La que ha armado el listillo Mas para ocultar su incompetencia, sus
trampas y su abyecta sumisión a la señora Merkel y sus banqueros. Porque no nos
engañemos, Mas es un señor muy de derechas, que ha recortado tanto como el otro
jefe de la derechona carpetovetónica, Rajoy el impasible, o el don Tancredo
político, que viene a ser lo mismo. Los dos tienen una misma estrategia, la de
enrollarse en la bandera roja y gualda, de dos bandas rojas uno y de cuatro el
otro. Aunque difieren en la táctica. El uno se volvió independentista cuando le
convino, como Pablo de Tarso se volvió cristiano al caer del burro; el otro, siempre
ha sido inmovilista y sordo, como don Paco en los buenos tiempos de la España
Una, Grande y Libre. Ambos se parecen más de lo que parece, y ambos se escudan
en el designio divino de la Unidad de Destino en lo Universal. El uno de la
España de Felipe V, y el otro de la Catalunya de Els Segadors. Como si las
naciones no fuesen, en última instancia, comunidades de vecinos que deciden democráticamente
quiénes son y donde está su casa.
Y menudo lío que han armado los dos en estas últimas elecciones no sé
si autonómicas o plebiscitarias. Los que decían que solo valían los escaños,
han ganado en votos, y los que decían que solo valían los votos, han ganado en
escaños. Toma ya. Y el Mas, que una vez más, se ha pasado de listo, ha llevado
a Catalunya a una situación de callejón sin salida. La CUP no lo votará como President,
y sin ellos, los de enfrente, los del No o la abstención, tienen mayoría de
escaños. Pero es impensable un presidente de “enfrente” votado a la vez por Ciudadanos,
Podemos (o como se llame por ahí), PSOE y PP. Así que a ver lo que hacemos,
amigos de esta Catalunya ingobernable. Por otro lado, el Estado Espanyol (en su
versión judicial), siempre tan oportuno, caldea los ánimos con la impugnación
de Mas, que lejos de desacreditarlo, lo convierte en víctima de persecución
política, que él, tan pillín, aprovechará seguramente. Y es que el mejor propagandista de la
independencia catalana es la derechona casposa del nacionalismo centralista;
como cuando el Wert decía que a los niños catalanes había que españolizarlos, o
el Morenés hacía juegos dialécticos con la posibilidad de mandar los tanques a
la Marca Hispánica, o el tonto de Rajoy (que cada día estoy más convencido: es
tonto) dice que no va a consentir que se independice Cataluña. Cada vez que
habla un tío – o tía – de estos, 20.000 catalanes se vuelven independentistas.
Aunque yo sospecho que muchos catalanes no quieren ser independientes
de España, sino independientes de la España de pandereta, caspa, cerrado y
sacristía; que de esa España también queremos ser independientes otros muchos
habitantes de la Península Ibérica. Y es que, como ya van diciendo algunos
políticos de las fuerzas emergentes: Los que sobran aquí son don Tancredo Rajoy
y el listo de Mas.
En cuanto a los de Esquerra Republicana, pobretes, se han cogido a Mas
como a un clavo ardiendo y, claro, se van a quemar.
No sé por qué presiento que esto va a acabar como el Rosario de la
Aurora.
Lástima del país de Masiá, Companys y Tarradellas… Al otro, al que se
parece a Yoda, no lo nombro porque tengo graves sospechas sobre su conducta.
Germans catalans, que tingueu molta sort.
Miguel Ángel Pérez Oca.