domingo, 26 de junio de 2011

DE NUEVO EN LA TORRE DE MARFIL








La indignación ante la situación política en Extremadura me produjo una mala reacción emocional. Me acordé de acusaciones de andar por terrenos oscuros que me hizo quien sigue perteneciendo al partido de los que ahora prefieren dar su tierra a los señoritos de toda la vida antes que apoyar al hermano mayor, a quien odian (con razón o sin ella, que no lo sé ni me importa) hasta lo más profundo de su corazón, presuntamente izquierdista. También las frases de apoyo de tantos amigos para que saliera de la torre me movieron a escribir una carta a un querido amigo quincemayista, analizando, lo mejor que supe, las grandes virtudes del movimiento sorpresa de esta Primavera, pero también lo que yo estimo son defectos que ponen en peligro su efectividad y permanencia. Aunque, ¿qué quereis que os diga?, todavía el viento me trae las cenizas... etc.

Así que dejo mis afanes por el momento y me vuelvo a mi torre. No digo que no os escriba de vez en cuando, pero me apetece tomarme unas vacaciones ideológicas, dejar a un lado las sinsabores políticas y sociológicas, así como los desdenes de quienes no saben pensar con ecuanimidad, aquellos a los que quizá un corazón hipertrofiado axfisia a un cerebro excesivamente sumiso. Allá ellos, queridos fanáticos. Yo, desde luego, jamás abdicaré de mi condición de "homo sapiens" (con perdón) y no subordinaré mi mente a mis impulsos emocionales. Sería imperdonable.

Volveré por un tiempo a mis orígenes y dedicaré mi tiempo a la ciencia, a la que amo sobre todas las cosas. Como os decía hace poco, estoy leyendo libros muy interesantes acerca de la consciencia humana. Autores de gran prestigio, como Roger Penrose, John Searle, Francis Crick, Gerald Edelman, Daniel Dennett, David Chalmers y unos cuantos pensadores más, que sostienen pareceres tan dispares sobre el alma (llamémosla así), me están demostrando que el estudio de la mente está todavía en mantillas, como el furgón de cola de las ciencias actuales, porque hasta hace poco los prejuicios religiosos y filosóficos han estado moviendo a los estudiosos a considerar que estos temas no deben pertenecer a la ciencia positiva. Sabemos muy poco de la mente humana, y menos aún de su "usuario". ¿Qué soy yo? es la pregunta que ninguno de estos autores ha abordado todavía, que ninguno se ha atrevido a formularse. Es un tema alucinante, que debería ser el más importante de nuestra aventura intelectual, pero que ha sido silenciado a lo largo de la historia, sustituído por mitos y "teologías" interesadas. Y creo que me ha llegado el momento de pensar en él, no para resolverlo, evidentemente, puesto que no soy un especialista, pero sí para aclararme las ideas al respecto e imponerme una postura racional sobre ese tema capital.

Si llego a una conclusión que valga la pena, escribiré (o terminaré de escribir, puesto que ya estoy en ello) un ensayo que he titulado "¿QUIEN MIRA POR MI VENTANA?". A lo mejor lo publico o a lo mejor lo mando por Internet a quien se interese por el tema. Ya veremos.

De momento, que le den morcilla a los mezquinos, a los mediocres y los "ambiciosos" que se conforman con un puestecillo directivo del tipo que sea, político, empresarial, en este pozo de caca de la vaca que es el mundo miserable que nos ha tocado padecer.

Hasta pronto, amigos, no desfallezcáis ante los protagonistas de vía estrecha, que en este mundo el verdadero protagonista es el que piensa sin barreras, habla lo justo y actúa en consecuencia. Esa es la fórmula de la sabiduría.

Un beso.

Miguel Ángel Pérez Oca.


viernes, 24 de junio de 2011

CARTA A UN QUINCEMAYISTA.






Hace unos días mandé una carta a un amigo quincemayista. Después pensé ponerla en este blog, pero primero he pedido la opinión de todos mis amigos. He recibido muchas y variadas respuestas, desde quienes me dan la razón, que afortunadamente para mi propia estima son bastantes, a los que disienten desde ángulos muy diferentes. Hay quien me dice que este movimiento es una maquinación de Rubalcaba y quien me afirma que se forjó en algún despacho de la derecha para perjudicar al PSOE en las últimas elecciones. Los quincemayistas y sus simpatizantes (en el fondo casi todos lo somos, aunque algunos, como yo, con ciertas reservas) me dicen que no he entendido nada y que ese movimiento no quiere integrarse en la política establecida sino presionar desde fuera para que la política realice la democracia real, ya. Algún amigo tacha al movimiento de burgués, alejado del proletariado y los sueños de la izquierda, y otros me dicen que es utópico, anarcoide y de extrema izquierda. Otros, más excépticos, me dicen que solo hay un problema real (para los quincemayistas), que es el paro de casi cinco millones de jóvenes. Que si esos parados encontrasen trabajo hoy, mañana el movimiento quincemayista desaparecería y sus integrantes se olvidarían de sus aspiraciones democráticas y regeneradoras. La verdad es que hay tantas opiniones como opinantes, lo que no me extraña en un fenómeno tan difuso, espontáneo y difícil de analizar; pero inevitable y quizá imprescindible en esta situación de crisis del capitalismo salvaje, con tan negras perspectivas, en cuyo seno, según Felipe González, ya se está cultivando la próxima y catastrófica crisis, quizá definitiva.
En fin, os pongo la carta para que la leáis con tranquilidad y, si queréis, me mandéis vuestras opiniones al blog, para compartirlas con todos y formarnos entre todos una opinión.
Ahí va:

Querido quincemayista:
Te admiro y te envidio. Admiro tu entusiasmo y envidio tu juventud; porque eres joven de edad o de corazón. Que se lo digan a ese joven de 96 años llamado José Luis Sampedro, inventor de la palabra que os definirá de ahora en adelante. Quiero que sepas que me gusta verte recorrer las calles o acampar en las plazas, pegando tus pintadas sobre un papel sujeto con celo, para no manchar las fachadas, barriendo el suelo de vuestros campamentos. Me gusta tu fervor asambleario y la forma que tienes de votar, agitando las manos. Me gusta que te guste Bob Dylan, Lluis Llach y Serrat. Me gusta que seáis muchos, cada día más. Y me gusta que les hayáis metido el miedo en el cuerpo a los políticos adocenados, los especuladores de la bolsa y los banqueros depredadores. Me gusta que los políticos corruptos que han ganado elecciones ya no se sientan absueltos por las urnas. Me gusta que ya haya alcaldes que estén rebajando el sueldo de los ediles y presidentes de autonomías que anuncien reformas en la ley electoral de sus comunidades, porque eso se debe a vuestra influencia. Me gusta que los agentes judiciales ya no consigan desahuciar a los estafados por los bancos. Me gusta que los voceros de las televisiones, periódicos y radios de la derecha tardofranquista os odien con toda su sucia alma.
Pero no me gusta que los políticos de izquierda y vosotros no hayáis entablado ya un diálogo constructivo; y no sé de quién es la culpa. No me gusta que no tengáis aún una cabeza visible, individual o colectiva, a quien dirigirse, a quien escuchar, elegida por todos vosotros con la más libre y garantista de las fórmulas democráticas que hayáis podido imaginar. No me gusta que no tengáis clara una ideología, porque el mundo se ve de distinta manera conforme a lo que se piense de él, y vosotros, en ese aspecto, no os queréis definir; aunque tened en cuenta que si no estáis conformes con la situación, sois de izquierdas, os defináis así o no. No me gusta que despreciéis a todos los partidos, a todos los políticos y a todos los sindicatos por igual; porque todos los políticos no son corruptos o incompetentes, que también los hay esforzados y trabajadores, y no se puede ni se debe condenar a un colectivo por el pecado de algunos de sus miembros; porque todos los partidos no representan a los mismos intereses; porque los sindicatos llevan luchando por los trabajadores desde hace décadas, y su falta de fuerza no se debe a su falta de voluntad si no a la escasa afiliación de un proletariado adormecido. Por cierto, antes de ser quincemayista, ¿estabas afiliado a algún sindicato? ¿Tenías una ideología concreta? ¿Votabas a la opción que te parecía más justa? Porque no sé si se tiene derecho a la indignación cuando antes no se ha trabajado para resolver las injusticias. No me gusta que nos miréis por encima del hombro a los que vivimos nuestra niñez y nuestra juventud bajo la bota franquista, luchamos por la democracia y ahora no entendemos vuestro desprecio a todo lo que nos costó tanto establecer. Recodad que Franco despreciaba a los políticos y a los partidos; y que los partidos, las cámaras y los políticos son imprescindibles para la Democracia. Espero que estaréis de acuerdo con que a la Democracia hay que limpiarla, no destruirla. Y me temo que queréis inventar la pólvora y la pólvora ya está inventada. Por eso no me gusta que no os hayáis decidido aún a intervenir en la vida política por los cauces legales, que, repito, tanto costó devolver al pueblo. ¿Por qué no fundáis ya un partido, elegís a una directiva, elaboráis un programa y os presentáis a las próximas elecciones para encabezar a la descabezada y despistada Izquierda que tanto os necesita? Eso sí sería una conducta consecuente que pondría freno a los abusos de los de siempre. Aunque os advierto: Habría que trabajar duro, organizarse, proponer alternativas realistas, no utopías que tan bien quedan al son de una canción de Dylan, pero que se quedan en sueños no realizados. Habría que arriesgarse a ganar y tener que gobernar y pringarse con las responsabilidades de la gestión, las tremendas presiones internacionales, la administración de los ahora escasos dineros públicos y todas esas cosas tan prosaicas y poco bonitas. La verdad es que en aquellas cosas que no nos gustan, ni a mi ni a ti, coincidimos plenamente: Como vosotros yo no quiero que haya paro, no quiero recortes sociales, no quiero que haya corruptos en el poder, no quiero que los políticos se duerman en los laureles y no quiero que los especuladores, banqueros y demás sanguijuelas del Capitalismo me roben más. En eso coincidimos, claro, pero también me gustaría coincidir con vosotros en la fórmula para acabar con todo esto. Y no os he oído todavía anunciar esa fórmula. He oído propuestas puntuales, más o menos realistas (embajadas con solo un embajador y un cónsul y huelgas generales prescindiendo de los sindicatos, no lo son, desde luego), a cuestiones puntuales, inspiraciones brillantes en alguna hermosa asamblea, pero no un verdadero Plan General debidamente razonado y estructurado. Por eso os insisto: ¿Cuál es vuestra alternativa? Y no me digáis, como ya he oído, que es hacer lo mismo que en Islandia, porque Islandia tiene menos habitantes que Alicante y en una aldea se puede hacer cualquier cosa. Decidme cuál es vuestra alternativa, qué solución proponéis, cuál es vuestra voluntad para el futuro. Caminad de una vez más allá de las manifestaciones, las pancartas ingeniosas, las acampadas, las asambleas libertarias y las canciones; y proponed ya vuestra Revolución, una Revolución Quincemayista que debe ser realizable, porque nos jugamos mucho, porque nos jugamos todo. El Mundo está al borde del cataclismo capitalista, y os necesita. No lo defraudéis.
No me digas nada, querido quincemayista. Piénsatelo y tómatelo muy en serio. Que si haces lo que debes me tendrás a tu lado dispuesto a darlo todo, te lo aseguro. Y como yo, muchos otros y otras que con gusto se dirían quincemayistas si pudieran saber qué es eso.
Un abrazo y suerte para todos nosotros.
Miguel Ángel Pérez Oca.

Como representativa de las muchas opiniones recibidas, quiero mostraros la de un político honesto, amigo mío por quien pongo la mano en el fuego, que siempre ha sido un ejemplo para mí y que me duele ver metido en el mismo saco quincemayista donde ellos meten a todos los políticos, los corruptos y los ejemplares, sin distinción de clases, sin ninguna excepción. Sus palabras hablan por sí solas.

“Pues si, Miguel, tienes razón. Si vieras los mensajes que he recibido, con insultos incluidos, sin ningún respeto. Qué duro es esto. Como sabes siempre me he dedicado a mi profesión y el tiempo libre lo dediqué a trabajar por mi pueblo como concejal, como independiente en la candidatura del PSOE; de hecho, llegué al Congreso como independiente y nadie me pidió que me afiliara, lo hice por coherencia. La verdad es que me resulta cansino contestarle a toda esta gente que nos insulta a todos por igual, también me da un poco de pudor explicarles que a mi me ha costado mucho esfuerzo todo en la vida, incluso estudiar me exigió trabajar para ayudarme a pagar los gastos de mis estudios...”
“SOY UN PRIVILEGIADO, ES VERDAD, TENGO EL PRIVILEGIO DE REPRESENTAR A MUCHOS ESPAÑOLES COMPROMETIDOS CON LOS VALORES DE LA SOLIDARIDAD, LA IGUALDAD Y SOBRE TODO LA LIBERTAD CUYA AUSENCIA TANTO Y DURANTE TANTOS AÑOS SUFRÍ.”



No todos los políticos son iguales de la misma manera que confío en que tampoco todos los quincemayistas lo sean. Los políticos honrados y los sindicalistas honrados son imprescindibles para la Democracia, y espero que los quincemayistas coherentes también lo vayan a ser muy pronto, si se deciden a ir más allá de las acampadas y las manifestaciones. ¿No os parece?

Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 20 de junio de 2011

EL BOCHORNO DE EXTREMADURA.
















No voy a perder mi tiempo de torre de marfil escribiendo demasiado. Me basta con recordar lo ocurrido estos días en Extremadura a quienes me han acusado de escribir en este blog “panfletos absurdos”, cuando reprobaba a Izquierda Unida por llevar una campaña electoral innoble, utilizando argumentos idénticos a los del PP para atacar al PSOE, olvidando que el enemigo común es la Derecha. Yo pedía el voto útil y el tiempo me da la razón, al menos en Extremadura (si el votante hubiera votado al PSOE en lugar de a IU, Extremadura ahora no sería para el PP). Ahora, quien me acusó de panfletario y me mandó a la m… debería hacer pública su opinión al respecto de lo que ha hecho SU maravilloso y limpio partido en la única autonomía que se podía haber salvado de la derechona tras las últimas elecciones (por cierto, no sé si mantiene activo su blog, que no ha mostrado ninguna nueva opinión desde la jornada de reflexión; seguramente, una vez pasadas las elecciones ya no tiene objeto mantener un blog, ¿verdad?). Servir el poder en bandeja al PP es bochornoso, creo yo, para un partido que se llama IZQUIERDA Unida. ¿O no? Desde luego, me felicito de no haberme prestado a integrarme en semejante organización de la que hoy, sin más demora, me habría dado de baja. Porque prefiero pasar vergüenza ajena a vergüenza propia.
Y no digo, que conste, que el PSOE no tenga culpa del odio acumulado por los de IU de Extremadura durante tantos años de ninguneo. Pero estimo que la Izquierda en general debe estar por encima de los partidos en particular. Si no, ¿qué significa ser de Izquierda (Unida o no)?
Hasta otra, que mis libros sobre lo subjetivo me tienen muy ocupado.


Pero es que si me callo reviento.
Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 18 de junio de 2011

EN LA TORRE DE MARFIL






Todavía el viento me trae las cenizas, no sé si del volcán de la Patagonia o del incendio de la Izquierda Total en las últimas elecciones. Todavía me lamo las llagas de los zarpazos recibidos por expresar mi inquietud por la suerte de la Izquierda Posible, más allá de las estrategias utópicas. Todavía no me apetece salir a la calle y ver venir de cara a quien creo que está equivocado y sé que piensa que el equivocado soy yo. Todavía me duele comprobar que vivo entre un pueblo capaz de votar mayoritariamente a gentes sobre las que recaen fundadas sospechas de corrupción. Todavía no quiero pensar si los que han votado a los indignos son tontos o amorales, si pertenecen a un pueblo enfermo, como el alemán que votó a Hitler, o a un pueblo anestesiado por la televisión y los periódicos vendidos a sus patrocinadores más o menos ocultos. Todavía no quiero pensar en la suerte que le espera a este mundo bajo la férula del Capitalismo incontrolable, ecologicida, infanticida, pauperricida. Todavía no soy capaz de pensar en los economistas sin perder los estribos y pedir a gritos que se cierren todas las facultades de Economía, todas las Bolsas, todos los bancos privados, todas las clínicas privadas, todas las trampas privadas. Todavía no soy capaz de reflexionar sobre lo inútil que resulta hacer una revolución para imponer una pretendida "dictadura del proletariado", que acaba pariendo millonarios nacidos de la "Nomenklatura". Todavía no me apetece bajar al mundo y avergonzarme de ser un "homo sapiens". Todavía no quiero recordar la vieja frase de mi abuelo, el sabio: "Si els fillsdeputa volaren mai es vería el Sol", ni la otra: "Ih'a mes tontos que fillsdeputes, que ja es dir". Todavía no quiero contemplar el paisaje postelectoral y ver en qué queda el Movimiento Quincemayista, quiénes son de verdad quincemayistas y quiénes intentan apropiarse de ellos con tácticas oportunistas o desvirtuadoras y violentas. Todavía no quiero pensar en las próximas Elecciones Generales y ver venir el Armageddon tras ellas. Todavía no me siento preparado para juzgar. Todavía no quiero pararme a pensar que lo aprendido me ha hecho más viejo y no sé si más sabio, y reconocer que no se puede ser viejo y optimista. Todavía no, todavía no.

Así que aquí estoy, refugiado en mi torre de marfil, con puertas y ventanas cerradas a cal y canto, con la vista clavada en mi ombligo y la cabeza reposada sobre mis puños cerrados, apoyado de codos sobre la mesa de mi ordenador. Pienso, luego existo, dijo Descartes, y, lamentablemente, siguió hablando para decir alguna tontería que otra. Yo también voy a pensar en cosas que quizá, como único fruto, me harán decir grandes tonterías. Y voy a perseverar en ello porque todavía no me atrevo a vivir. Estoy leyendo dos libros, uno es "LA NUEVA MENTE DEL EMPERADOR", de Roger Penrose, un brillante y egocéntrico matemático y físico británico que nos deslumbra con su libro de 600 páginas que empieza diciendo que "un ordenador jamás tendrá una mente consciente", y termina, después de un inútil paseo por la Relatividad, la Mecánica Cuántica, el teorema de Gödel, la máquina de Turing, las teselas, los microtúbulos, las reflexiones de dudoso cientificismo sobre la evolución darwiniana, y la Biblia en pasta y tántas otras florituras, con la conclusión de que "un ordenador jamás tendrá una mente consciente"; lo que ya había demostrado al principio con el incuestionable ejemplo de la "habitación china", que no es suyo sino de John Searle. El otro libro es "EL MISTERIO DE LA CONCIENCIA", del mencionado John Searle, un filósofo que va al grano y que trata la cuestión de la conciencia sin florituas innecesarias. Y es que el "yo" y el "ego" no siempre son compatibles. Bueno, pues cuando me haya documentado, leyendo los libros que sea necesario (estoy dispuesto al sacrificio) trataré de aclararme a mí mismo qué soy yo, exactamente (nada menos). Si el resultado es medianamente satisfactorio, escribiré un ensayo (no sé si dará para un libro), en el que me dedicaré a reflexionar objetivamente sobre lo subjetivo. Si para entonces aún no me he vuelto loco y consigo que cicatricen mis heridas políticas, a lo mejor dejo mi torre y salgo a la calle, no sé si para saludar de nuevo a mis congéneres o para mandarlos definitivamente a la porra.

Perdonadme, es que aún padezco alucinaciones y fiebre, después de mi terrible ataque de vergüenza ajena... y propia.

Qué le vamos a hacer.

Os quiero a pesar de todo.

Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 7 de junio de 2011

LA CALLE, OTRO CUENTO PARA LA TERTULIA DE LA BODEGA DE ADOLFO.



Aquí os pongo el último cuento que he escrito para la Tertulia de la Bodega de Adolfo.



Como veis, hay tertulias muy estimulantes.

LA CALLE
Yo vivo en la calle. Duermo en el zaguán de un banco, junto a los cajeros automáticos, enrollado en la misma manta sobre la que, ahora, pongo a la venta mis DVD falsificados. A veces, mis pesadillas me devuelven a la patera, a la tempestad durante la cual cayeron al agua y se ahogaron algunos de mis compañeros, a las rocas que rasgaron mi piel, a los cañaverales donde me escondí mientras las linternas de la Guardia Civil seguían el rastro de mi sangre. Otras veces sueño con mi pasado esplendoroso, con mis estudios de Filología Hispánica en Cambridge, con el lujo de mi casa en Senegal, con la cálida presencia de mi esposa y las niñas. Pero estos sueños también acaban en pesadilla, en el terror de la huída y la clandestinidad cuando mi padre cayó en desgracia y tuve que esconderme con mis abuelos y otros miembros de mi clan en las espesuras de la selva de Gambia. Las amenazas de nuestros enemigos, la miseria y el hambre de los míos me empujaron a la patera y a los abusos de la mafia de los emigrantes. Y ahora puedo mandar un giro a casa de vez en cuando, mientras economizo todo lo que puedo, comiendo de los contenedores y durmiendo en los cajeros. Vivo en la calle, “en la puta calle”, como dicen los blancos pobres de aquí.
Vivo en la calle, como muchos otros de mis hermanos. Y me paso la vida huyendo de los policías que si me pillan me requisan la mercancía y me amenazan con deportarme a mi tierra. Mi tierra. Allí duraría bien poco. Allí descansa mi padre fusilado, al que no tardaría en hacer compañía. Aquí sobrevivo y ayudo a mi familia, mientras espero mejores tiempos. Aquí soy un negro que vende discos falsificados y vive en la calle, nada más.
Dicen que la frase “me voy a la calle” solo tiene sentido para los meridionales, para la gente que vive a orillas del Mediterráneo, o más al sur todavía. La calle para los anglosajones y nórdicos es solo un medio para trasladarse a las casas de los amigos, o a los comercios y espectáculos. Ellos solo salen a la calle para ir a algún sitio. Los meridionales, en cambio, hacen de la calle su ágora, su lugar de encuentro y de conversación. A mí antes me gustaba la calle, disfrutaba de las angostas medinas de mi tierra musulmana, donde la sombra de los muros alberga a menudo animadas charlas con amigos y parientes; aunque ahora la sufro con toda su crudeza y la habito como una rata de alcantarilla, como un animalito en su pringosa jungla de cemento. Estas calles europeas, anchas, rectas, sucias y frías me agobian con sus geometrías implacables, con los reflejos de sus paredes de vidrio, con el estruendo de sus automóviles, con la prisa neurótica de sus peatones ensimismados. Cuando regrese, si algún día regreso y recupero lo que era mío, me compraré una casa muy grande, con un patio lleno de flores olorosas que perfumen mis noches, con habitaciones que se abran alrededor del jardín, desde las que se pueda escuchar los sonidos misteriosos de la selva, el rugido lejano de las fieras, la risa y los ahullidos de hienas y chacales, el canto de las aves nocturnas, bajo la luz de la Luna que aquí apenas veo en un cielo sucio y brumoso entre bloques de cemento y cristal. Cuando regrese y recupere a mi esposa y a mis hijas, habitaremos felices de nuevo en ese hogar grande, hermoso y aislado de una calle a donde nunca más volveré. Viviré para siempre en mis salones frescos, abiertos al patio, a la sombra de mis árboles, junto a mi estanque, y lejos, muy lejos de la calle. Y no saldré jamás de casa, nunca volveré a pisar la calle. Odio la calle.
Un compañero, desde la esquina, ha silbado. “Se acerca la pasma”, me está diciendo en nuestro lenguaje secreto de los proscritos. Recojo la manta y salgo corriendo calle arriba, no vayan a detenerme o a requisarme la mercancía. Maldita calle.
Miguel Ángel Pérez Oca.

jueves, 2 de junio de 2011

LA ERA RUBALCABA HA EMPEZADO.







A mí Rubalcaba me cae bien. Es el tío que mejor se explica de los que moran en la cúpula del PSOE. Bono también se explica de maravilla pero, no sé, lo veo demasiado conservador, demasiado católico, demasiado acomodado para dar una imagen renovadora, que es lo que hace falta. En cambio Rubalcaba tiene la apariencia de uno de esos profesores de Universidad con la cabeza muy bien amueblada, didáctico e izquierdoso sin alharacas, con la experiencia, la sabiduría y el ingenio pintados en el rostro. Dicen que era un gran corredor, y uno se lo imagina con treinta y tantos años menos, una buena melena, flaco tal como ahora y corriendo como una exhalación delante de los grises. Debe tener las ideas muy claras y las sabe expresar muy bien, desde luego mejor que su jefe hasta ahora, el sincopado y mal orador ZP. De todas las caras conocidas del PSOE, con vistas a las futuras elecciones generales, creo que él es la mejor opción. Pero tiene un hándicap a su espalda, y es ese, que es una cara demasiado conocida. Zapatero alaba sus pasados aciertos y virtudes junto a él, y le hace con ello un flaco favor, porque muchos pueden pensar que “es más de lo mismo”. Y es que en la cúpula del PSOE está faltando ya una buena autocrítica y una buena purga. Ningún partido se puede llevar un varapalo tan monumental como el que acaban de sufrir los socialistas, sin que rueden cabezas, sin que ruede la cabeza del gran jefe y algunas más; sobre todo si la perspectiva es de una campaña electoral que ya ha empezado, nada más terminar la anterior, y que previsiblemente nos va a durar casi un año de insoportables insidias, historias, historietas, confabulaciones, maniobras, conspiraciones, etc. de la pandilla mediática del PP y sus malas artes de todos conocidas. La presencia insistente del jefe ya amortizado y desprestigiado (no lo digo yo, con razón o sin razón lo han dicho los votos) va a ser un peso quizá insoportable incluso para las resistentes espaldas del aspirante Rubalcaba.
Me he pasado una semana reflexionando con mis amigos sobre los resultados de las pasadas elecciones, previstos, sí, pero mucho más rotundos y apabullantes de lo que esperábamos los ingenuos que tenemos fe en la sensatez del pueblo. Todos mis contertulios informáticos coincidían en echar la mayor parte de la culpa de lo ocurrido a Zapatero; aunque diferían (diferíamos) en atribuir su fracaso solo a su falta de agilidad dialéctica y su excesiva bondad y blandura personal (por eso le llamaban Bambi), que lo ha puesto a los pies de los caballos derechistas; o en cargar las tintas sobre una supuesta desastrosa gestión, repentinamente inclinada a la derecha, complaciente con banqueros y especuladores, torpe y miope. Yo soy de los que me coloco en la primera de las opciones. Pienso que no se puede ser bueno y poco expresivo si tienes delante a una banda de rufianes mediáticos y de políticos derechistas sin escrúpulos. Y en esto, afortunadamente, Rubalcaba es la antítesis de su jefe de filas. Rubalcaba es endiabladamente hábil con su verbo, y didáctico; y además tiene la mala leche necesaria para enfrentarse a los enemigos insidiosos. Poco diré de los otros rivales políticos, los “compañeros” de la izquierda y los “apartidistas” de las acampadas. Los unos han visto en el acoso y derribo de ZP su oportunidad para salir del purgatorio y hacerse con el control de una izquierda sociológica que añoran pero que ya no es la misma. La única izquierda posible es eso, la izquierda posible, y su referencia inevitable es y seguirá siendo el PSOE, aunque hoy esté en horas bajas. En cuanto a los de las acampadas, creo que son una opción para el futuro de Europa si saben organizarse, si saben presionar para conseguir una ley electoral más justa, si saben sacarle los colores a los políticos actuales demasiado incrustados en el sistema. Pero tendrán que dejar tarde o temprano de ser “apartidistas” y parir uno o varios partidos políticos renovadores del sistema, o acabarán difuminándose en la nostalgia de otro Mayo hermoso que quedó en nada.
Pero volvamos a Rubalcaba. En un año le van a hacer la vida imposible, van a escarbar en los cimientos de su pasado, en su labor como ministro de Felipe y ZP, en sus supuestos métodos maquiavélicos, en su vejez política y, sobre todo, en que “es más de lo mismo”; sobre todo si Zapatero sigue al pie del cañón dirigiendo una nave varada que ya no puede ni seguramente sabe sacar del atolladero. Rubalcaba debería prescindir de Zapatero, hacer que desaparezca y se aleje, para poder demostrar, ya sin lastres, que él es otra cosa, que se desliga por completo de pasados errores que no fueron culpa suya, que representa lo nuevo, la única opción posible ante el aterrador avance de los señoritos que vienen para quedarse otros cuarenta años de "Movimiento Nacional". Él sabría hacerlo, o al menos podría intentarlo, pero le sobra Zapatero. Con ZP a las espaldas, sinceramente, creo que no lo va a conseguir y que más le valiera al PSOE haberse sacado de la manga a un jovenzuelo brillante y nada comprometido con las pasadas desgracias.
De todos modos, le deseo mucha suerte al amigo Rubalcaba, por la cuenta que nos trae a todos.
Miguel Ángel Pérez Oca.