jueves, 14 de junio de 2012

CON UNA MANGUERA EN LA GARGANTA.















El otro día me hicieron una gastroscopia. Ha sido la experiencia física más desagradable de mi vida. Ahí es nada, que te metan una manguera por la boca, hasta el estómago, y tengas que contenerte las náuseas y la angustia que te produce notar un tubo desplazándose por tu esófago, mientras en una cercana pantalla te ves por dentro, un forzudo enfermero te sujeta para que no te tires de la camilla o te arranques violentamente el aparatejo, y una amable enfermera intenta calmarte los ánimos e indicarte cómo debes respirar para dominar las arcadas. Terrible y horrible. Se puede hacer sedado, pero yo, a pesar de todo, si tuviera que volver a hacérmelo, volvería a someterme al suplicio bien despierto. Porque me da miedo dormirme y axfisiarme sin enterarme de nada. Bueno, el caso es que, afortunadamente, al ambiente fue en todo momento amable y distendido. El doctor que me hizo la exploración había sido compañero de instituto de mi hermano y, cuando entré en la sala, el enfermero hacía bromas sobre ciertas bombas que yo no entendí al principio, hasta que me preguntaron si yo era el escritor del libro del bombardeo de Alicante del 25 de mayo de 1938. En fin, que al final todo salió bien y mi hernia de hiato ya está diagnosticada y se tomarán las medidas medicinales pertinentes. El equipo médico se portó conmigo de maravilla y, desde aquí, quiero agradecerle su amabilidad y profesionalidad. Pero... ¡qué agonía!
Miguel Ángel Pérez Oca.

1 comentario:

Eusebio Pérez Oca dijo...

Lo de la agonía es lógico. Hay gente que tiene unas tragaderas como la boca de un túnel. Tu no. Y eso duele. A la mayoría de los españolitos les caben ruedas de molino por uno u otro orificio. Es cuestión de costumbre. Un día tras otro "tragando" y poniendo buena cara. Pero tu solo has pasado ese rato malo. Hay quien todos los días de su vida reciben un "manguerazo", o varios, y callan. Sufren y callan. Hasta les gusta. No es de extrañar que vivamos en un país de masoquistas. Además tu has tenido la suerte de ser tratado por funcionarios. Esos que son denostados constantemente. Yo, salvo una excepción, podría decir lo mismo. Suerte, Miguel, y a no seguir "tragando".

Eusebiet.