viernes, 28 de noviembre de 2014

MANIFIESTO PERSONAL POR LA CONFLUENCIA


La noticia, dada por los medios locales, de que las dos candidaturas de PODEMOS que se presentan en Alicante coinciden en ser partidarias de la confluencia en GUANYEM  ALACANT, me ha movido a escribir estas reflexiones.
            En los últimos tiempos, y enfrentándome a opiniones de amigos y amigas muy queridos que me acusaban de practicar el voto útil, he venido votando “a la contra”. Mi prioridad absoluta, mi obsesión, había sido desplazar al PP del gobierno de mi ciudad, de mi autonomía y de mi país, por encima de todo. Por eso no estaba de acuerdo con las afirmaciones de Cayo Lara, que afirmaba que votar al PP y votar al PSOE era lo mismo. Por eso apoyé la candidatura de mis amigos Elena Martí, Pablo Rosser, Ana Paula Cid… del PSOE al Ayuntamiento de Alicante, a pesar de ciertas reticencias ideológicas que se confirmaron con su defenestración por parte de la casta socialista local.
            Hoy, las cosas están más claras. La crisis nos ha abierto los ojos, y vemos claramente que el bipartidismo inevitable, de antes, se está derrumbando y que se puede votar “a la contra” y de manera consecuente, y con esperanzas, a un tiempo. Según mi modesta opinión, el espectro político se define ahora en tres sectores muy bien diferenciados: 1) La derecha, representada por el PP, retrógrada, clerical, neoconservadora y en ocasiones tardofranquista. 2) El centro, personificado en el PSOE, progresista en ocasiones, pero neoliberal y sumiso a los poderes económicos. Ya no tiene nada de socialista, ni siquiera socialdemócrata, pero todavía hay que agradecerle ciertas actuaciones y leyes avanzadas, como la del aborto, el matrimonio homosexual, la Memoria Histórica (hasta cierto punto), la sanidad universal, la depedencia, etc. No es lo mismo votarlos a ellos que votar a la derecha; pero no es tampoco lo que el pueblo necesita en esta hora de feroz crisis capitalista. 3) La Izquierda Real, fraccionada en distintas formaciones, como PODEMOS, EU, COMPROMÍS, etc. cuya unidad de acción es imprescindible para poder enfrentarse a las dos opciones del sistema de castas, bipartidista, corrupto y caduco, de la Transición; ya de sobra amortizado.
Así pues, se impone una Confluencia de la Izquierda que la convierta en una opción real con posibilidades de gobierno. Dejémonos de aprensiones, personalismos y prejuicios sectarios disgregadores, olvidemos ese pecado original de la Izquierda que son las discusiones teóricas bizantinas, y hagámonos fuertes, superemos diferencias, porque lo más importante es cambiar a este país y a esta ciudad, para que el pueblo sea al fin realmente soberano.
Y cuando hablo de la Izquierda Real incluyo, naturalmente, a PODEMOS, aunque algún avispado dirigente de esta formación nos quiera decir que “no son de izquierdas ni de derechas”. Como bien ha dicho Garzón, de IU, “cada uno es lo que hace”, y las soluciones que propone PODEMOS son claramente de izquierdas y, además, las mismas que IZQUIERDA UNIDA viene proponiendo desde hace lustros. Nadie va ahora a descubrir el Mediterráneo. Nadie va ahora a inventar la rueda. Las soluciones de izquierda llevan ya en el programa de formaciones de larga trayectoria, como IU, desde sus comienzos; pero ahora la crisis las hace más evidentes y parecen obra de unos recién llegados. Hay otras maneras de afrontar la crisis, nos han dicho unos y otros, pero se necesita, digo yo, la unidad de todos para poder realizarse. Esa es la Confluencia que nos propone, al menos a nivel local, el proyecto GUANYEM ALACANT. Bienvenida sea la coincidencia que nos puede dar un Ayuntamiento decente en esta ciudad, alejado definitivamente de chanchullos bipartidistas, maniobras de la Casta y corrupciones y reticencias que nos avergüenzan a todos los ciudadanos.
Yo afirmo solemnemente, desde este escrito, que si esa Confluencia se produce en Alicante bajo la candidatura de GUANYEM ALACANT en las próximas elecciones, tendrá todo mi apoyo. Me pondré a su entera disposición para todo lo que haga falta. Ese es mi compromiso.
Y desde aquí hago un llamamiento en este sentido a todos los intelectuales alicantinos. Apoyemos la Confluencia de todas las fuerzas políticas que representan a la indignación popular y proponen soluciones para el pueblo, y no para la banca y las multinacionales.
A ver si esta vez va en serio y la escoba de la gente honesta y trabajadora, con sus votos, barre de una vez toda la podredumbre que ha estado castigando y avergonzando al pueblo alicantino.
Guanyem, Alacant !

Miguel Ángel Pérez Oca.

(Autor de “25 de Mayo, la tragedia olvidada”

y “Alicante, biografía de una ciudad”)

martes, 25 de noviembre de 2014

INUNDACIÓN VITAL



El tema de ayer en la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo era "Desbordarse". Y un recuerdo traído por casualidad a mi memoria y que me impactó mucho, la semana pasada, me inspiró este relato, que es auténtico, aunque se han cambiado los nombres y alguna otra circunstancia poco importante. Ahí va:

CUANDO LA VIDA SE DESBORDA.
Tenía razón Jorge Manrique cuando escribió que “Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar…”; y, tal como los ríos, a veces, la vida se sale de su cauce, y uno, como un río, se siente desbordarse y abarcar terrenos que nunca soñó cruzar. En ocasiones, ocurre que uno se entera, a toro pasado, de que la vida pudo tener otras dimensiones, otras consecuencias. Pero también percibe que el pasado, como una inundación pretérita, ya no le pertenece y que el cauce, ahora, ha vuelto a su dimensión cotidiana y que es vano pensar en lo que “pudo haber sido y no fue”, y que los viajes en el tiempo no tienen sentido. Y, sin embargo, capta en lo más hondo del tiempo el ímpetu de desbordamientos pasados que no supimos encauzar.
El otro día, con motivo de un acto social, alguien me presentó a una amable señora cuyo rostro me parecía familiar.
-No sé si te acuerdas de mí – me dijo – pero yo te conozco de cuando estudiábamos en la Escuela de Comercio, hace más de 50 años – y tras dudar un momento, me preguntó - ¿Te acuerdas de Nina, la que vivía en Santa Cruz, donde los guateques? ¡Qué tiempos!
Yo asentí, aunque no era capaz de recordar con claridad la cara de la tal Nina.
-¿Sabes? Ella estaba enamorada de ti, en secreto, pero tú no le hacías caso. La pobre organizaba los bailes en su casa con la esperanza de que vinieras; aunque tú, la mayor parte de las veces, andabas por las montañas haciendo alpinismo…
Claro, ahora recordaba a la dulce Nina. Entonces yo estaba en otra onda. Iba loco por Mari Luz, la que se sentaba en el pupitre de delante; la que siempre llevaba el pelo recogido, y su cuello blanquísimo y suave me soliviantaba, cuando se giraba y se le formaban unas mórbidas arruguitas que me provocaban deseos inconfesables. Era la más guapa de la clase, y no me prestaba la más mínima atención. Así que yo, despechado, me marchaba a las montañas a escalar cumbres y ni me fijaba en la pobre Nina. Al final, Mari Luz acabó casándose con un machorro posesivo, rico y estúpido.
-¿Y qué fue de Nina? – pregunté a mi interlocutora, que bajó la cabeza con un gesto de vago pesar.
- La pobre se murió muy joven. Como tú no le hacías caso, se buscó un novio en el barrio, y 20 días antes de casarse falleció de un ataque de diabetes. Resulta que era diabética, pero no lo sabía, y cuando fueron al restaurante donde tenían que celebrar el banquete de bodas, para hacer una degustación del menú, comió una porción de tarta y se puso muy malita, se desmayó y alguien dijo que había que darle mucha agua con azúcar. Fue empeorando por momentos hasta que se le paró el corazón… a la pobre – y concluyó -. Si tú hubieras sido más cariñoso con ella, a lo mejor no se habría muerto.
Y en mi interior sentí un desbordamiento, una inundación de emociones, de penas inmensas, de una vida antigua que se revolvía en los recuerdos y me anegaba.
Me marché a Santa Cruz y subí las viejas escalinatas por donde bajan al Cristo en la más espectacular procesión de nuestra Semana Santa. Casi sin pensarlo me di de bruces con la vieja casa de Nina - ahora viven en ella unos extranjeros -. Atisbé desde abajo la terraza donde se hacían las fiestas y desde la que se puede contemplar todo Alicante, desde las faldas del Benacantil hasta el puerto, y la mar, esa mar a donde van a parar los ríos de Jorge Manrique; y más allá, justo en el horizonte, la Isla de Tabarca, con las prominencias de su iglesia, la Torre de San José, el faro… y el minúsculo cementerio que acoge a los tabarquinos cuando sus vidas desembocan en la mar que es el morir…

Volví de nuevo la mirada al portal donde Nina me esperaba en vano en las tardes domingueras de guateque. La volví a ver, menudita y graciosa, con su cara tan linda y tan triste por mi ausencia. Y me sentí culpable y estúpido; y los sentimientos desbordaron el río de mi vida, y también mis ojos, desde los que unas ya inútiles lágrimas recorrieron mis mejillas.                                            
                                                                    Miguel Ángel Pérez Oca.

lunes, 17 de noviembre de 2014

EL DÍA 20 EN EL ATENEO.


Alicante renacentista.

Alicante en 1700

Alicante a finales del siglo XVIII

Alicante, hoy.


El próximo jueves, día 20 de noviembre, a las 19,30 horas, en el ATENEO CIENTÍFICO, LITERARIO Y ARTÍSTICO DE ALICANTE, calle Navas, 32, daré una conferencia-presentación de mi libro ALICANTE, BIOGRAFÍA DE UNA CIUDAD, con acompañamiento de imágenes Power Point basadas en las ilustraciones de la obra.
Estáis todos invitados.
                                                   Miguel Ángel Pérez Oca.

LOS MONIGOTES DE SANTA BÁRBARA


El Diario Información de Alicante ha teñido la amabilidad de publicarme esta carta al Director el pasado sábado, día 15 de noviembre:

LOS MONIGOTES DEL CASTILLO DE SANTA BÁRBARA
-  El Otro día intervine en el Pleno Municipal en Representación de la Comisión Cívica de la Memoria Histórica para manifestar nuestra opinión favorable a la Iniciativa de EU de que se consignase una modesta partida presupuestaria que permita la retirada de nombres franquistas en el callejero de Alicante y los gastos de mantenimiento de los memoriales de la plaza del 25 de Mayo y del Campo de los Almendros. Dicha iniciativa fue desestimada por los votos mayoritarios del grupo municipal del PP. Más tarde ascendí al Benacantil y pude observar con disgusto unas figuras de hierro montadas en varios lugares de la fortaleza, que representan guerreros medievales cristianos y musulmanes luchando entre sí. Esto significa una falta absoluta de conocimiento de nuestra historia; ya que en ningún momento de la misma hubo enfrentamiento alguno entre hombres de las dos religiones en nuestro castillo, que fue entregado sin lucha al príncipe Alfonso de Castilla en 1248, después de que el señor Zayyan Ibn Mardanish abandonase la plaza y se marchara a Túnez. ¿Hay dinero para pagar esos monigotes sin ningún respeto por nuestra historia y no lo va a haber para dedicar alguna calle a quienes lucharon por nuestra democracia? Pues qué bien.

Miguel Ángel Pérez Oca

miércoles, 12 de noviembre de 2014

GIMNASIA POLÍTICA


Nunca había asistido a un pleno municipal y confieso que aún no me he repuesto del todo. Esta mañana, a las 9,30 horas, se iniciaba la sesión en el Palacio Consistorial y yo tenía que intervenir en representación de la Comisión Cívica de Alicante para la recuperación de la Memoria Histórica con el fin de manifestar nuestra adhesión a la iniciativa de Esquerra Unida del Pais Valenciá de que en los presupuestos de 2015 se consigne alguna cantidad destinada a atender los gastos que pueda ocasionar el eventual cambio de nombre de algunas calles, que todavía figuran a nombre de golpistas y personajes de la casposa dictadura franquista, así como al mantenimiento de los memoriales instalados en la plaza del 25 de Mayo y el Campo de los Almendros. Como era de esperar, el rodillo del PP con mayoría absoluta desestimó tal iniciativa; faltaría más. Así que cuando haya que hacer algo de provecho, los tardofranquistas de la derechona volverán a tener la excusa de que no tienen presupuesto para pagarse unas plaquitas de nada. Pueden llenar el Castillo de Santa Bárbara de monigotes metálicos figurando, parece ser, musulmanes y cristianos dándose leña, que a saber lo que habrán costado; pero no tienen para una estatua al capitán Dickson o un rótulo callejero a Amado Granell. Qué cosas más peripitosas. Y es que, aunque lo disimulen, se les acaba siempre viendo el plumero.
Sin embargo valió la pena asistir a tan singular espectáculo tragicómico. La ínclita alcaldesa procedió a dirigir la ceremonia de votación de las enmiendas propuestas por la oposición, a una velocidad que parecía sacada de una película muda de los tiempos de Buster Keaton. "A ver, punto uno, uno. Votos a favor, votos en contra, abstenciones" Y alternativamente se levantaban los brazos unánimes de la derecha, los menos disciplinados de la izquierda y, solo en ocasiones, algún disconforme o dubitativo estratégico. "Punto uno, dos..." y otra vez igual. Lo más parecido a esto sería una tabla de gimnasia sueca. Solo hubiera faltado una música apropiada y haber finalizado con una carrerita en chandal, eso sí, con corbata los derechosos, alrededor del Salón Azul. Creo que quedarían mejor haciendo pilates. ¡Qué rapidez, qué energía, Dios mío!
En fin, en cuanto a mi intervención, visto cómo se las gastan sus señorías (¿los concejales también son señorías?) , que se dicen de todo y se ponen a caldo, ya se sabe: burros, corruptos, ignorantes y demás lindezas, salí pensando que mi texto podía haber sido más agresivo. Pero yo, iluso de mí, creía que estaba en un sitio serio. Quizá algún día, ojalá que pronto, lo vuelva a ser.
Bueno, pues mi intervención fue como sigue:

La Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica forma parte del Grupo de Trabajo creado por este Ayuntamiento para aplicar la Ley de la Memoria Histórica y rescatar los "lugares de la Memoria" que existen en la ciudad en relación con la guerra civil y la dictadura franquista. Una de sus tareas, que se ha desarrollado con muchas dificultades y con escasísimos resultados, pues apenas se ha eliminado del callejero alicantino el nombre del general golpista Millán Astray, ha sido precisamente la de eliminar de ese callejero los nombres de quienes apoyaron y protagonizaron el golpe de estado de julio de 1936 y de cuantos contribuyeron a la aparición y mantenimiento durante muchos años de la dictadura franquista. En alguna ocasión se ha puesto como excusa para no abordar decididamente ese mandato de la Ley de la Memoria, que es a la vez exigencia moral de cualquier sociedad democrática, la inexistencia de unas cantidades presupuestadas con tal fin. Por ello, nos parece muy oportuna la iniciativa de Esquerra Unida del País Valenciá para que se consigne en los presupuestos de 2015 alguna cantidad con esa finalidad, que también serviría para el mantenimiento de los memoriales enclavados en la plaza del 25 de Mayo y en el Campo de los Almendros.
La pérdida de la memoria supone la anulación de la personalidad, tanto en los individuos aquejados de Alzheimer como en los pueblos. Por eso es tan importante preservar la Memoria Histórica, que ha de servirnos para que la experiencia nos guíe a través del quehacer diario, evitando que se repitan penosas situaciones antidemocráticas cuyo recuerdo ha de dolernos a todos.
De presupuestarse esta cantidad, no supondría en absoluto un gasto superfluo. Sería, en todo caso, una inversión modesta pero de muy primera necesidad, si lo que nos importa es que el pueblo de Alicante conserve su esencia cultural y su dignidad; lo que no sería posible sin el conocimiento colectivo de la propia Historia, que debería reflejarse en calles y plazas.

En fin, que salí cariacontecido y un tanto corrido, y me apresuré a llegar a casa y darme el gusto de un buen vermut rojo, con rodajita de limón, cubito de hielo, y acompañamiento de almendras fritas y unos taquitos de queso. Que eso siempre es un consuelo.
                                                   Miguel Ángel Pérez Oca.

EL ONCE DEL ONCE A LAS ONCE EN LA ONCE.



Ayer fui a la ONCE a presentar mi libro "ALICANTE. BIOGRAFÍA DE UNA CIUDAD" en la tertulia que se celebra allí todos los martes, dirigida por el bibliotecario de la institución, Antonio Díaz Palao. Como siempre que me han llamado, he acudido gustoso a reunirme con estos entrañables amigos a los que expliqué las circunstancias que se han dado en la edición del libro, así como les hice un resumen del mismo. Me han pedido permiso para reproducirlo en una grabación que ellos puedan escuchar; a lo que he accedido con mucho gusto. Lo considero un honor. La reunión fue muy agradable y firmé varios libros dedicados a familiares de los presentes.
Mis amigos de la ONCE saben que me tienen siempre a su disposición.

VOLVERÉ A TABARCA.

                  Telescopio solar que me llevaré a Tabarca para la próxima sesión de observaciones.

Como el fin de semana del 28 al 30 de noviembre volveré a Tabarca con los chicos de Centro 14, se me ha ocurrido escribir este extraño poema que también presenté en la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo.

LA ISLA EN INVIERNO.

Este invierno iré a Tabarca,
con mis telescopios y mis prendas de abrigo.
Y me sobrecogeré en medio de la ciudad vacía
de San Pedro y San Pablo,
dentro del oscuro entorno amurallado que tantas vidas y muertes
ha encerrado en su interior a lo largo de los siglos.

El viento helado curtirá mi rostro,
y el aire límpido y vacío
dará a la oscuridad una rara transparencia.
En el ocular, los cráteres lunares
se me mostrarán cercanos y precisos,
y estrellas, planetas y galaxias se desnudarán ante mí.
Pero, a mi alrededor, el peso de la Historia,
de las historias de los viejos tabarquinos,
de sus vidas duras y monótonas,
de sus muertes en la mar cercana,
de los naufragios,
de los ataques de los piratas,
agobiará mi ánimo como no lo hace en Verano,
cuando la vorágine de los forasteros
 agita la noche y la llena de ruidos estúpidos.

Presentiré el mórbido aliento de un fantasma
que pasará su dedo helado por mi espalda
en lo que podría ser tan solo un escalofrío.
Y en esa soledad oscura,
cuando solo una docena de isleños duerme entre las murallas,
sospecharé que mi nuca es el objetivo de la furtiva mirada
de miles de espectros que se ríen de mí, en silencio.

Y el viento marino parecerá traerme gritos pretéritos,
alaridos de aquellos locos de la isla que,
como vergonzantes cautivos
languidecían antaño en las noches oscuras y silenciosas,
confinados en las tenebrosas grutas
 y subterráneas mazmorras de la fortaleza.
Presentiré sus aullidos lejanos en el tiempo, y me estremeceré.

La isla, en invierno, recuperará su alma momificada
y me acechará bajo el Universo.

Miguel Ángel Pérez Oca.



¡MUERTE AL IMPÍO!

           Proceso a Giordano Bruno, bajorelieve del monumento en el Campo di Fiori.

El tema de la reunión del pasado lunes en la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo era "La Impiedad", y a mí se me ocurrió el relato que os adjunto. A ver qué os parece:

REO DE IMPIEDAD.
La luz del amanecer apenas entra por entre las rejas del estrecho ventanuco de la celda. El reo se ha pasado la noche en vela, sentado en su camastro, esperando ser conducido al lugar de la ejecución. Lo han condenado a muerte por impío, por no obedecer las sagradas normas que han establecido aquellos que legislaron en nombre de Dios.
¿Cómo será ejecutado? ¿Será quemado vivo en la hoguera? ¿Será fusilado ante un acribillado paredón de cemento? ¿Será degollado ante una cámara de televisión?
¿Quién es el reo? ¿Es un cosmólogo del tiempo de la Contrarreforma? ¿Es un republicano ateo y español? ¿Es un rehén europeo en manos de los yihadistas?
¿Quiénes son sus jueces? ¿Inquisidores, militares facciosos o islamistas radicales?
¿Por qué lo han condenado? ¿Por afirmar que la Tierra gira alrededor del Sol? ¿Por querer para su patria un Estado laico independiente de la Iglesia? ¿Por no respetar el Ramadán y permitir que las mujeres vayan con la cabeza descubierta?
Los pasos de los verdugos resuenan en el pasillo. El reo se levanta y respira hondo. Sabe que va a morir.
Camino del Campo dei Fiori, el filósofo Giordano Bruno soporta las burlas del populacho, a lomos de un pollino y vestido con sambenito y capirote. Lleva la boca sellada con un bozal de hierro dotado de una escarpia que le atraviesa la lengua, porque sus verdugos no quieren que proclame sus heréticas teorías ante el pueblo pío e ignorante.
Junto a las tapias del cementerio, el viejo maestro republicano mira desafiante a sus asustados ejecutores, unos desgraciados soldaditos temerosos del fiero oficial que manda el pelotón. No hay público alrededor, así que al militar fascista no le importa que antes de morir, el “rojo” grite: “¡Viva la República!”
En pleno desierto, ante un fondo de dunas y peñas desoladas, el periodista europeo, arrodillado delante de su verdugo, que blande un afilado cochillo con el que va a degollarlo, recita un mensaje en el que justifica su propia muerte. Sabe que si se niega a hacerlo será salvajemente torturado y su muerte resultará todavía más horrible.
Los verdugos hinchan el pecho, satisfechos de su justicia. Ellos están convencidos de que tienen razón y que matar al impío es un acto que honrará y satisfará a Dios.
Ya le pasó antes a Sócrates, también acusado de impiedad y obligado a beber la cicuta. Y a los cristianos del Coliseo, y a las brujas de Salem, y a los moriscos y judíos de España, y a los musulmanes de la antigua Yugoslavia, y mañana le pasará a otros si Dios no lo remedia. Sí, me refiero a ese Dios, o Yavéh, o Alá que, según sus más fanáticos adoradores, se complace con la aniquilación de los infieles.
Y el caso es que, en el fondo, los verdugos son buena gente, excelentes hijos, padres, vecinos y esposos. Hombres piadosos que observan estrictamente los mandamientos de su religión milenaria, interpretada, todavía hoy, al pie de la letra, y que se afanan por implantar en el mundo el reino de lo espiritual, la virtud y la fe.
No comprenderían que el descreído agnóstico que escribe estas letras les dijera que no concibe un acto más impío que el matar a alguien por el hecho de ser impío.
Y es que, como dijo Bertrand Russell: “El que una buena persona haga el bien es lo natural, pero para que una buena persona haga el mal, hace falta la religión”.
El impío, ahora, yace en el suelo, quemado y convertido en cenizas y huesos calcinados, acribillado a balazos y con el tiro de gracia en la sien, degollado y decapitado ante la televisión. Se diría que es siempre el mismo, que ha muerto tres - o mil - veces, a manos de los creyentes dignos y honrados, escandalizados de su reprobable conducta.
Se ha hecho justicia.
Alabado sea Dios.                                                                   

Miguel Ángel Pérez Oca.

sábado, 1 de noviembre de 2014

GARCIA LORCA EN "EL TUMBAO"



Ayer, en la sala cultural "El Tumbao" de Benalúa, tuvo lugar un recital de poesías de Federico García Lorca, realizado por el grupo teatral "El Desván" que dirige Carmina Pacheco, dentro de un ciclo dedicado a los poetas de la Generación del 27. Yo tuve el honor de hacer la presentación, leyendo el escrito que os adjunto.

EL DESVÁN REPRESENTA “POETA EN NUEVA YORK”.
Mi tío Perfecto, hermano de mi madre, fue quien me puso en primer contacto con la poesía, cuando era un niño. De él oí los primeros versos que llenarían para siempre mi corazón y lo abrirían a la magia de las palabras.
Después, en la Escuela de Comercio de Alicante, un joven profesor ayudante de Lengua y Literatura, llamado Enrique Cerdán Tato, nos habló por primera vez de los poetas mártires, Miguel, Federico, don Antonio Machado, muertos por culpa de la Guerra Civil. De sus labios oí por vez primera la Elegía a Ramón Sijé, de Miguel Hernández: “Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano…”, que todavía me emociona y me hace llorar cuando la recito para algunos amigos, con los que visito la casa del poeta en Orihuela; en el huerto, junto a la higuera: “Volverás a mi huerto y a mi higuera, por los altos andamios de las flores...”
Algo más tarde, ya siendo un adolescente inquieto, me reunía con mi pandilla en un pub inglés de la Playa de San Juan, “The Hideaut” (La Guarida), y allí, mi amigo Guillermo Armengol, en pleno éxtasis poético, se subía alguna vez a una mesa, sobresaltando a los “guiris” presentes, y recitaba “La sangre derramada”, dedicada por Federico a la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías: “¡Que no quiero verla! Dile a la Luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena. ¡Que no quiero verla! La Luna de par en par. Caballo de nubes quietas, y la plaza gris del sueño con sauces en las barreras. ¡Que no quiero verla! Que mi recuerdo se quema. ¡Avisad a los jazmines con su blancura pequeña! ¡Que no quiero verla!...” Y nos dejaba a todos temblando de emoción, incluso a los extranjeros que no habían entendido el texto...
Miguel y Federico murieron cuando eran todavía unos jóvenes treintaañeros (Federico tenía 38 años y Miguel 32), con toda una vida de creaciones por delante, asesinados, por acción u omisión, por los secuaces de Franco. Porque Franco y sus secuaces, además de ser  unos delincuentes despreciables y asesinos en serie, fueron unos poeticidas. Y por su culpa murieron Miguel y Federico… Y nos privaron de unas obras nonatas que jamás podremos recuperar, ni siquiera adivinar. Los bestias que fusilaron a Federico, los fariseos (el canónigo Almarcha y el padre Vendrell) que dejaron morir a Miguel sin los cuidados que podrían haberle salvado la vida, no solo les hurtaron la existencia a dos seres humanos, también nos robaron a todos, y para toda la eternidad, quién sabe qué obras encendidas y maravillosas que hubieran escrito, enriqueciendo al Mundo, si se les hubiera permitido morir de viejos.
¿Os imagináis que el turco que dejó manco a Cervantes en Lepanto hubiera tenido mejor puntería y le hubiera dado en todo el pecho? Nunca se hubiera escrito el Quijote y ahora careceríamos de esa importantísima referencia cultural universal. Aunque no lo sabríamos. Pero quizá un vacío extraño nos invadiría cada vez que nos faltase ese símil extraordinario del loco-cuerdo y el tonto-sabio.
A mí, al menos, me pasa eso algunas veces. Siento que me han robado algo muy importante. Porque siento que me faltan los mejores versos de Federico y Miguel. Y me pregunto qué nos ofrecerían hoy los amigos del Desván, bajo la dirección de Carmina Pacheco, si habitásemos en un mundo paralelo donde los poetas no hubieran sido exterminados por el fascismo en la España de la Guerra y la Posguerra Civil. Qué oiríamos esta tarde, que nos llenaría de gozo, y que los franquistas nos han robado al robarnos la vida de Federico. Los franquistas nos privaron de muchas cosas: de la democracia, la dignidad de ciudadanos, el orgullo, la poesía y el arte comprometidos, una infancia feliz, la libertad de pensamiento y expresión, el progreso… Y, yo al menos, no los voy a perdonar jamás.
Afortunadamente para nosotros, Miguel y Federico fueron unos poetas prolíficos e inspirados, y en el poco tiempo que les concedió la vida dejaron una obra ingente. Hoy veremos y escucharemos al grupo “El Desván” representar a Federico García Lorca en su obra “Poeta en Nueva York”.
Perteneciente, como Hernández, a la Generación del 27, Federico escribió este conjunto de poemas con motivo de su viaje a la megápolis americana en los años 1929 y 1930. En ellos, como escuchareis, expresa el horror que le produce ese mundo urbano e industrial deshumanizado por el capitalismo; la soledad insolidaria en un laberinto tecnológico repleto de masas de gente que se  amontona en un entorno cruel, movido tan solo por el interés y el dinero de los poderosos egoístas; la opresión de los negros; la brutalidad de un mundo sin amor… Y el poeta nos llama al regreso a la Naturaleza y a la descalificación de esa sociedad de tecnología perfecta, pero tan ignorante de los verdaderos valores humanos, que oprime y explota a las criaturas inocentes e indefensas.
Oigamos a los compañeros del Desván y reflexionemos sobre qué cimas de la poesía universal hubiera alcanzado Federico si los bárbaros no lo hubieran fusilado, junto a un maestro de escuela y dos toreros, el 18 de agosto de 1936, en el camino que va de Víznar a Alfacar, provincia de Granada. Según sus verdugos, lo ejecutaron por los delitos - ¿qué delitos? - de ser republicano y homosexual; aunque yo creo que lo asesinaron por ser poeta.
Solo por ser poeta.

Miguel Ángel Pérez Oca.