El otro día, en la Tertulia de la Bodega de Adolfo, José Luis Ferris nos desafió a escribir un relato de terror en tan solo 26 líneas. Yo presenté el mío que os adjunto.
Dos puntualizaciones: En primer lugar, felicitar al amigo Ferris por su reciente nombramiento de director del Instituto de Cultura Alicantina Juan Gil Albert.
En segundo lugar una reflexión: Tal como está el mundo es muy difícil escribir un relato que cause más terror que un Telediario.
En fin, ahí va el cuento.-
EL HOMBRE DEL RINCÓN.
“María, hermana… ¿Estas ahí, María?... Bueno, espero que cuando vuelvas a casa escuches este mensaje que te dejo en el contestador. Me está pasando algo muy extraño, ¿sabes?… ¿Te acuerdas que te dije que me iba una semana a descansar a la casita de la playa? Pues el sábado, cuando llegué, me encontré a todo el pueblo invadido por una plaga de mariposas negras… No sabría decirte a qué especie pertenecen esos insectos. Son como polillas negras y tienen una picadura muy molesta… En el pueblo se decía que aparecieron después de que un meteorito muy brillante cayera en el mar en la noche del jueves. Pero creo que la gente tiene mucha fantasía y que los dichosos bichitos no eran más que una de esas plagas que provoca el cambio climático… En fin, que cerré todo y me fui con el coche a ver si encontraba un lugar más cómodo. En ningún otro pueblo de la costa había mariposas negras; pero me fastidiaba que unos insectos estúpidos me condicionasen las vacaciones. Así que esta mañana he decidido dejar el hotel donde me hospedaba y volver al pueblo. Ya no hay en él mariposas negras, pero sus calles están desiertas, demasiado tranquilas… Y cuando he entrado en la casita… ¡He visto al hombre del rincón! Entre la chimenea y la ventana hay un hombre de espaldas, como empotrado en el rincón, con la cabeza baja y los hombros encogidos. Le he gritado, he intentado tirar de él con todas mis fuerzas, pero parece estar pegado a las pareces. Respira, pero no se mueve ni reacciona a mis gritos y golpes. He salido despavorido a coger mi pistola de la guantera del coche, sin la que no me habría atrevido a entrar de nuevo en casa para llamar a la policía. Me han dicho que “llegarán enseguida”........... ¡María! El hombre se ha movido, ha levantado la cabeza… Al separarse del rincón han surgido muchas mariposas negras que ahora vuelan por toda la estancia. Se está girando y vuelve su rostro hacia mí… ¡Dios mío!¡El hombre del rincón es papá! Ya sé que murió hace años, pero está aquí y se me acerca con lágrimas en los ojos y un insoportable gesto de reproche en su pálido rostro... La casa está llena de mariposas negras... Me cuesta mucho pensar…...... María....” (piiiiiiiiiiiiii..........).
Miguel Ángel Pérez Oca.
Dos puntualizaciones: En primer lugar, felicitar al amigo Ferris por su reciente nombramiento de director del Instituto de Cultura Alicantina Juan Gil Albert.
En segundo lugar una reflexión: Tal como está el mundo es muy difícil escribir un relato que cause más terror que un Telediario.
En fin, ahí va el cuento.-
EL HOMBRE DEL RINCÓN.
“María, hermana… ¿Estas ahí, María?... Bueno, espero que cuando vuelvas a casa escuches este mensaje que te dejo en el contestador. Me está pasando algo muy extraño, ¿sabes?… ¿Te acuerdas que te dije que me iba una semana a descansar a la casita de la playa? Pues el sábado, cuando llegué, me encontré a todo el pueblo invadido por una plaga de mariposas negras… No sabría decirte a qué especie pertenecen esos insectos. Son como polillas negras y tienen una picadura muy molesta… En el pueblo se decía que aparecieron después de que un meteorito muy brillante cayera en el mar en la noche del jueves. Pero creo que la gente tiene mucha fantasía y que los dichosos bichitos no eran más que una de esas plagas que provoca el cambio climático… En fin, que cerré todo y me fui con el coche a ver si encontraba un lugar más cómodo. En ningún otro pueblo de la costa había mariposas negras; pero me fastidiaba que unos insectos estúpidos me condicionasen las vacaciones. Así que esta mañana he decidido dejar el hotel donde me hospedaba y volver al pueblo. Ya no hay en él mariposas negras, pero sus calles están desiertas, demasiado tranquilas… Y cuando he entrado en la casita… ¡He visto al hombre del rincón! Entre la chimenea y la ventana hay un hombre de espaldas, como empotrado en el rincón, con la cabeza baja y los hombros encogidos. Le he gritado, he intentado tirar de él con todas mis fuerzas, pero parece estar pegado a las pareces. Respira, pero no se mueve ni reacciona a mis gritos y golpes. He salido despavorido a coger mi pistola de la guantera del coche, sin la que no me habría atrevido a entrar de nuevo en casa para llamar a la policía. Me han dicho que “llegarán enseguida”........... ¡María! El hombre se ha movido, ha levantado la cabeza… Al separarse del rincón han surgido muchas mariposas negras que ahora vuelan por toda la estancia. Se está girando y vuelve su rostro hacia mí… ¡Dios mío!¡El hombre del rincón es papá! Ya sé que murió hace años, pero está aquí y se me acerca con lágrimas en los ojos y un insoportable gesto de reproche en su pálido rostro... La casa está llena de mariposas negras... Me cuesta mucho pensar…...... María....” (piiiiiiiiiiiiii..........).
Miguel Ángel Pérez Oca.
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