitalismo salvaje a destruir el planeta con el calentamiento global y el envenenamiento del medio en busca de beneficios incontrolados, o el pueblo concienciado capaz de rechazar el sistema en busca de un equilibrio humanista y racional. Yo, no se crean, no las tengo todas conmigo y desconfío del futuro que le espera a la humanidad del fútbol y la tele basura. Pero, por intentarlo que no quede. Nos jugamos la vida y el futuro de nuestros descendientes, los herederos de esta Tierra que les vamos a dejar.


Gustavo Duch me ha dedicado un ejemplar de su libro: "Para Miguel Ángel, porque los bichos raros pueden cambiar las cosas". Me halaga que me llamen "bicho raro" en este mundo de mentes uniformadas.


No os perdáis el libro. Vale la pena.


Miguel Ángel Pérez Oca.

jueves, 14 de abril de 2011

ECUANIMIDAD Y SECTARISMO, EL ETERNO CONFLICTO.












































Se define a la palabra ECUANIMIDAD como “imparcialidad de juicio” o “comportamiento sereno y equilibrado”, y como antónimos tiene a “desequilibrio”, “parcialidad”, “injusticia”, “fanatismo” y sobre todos: “sectarismo”. Yo diría que la ecuanimidad es la capacidad de “ponerse en el lugar del otro” y apreciar sus razones serenamente, aunque no comulguemos con ellas; es decir, aquello de: “No comparto sus ideas pero daría la vida porque pueda expresarlas libremente”. Para mí es la virtud - rara virtud en estos tiempos de apasionamientos políticos y campañas electorales - que más valoro en las personas.

Digo todo esto porque estoy dolido por el comportamiento sectario y nada ecuánime de personas muy queridas y hasta ahora admiradas, cuya actitud me ha producido un hondo pesar y una dosis insoportable de vergüenza ajena.

Y me refiero, sin más cautelas, a algunos de mis amigos de la Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica de Alicante. Su comportamiento hacia la Asociación Cultural Alicante Vivo, a la que pertenezco, ha sido de constante censura en todo lo concerniente al terreno de la Memoria. Como si de un derecho exclusivo de patente se tratara, todos los logros de Alicante Vivo en este aspecto han sido cuando menos ignorados, si no censurados abiertamente por quienes, por lo visto, se creen sus únicos titulares y propietarios. Nuestros esfuerzos por procurar un entendimiento entre el Ayuntamiento y la Comisión con vistas a consensuar la colocación del monumento de Elena Albajar en la Plaza del Mercado fueron calificados como “una bajada de pantalones” o “una ingerencia”; y la inclusión o no de la palabra “fascistas” en el texto del mismo, una cuestión capital donde la intransigencia de las dos partes hizo imposible su erección, pese a nuestros desautorizados esfuerzos. La designación por el Ayuntamiento, a petición nuestra y de la PIC, de la Plaza del Mercado como “Plaza del 25 de Mayo” fue criticada con comentarios como: “Sí, 25 de mayo, pero ¿de qué año? Porque si no se dice el año nadie sabrá que se refiere al bombardeo”; o sea que era una tontería sin ningún valor, pese a ser alabada la solicitud en su día por algún destacado miembro de la Comisión. Ningún comentario favorable a las gestiones de Alicante Vivo por la recuperación del monumento al republicano doctor Rico, en el Tossal; ninguno por el “Jardín del Silencio” en el Cementerio Municipal, ni por la recuperación del homenaje a los Mártires de la Libertad. Todas estas cosas no merecían la más mínima atención a los miembros de la Comisión de la Memoria Histórica, quizá porque no se les habían ocurrido a ellos. Faltaba, para colmo de rechifla, el nombramiento, como consejero cultural de la Alcaldesa, de nuestro anterior presidente; el cual previamente había renunciado a su cargo, como debe ser. Pues, miren ustedes, me parece a mí que, en esta democracia que disfrutamos, cada cual puede colaborar con la opción política que le dé la gana, tal como yo he hecho con una candidatura de la oposición sin que nadie me censure por ello, que yo sepa. Alicante Vivo, a ver si se enteran de una vez, es un buzón abierto a los alicantinos y no tiene más ideario que el amor de todos sus colaboradores por Alicante. Las descalificaciones por parte de algunos miembros de la Comisión y simpatizantes me han dolido mucho, en muchas ocasiones; y hasta me han provocado algunos amagos de sentimiento de culpabilidad que ahora veo completamente infundados.

Porque uno no comprende cómo unos personajes tan firmes en sus convicciones, tan de una pieza, tan dignamente intransigentes, han podido consentir sin crítica alguna, e incluso aplaudir, la burla descarada a la Memoria Histórica que ha perpetrado nuestra Alcaldesa al designar un descampado, un secarral sin identidad, a la memoria del heroico buque Stanbrook. La imagen en la prensa de alguno de los miembros de la Comisión aplaudiendo junto a la señora Castedo me sume en el desconcierto, si recuerdo las anteriores críticas a Alicante Vivo, y las actitudes dignas y empecinadas de otras ocasiones.

O han perdido el norte o están intoxicados de sectarismo y anémicos de ecuanimidad, y valoran las cosas según las hagan ellos o los demás. Y me duele, me duele profundamente, en lo más hondo. Y me seguirá doliendo mientras no los escuche dar una opinión adecuada sobre el desprecio y el ninguneo por parte del Ayuntamiento a los valientes hombres del Capitán Dickson y los 2638 refugiados republicanos que salvaron de la muerte o la cárcel. Mientras no se duelan conmigo de que en las mismas fechas en que se dedicaba un secarral anónimo y apartado al Stanbrook, se inauguraba un precioso y céntrico parque en la zona salvada del Benacantil a las elucubraciones de Alperi sobre el Palacio de Congresos; un bonito parque con una escultura en bronce de tamaño natural que representa a... ¡un tuno! Porque el Parque, en un delirio de frivolidad municipal, se ha dedicado a… ¡La Tuna! O sea que el Ayuntamiento no tiene dinero para hacerle un monumento decente a los Mártires de la Libertad o al capitán Dickson, pero sí puede dedicarle una estatua a un jovenzuelo anónimo vestido de Conde-Duque de Olivares tocando la bandurria.

Si estas cosas no escandalizan a los compañeros de la Comisión, si no se avergüenzan de haber aplaudido el secarral del Stanbrook, si no reconocen el derecho que tenemos otros ciudadanos y otras asociaciones a opinar e intervenir en cuestiones de la Memoria Histórica, habrán perdido toda mi consideración y mi respeto. Y lo siento, y me duele, me duele mucho. Qué le vamos a hacer.

Miguel Ángel Pérez Oca.

domingo, 10 de abril de 2011

PRESENTACIÓN EN CARAVACA DE MI LIBRO SOBRE LA CRUZ DE CARAVACA.



























Por fin he presentado mi libro “La Cruz ausente” en Caravaca de la Cruz (esa Cruz, precisamente). Para mí es la culminación de esta obra que trata, precisamente, de los misterios que rodean la historia de la famosa Cruz de Caravaca. La presentación tuvo lugar el pasado viernes 8-4-2011 en el excepcional marco de la antigua Iglesia (desacralizada) de la Compañía de Jesús, en el salón de actos instalado en su sacristía. Asistieron la Concejala de Cultura, en nombre del Alcalde que por motivos de fuerza mayor no pudo asistir, y los presentadores Gregorio L Piñero y Alfonso Pozo, ambos caravaqueños y grandes conocedores de la historia de la Cruz, de sus oscuros orígenes probablemente templarios y de su no menos oscura desaparición en una noche de Carnaval de 1934. Asistieron entre el público representantes de la Cofradía de la Santa y Vera Cruz de Caravaca, el titular de la Biblioteca y el del Archivo Municipal. También los medios locales de radio y televisión, así como Alejandro Sánchez, presentador del programa radiofónico La Otra Mirada, que se trasladó desde Archidona (Málaga) para grabar la presentación. Por la mañana me había hecho una entrevista la emisora de Onda 0 de la zona. La librería Endrino, de la localidad, cubrió el acto poniendo a disposición del público ejemplares de la obra, que tuve el gusto de firmar. Ha sido una presentación entrañable que me deparó unos encuentros felices que recordaré toda la vida; y un muy agradable viaje en compañía de mi hermano Eusebio y mi amigo Pepe Tévar. Miguel Ángel Pérez Oca.

viernes, 1 de abril de 2011

EL SECARRAL DEL STANBROOK, UNA BURLA A LA MEMORIA HISTÓRICA.




Como se dice que una imagen vale más que mil palabras, he esperado a tener unas cuantas fotos del lugar para, apoyándome en ellas, opinar sobre este desagradable asunto.

Por primera vez desde hace años, nuestra Alcaldesa ha accedido a conceder “graciosamente” la solicitud hecha por la Comisión Cívica de la Memoria Histórica de que el heroico buque británico Stanbrook, que al mando del capitán Archibald Dickson salvó a casi 3000 refugiados republicanos del puerto de Alicante de la cárcel o el pelotón de fusilamiento, tuviera una calle en nuestra ciudad. La gesta de Dickson y el Stanbrook es una de las historias más bellas de nuestra triste Guerra Civil y fue un acto de extrema filantropía por parte de unos hombres que se jugaron la vida por compasión hacia unas personas vencidas y desesperadas; una gesta que si esto fuera Estados Unidos ya habría dado tema para una gran película del estilo de la Lista de Schindler. Pero estamos en España y todavía mandan por aquí gentes con resabios del nacional-catolicismo que sustentó a aquella dictadura repelente que nos atenazó durante 40 años de Edad Media, en un viaje en el tiempo que todavía nos produce pesadillas a quienes la vivimos.

Pues bien, el otro día, la señora Castedo inauguró la “calle del buque Stanbrook” en Alicante, concretamente en el entrañable Barrio Obrero. En las fotos de prensa aparecía – ¿cómo no? – la edil junto a algún miembro de la Comisión Cívica aplaudiendo el acto. Pues, muy bien. Este gesto de reconciliación, me dije, es una puerta abierta a la erección de los monumentos pendientes al Campo de los Almendros, a los últimos republicanos del puerto y a las víctimas del bombardeo del 25 de mayo de 1938. Alicante, al fin, está en camino de recuperar su memoria.

He ido a ver la supuesta calle y se me ha caído el alma a los pies. Al final de la calle María Auxiliadora hay un descampado, un secarral pedregoso donde aparcan los coches que no encuentran sitio en el barrio, delimitado por las tapias traseras de las últimas casas, un colegio al otro lado del Camino de la Cruz de Piedra y la tapia trasera de una gasolinera. No es una calle, es un secarral. Se ha dicho que la calle se prolongará hasta la Avenida de León de Nicaragua y que en ese tramo hay un solar donde se van a construir 5 bungalows. Habrá que ver si es verdad que la calle llega a ese tramo donde no se ha colocado ninguna placa y si, al final, con la crisis de la construcción, se llegarán a construir los bungalows. Habrá que verlo, pero hoy por hoy lo que tiene el glorioso Stanbrook es un secarral, no una calle. Yo me pregunto qué aplaudían los que tacharon la placa de Alperi en la Plaza del Mercado de insuficiente (con toda la razón), y criticaron la denominación de “Plaza del 25 de Mayo” porque no decía de qué año (sin ninguna razón, creo yo), que han preferido que no se ponga el monumento de Elena Albajar antes que consentir que se quite de su leyenda la palabra “fascistas”, que no le gusta a la Castedo (¿por qué le pica?), que no han consentido en aceptar piedras blancas en el memorial del Campo de los Almendros en lugar de rojas, amarillas y moradas ( y hacen muy bien), que no han conseguido poner la escultura de Sempere a los últimos republicanos por disentir con la alcaldesa en el texto (eso dice ella), y después de tanta energía y tan santa intransigencia, van y aplauden el secarral del Stanbrook.

No voy a dar nombres y apellidos, ni siglas, que cada cual se aplique el cuento si es que más de medio siglo viviendo en este planeta le ha servido para aprender algo. Solo diré que estoy harto de sectarismos y banderías, estoy harto de que si algo lo hace mi grupo está bien pero cualquier cosa que hagan los otros es deleznable. Porque solo si los alicantinos somos capaces de poner nuestro amor a Alicante, su memoria y su historia por encima de los grupitos y los colores, podremos hacer de nuestra ciudad lo que nuestra ciudad se merece.

A mí, particularmente, lo del Stanbrook me parece una vergüenza y una actitud mezquina por parte de la Alcaldesa, e ingenua por parte de quienes se han dejado engatusar por sus innegables poderes hipnóticos, de los que no tengo la menor duda. Yo, ¿qué quieren que les diga? Esto me recuerda la maravillosa película “Los santos inocentes” y me veo como un pordiosero recibiendo una limosna del señorito (en este caso señorita) que me ofende y me humilla. En una ciudad que dedica una plaza a “La Tuna” y que tiene un abundante callejero fascista que rectificar, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, dedicar un secarral al Stanbrook me parece que delata la ideología y las oscuras intenciones de la persona responsable de tamaña burla.

Que cada cual, en la soledad de su conciencia, saque las conclusiones correspondientes.

Miguel Ángel Pérez Oca.