Y que me perdonen
los aficionados al fútbol. El fútbol es un bonito espectáculo deportivo. Don
Vicente del Bosque es un señor que merece todos los respetos, por su humanidad,
por su modestia, por su prudencia y su buen hacer profesional. Los muchachos de
rojo son unos jóvenes simpáticos, modestos y excelentes deportistas. De
acuerdo, de acuerdo. Pero…
A
mí lo que me molesta de todo este asunto es que la inmensa aportación de
entusiasmo y energía que los españoles dedican a unos chicos que practican un
bonito juego (solo juego, ¿eh?) no se emplee con la misma intensidad en forzar
una solución política a la terrible situación económica que atravesamos en este
país. Si la ingente multitud que se aglomeró en Madrid para recibir a “La Roja”
tras ganar el Campeonato del Mundo, se hubiera molestado en manifestarse por
las calles contra esos misteriosos “mercados” que nos están sodomizando día a
día, con la dichosa prima de riesgo, los recortes, etc., y si hubiera dedicado la
multitudinaria masa gris de sus millones de cerebros en pensar seriamente a
quién había que votar, o qué había que hacer, otro gallo nos cantaría. Yo, de
verdad, y como diría un indignado “quincemayista”, no me siento representado
por esos millonarios del calzón corto y la camiseta roja. No creo que alguien
que gana millones por jugar con una pelota pertenezca a la misma clase social
que yo, ni en modo alguno representa a la gran masa del pueblo español.
El
otro día la gente exultaba de emoción patriótica y blandía el logotipo textil
del Estado Español (o seasé la bandera rojigualda) por las calles ante el
resultado de España 4, irlanda 0. Pues bien, yo no creo que España, como país,
sea mejor ni peor que Irlanda dependiendo del resultado de un partido de
fútbol; así que no sé a que viene el orgullo patriótico por lo acontecido. Yo,
desde luego, hubiera blandido entusiasmado la bandera y me habría encaramado a
la Cibeles, lleno de orgullo y de satisfacción si el resultado hubiera sido:
Políticos Españoles 4, Especuladores Internacionales 0. Y me da grima pensar
que un elevadísimo porcentaje de los entusiastas y patrióticos hinchas de “La
Roja” se encuentran en el puto paro, con un porvenir más que incierto, y encima
cantan y se ríen.
Aquí
lo que nos hace falta (a todos los europeos, ojo), son unos políticos que le
planten cara de una vez al Mercado Capitalista, que proclamen a las agencias de
calificación (las mismas que no descalificaron a Leman Brothers) como entidades
hostiles no gratas, contra las que se tomen las medidas de defensa propia que
deban tomarse (incluidas la incautación de sus dependencias y la cárcel de sus
dirigentes si se prueba que actúan de mala fe, por intereses inconfesables y
motivaciones ideológicas). Que cierren de una vez las Bolsas. Que obliguen a
las Sociedades Anónimas a convertirse en Limitadas, con participaciones
nominales cuyo valor de compra venta esté acorde con los beneficios obtenidos y
no con los “movimientos espontáneos” de los mercados de valores. Que legislen
para que la especulación económica sea considerada delito. Que se determine con
justicia el valor del Trabajo y del Capital en las empresas privadas (¿O es
justo que un tío que pone la pasta una sola vez tenga derecho a todos los
beneficios per in saecula saeculorum, mientras que el que aporta trabajo todos
los días no puede decidir nada y puede ser despedido o arruinado por los
caprichos del primero?). Que se nacionalice la Banca, como servicio público que
es. Que se meta en la cárcel a los sinvergüenzas de alto standing, que ahora
todavía van por la calle, mientras que los pobres robagallinas se pudren en el
trullo. Que se reconozca de una pu…ñetera vez que el Capitalismo ha fracasado y
que hay que buscar una alternativa humanista.
Ante
tales dramáticas disyuntivas, ante la catástrofe económica que nos acosa, les
digo a ustedes que me importan un bledo los triunfos de "La Roja", las ensaladeras de Nadal, las copas que
ganen nuestros pilotos automovilistas y motoristas, las canastas de los Gasol y
las regatas en que venza el Iker ese que partió desde nuestro puerto de Alicante a
dar la vuelta al Mundo en un velero de plástico y electrónica. Me dan igual, me
la bufan. Me parece muy bien que nos consolemos y nos divirtamos viendo
espectáculos deportivos, siempre que el dichoso deporte no consista en asesinar
elefantes, o toros en un coso de esos. Pero me escandaliza la utilización
demagógica y patriotera de los triunfos de estos simpáticos señoritos que ganan
millones por darle a la pelota, a la raqueta, o a lo que sea. Porque muchos
clubes, además, después de pagar fichas ultra super millonarias por algún portugués o argentino, que son “los mejores futbolistas del Mundo
mundial”, tienen deudas monstruosas que nadie se atreve a reclamar. No sea que
se cabree la parroquia y vote a otro partido político.
Por
eso les digo, sinceramente: A mí "La Roja" me la trae floja.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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