jueves, 30 de septiembre de 2010

ASTRÓLOGOS EN LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE.








Este fin de semana, una autodenominada Sociedad Española de Astrología – sí, sí, “de Astrología”, no de Astronomía – se propone dar unos cursos de ese tradicional y supuesto “arte adivinatorio” en nuestra Universidad de Alicante. Ni los “adivinos” astrólogos podían llegar a más ni la Universidad Lucentina podía llegar a menos. No sé en qué estaría pensando su Rector Magnífico, D. Ignacio Jiménez Raneda, cuando autorizó tamaño atentado contra el prestigio y la credibilidad de la institución que dirige. Toda universidad debería ser un baluarte de la Ciencia y el Conocimiento y no un refugio de personajes equívocos que viven de prácticas anticientíficas, mimetizadas en ocasiones de ciencia en lo que hoy día constituye el mayor fraude que se intenta perpetrar sobre el pueblo mal informado. Es lo que el movimiento escéptico llama "pseudociencias" y que los científicos e investigadores tienen muy claro; al contrario, lamentablemente, de ciertos sectores de los denominados “de letras” o humanidades que, con su relativismo cultural, dan cancha a todos los chamanes, brujos y demás “alternativos” que vienen a vendernos sus supercherías. No sé si la Economía es una ciencia o una pseudociencia, dado su fracaso en predecir una crisis que muchos legos en esa abstrusa materia veíamos venir desde hace años, y no sabría si calificar a los economistas como pertenecientes a la rama de ciencias o de letras. Lo digo porque el señor Rector es economista y no sé si esto lo exculpa o no; aunque me temo que ninguna persona culta, pertenezca a una u otra rama (yo, que estudié Empresariales, tampoco sé a qué rama adscribirme), sería capaz de no escandalizarse ante el ignominioso desembarco de los adivinos astrológicos en nuestra hasta ahora prestigiosa Universidad.
La Astrología es a la Astronomía como la Alquimia es a la Química. Son las madres locas de unas ciencias magníficas que tienen sobradamente acreditadas su cordura y su fiabilidad. El ser humano ha pasado por muchas etapas a lo largo de su búsqueda de respuestas a los misterios del mundo. Los antiguos mitos y supersticiones fueron poco a poco desterrados por una racionalidad que brotaba de las mentes más inquietas que, al carecer de precedentes y no haber asumido el papel primordial de la comprobación y el experimento, cayeron en errores propios de la infancia del conocimiento. Y así, personajes tan eminentes como Aristóteles, Platon y Ptolomeo se empeñaron en afirmar que la Tierra está en el centro del Universo. En este ámbito nació la Astrología Judiciaria, la que afirma gratuitamente que así como se pueden predecir los eclipses y las fases de la Luna, se puede pronosticar el futuro de los individuos observando la posición de los astros en el momento de su nacimiento. Tamaño absurdo cayó fuera de la Ciencia a la vez que el geocentrismo en el Renacimiento, gracias a personas tan sabias y abnegadas como Copérnico, Galileo, Giordano Bruno, Kepler y Newton, y solo ha permanecido como negocio y comecocos sobre las mentes ignorantes, entre los que incluyo a ciertos personajes orgullosos de no saberse la tabla de multiplicar porque son licenciados en “letras”.
Piénselo bien, señor Jiménez Raneda, no vengan después los del Tarot, la Güija, la Quiromancia, las mal llamadas “medicinas alternativas”, los lectores de posos de café, los de los platillos volantes, los del agua imantada, los de la Tierra hueca, los hacedores de milagros, los de las apariciones marianas, los del Yeti y el Big Foot y demás ralea a solicitar un aula en la Universidad “magufa” de Alicante para realizar sus vergonzantes prácticas.
Sé de buena tinta que los excelentes profesionales de la Astrofísica con que cuenta esa universidad ya han protestado, así como la Sociedad Española de Astronomía (si, si, esta vez sí, de Astronomía, no de Astrología), asociaciones racionalistas, publicaciones científicas y particulares amantes de la ciencia y la cultura.
No sé si a estas alturas el bochorno tiene remedio, porque aunque se prohibiera el desaguisado, el mal ya estaría hecho y con él el desprestigio de la entidad docente y sus responsables.
Es tremendo, si la progresión de la irracionalidad sigue avanzando, veremos dentro de poco licenciados en Ciencias Ocultas y doctores en Prácticas Adivinatorias, Embajadores de España en el planeta Ummo, Ministros de Acupuntura y Rectores de Universidades pseudocientíficas (bueno, de eso ya tenemos).
En el fondo, eso es lo que quieren los poderosos, esos que se escudan detrás del eufemístico título de “los mercados” que, no nos engañemos, tienen nombre y apellidos. La ciencia, como el dinero, la quieren solo para ellos, porque el conocimiento y la información son los sostenes más importantes del poder en este siglo; y que el pueblo se entretenga, consuma y estudie solo chorradas esotéricas y pseudocientíficas que no sirven para nada. Ahora que ya no se puede someter a las clases “inferiores” a la tradicional ignorancia, llenemos la tele de basura y las universidades (las públicas, no las privadas para señoritos) de tonterías mágicas.
He dicho.
Miguel Ángel Pérez Oca.

2 comentarios:

epoca dijo...

Si esta actividad se inscribiera denrtro de un ciclo de "Magos del Humor" o como hacerse diez trajes de tropocientos euros y no pagar un duro o el curso lo diera Xavi Castillo, incluso Belen Esteban, pensariamos que se trata de un experimento sociológico para estudiar las tragaderas del personal. El proximo curos deberia ser "Antropofagia para Gourmets".

Pacomo dijo...

Incomprensible que en pleno siglo XXI, una universidad de prestigio como la UA admita este tipo de cursos. Me ha gustado el símil que empleas de “la aerología es a la astronomía como la alquimia a la química”, por ser parecido al que empleo yo en estos casos “La astrología es a la astronomía como el curanderismo a la medicina”.
Paco