miércoles, 30 de septiembre de 2015

EL LISTILLO Y EL TONTO EN EL PAÍS DE LA BUTIFARRA.




La que ha armado el listillo Mas para ocultar su incompetencia, sus trampas y su abyecta sumisión a la señora Merkel y sus banqueros. Porque no nos engañemos, Mas es un señor muy de derechas, que ha recortado tanto como el otro jefe de la derechona carpetovetónica, Rajoy el impasible, o el don Tancredo político, que viene a ser lo mismo. Los dos tienen una misma estrategia, la de enrollarse en la bandera roja y gualda, de dos bandas rojas uno y de cuatro el otro. Aunque difieren en la táctica. El uno se volvió independentista cuando le convino, como Pablo de Tarso se volvió cristiano al caer del burro; el otro, siempre ha sido inmovilista y sordo, como don Paco en los buenos tiempos de la España Una, Grande y Libre. Ambos se parecen más de lo que parece, y ambos se escudan en el designio divino de la Unidad de Destino en lo Universal. El uno de la España de Felipe V, y el otro de la Catalunya de Els Segadors. Como si las naciones no fuesen, en última instancia, comunidades de vecinos que deciden democráticamente quiénes son y donde está su casa.
Y menudo lío que han armado los dos en estas últimas elecciones no sé si autonómicas o plebiscitarias. Los que decían que solo valían los escaños, han ganado en votos, y los que decían que solo valían los votos, han ganado en escaños. Toma ya. Y el Mas, que una vez más, se ha pasado de listo, ha llevado a Catalunya a una situación de callejón sin salida. La CUP no lo votará como President, y sin ellos, los de enfrente, los del No o la abstención, tienen mayoría de escaños. Pero es impensable un presidente de “enfrente” votado a la vez por Ciudadanos, Podemos (o como se llame por ahí), PSOE y PP. Así que a ver lo que hacemos, amigos de esta Catalunya ingobernable. Por otro lado, el Estado Espanyol (en su versión judicial), siempre tan oportuno, caldea los ánimos con la impugnación de Mas, que lejos de desacreditarlo, lo convierte en víctima de persecución política, que él, tan pillín, aprovechará seguramente.  Y es que el mejor propagandista de la independencia catalana es la derechona casposa del nacionalismo centralista; como cuando el Wert decía que a los niños catalanes había que españolizarlos, o el Morenés hacía juegos dialécticos con la posibilidad de mandar los tanques a la Marca Hispánica, o el tonto de Rajoy (que cada día estoy más convencido: es tonto) dice que no va a consentir que se independice Cataluña. Cada vez que habla un tío – o tía – de estos, 20.000 catalanes se vuelven independentistas.
Aunque yo sospecho que muchos catalanes no quieren ser independientes de España, sino independientes de la España de pandereta, caspa, cerrado y sacristía; que de esa España también queremos ser independientes otros muchos habitantes de la Península Ibérica. Y es que, como ya van diciendo algunos políticos de las fuerzas emergentes: Los que sobran aquí son don Tancredo Rajoy y el listo de Mas.
En cuanto a los de Esquerra Republicana, pobretes, se han cogido a Mas como a un clavo ardiendo y, claro, se van a quemar.
No sé por qué presiento que esto va a acabar como el Rosario de la Aurora.
Lástima del país de Masiá, Companys y Tarradellas… Al otro, al que se parece a Yoda, no lo nombro porque tengo graves sospechas sobre su conducta.
Germans catalans, que tingueu molta sort.


Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 29 de septiembre de 2015

ARCO IRIS



El tema de la tertulia de ayer era "el Arco Iris" y yo presenté este relato en el que se reflexiona sobre nuestras limitaciones ante la correcta interpretación del mundo físico que nos rodea. Ya sabéis que el Arco Iris no está donde lo vemos si no que se forma en nuestros ojos y en nuestro cerebro como consecuencia de la refracción de la luz en millones de gotitas de lluvia reflejadas por la luz del sol. Del mismo modo, ¿cómo interpretamos las cuatro dimensiones del espacio-tiempo einsteniano con nuestro cerebro de tres dimensiones? Quizá el tiempo es también una ilusión, como el Arco Iris. Y al final del tiempo, de nuestro tiempo, está la muerte que tanto nos espanta... Como siempre, el miedo es la más importante consecuencia de la ignorancia.

EL VIAJERO DEL ARCO IRIS.
   El módulo de aterrizaje aerodinámico de la nave interestelar Rainbow 7 descendía sobre la pista del Centro Espacial Barak Obama. A bordo solo viajaba el piloto Adam Báez, único superviviente de la expedición al sistema planetario de la estrella Alnilam. A duras penas se había salvado de ser devorado, como sus compañeros, por un kraken sintético en la tundra de Alnilam-IV, y después de un viaje de 714 años en hibernación volvía al hogar. Había estado fuera 1431 años, aunque solo 3 de ellos no hibernado.
   Al astronauta Báez le sorprendió no entrar en contacto por radio con ningún controlador humano, si no solo con un Ordenador Central de la Tierra, que si bien se expresaba en correcto post-inglés, no era precisamente un homo sapiens.
   Las instalaciones de la base estaban vacías y bastante deterioradas, como pudo comprobar mientras avanzaba por callejones y pasillos cubiertos de maleza y telarañas. Al fin, cuando entró en la desierta sala de control, se encontró ante una consola con una pantalla en la que se podía ver la imagen de un anciano con la barba partida y un triángulo brillante sobre la cabeza. El ordenador, sin duda, tenía sentido del humor.
  -Bien venido a la Tierra, astronauta Adam Báez – le dijo el Dios virtual.
  -¿Dónde están los otros humanos? – preguntó el viajero con desconfianza.
  -No hay otros humanos. Todos murieron de felicidad hace ya varios siglos.
  -¿De felicidad? – insistió Adam, temiendo una broma pesada de la máquina.
  -Sí, al descubrir que no existe la muerte ya no tuvieron necesidad de aferrarse a la vida.
  -No lo entiendo…
  -Verás… ¿Cuánto crees que pesa el cerebro de un gato? – preguntó el viejo barbudo.
  -No sé… ¿cien gramos?
  -No, solo 30. Y el tuyo pesa exactamente 1392 gramos, justo 46,4 veces más. Dime, ¿crees que podrías enseñar a leer y escribir a un gato?
  -Evidentemente, no.
  -Bien, pues mi mente electrónica tiene una capacidad de comprensión equivalente a  la de un cerebro humano de 70 kilos, o sea, 50 veces más grande que el tuyo. Así que hay cosas que tu cerebro no puede comprender y el mío sí, del mismo modo que un gato no podrá nunca aprender a leer – y el viajero asintió, pensativo –. Ya sabes que el Arco Iris no está donde lo ves sino dentro de tus ojos, que reciben la luz descompuesta del Sol, reflejada por millones de gotitas que flotan en el aire. Y que no existen los colores, salvo en el interior de tu cerebro, que interpreta de este modo las distintas longitudes de onda de la luz. Bien, pues el tiempo tampoco existe más que como la forma que tienes de interpretar en tres dimensiones las cuatro que posee el espacio-tiempo. Yo lo comprendo, pero tú solo lo puedes intuir con tu pobre cerebro de kilo y medio. Por eso los humanos teméis a la muerte, porque está en el futuro, es un atributo del tiempo que transcurre en vuestro imperfecto conocimiento de la realidad… Y como tus hermanos no entendían mis explicaciones, hice ese aparato – e iluminó una alacena donde se podía ver un casco parecido al de los viejos motoristas -, y cuando se lo ponían, su ego recibía toda la potencia de mi cerebro y comprendían instantáneamente la verdadera naturaleza del tiempo, dejaban de temer a la muerte futura y ya no necesitaban vivir…
  -Pero tú también percibes la realidad del tiempo y, sin embargo, has sobrevivido.
  -Porque soy una máquina sin ego. Mi inteligencia es solo funcional, no personal.
   Después de pensarlo mucho, el viajero no pudo resistir la tentación de saber, se colocó el casco y vio el mundo desde un cerebro de 70 kilos. Se sintió maravillado al comprender que el tiempo es como el Arco Iris, una imagen interior, y que el devenir es solo una forma de perspectiva. Supo que cada momento es eterno y que no hay un ego real que perdure a lo largo de la vida. Dejó de ser Adam; y al no ser nada, fue Todo.

   En el mundo tridimensional, Adam Báez había muerto de felicidad.      

                                                                                                    MÁPérezOca.  

martes, 22 de septiembre de 2015

1968.

A ver si sabéis dónde estaba yo en 1968.
Fotografía sacada por mi amiga Rinko Yamamoto.


viernes, 18 de septiembre de 2015

CONCERTINAS MALAS Y CONCERTINAS BUENAS. REFUGIADOS BUENOS Y EMIGRANTES MALOS.

Fugitivos del hambre en Melilla.

Inmigrantes en una patera.

Niño operado en Togo por médicos españoles. 

Barco en el que huían los refugiados españoles en 1939

Refugiados españoles tras las alambradas en las playas francesas en 1939

No lo entiendo. No me cabe en la cabeza. Nos dicen los medios que el presidente de Hungría es un desalmado fascista que ha puesto un muro de concertinas (alambradas) para evitar que los refugiados sirios atraviesen sus fronteras, camino de Alemania. También nos dicen los medios que en nuestras Ceuta y Melilla, el estado español ha levantado sendos muros de concertinas para evitar que los emigrantes crucen nuestra frontera, camino de Europa. ¿Qué pasa, que las concertinas de Hungría son malas y atentan a los derechos humanos y las concertinas de Ceuta y Melilla, no? No lo entiendo. Hay un matiz legal: los refugiados huyen de la muerte en la guerra y tienen derecho a reclamar refugio. Vale, pero los inmigrantes africanos, en su mayoria, huyen de la muerte por hambre y también por guerra en muchos casos, y nuestra Guardia Civil, obedeciendo sin duda órdenes de nuestro Gobierno, que se supone que no es desalmado ni fascista, los devuelven en caliente, nada más bajar de la valla, sin averiguar si tienen o no derecho a recibir asilo. Por lo visto huir del hambre no es tan digno como huir de las bombas, aunque en los dos casos la amenaza es de muerte. Pues si es cuestión de matices legales, habrá que cambiar las leyes. Y, desde luego, el mundo opulento ( a pesar de las crisis ) de Europa y EEUU tendrá que entender de una vez lo que en perfecto inglés les dijo un niño sirio: "Nosotros somos sirios y queremos vivir en Siria. Resuelvan ustedes el problema allí y volveremos a nuestra casa". Si en África se pudiera comer y en Siria no cayeran bombas, nadie vendría aquí pidiendo socorro, ¿verdad? Así que habrá que hacer algún sacrificio para resolver las plagas que acosan al Tercer Mundo, si no queremos sufrir los inconvenientes de una avalancha de gente desesperada. O los ayudamos aquí o los ayudamos allí, o las dos cosas. Lo que no podremos hacer, por muchas murallas chinas que alcemos, es permanecer tan tranquilos mientras el resto del mundo se convierte en un infierno. A lo mejor habría que revisar este capitalismo salvaje que, desde la caída del otro famoso muro, el de Berlín, se ha creído que todo el monte es orégano.

Miguel Ángel Pérez Oca.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

MARISOL IMPUTADA POR ESCRIBIR TACOS EN UN TUIT.



Hoy, en el diario INFORMACIÓN de Alicante, se ha publicado esta carta, firmada por mí, en defensa de Marisol Moreno, concejala de Juventud y Protección Animal de mi ciudad, a la que apoyo incondicionalmente. Teniendo en cuenta que ayer el Toro de la Vega fue asesinado a lanzazos, un año más, por los sensibles y delicados jóvenes, y no tan jóvenes, de Tordesillas, la fecha de la publicación de mi carta me parece muy adecuada. Lo que más rabia me da es no poder llamar a los "valientes matadores" de animales inteligentes y sensibles, sean estos albañiles, agricultores o jefes de Estado, como se merecen; no sea que nos imputen como a Marisol. El mundo es así de hipócrita.

¡NO DIGAS TACOS, MARISOL!
Ya ves. Ahora van y la imputan por mal hablada. Y los de siempre se rasgan las vestiduras y muestran su teatral indignación, exigiendo su destitución inmediata. ¡Uy, lo que ha dicho! Nada, nada, a galeras. Porque, en este mundo lo que importa son las formas, no el fondo de las cuestiones. Da lo mismo que imputen a un ladrón que prevarica, soborna y roba “presuntamente” a manos llenas, que imputen a una amante de los animales que expresa su indignación ante la muerte violenta y la tortura de animales pacíficos e inteligentes, utilizando expresiones que se consideran de mal gusto, insultantes, soeces y desafortunadas. Las palabras “bomba” e “hijo de…”, sacadas de contexto, pueden ser  incitaciones al odio e injurias, pero vender armas a países donde no se respetan los derechos humanos puede ser un negocio honorable; siempre, claro está, que los que lo emprenden no digan tacos. ¿Qué quieren que les diga? La ley es la ley y hay que respetarla, indudablemente, pero, diantre, necesita más de una amplia modificación, ¿no creen? Yo, pase lo que pase, estoy y estaré con Marisol. Yo, si me lo permiten, también soy Marisol… aunque quizá un poco mejor hablado.


                                                                                                   Miguel Ángel Pérez Oca.

martes, 15 de septiembre de 2015

PAPEL DE ESTRAZA


El tema de la Tertulia de ayer era "Papel de Estraza" y mi participación fue el relato que pongo en este blog, y el poema que hay a continuación. Espero que os gusten:

PAPEL DE ESTRAZA.
            El papel de estraza, del que ya no se ve, basto y amarillento, en los viejos colmados, me evoca una etapa muy temprana de mi vida, cuando yo era niño, en los años cincuenta, en una posguerra agridulce donde la pobreza, los malos recuerdos y los privilegios vergonzantes formaban a mi alrededor una trabazón de pasiones contenidas, olvidos voluntarios y miedos inconcretos que los mayores trataban de disimular.
            Yo vivía con mis padres, mi hermanito y mi abuela en una planta baja con un  patio interior donde la familia criaba gallinas y conejos para el sustento diario. No teníamos cuarto de baño, sino un retrete en el patio, que un día amplió mi padre con un desagüe y un bidón con grifo de regadera, colgado del techo, que hacía de ducha y que mi madre llenaba con ollas de agua caliente cuando nos aseábamos los domingos.
            Enfrente de nuestra casa estaba la tienda del tío Vicente, con sus sacos de garbanzos, judías, arroz y frutos secos, sus botes de especias y sobrecitos de Salsafrán con estampitas de “El Rayo de la Muerte”, sus latas de atún y sus garrafas de aceite. El tío Vicente tenía una rara habilidad para hacer cucuruchos de papel de estraza donde introducía los productos, tras pesarlos en una vieja balanza con pesas de hierro negro.
En las otras dos esquinas del cruce había una casa de comidas, de Lúcas, un madrileño desterrado, y una mercería cuya dueña cogía puntos de media. Arriba de la mercería vivían las estiradas hermanas de un jerarca del Movimiento; y sobre la casa de comidas, un militar medio loco se dedicaba a criar palomos. Afirmaban las malas lenguas que una vez, en la procesión del Corpus, el capitán llevaba una cagada de ave sobre una de sus medallas; pero a lo mejor era un bulo urdido por los derrotados.
Calle abajo, junto a la tienda del tío Vicente, tenía una barbería su yerno, antiguo sargento de la Guardia de Asalto; y en el piso de arriba vivía un policía nacional. A veces veía al ex guardia republicano pasando la navaja barbera por el cuello del policía franquista. Y más adelante estaba la Lonja de Verduras, con sus rejas todavía maltrechas por la metralla de los bombardeos; y enfrente una posada donde recalaban los carros que transportaban los comestibles y el vino, y en cuyo patio herraban a los caballos. Calle arriba, varias viviendas modestas, el taller de un relojero al que la guerra  había quitado una pierna y, a ambos lados de la calzada, un convento de frailes y otro de monjas que, según decían, estaban unidos bajo tierra por un misterioso pasadizo.
El personaje más interesante del entorno era el señor Parodi, amigo del tío Vicente y antiguo alto funcionario represaliado y sentenciado a muerte, que fue indultado a última hora porque su hijo mayor se alistó en la División Azul para salvarlo y volvió de Rusia hecho un héroe del Glorioso Movimiento Nacional. El señor Parodi, que no quería saber nada de su hijo, se ganaba la vida de recadero, empujando un carrito de mano en el que llevaba sacos de mercancías para las tiendas de la ciudad. Decían de él que era un putero, que se pasaba la vida en un prostíbulo de la calle Álvarez, con una antigua colega suya del Ayuntamiento republicano, represaliada como él y prostituida.
-Mira, Vicente - le escuché decir una vez - yo soy viudo y no tengo que dar cuentas a nadie. Además, esas putas son buenas mujeres que han tenido mala suerte… y alguna de ellas ha sido anarquista, como yo. Así que yo disfruto y, de paso, las ayudo.
Un día corrió la noticia de que el señor Parodi se había muerto de repente en la casa de putas y que su hijo, el falangista, andaba muy avergonzado porque no había conseguido que le quitaran a su padre la amplia sonrisa de gozo con la que había expirado. Incluso se decía que tampoco pudieron disimular su pertinaz erección.
Esa tarde, al ir a comprar garbanzos para mi abuela, el tío Vicente, después de meter las legumbres en su cucurucho de papel de estraza, puso en mi mano un generoso puñado de caramelos de malvavisco.

-Pren, xiquet - me dijo -, de part del senyor Parodi.               
                                                                                               


PAPEL DE ESTRAZA.

Papel de estraza, pardo y rugoso,
que envolvías garbanzos, arroz y habichuelas,
me traes a la mente cuando era un mocoso
y hacía recados para nuestra abuela.

La “Yaya” guisaba un magro puchero
con olla de barro, cucharón de alpaca,
o en el patio a leña, un arroz obrero:   
coliflor, ajetes, bacalao y patata.

Yo corría la calle, con críos y perros,
lejos de una guerra ya finiquitada,
aunque tras las puertas, silencios de hierro
vivían tragedias muy bien recordadas.

El miedo y la sangre aún daban su fruto.
Pero yo era un niño y eso lo ignoraba.
Entonces, la abuela, vestida de luto,
a voces y gestos, así me llamaba:

¡Miguelííín!
Toma dos pesetas y vete corriendo.
Compra de la tienda que hay en la plaza,
un kilo de arroz…¡Que el caldo está hirviendo!
Y… ¡No rompas la bolsa de papel de estraza!

                                              Miguel Ángel Pérez Oca.